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Mi primera sensación de sumisión

en Sadomaso

Mi primera sensación en la sumisión.

 

Me encuentro atada, la realidad me llega a la cabeza, lo que hasta hace unos minutos eran charlas de fantasías, deseos, experiencias, poco a poco, se están haciendo tangibles momentos ante los cuales mi razón y mi instinto no saben cómo enfrentar.

 

Yo lo deseaba, yo quería estar allí, pero esa voz interna llamada razón, provoca el miedo en mi cuerpo y ella lo nota, ella lo ve, lo siente y sé que eso le emociona, le excita y hace que me convierta en la presa deseada para ella.

 

Estoy atada, de pies y manos, tengo mi compás tan abierto que si no es por las ataduras de las manos, podría caerme por perder el equilibrio. Aún estoy vestida, la miro a los ojos y observo como recorre mi cuerpo, aún intentando sostenerme sobre mis tacones, protegida solo por mis medias de color negro al igual que el liguero, un vestido rojo, ceñido a mi cuerpo que realza mis formas, debajo, mi conjunto de sujetador rosa y bragas del mismo color con encaje, que me hacen sentir tan niña, tan inocente y sensual al mismo tiempo.

 

La amabilidad que mostraba en todo momento se ha ido, ahora la autoridad de su voz, la fuerza en sus movimientos y el fuego de su mirada, me envuelven y me atemorizan.

 

    “Perrita, creías que podías engañarme?, creías que tu secreto estaría guardado para siempre?, ¡no es así!.”

 

   “Eres ingenua, eres tonta, claro que sabía la verdad, sabía perfectamente tu gran defecto y hoy te haré un gran favor, te enseñaré a como compensar ese error tuyo, te enseñaré a ser la mejor de las perritas, a honrar tu Nick en los foros, a encontrar esa sumisa que tanto deseas ser, en mis manos, me pedirás que no deje de usarte. “

 

Las manos de la que ahora deberé llamar ama, se posesionan de mi culo, lo pellizcan sobre la tela del vestido y mientras lo examina  con una mano como si de un filete o un juguete se tratase para conocer el peso, la consistencia de la mercancía, con la otra mano, da pequeños golpes a mi entrepierna, el dolor es agudo pero al mismo tiempo soportable. Presiona mi sexo con su mano y aumenta la presión gradualmente mientras me dice:

 

    “Cielo, esto, es mío, tu placer y tu entrega son míos y yo decidiré desde este momento, como lo utilizarás, cuando lo utilizarás y con quien lo utilizarás.”

    En la última frase, un gemido agudo salió desde mi garganta, y solo pude decir que me ha dolido demasiado.

    “Lo sé cielo, no era una caricia, en ocasiones, el aprender duele, y tu hoy aprenderás muchas cosas cielo, tranquila que a pesar de esto que tienes que solo te hace gritar, para mi serás siempre una perrita, mi puta y te convertiré en la mejor de las putas. “

 

A tras de mi ama, veo una mesa con toda una serie de artilugios que sin un orden determinado, tarde o temprano los utilizará conmigo.

 

Coge una tijeras y rápidamente se coloca frente a mí, comienza a cortar mi vestido y mis lágrimas se derraman al ver los cortes, amo mi vestido, con el que me siento tan femenina, tan mujer y ahora ella lo rompe en cuestión de segundos.

Después rompe mi sujetador, cuatro cortes justos en la tela, provoca que los trozos caigan al suelo y con ellos, toda mi resistencia.

 

     “Que hipócrita eres putita, por fuera, vistes como un putón, tacones muy altos, medias y un vestido sensual, por dentro, eres la estúpida niña, ingenua, inocente, que quiere jugar a ser mujer, tranquila, hoy no solo te harás mujer, iniciarás tu camino a tu emputecimiento, a convertirte en ese juguete, adorable y femenino que solo sabe dar placer. “

 

Al terminar, tiró de mis pezones con sus dos manos, enterrando sus largas uñas en ellos y haciéndome gemir nuevamente.

 

Después de aquella mesa, cogió dos pinzas y de cada una, colgaban esferas de metal, una por pinza y que serían colocadas en mis pezones y antes de sentir la presión sobre ellos pude decir un “no” que fue ahogado por un gemido aún más alto que mi ama intentaría callar con un azote certero de su mano sobre mi culo.

 

     “¡Perra, ¡guarda silencio! Esto está empezando, no malgastes tu voz, tu garganta y tu saliva, te harán falta para lo que viene.

 

No podía conservar la espalda recta, el peso colocado en las pinzas, provocaban que me inclinara hacia delante para intentar inútilmente disminuir el intenso dolor en mis pezones, mi gesto lo decía todo para ella.

