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Vampiros en mi vida 1

en Sadomaso

  Vampiros en mi vida.

 

      Soy una mujer muy  interesante, a juzgar por lo que dicen mis amigos; acabo de cumplir 42 años y pese a haber tenido dos partos, me mantengo en forma igual que cuando estaba soltera y conservo una hermosa figura  gracias a mucha gimnasia y a muchas horas de montar en bicicleta. Tengo los pechos grandes y sigo teniéndolos firmes a pesar de haber dado el pecho a mis hijos. Piernas largas y esbeltas, un culo respingón y prieto, que ya quisieran para si, muchas jovencitas, con una  cinturita de las llamadas de avispa por lo delgada que es, un rostro bello con finas facciones, pelo castaño con algunas mechas rubias y ligeramente ondulado, ojos marrones y piel clara, a pesar de tomar el sol.

     Me gustaba protegerme del sol con filtros solares para evitar el enrojecimiento de la piel, cosa que muchas veces no consigo.

     Mi posición  social es muy buena gracias a mi marido que es un empresario y poseedor de una fábrica de muebles muy importante.

     La dedicación a mis hijos y a mi casa me lleva la mayor parte del tiempo, aunque suelo salir con amigas de compras muy a menudo,  no me faltan amigos con los que salir a cenar y a pasear. Lo que hace que tenga muchos contactos y alguna que otra aventura. Vivo en una casa a las afueras de la población, rodeada de bosque y cerca de un maravilloso río que le da a la zona un encanto especial.

     He de reconocer que me gusta mucho estar en ropa interior por la casa y me siento muy cómoda con lencería intima diminuta. Debido a la soledad de la zona no he de preocuparme por miradas indiscretas.

     Hace poco conocí a una mujer, mayor que yo, de procedencia suramericana, creo que de Puerto Rico o de alguna isla de la zona. Es mulata pero de tez muy clara, varias veces hemos coincidido paseando por la zona. Su mirada es fría e inquietante, pero transmite mucha atracción por su erotismo y movimientos felinos y armoniosos, cual si de un gato se tratara.

     En varias ocasiones la he invitado a tomar café en casa, y su charla me resulta muy amena. Me ha contado que es separada y que tiene 57 años y al no tener hijos se distrae paseando con su perrito, que le hace mucha compañía.

     Pertenece a un grupo de amigos que practican una religión extraña y hacen Magia Negra. Cosa en la que yo nunca he creído.

     Ésta mujer al no tener hijos enseguida se ha encariñado con los míos y raro es la vez que me visita, que no traiga algún regalo o chucherias para ellos.

     En mi inocencia no me daba cuenta que es extraño que enseguida cogiera  tanta confianza con ellos, que hasta les iba a esperar al colegio y los acompañaba de vuelta a casa.

     En cierta ocasión al ir a buscar a mis hijos al colegio me encontré con ella, que también los estaba esperando.  Yamilka , que es como se llama ella, me dijo que nos invitaba a comer. No quise aceptar, pero le  dije  que se viniera con nosotros a casa y comeríamos juntos, ella aceptó, pero con la condición de comprar ella una botella de vino típica de su país para acompañar la comida.

     Fuimos en mi coche dando un rodeo para pasar por el supermercado, comprar algo de comida y ella compró el vino y pagó la cuenta de todo, diciendo que ya que la invitamos, lo menos que debía hacer es pagar ella la compra y el vino.

Cuando se marcharon a jugar los niños, después de la comida, hablamos de muchas cosas, de cómo eran las relaciones con mi marido, si había estado con otros hombres o si tenía sospechas de que se hubiera acostado con otras mujeres.

Contesté a todo con sinceridad, incluso cuando me preguntó si me gustaban las mujeres y si me había acostado con alguna.

Mi cara delataba la excitación que me daba el hablar de ese tema.

¿Te excita estar con mujeres?.

No contesté, pero ella intuía que si por la cara que puse y sin dejar de mirarme me dijo:

 Veo que eso te excita mucho.

De pronto cambió de tono y me preguntó, si creía en los vampiros o seres que se alimentan de sangre.

Le contesté que había visto algunas películas, pero que no creía que existieran en realidad. Continuando con las preguntas me dijo si me asustaban ver ese tipo de películas.

La verdad es que me asustan, pero pienso que son fábulas y que no existe en la realidad.

Si existen.

Me dijo de pronto muy seria.

