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Planeta Prohibido 2.2

en Sadomaso

Planeta Prohibido 2.2

     En el anterior capitulo dejamos a Paula y Carmen dormidas en el vehículo Explorer, después de haber tenido un pequeño escarceo sexual y completamente rendidas.

     Pronto se estaba haciendo de día, estaba empezando a clarear y apenas habían transcurrido 6 horas desde que anocheció. El tiempo en aquel planeta transcurría mucho mas deprisa que en el nostálgico planeta Tierra. Los días apenas duraban 16 horas, ya que la velocidad de rotación era mas rápida y tanto las horas de oscuridad como las de luz pasaban muy deprisa.

      Paula abrió los ojos y desperezándose miró por la trasparente ventanilla del habitáculo, pudiendo ver la completa desolación que las envolvía.

     Todo continuaba tal cual lo habían dejado la noche anterior, nada había perturbado el sueño y la tranquilidad exterior era completa. Podía percibir con claridad el terreno oscuro y polvoriento que las rodeaba. Un terreno jamás pisado anteriormente por el píe humano y quizás por ningún ser viviente.

     Poco a poco se fue despertando también Carmen, recordando todo lo pasado como si hubiera sido un mal sueño. Pero sus pechos enormemente desarrollados y las dos oruguitas descansando a su lado, le indicaban que todo había sido muy real.

     Paula al ver a su compañera que ya había despertado, se dirigió hacia ella y le dijo.

-          Carmen tenemos que ponernos en marcha cuanto antes y aprovechar la luz diurna, para encontrar el camino de la nave, poder avisar al resto de nuestras compañeras del peligro que esconde este planeta, y que a ellas no les pillen por sorpresa los seres que atacaron la nave de la que hemos huido.

     Poniéndose en píe miraron a los dos pequeños gusanos, que descansaban plácidamente en la manta que les habían puesto de cama. después de vestirse pusieron en marcha el vehículo, dirigiéndose hacia donde pensaban estaba la nave que las había traído a este planeta.

     Todo lo que abarcaba la vista era desolación, el ambiente aparecía cargado de un polvo tenue parecido a humo y el sol que las alumbraba hacía llegar sus rayos tenuemente filtrados, dando a todo un aire fantasmagórico. La atmósfera era respirable pero tenían que utilizar las escafandras o filtros para no inhalar aquel polvo que flotaba en el aire.

    

     Cuando habían viajado entorno a las tres horas avanzando unos treinta Kilómetros, el terreno empezó a cambiar, iniciando un pronunciado descenso. Empezaron a entrar en un estrecho cañón con paredes muy altas y de roca viva.

     No recordaban haber pasado por ese paraje en el viaje de ida, pero los instrumentos de a bordo les indicaban que era el camino correcto.

     Al dejar atrás el cañón, el paisaje cambió por completo, en una gran depresión del terreno a resguardo de los vientos se podía apreciar una gran superficie que reflejaba los rayos del sol como un espejo, toda la apariencia era como de una gran superficie de agua. Alrededor se podía apreciar una escasa vegetación, compuesta por matorrales, una especie de hierba de color morado que contrastaba con el color parduzco de las hojas de pequeños arbustos de múltiples ramas que se podía ver esparcidos por el pequeño valle.

     Conforme se acercaban podían apreciar la belleza del paisaje, que contrastaba con la desolación dejada atrás. Todo parecía indicar que se encontraban en un oasis en mitad de la gran zona desértica que habían dejado atrás.

     Pararon el vehículo a una distancia prudencial y conectaron los escáners para analizar el entorno, así pudieron descubrir que el líquido era efectivamente agua aunque con  contenido de sodio y nitratos, pero  sin riesgo para la salud.

     Mas tranquilas decidieron salir a explorar el entorno con las escafandras y los trajes por precaución.

     Con sorpresa iban viendo que lo que parecían hierbas iban desapareciendo a tres o cuatro metros delante de ellas conforme avanzaban, se ocultaban retrayéndose debajo de la tierra, para ir apareciendo una vez ellas habían pasado. Así llegaron hasta la orilla del lago y pudieron apreciar las cristalinas aguas y a unos diminutos peces que nadaban en pequeños bancos y que no parecía afectarles la presencia de ellas.

     El calor que hacía y el estar embutidas en los trajes, les hizo desear darse un baño, por lo que decidieron despojarse de los trajes y con precaución ir adentrándose poco a poco en el agua, primero un pié, luego el otro, y así pronto estuvieron nadando tranquilamente y completamente desnudas.

     Ante la sorpresa de las exploradoras, los peces en lugar de huir, se fueron acercando y tomaron contacto con ellas. Paula fue la primera que notó como algunos peces le hacían pequeñas cosquillas en la entrepierna y axilas, descubriendo que se estaban alimentando de los vellos que la cubrían.

-          Carmen, estos peces se alimentan del pelo y si no quieres quedar sin pelo mantén  la cabeza fuera del agua.

-          Ya he notado que les gusta nuestro vello púbico, por que se están dando un festín en mi coño. Me encantan las cosquillas que me hacen, es como si me estuvieran depilando.

-          Es delicioso sentir sus boquitas mordisqueando y tirando de los pelitos de mi entrepierna.

     Los peces no solo se dedicaban a comer los pelos de los cuerpos de las dos mujeres, si no que recorrían toda su anatomía sumergida, chupando su cuerpo y comiendo las pieles muertas que las recubrían.