 

     “¿A qué te gustan esas pinzas? Eso es para tirar de tus pezones cielo y ayudar a tus pezones, a tus tetitas mejor dicho, a desarrollarse un poco más. Jajajajajaja! Te haré una foto así, esta imagen me encanta! Muy abierta de piernas, sobre tus preciosos tacones de 13 cm, tus medias y liguero de color negro, tus braguitas tan monas rosa de encaje, dos pesas tirando de tus pezones y esa carita tan hermosa de dolor, que puta te ves!. “

 

Me sentía tan expuesta, tan vulnerable, que deseaba estar en otro sitio menos allí sin embargo, con toda su maestría, ella sabía que poco a poco terminaría por romper algo más que mi vestido, rompería mi razón.

 

Al dejar la cámara en la mesa, pasó su mano en mi sexo y solo pudo decir.

     “Putita, si lo sabía yo, esto al final te está gustando, tu cuerpo está respondiendo perfectamente.”

 

Con mi cuerpo hacia el frente, exponiendo mi culo gracias a la inclinación, ella se dedicó a tocar mis pechos, pellizcarlos, presionar mi sexo, tirar de él en todas direcciones, azotar mi culo de manera arrítmica con sus manos, bajando mis bragas pero sin quitarlas del todo, estas se enrollaban a la altura de mis rodillas exponiendo finalmente mi culo y mi sexo al mismo tiempo. Sentía como mi culo se ponía más y más caliente, el ardor en la piel llegaba a ser insoportable y justo antes de pedir piedad, se detuvo para proseguir con otras tareas.

 

       “Bien putita, quiero que me muestres tu entrega, y primero te daré un premio y espero que lo trates con cariño y pasión. “  

    Se despojó de su sujetador de cuero, sus pechos grandes, turgentes, blancos, se posaban ante mi mirada, y mi instinto de sumisión, hizo que abriera mi boca para recibirlos en ella y darles todo el placer que los pechos de mi ama merecían.

 

Ella vio mi reacción e inmediatamente se acercó hasta mi rostro, comencé a chuparlos, suavemente, daba círculos alrededor del pezón, sin indicaciones de ella, mis movimientos eran pausados, delicados, succionaba por momentos pero solo deseaba acariciarlos, impregnar mi lengua de su sabor.

 

      “¡Qué buena perrita eres! Chupas muy bien, debes mejorar, pero lo haces estupendamente, sigue así mi perrita, saca toda la leche que mami tiene para ti, sigue así cariño. “

 

Sus palabras me excitaban, aceleraban mis movimientos pero ella sabía frenar mi instinto, controlaba mis caricias orales, tirando de las pesas de mis pezones, de acuerdo a su fuerza, era mi ritmo de chupar, acariciar, besar, esos pezones, duros que en mi boca pretendía succionar hasta hacer gritar de placer a mi ama.

 

Al soltar un poco más de cuerda, hizo que me inclinara mas, al punto de que mi cara, quedara frente a su coño, depilado, perfecto, sus labios, voluminosos, se ofrecían a mí y sin palabras parecía que me ordenaran que le diera placer inmediatamente. Veía los jugos de mi ama, brotar desde esa fuente de placer que ahora yo debía complacer para dejar satisfecha a mi ama.

 

       “Bien perrita, veamos si sabes tratar a mi coño, como has hecho con mis pezones”.

        Tomando mi cabeza con las dos manos, me acercó a su coño, mi lengua inmediatamente cumplió su tarea, deslizaba suavemente mi lengua por sus labios, arriba, abajo, después en movimientos ascendentes y de izquierda a derecha, mi lengua recorría cada centímetro de su piel. Poco a poco mis movimientos eran más marcados, mi lengua se introducía mas y mientras mi lengua intentaba penetrarla hasta el fondo, con mis labios, buscaba ese punto único del placer, su clítoris sería succionado, tiernamente acariciado y poco a poco, con la presión de sus manos en mi cabeza, mis movimientos sobre su clítoris acelerarían y cumpliría mi objetivo.

 

Sus gemidos y palabras de aprobación no se hicieron esperar, el dolor de los pezones ya lo había olvidado, mis sentidos ahora se impregnaban, de su aroma, sus gemidos, de lo suave de su piel y el sabor de sus jugos que en mi lengua eran el mejor de los vinos, el mejor de todos los sabores probados por mi lengua en toda mi vida.

 

Un largo gemido y espasmo de ella me indicaban su corrida y mi boca ávida de su manjar, se saturaba de sus líquidos que recibía gustosa.

 

       “Bien perrita, muy bien, me has dejado sorprendida, bajo esas braguitas de niña tonta, se escondía un putón a toda regla. Pero una buena puta debe saber complacer, las tetas de su ama, el coño de su ama, el culo de su ama y el falo de su ama. “

 

Al decir esto, dio media vuelta, vi que se colocaba un arnés, un dilo de doble punta que se introducía en su coño y por el otro extremo, veía una polla de unos 20 cm, de largo y 3 o 4 cm de grosor.