Por el tono de su voz y la afirmación tan categórica, mi  temor empezó a hacerse patente. ¿Quién era Yamilka?. Eso me lo preguntaba mentalmente, sin obtener una respuesta clara.

Con gran calma y voz susurrante, volvió a hablar:

Maria, si que existen, pero son distintos a como se les ve en las películas.

Eso de que te muerden y te matan, volviéndote en un vampiro, son historias inventadas, así como que no pueden salir de día.

Son personas como tu o como cualquiera que puedas encontrar paseando por la calle.

Es una mutación de sus genes, que hacen que se tengan que alimentar de sangre.

Un poco complicado de explicar, pero te aseguro que si existen.

Puedo demostrarte que es cierto si estás de acuerdo en guardar el secreto.

No podía creer que hablara en serio, pero su semblante no demostraba ningún signo de que estuviera mintiendo, ni inventando nada.

Maria, yo pertenezco a un grupo que solemos reunirnos en un lugar cercano.

Si lo deseas puedes venir a ver con tus propios ojos, lo que tu mente no quiere creer.

Estoy notando que este tema te excita mucho.

Te imaginas abrazada por un vampiro y te estás humedeciendo.

No has de temer que a pesar de que te mordiera, nunca te convertirías en uno de ellos, a no ser que tu lo desees.

Los vampiros son excitantes y follan de miedo, nunca mejor dicho.

Te morderían en tus zonas mas intimas, haciendo que sientas sensaciones jamás soñadas por ti.

Es como una droga, que luego los necesitas y no puedes pasar sin ellos.

Me quedé sin palabras, no podía comprender como eso hacía que estuviera tan mojada, y ella lo notaba.

Pude decir con un temblor en la voz:

No se, no se, eso es muy extraño.

Vamos Maria, habíamos quedado en que seríamos sinceras.

Si no, ¿Dime por que estas tan excitada?.

Es verdad que me excita, pero siento temor a que pueda pasarme algo.

Sin miedo Maria, puedo decirte por experiencia que vas a sentir un placer inigualable.

Yo he pasado por eso en algunas ocasiones.

Ahora ya no soy joven para darles mi sangre y no es lo mismo que una joven como tu.

Te aseguro que serás muy bien tratada y en el momento que decidas todo se parará.

Nunca se hace nada en contra de la voluntad de nadie.

Tendrás unos cuidados especiales para que te repongas cada vez que hayas saciado el hambre de ellos.

Lo cierto es que las mordeduras son un poco dolorosas, por que sus colmillos son largos, pero al no ser muy gruesos, dejan unas heridas diminutas.

Quizás la primera vez grites al no estar acostumbrada, lo mismo que cuando te folle, por que tienen las poyas muy grandes.

A veces el dolor acrecienta el placer y pienso que eso te va a gustar por la excitación que noto, estas teniendo.

¿Me equivoco?.

Uuufffff..... nooooooo.....

Siento que estoy muy mojada solo de oírte.

Así, que, ¿Te animas?.

Siiii.., siiii.... quiero pasar por esa experiencia que me cuentas.

Estupendo.

Empezaremos por que tomes unas pastillas con el café o con cualquier bebida que desees tomar.

No dejes de tomarlas, por tu seguridad, para evitar infecciones en las heridas.

También eliminan cualquier germen latente en tu organismo.

¿Estás de acuerdo?.

Si, estoy de acuerdo, pero espero no tener que arrepentirme de haber tomado esta decisión.

Empecé a tomarlas asiduamente con las comidas y aunque me sentía algo mareada o como si flotara, no me hacían ningún daño.

Dejé a mis hijos al cuidado de los padres de mi marido, con la excusa de que iba a estar unos días con una amiga.

Me hacía mucha ilusión pasar unos días fuera y salir de la rutina diaria, por lo que enseguida preparé la maleta.

Al día siguiente me pasó a buscar Yamilka con un precioso todo terreno, muy grande y confortable. Hicimos todo el viaje casi sin pronunciar palabras, salvo las habituales preguntas de si faltaba mucho para llegar.

Después de unas 6 horas de trayecto por la autopista, salimos a una carretera comarcal y pocos Kms. mas tarde a un camino forestal, rodeado de grandes árboles que nos condujo hasta una casa de campo rodeada de unos enormes jardines muy bien cuidados.

Aunque me sentía algo mareada por el viaje y el efecto de las pastillas, podía apreciar que la mansión mostraba buen gusto y alto poder adquisitivo, por los detalles con que estaba ornamentada.

Al oír llegar el coche, salió un hombre alto y muy corpulento a recibirnos, que se hizo cargo de la maleta y me ayudó a bajar del coche muy atentamente.

Al entrar en la casa pude apreciar lo grande que era. La sala estaba amueblada con mucho lujo y maderas nobles. El alto techo mostraba las vigas de madera y una enorme lámpara de cristal colgando en el centro del techo. Una escalera de madera con pasamanos labrados con dibujos triviales que no podía comprender cubrían todo el fondo de la sala y subían hasta la primera planta, donde se apreciaban varias puertas, que debían dar acceso  a las habitaciones.

Por el gran ventanal se podía ver que ya empezaba a ponerse el sol y una tenue niebla empezaba a ocultar el bosque. Empecé a sentir escalofríos y a pensar en que me había metido en una aventura escalofriante y al mismo tiempo muy excitante, por el ambiente tan misterioso que tenía.

Yamilka y el hombre que salió a recibirnos, me acompañaron hasta una habitación de la planta de arriba y me dejaron sola para que pudiera refrescarme un poco después del largo y agotador viaje.

Sola en la habitación puede admirar los muebles de estilo gótico con una cama grande de matrimonio de hierro forjado.  En un lateral de la sala se abría un balcón con las persianas a medio bajar, desde donde se podía vislumbrar la niebla que cubría el terreno e impedía ver la arboleda del jardín. Una puerta al fondo llevaba hasta un cuarto de baño con una gran bañera de hierro muy antigua, que hacía juego con el resto del cuarto.

Decidí darme un baño para refrescarme y despejarme un poco. Por lo que me fui quitando la ropa mientras miraba mi imagen reflejada en el gran espejo del lavabo. Podía apreciar mis pechos que aún se mantenían erguidos a pesar de haber dado el pecho a mis dos hijos y los pezones oscuritos y duros por el contacto con el ambiente fresco del cuarto.

Dejé correr el agua en la bañera y me introduje en ella, dejando que el calorcito acariciara mi cuerpo. Me sentía algo débil, pero lo achacaba al agotador viaje que había tenido y me relajé con la agradable sensación de ingravidez que sentía al estar casi flotando en el agua tibia.

Había anochecido y faltaba poco para cenar, por lo que decidí salir del relajante baño y vestirme para reunirme con el resto de los comensales.

Al salir me quedé sorprendida ya que Yamilka se hallaba a los pies de la cama con un vestido rojo entre los brazos.

Maria, te he traído este vestido para la cena y no has de ponerte ropa interior.

El Amo ha decidido que debes asistir vestida así.

Eres muy hermosa y el Amo se va a sentir muy satisfecho y agradecido contigo.

Has de cumplir con todo lo que te pida.

No te preocupes por el futuro de tus hijos que no le van a faltar de nada. Van a ir al mejor instituto de la zona y todos los gastos serán pagados, sin que tengas que desembolsar nada.

Solo has de complacer al Amo en todo lo que te mande y dejarle hacer lo que quiera contigo, sin oponer ninguna resistencia.

A continuación me hizo tumbar en la cama desnuda como estaba, empezó a cubrir mi espalda desde la nuca hasta las piernas con un aceite balsámico, que desprendía un perfume embriagador parecido a romero. Cuando me masajeó bien para que mi piel lo absorbiera, me hizo dar la vuelta y empezó de nuevo por mi parte delantera, se entretuvo en masajear mis tetas y pellizcar tenuemente mis pezones para ponerlos erectos, siguiendo por mi vientre hasta mi entrepierna, donde se mantuvo un rato masajeando mi coño, haciendo que me sintiera muy deseosa de que no acabara nunca de tocarlo.

Una vez el aceite fue absorbido me hizo levantar ayudándome por que mis piernas casi no me sostenían, me puso el vestido. Una vez puesto pude admirar lo bien que me quedaba. Parecía como una segunda piel y dejaba que mis pezones se señalaran sobre la tela. Solo se sujetaba a mi hombro izquierdo por un tirante, dejando que casi la mitad de mis pechos asomaran por la parte superior, mostrando  casi todo mi canalillo. Por la parte inferior llegaba hasta cubrir mis tobillos, pero estaba abierto por el lateral derecho hasta casi la cintura, dejando ver mi pierna cada vez que daba un paso. La prolongación de la raja estaba cubierta por una cremallera que cerraba el vestido hasta mi axila, recorriendo todo mi costado desde la cintura hasta arriba.

Me colocó unos zapatos rojos de tacón alto, que hacía resaltar mis desnudas pantorrillas .