 

      “Bien puta, muéstrame como chupas una buena polla. Recuerda que debes hacerlo muy bien, te lo digo por tu comodidad. “

 

Como si fuese una piruleta, la metí a mi boca, la salivé todo lo que pude y solo apenas de intentar acariciarla con mis labios, mi ama cogió mi cabeza y me follaba la boca hasta hacerme ahogar con su polla. Ese castigo duró poco tiempo, sabía que no tenía experiencia en el tema y no pretendía dejarme sin vida en aquel momento.

 

      “Bien cielo, tu resistencia para follar pollas la ejercitaré en otro momento pero así como estás, abierta de piernas tan guarrilla, tan entregada, con las braguitas a mitad de las piernas, haré algo que disfruto hacer con las perritas jóvenes como tú. “

 

De la mesa cogió en esta ocasión un frasco de crema y al mirarlo sabía lo que venía y me atreví a decir.

 

      “Por favor ama no, no pretendía esto, es mucho para mí, me dolerá y no estoy lista“.  Un golpe en mi trasero me hizo quejarme y después del golpe mi ama dijo.

       “¿Qué pasa contigo? Tan callada y sumisa que has estado todo este tiempo y ahora te quejas?, no cielo, calladita, tú estás aquí, sabes que lo deseas, tu cuerpo te traiciona, estás tan caliente como yo, se que lo quieres, me lo decías en las charlas, en los mensajes, pues hoy, sentirás lo que se siente ser penetrada por primera vez, hoy sentirás lo que sentimos todas, cuando somos folladas, la diferencia es que tu, aunque no lo desees del todo, hoy lo sabrás y cuando termine, desearás siempre tener una polla en tu culo porque no vas a querer tenerlo vacío nunca más. “   

-         “¡Por favor no! Soy virgen de mi culo, lo digo enserio!  

-    “¡calla de una vez por favor! Eso es lo que más me divierte a mí, tengo un culo virgen para estrenar y romper, además como no tienes coño cariño, tu culo debe cumplir ambas funciones, la de culo y la de coño, eso aún me divierte más. Y como no te callas, tendré que hacerte callar. “

 

Mi ama cogió sus bragas que estaban mojadas por sus flujos y parte de mi vestido, tiró de mis pezones para hacerme gritar y que abriera la boca y metió con fuerza tanto las bragas como parte del vestido para hacerme enmudecer y que mis gritos y suplicas solo fueran, suaves gemidos casi nulos.

 

     “Bien putita, veo que al menos en tu virginidad no me has mentido, tu culo es muy estrecho hasta para mi dedo meñique, gozaré mucho mirando tu cara en aquel espejo cuando sientas como poco a poco voy penetrándote. “

 

Suave y con delicadeza extrema, mi ama introducía un dedo suyo a la vez, del más pequeño al más grande, untados en lubricante para preparar mi entrada, jugaba con mi culo, abría y cerraba sus dedos dentro del para dilatarlo, giraba de un lado a otro mientras los introducía, todo con la finalidad de hacer menos dolorosa la penetración.

 

      “Debes agradecer que demore tanto putita en esto, cualquier otra, ya hubiera embestido sin ninguna consideración pero a mí me gusta además de tener tacto con mis sumisas nuevas, alargar el momento de agonía para las putitas que como tú, dicen que no quieren pero su culo muere por tener una polla lo antes posible. “

 

Cuando creyó que mi culo estaba perfectamente bien lubricado, se colocó detrás de mí, podía sentir la punta de su polla, entre el canal de mis nalgas y sus manos subiendo desde mi cintura hasta mis pezones, y con rapidez quitó las pinzas de mis pezones que ya se habían acostumbrado al dolor pero eso fue aún peor, la sangre estaba irrigando aquella parte y la sensación era terrible, mis gritos, mis quejas de dolor, eran callados por la mordaza improvisada de mi ama y ella con mucha ternura, con las puntas de sus dedos, hacía círculos sobre mis pezones para calmar el dolor.

 

      “¿Te duele perrita? Lo sé, cariño, lo sé, pero es parte de tu entrenamiento, ya pasó cielo, ya pasó, tranquila, que pasará pronto la molestia. “ Sus palabras me hacían caer en una gran confusión. Por un lado ella se mostraba tierna, considerada. Por otro lado, era autoritaria, agresiva, fuerte y me hacía sentir humillada y querida, deseada al mismo tiempo.

 

Y mientras acariciaba con ternura y paciencia mis pezones, poco a poco su polla me penetraba, sentía como mi culo se abría forzadamente a su falo y mis gemidos de placer, se confundían con mis sollozos de dolor por ser penetrada por primera vez, la sensación es indescriptible, es como si me partieran en dos, es algo que no puedo controlar, ese cuerpo extraño va entrando y rompe toda barrera de carne que se encuentre en el camino, a cada caricia en mis pezones, es un centímetro más que se entierra en mi esa polla artificial.