Así ataviada me condujo ayudándome del brazo hasta una sala enorme, con una mesa ovalada rodeada de unas doce sillas, que es esos momentos se encontraban desocupadas por ser nosotras las primeras que accedíamos  al comedor.

Me sentó al lado de la cabecera y ella rodeó la mesa para sentarse enfrente de mi. Me fijé en que solo la tenue luz parpadeante de la lámpara iluminaba el salón, lo que le confería un ambiente muy intimo.

Las dos esperamos un breve intervalo de tiempo difícil de precisar hasta que el Amo se acercó silenciosamente hasta la silla que yo ocupaba, cogiendo mi mano y saludándome con una leve inclinación de cabeza y dándome la bienvenida con una sugerente sonrisa.

Bienvenida a mi casa, Maria.

Espero que el viaje haya sido bueno.

¿Estás al tanto del motivo de estar entre nosotros?.

Si Amo.

¿Estas de acuerdo en todo o deseas preguntar algo sobre alguna duda que tengas?.

Si Amo,

Estoy a vuestra entera disposición para lo que tengáis a bien hacer conmigo.

Soy vuestra sierva y deseo serviros en todo lo que deseéis sin oponer ninguna objeción.

Estoy enterada de todo y acepto serviros sin reparos.

Me sorprendió que fuera tan joven, ya que esperaba a un hombre de mas edad. Aparentaba poco mas de treinta años, de una estatura parecida a la mía, pelo muy negro y unos ojos que brillaban a la luz de la lámpara como si tuvieran iluminación propia.

Su ropa consistía en un traje oscuro con una camisa inmaculadamente blanca. Su corbata color granate era lo único de color que llevaba encima.

Tocó una pequeña campanilla que había sobre la mesa y enseguida apareció el hombre que nos había recibido al llegar. Con una pequeña seña de la cabeza indicó algo a Yamilka, que instantáneamente se levantó y uniéndose al recién llegado me cogieron de los brazos y levantándome, me llevaron hasta la gran chimenea que presidía el comedor, donde se podían apreciar dos argollas doradas que colgaban del dintel de la mencionada chimenea.

Cada uno de un brazo, me sujetaron con unos pañuelos blancos las muñecas a dichas argollas, haciendo que quedara con los brazos en cruz y casi colgando, pues apenas tocaban mis pies el suelo del salón.

A continuación el hombre desapareció con la misma rapidez con que había aparecido y quede sola ante el Amo y Yamilka, que no me quitaban la vista de encima como si me estuvieran desnudando con la mirada.

En mi fuero interno pensaba que me había entregado a unos  desconocidos sin haber meditado bien las consecuencias de mi decisión, pero me sentía muy excitada al verme casi desnuda en una fría sala ante un desconocido que dentro de poco me iba a utilizar para alimentarse, sin que ya pudiera hacer nada por evitarlo. Eso hacía que sintiera mi entrepierna muy mojada y me sonrojaba al pensar en que él podría notar mi excitación.

Estaba temblando al mismo tiempo, de miedo y excitación. El Amo se levantó de su silla y haciendo un gesto a Yamilka para que se apartara, comenzó a aproximarse hasta donde yo estaba.

Hola Maria.

¿Eres consciente de que vas a constituir mi cena esta noche?.

Luego repondrás fuerzas, pues no va a ser esta la única vez que me vas a alimentar con tu sangre.

Si.

Amo estoy dispuesta a servirle como y cuando a usted le plazca.

 

El Amo me sujetó de los hombros y acercando su boca a mi oído, me susurró:

Vas a ser toda mía.

Tu culo, tu coño, tus tetas, todo me pertenece.

Voy a disfrutar mucho con tu hermoso cuerpo.

Abrió la boca en una amplia carcajada que me dejó helada, sobre todo cuando pude ver el brillo de dos enormes colmillos que sobresalían entre sus blanquísimos dientes.

Cerré los ojos y me dispuse a asumir lo que el destino tuviera a bien depararme.

Sentí su aliento en mi garganta y esperé de un momento a otro el mordisco con el que saciara su sed de sangre, pero este no se produjo, si no que fue recorriendo con su lengua mi cuello y mi cara, hasta llegar con sus labios a los míos, donde depositó un ardiente beso, que hizo que me temblara todo el cuerpo.

Sus manos acariciaban mi pelo y sentía como mis cabellos se deslizaban entre sus dedos. Mientras, su lengua jugueteaba entre mis labios. Poco a poco se fue desplazando con sus labios por mi mentón bajando despacio por mi garganta, dando pequeños besos por mi cuello.

Con su mano izquierda empezó a desplazar la falda del vestido hacia arriba, dejando mi parte mas intima al descubierto.

Veo que te has preparado bien para mi.

Me gustas mucho y así, depiladita, estás mucho mas apetecible.

Pasó su mano por mi entrepierna acariciando los labios de mi vagina e introdujo un dedo, notando la humedad que impregnaba mi entrepierna. A continuación continuó acariciando mis muslos por la parte interior. Volviendo a subir su mano hasta mi axila, fue bajando la cremallera poco a poco, dejando que mis pechos asomaran por la parte superior del vestido, dejando mis enhiestos pezones a la vista tanto de él como de Yamilka, que no se perdía detalle. Apartó la parte delantera del vestido a un lado, que quedó colgando del hombro y dejando todo mi cuerpo al desnudo.

A continuación subió sus manos hasta mis pechos, acariciando y apretando los pezones como calibrando su dureza.

Separándose de mi hizo una seña a Yamilka para que se aproximara y le ayudara a desnudarse, a continuación se deshizo de la chaqueta y corbata y empezó a desabotonarse la camisa.

De pronto la chaqueta se deslizó de las manos de Yamilka cayendo al suelo, lo que hizo que el Amo entrara en cólera y le abofeteara con el revés de la mano en el rostro y haciendo sonar la campanita llamó al hombre que nos había servido.

Los ojos del Amo refulgían como brazas encendidas, sus dientes rechinaron y dirigiéndose a él le dijo:

Bogdan, esta perra ha osado dejar caer mi ropa, se merece un castigo por descuidada, ahora le será dado solo un anticipo.

Mañana al amanecer será castigada por su estupidez.

Si Amo, como desee.

¿Qué ha pensado para ahora?.

Le serán dados cinco latigazos para que durante la noche recapacite y piense en lo que le espera mañana.

El hombre se aproximó a Yamilka y de un tremendo tirón le desgarró el vestido, dejándolo a los pies de ella y mostrando su  cuerpo en toda su desnudez. Sus pechos, que se mantenían bien a pesar de su edad mostraban cicatrices de mordiscos, sobre todo en las aureolas, donde se apreciaban claramente las señales de colmillos, algunas recientes, no debía hacer mucho que la habían mordido. Ella temblaba y su respiración era   entrecortada, su tez se mostraba  pálida con el semblante crispado por el terror que la atenazaba.

Bogdan, le ató las manos juntas y alzándola en vilo, la dejó colgando de un gancho de la pared. El rostro de ella se volvía hacia el Amo implorando clemencia con la mirada. Él sirviente  impasible acercó un candelabro con cinco velas encendidas, lo dejó sobre la mesa y cogiendo un largo látigo se puso a una distancia de unos dos metros de ella. Agitándolo en el aire, con un siniestro chasquido apagó una vela sin que esta se cayera. En el siguiente chasquido Yamilka lanzó un tremendo alarido, sin que se hubiera visto donde le había golpeado, así repitió con otra vela apagándola igual que la anterior, el tercer chasquido también fue seguido por otro alarido de Yamilka, que se retorcía de dolor colgada de los brazos.

Miré detenidamente buscando donde habían impactado los dos latigazos, por que no me había dado tiempo de seguir la trayectoria de los golpes, así pude apreciar que los dos pezones de ella aparecían enrojecidos y con gotas de sangre en las puntas. El muy salvaje le había reventado los dos pezones con el látigo, sin haber tocado siquiera el resto de los pechos. Todo un alarde de precisión.

A continuación apagó otra vela con la misma precisión y siguió otro golpe, esta vez si que se podía apreciar en la teta izquierda de ella una línea púrpura que la recorría en vertical pasando por la aureola. El siguiente chasquido no se hizo esperar haciendo que otra vela se apagara y seguidamente otro,  dejando una marca igual en la teta derecha.

Yamilka se estremecía y lágrimas mezcladas con su rimel recorrían su rostro dejando un reguero negro recorriendo su rostro y manchando sus pechos. Esto no hacía que los dos hombres sintieran clemencia por la desdichada mujer y agitando otra vez el látigo en el aire apagó la última vela, para sin tiempo para pensarlo descargar el último golpe en la entrepierna de ella, que saltó como si el suelo quemara, al ser alcanzada con diabólica precisión en la vagina, dejando una línea rojiza desde el muslo hasta el clítoris.