El dolor es intenso, pero el placer opaca esas sensaciones de desesperación. Sabía que apartar de aquel momento, era suya y de nadie más, no deseaba estar con nadie más, me sentía única, privilegiada, por tener por fin a quien complacer, sentirme el objeto preferido de una mujer, de mi ama, me sentía toda una mujer, desvirgada, usada, con una nueva función en esta vida y eso me hacía entregarme más y más a ella.

 

      “¡Muy bien cielo! Lo has logrado! Tu culito se ha comido toda mi polla, está toda dentro de ti! ¿Puedes sentirla?, ¿puedes apreciarla? ¿Verdad que es divertido?, ¿verdad que disfrutas como yo?

 

Llevó sus manos hasta mi boca y retiró la mordaza a lo que solo pude decir. “gracias ama. ”

 

       “Dime cielo ¿que sientes?. “ – “Siento dolor y placer al mismo tiempo, siento como está dentro de mí y no quiero que salga”

–        “dime cariño lo que quiero escuchar. “

–        – “fólleme ama por favor. “

–        – “no cielo, con más deseo. “

–        – “fólleme, ama, quiero sentirme suya, sentirme su mujer, su puta, su juguete, su zorra, su perra, fólleme por favor ama. “

 

Tirando de mis pezones con fuerza, salió de mi culo, solo la punta estaba dentro y comenzó en ese momento un vertiginoso mete y saca que agitaba mi cuerpo, mientras mis manos colgaban por encima de mi cabeza y mis piernas atadas y muy separadas, todo mi cuerpo temblaba al ritmo de las embestidas, deseaba que las cuerdas no se rompieran y que mis pezones soportaran la fuerza con la que mi ama tiraba de ellos entre embestida y embestida.

 

Sentía sus tetas pegarse a mi espalda, su sudor se mezclaba con el mío, sus jadeos por el esfuerzo eran la música más celestial para mí y yo por mi parte, endulzaba sus oídos diciendo.

 

      “¡No pares, por favor no pares! Sigue así, soy tuya, ¡hazme tuya! “

–        “¿eres mía? “

–        – “soy toda tuya, hazme tuya, rómpeme mi culo, ¡es todo tuyo! “

–        – “¿te gusta cómo te folla mami? ¿Te gusta la polla de mami? “

–        – “¡si, si si! Me encanta, sentirme tuya, sentirme puta “

–        – “dime ¿que eres cielo? “

–        – “Soy tu puta, soy tu perra, fóllame por favor. “

 

Justo cuando ella se acercaba a su orgasmo, hizo un muy breve alto para encender el vibrador, la parte que estaba dentro de su vagina, comenzó a vibrar y eso aumentó su placer, el reflejo de esas vibraciones podía sentirlas yo dentro de mi culo, y con su polla dentro de mí, se detuvo un poco, desató mis piernas que aún seguían con las medias y las bragas y al estar libre de mis extremidades sin sacar el vibrador dentro de mí, me hizo girar, estábamos frente a frente y me quedé muy extrañada por esa reacción.

 

Me gusta mirar como mi perrita se corre gracias a mí por primera vez y en su desvirgamiento, lo hace más especial, córrete para mí, entrégame tu placer como me has entregado tu culo, hazlo para mí.

 

Con las piernas abiertas hasta donde las bragas me lo permitían, seguí siendo follada por ella, el orgasmo de ambas estaba a punto de llegar, sentí como una explosión de líquido salía disparada desde mi sexo, manchando su estómago, cayendo sobre el mío y marcando mi entrega total a ella.

 

Si perrita mía, córrete para mi, dame tu placer!. Mis gemidos eran tan altos como los suyos, nuestros cuerpos se entregaban una a la otra, me sentía viva, me sentía en el paraíso, me sentía totalmente de ella y finalmente cuando se corrió sus movimientos se frenaron, me abrazó con fuerza, con pasión, nuestros pezones se juntaban, los míos aún adoloridos por la tortura de las pesas pero gozaba de esa mezcla de sensaciones.

Como dos tiernas enamoradas nuestras bocas se entregaban y nuestras lenguas jugaban entre si. Mis ojos estaban abiertos al máximo de su capacidad y nuestros jadeos, eran la música que acompañaba a nuestro pulso acelerado y nuestra agitada respiración.

 

Mi culo pulsaba intermitentemente, deseaba que el cuerpo extraño alojado en el, saliera lo antes posible, pero yo no lo permitiría, en esta ocasión, deseaba sentirlo tan dentro como fuera posible porque eso me marcaba para siempre como propiedad de ella, de mi ama, quien me abría un nuevo mundo para mi desde entonces.

 

Continuará.