Ya tiene suficiente, dijo el Amo, llévatela y esta noche es tuya, para lo que desees, pero mañana quiero que reciba el resto del castigo, así que  la quiero despejada.

Yamilka temblaba de dolor cuando el hombre la desenganchó de la pared y cargándola al hombro desapareció por una puerta del fondo del pasillo.

El Amo se dirigió a mi y acariciando mis pezones con las dos manos, me dijo:

Esto es solo una pequeña muestra de lo que le pasa a quien no tiene cuidado con las cosas que le encomiendo.

Espero que a ti no hará falta castigarte, por que sería una pena tener que señalar tu lindo cuerpo con el látigo.

Me quedé helada sin atreverme ni a respirar, cuando sujetando mi cabeza me volvió a besar y me dijo:

Maria, vamos a continuar donde lo habíamos dejado.  

Me besaba en el cuello y con una mano sujetaba mi pecho izquierdo, apretando y haciendo que mi pezón sobresaliera.

Maria. ¿En verdad deseas esto?.

Puedes estar segura que no corres peligro.

Será doloroso pero pasará enseguida.

Aproximó su boca a mi pecho y comenzó a chupar el pezón como si fuera un bebé. Daba con su lengua en él azotando y produciendo una excitación que pocas veces había sentido. Cuando soltó el pecho, mi pezón sobresalía de tan gordito como me lo había dejado y desplazó su boca a mi pecho derecho, haciendo lo mismo que con el anterior hasta que se cansó de chupar.

Poco a poco fue desplazando su boca por mi cuerpo bajando por mi vientre hasta mi entrepierna, donde abriendo mi vagina con las manos, introdujo su lengua lamiendo todo el flujo que salía de ella. Después se entretuvo lamiendo mi clítoris hasta hacerme llegar al orgasmo.

Maria. Ahora me toca cenar, relájate y no temas nada.

Deseo que haga conmigo lo que desee.

Puede alimentarse de mi, por que soy toda suya.

Inclinó la cabeza y clavó sus colmillos en mi pierna izquierda, justo donde se une con mi ingle. Sentí penetrar aquellos colmillos afilados, aunque debido a mi excitación no me dolió tanto como había temido.

Cerró los ojos con muestras de satisfacción, mientras succionaba la sangre que brotaba de mis heridas. Así continuó un rato, hasta que dejó de succionar para pasar a lamer la sangre que brotaba.

Maria, estás deliciosa. Pocas veces he probado una sangre tan sabrosa.

Tu sangre es vida para mi y te lo agradeceré eternamente.

A continuación se incorporó y aprisionando mi pecho derecho, acercó su boca hasta el pezón, haciéndome creer que volvería a chupar, pero en lugar de eso, apretó el pecho  introduciendo el pezón en su boca, sentí como sus colmillos se clavaban en mi  aureola, comenzando a succionar de nuevo como había hecho en mi pierna, aquí el dolor era mas intenso por que sacaba y volvía a introducir los colmillos una y otra vez, haciendo que mi teta sangrase y así poder saciarse de mi.

A continuación pasó a sujetar mi otra teta y clavó sus colmillos de nuevo repitiendo lo que había hecho con la anterior.

A estas alturas yo me sentía muy débil por la perdida de sangre, ya que estaba succionando sin parar sin que yo pudiera saber la cantidad que estaba tomando.

Cuando terminó de alimentarse, se separó un paso de mi y pude apreciar su miembro erecto, era enorme y muy gordo, jamás pensé que lo pudiera tener de ese tamaño.

¿Cómo estás?.

 ¿Te duele?.

Si Amo me duelen mucho las tetas y me siento un poco mareada.

No te preocupes ya verás como se te pasará rápido.

Volvió a acercarse a mi y lamió la sangre que goteaba de las heridas abiertas en mis pechos.

Abrazándome de la cintura se pegó a mi y colocó su enorme pene en la entrada de mi coño, haciendo movimientos para rozar mi clítoris.

Maria. Ahora empieza lo que te va a hacer gozar, como nunca lo has hecho.

Me sujetó del culo y empujó con su poya sobre mi vagina, comenzando a penetrarme despacio, retrocedía y volvía a empujar, así una y otra vez.

Grité al sentir como me penetraba forzando mi vagina hasta limites jamás alcanzados por mi en una relación sexual. Esa enorme poya me estaba perforando y haciendo daño.

Abracé su cuerpo con mis piernas y dejé que empujara hasta que su poya hizo tope en mi útero. Estaba tan excitada que yo misma hacía fuerza para que entrara toda. No me importaba el dolor, es mas, hasta me excitaba sentirlo.

Él se apoderó de un pezón con su boca, empezando un mete y saca frenético con su pene en mi coño. Me sentía desfallecer, ya era mas el placer que el dolor que me infligía.

Sentía su poya palpitar dentro de mi como si tuviera vida propia, todo él se estremecía de placer. Me asustaba verlo como enloquecido, chupando mis pezones y dando acometidas bombeando una y otra vez. Yo estaba al borde del orgasmo, sentía como se iba aproximando el climax, haciendo que no me importara el dolor que me infligía en las tetas, eso se transformaba en placer.

Empecé a tener el orgasmo derramando mis fluidos por los muslos de él, que al darse cuenta, mordió mi pecho haciendo que sus colmillos penetraran en mi dolorida aureola por las heridas anteriores y con unos temblores se corrió dentro de mi.

Sentía su semen caliente inundar mi vagina rebosando y goteando por sus muslos, siguiendo los mismos regueros que con anterioridad habían seguido mis fluidos.

Tuve varios orgasmos continuados, mientras él chupaba y me penetraba, haciendo que ni sintiera la molestia en los brazos de mi posición. Mis estremecimientos eran continuos mis pechos avanzaban buscando su boca una y otra vez y mi vagina absorbía su pene deseando que no  saliera nunca.

Me estuvo penetrando hasta que su pene perdió rigidez. Finalmente salió de mi, flácido y brillante por los fluidos que lo cubrían.

Ahora su semen mezclado con mis flujos corrían por mis piernas goteando hasta el suelo.

Me encontraba medio mareada y sin fuerzas para sostenerme, todo había sido muy intenso,  de no estar sujeta de los brazos, habría caído al suelo sin poder evitarlo.

Sentí como hacía sonar la campanilla, apareciendo una mujer gorda y entrada en años, que me limpió las heridas y puso un ungüento balsámico sobre ellas, que aliviaron en gran medida el dolor. Me cubrió con el vestido y desatándome, entre los dos me llevaron hasta la mesa, ayudándome a sentarme  en la silla.

Al poco volvió a aparecer con un tazón humeante de una especie de caldo que me hicieron tomar, junto con algunos sorbos de vino dulce. Enseguida volvió el color a mi rostro y me vi mas animada, para a continuación dar buena cuenta de un sabroso trozo de carne, que deduje  sería solomillo de vaca.

Cuando terminé de cenar ante su atenta mirada, se aproximó a mi y elevándome en brazos, me llevó hasta el dormitorio. Me dejó de pié y despojándome del vestido me tendió sobre la cama.

Pensé que me dejaría y marcharía a su habitación, pero en lugar de eso,  se tendió a mi lado.

Maria, por esta noche estoy saciado, pero deseo follarte hasta dejarte saciada a ti también.

Puso su pierna encima de las mías y abrazándome depositó un beso en mis labios. Sentía como se estremecía mientras se frotaba conmigo. Esa noche iba a ser una velada muy intensa para mi.

Podía sentir como su pene se iba poniendo erecto por momentos y se le empezaba a acelerar la respiración. Hizo que me diera la vuelta y me pusiera boca abajo haciendo que levantara mi culo, me golpeó varias veces con la mano abierta, haciendo que resonaran en la habitación los golpes como si fueran pequeñas explosiones, que me hicieron sentir como  ardían mis nalgas.

A continuación colocó su poya en la entrada de mi vagina, frotando el clítoris insistentemente, me sentía morir de placer, creo que de haber insistido un poco mas me habría corrido con solo eso, pero en lugar de continuar, lo que hizo es empujar violentamente e introducirla dentro.

Se me escapó un alarido al sentir como si me partiera en dos, no estaba preparada y al hacerlo de golpe me hizo daño. No dio tiempo a que mi vagina se dilatara haciendo que el roce fuera muy intenso, yo mordía la almohada para evitar gritar y él bombeaba una y otra vez hasta conseguir que se amoldara a su gran tamaño.

Ya empezaba a sentir placer cuando la sacó.  Esperaba que volviera a introducirla para seguir gozando de la follada, pero en lugar de eso la puso en la entrada de mi culo.

Nooooo.......por ahí nooooooo......

Me salió del alma el grito que di, no podía ni imaginar que la pudiera introducir por mi culo, no estaba acostumbrado a tener dentro nada de ese tamaño.

Por favor..... por el culo nooooo....., me duele mucho.

Me dio varios golpes con la mano abierta en las nalgas, poniéndolas mas rojas de lo que ya estaban.

Relaja el esfínter y pídeme que te la meta.

Noooooo...... por favor, me vas a desgarrar el culo.........

Intenté evitar que la metiera, pero me sujetó del pelo, tirando de mi cabeza hacia atrás.

Te he dicho que me pidas, que te encule, por favor.

Noooooo....... por el culo noooooo......

¿Te he de repetir que me pidas por favor que te la meta por el culo?.

Me estiró de los pelos con violencia, haciendo que se me saltaran las lágrimas.

No Amo, puede meterla por favor.

Mas alto que no te he oído.

Amo por favor, fólleme por el culo.

 

 Mojó sus dedos en los fluidos de mi vagina y lubricó la entrada de mi culo. Metió dos dedos y empezó un mete y saca para a continuación introducir tres dedos.

Con una mano sujetaba mi cabeza de los pelos y con la otra violaba la intimidad de mi culo, introduciendo tres dedos, hasta que de pronto, colocó su poya y tomando impulso empujó consiguiendo introducir parte de ella.  A mi me dio la sensación de que la había introducido toda.

Yo gritaba como si me estuvieran matando, ya que el dolor era terrible. Él me sujetaba ahora abrazado a mi cintura y me levantaba a peso haciendo que mi cuerpo se apoyara solamente en su poya y en sus brazos, ya que mis manos perdieron el contacto con la cama.

Sentía como su poya desgarraba poco a poco mi culo, entrando un poco mas cada vez que me daba un empujón, el avance era incontenible.

No se el tiempo que transcurrió, pero a mi me pareció una eternidad.

Me encanta tu culito, está apretadito como a mi me gusta.

Por favor para, me lo estás destrozando.

Aaaaaaaaggggg.....

Al final consiguió que entrara toda, ya que sentía como su pubis hacía tope en mi trasero. Mi culo ardía mientras que él impasible bombeaba una y otra vez. Ahora podía sentir su verga entrar y salir sin impedimento alguno y mi culo se iba acostumbrando a tener dentro semejante falo. Con un estremecimiento se corrió dentro, dando un tremendo gemido de placer.

Yo no había sentido ningún placer con esa violación y ni siquiera había llegado a culminar mi incipiente orgasmo cuando me frotaba el clítoris. Podía sentir en mi boca el sabor salobre de la sangre, me había mordido el labio del dolor que sentía en el culo,  ni me había enterado de haberme mordido.

Él me besó lamiendo la sangre de mi boca y en un pequeño susurro me dijo:

Tienes la sangre mas deliciosa que he probado en muchísimos años.

¿Qué deseas que te regale para compensarte por todo esto?.

Me has hecho pasar el mejor rato de mi vida y mereces un premio.

Por favor Amo.

Puedes llamarme Velkan, pero solo en la intimidad.

Ese es mi nombre.

Amo Velkan, solo deseo servirle fielmente y mi mayor premio, es verle satisfecho.

María, habrá algo que deseas y que yo puedo concederte.

Solo desearía que me concediera a Yamilka como sirvienta, para que viva en mi casa.

Maria, eso no es posible ahora, ella tiene pendiente un castigo y si te la concedo no podría cumplirse ese castigo con ella.

Hay una Ley no escrita, que impide que se castigue al sirviente de otro Amo.

Todas las deudas del sirviente recaen en su Amo, como responsable de él.

Amo, quiero que el castigo que le tenéis preparado recaiga sobre mi y me la concedáis.

Quiero que ella viva con nosotros como una sirvienta fiel.

Recapacita sobre lo que me estás pidiendo.

El castigo que le tengo preparado es doloroso.

Ha de servir de escarmiento para que nadie se tome sus obligaciones a la ligera.

No deseo que lo sufras tu.

Amo Velkan, estoy dispuesta a sufrirlo estoicamente sin protestar.

Ella cometió un error, si con mi sufrimiento puedo compensarlo, lo haré con mucho placer.

Está bien, tu lo has pedido, te lo concedo.

Desde mañana Yamilka pasará a ser de tu propiedad sin que nadie, mas que tu pueda castigarla, pero tu como responsable de ella cumplirás con su castigo.

Este se cumplirá pasado mañana y así tendrás tiempo de reponerte de lo padecido esta noche.

Has de saber que recibirás veinte latigazos en los pechos y otros veinte y cinco en las nalgas.

Continuará.