     El efecto era delicioso, al sentirse como succionadas por todo el cuerpo, sobre todo en los labios vaginales y los pechos. Quedaron un buen rato extasiadas con los masajes que les proporcionaban los peces y hasta pudieron disfrutar de un orgasmo por el intenso tratamiento en clítoris y pezones.

    

     Una vez relajadas salieron del agua comprobando sus cuerpos sonrosaditos y completamente depiladas como dos bebés, habían quedado limpias de impurezas que pudieran afearlas.

     Se miraron y la excitación que sintieron fue irresistible. Se tendieron en la playa para secarse y mirándose comprendieron que no podían evitar acariciarse.

     Paula tomó la iniciativa y acercándose a Carmen acercó sus labios a los de ella, dando un beso muy intenso, siendo correspondida por Carmen. Los pezones de las dos mujeres estaban erectos y duros, demostrando la excitación que sentían en aquellos momentos. Poco a poco Paula fue recorriendo el cuello de su compañera lamiendo y besando y bajando poco a poco hasta los pechos.

-          Carmen no sabes la envidia que he llegado a sentir cuando tus orugas te

 comían las tetas. Me imaginaba a mi comiendo tus pezones y sentía como me mojaba. Como me gustan, me encantaría comerlas y hacerte estremecer como ayer tu hiciste conmigo.

-          Paula, puedes comerte mis tetas, me encanta que me los puedas

morder, si ese es tu deseo, puedes tirar de mis pezones con tus dientes hasta hacerme gritar.

     No se hizo repetir el deseo y sujetando con una mano el pecho derecho de su amiga, acercó la boca y empezó a lamer y a chupar el pezón, para a continuación sujetarlo con los dientes y apretarlo hasta conseguir hacer que brotara por el agujerito del centro, el liquido del que se alimentaban las orugas. El liquido no era para nada desagradable, ya que tenía un gusto dulce por lo que continuó durante un rato dedicada a extraer de la teta de su amiga el sonrosado y dulce liquido. Una vez terminado pasó a hacerlo en el otro pecho, chupaba y mordía haciendo que salieran chorritos que a veces goteaban por la comisura de sus labios.

    Paula desplazó una mano hacia la vagina de su compañera comprobando que estaba muy mojada y no era precisamente de agua. Empezó a frotar el clítoris al mismo ritmo que sorbía de sus pezones. Los gemidos de Carmen se podían escuchar con mucha nitidez desde lejos. Así continuaron hasta que Carmen dando un gritito se corrió en la mano de Paula, llenándola de flujos calentitos.

   Una vez terminaron de besarse y acariciarse, Paula se levantó y vistiéndose se encaminó hacia el Explorer, dejando a Carmen rendida, tendida al borde del agua.

   

    Carmen una vez recuperada, se levantó y se aproximó desnuda como estaba hasta uno de los arbustos que crecían en la proximidad de la laguna.

     Pudo apreciar que de sus ramas colgaban unos frutos del tamaño de melocotones y de un color verde claro, junto a algunas flores en forma de campanillas muy blancas. Debía ir con sumo cuidado por que las ramas mostraban unas espinas muy puntiagudas y largas.

    Con precaución para no herirse, alcanzó uno de aquellos frutos y lo probó saboreando lo delicioso que era. Arrancó varios para llevarlos hasta la nave, dejándolos en el suelo junto con su ropa y volvió a por mas.

     Estando distraída alcanzando los frutos que quedaban mas altos, no se dio cuenta de que una de aquellas ramas la rodeaba por la cintura, hasta que notó los pinchos clavarse en su piel. Intentó escapar retirando la rama, pero esta se enroscó con fuerza, al mismo tiempo que otras ramas le rodeaban los brazos y piernas, haciendo imposible escapar. Al mismo tiempo otra rama le rodeó por la garganta impidiéndole articular palabra.

     Poco a poco fue envuelta por ramas mientras sentía como se introducían las espinas en su delicada piel. Dos de aquellas ramas rodearon sus pechos clavando las espinas profundamente en ellos, al mismo tiempo que dos de aquellas flores blancas se apoderaban de sus pezones.

     Las flores exprimían los pezones de Carmen, tiñendo los blancos pétalos de rojo, las ramas que apretaban las tetas la alzaron dejándola caer sobre un tronco que se insertó por el culo. Otra rama buscó la vagina de la chica penetrándola y haciendo que las espinas laceraran terriblemente las paredes vaginales.

     Carmen se encontraba con las tetas terriblemente apretadas por ramas en forma de lianas, recubiertas de afiladas espinas que se introducían en los grandes pechos de ella, al mismo tiempo que dos de las flores en forma de campanas exprimían sus sensibles pezones. Terriblemente empalada por el culo, se debatía entre terribles dolores,  su vagina estaba siendo penetrada por otra rama erizada de espinas.

     La exploradora sentía como las fuerzas la iban abandonando, la vista se le nublaba y todo se volvió negro. Había perdido el conocimiento y eso es lo mejor que le podía pasar, no se enteró de cómo la planta le succionaba los fluidos vitales a través de las múltiples heridas de sus pechos, vagina y culo, dejando solo lo que no había podido absorber.

     En el siguiente capítulo podremos saber la suerte que seguirá Paula en este planeta sembrado de peligros.

     ¿Será Paula devorada también?.

     ¿Qué será ahora de las larvas de Carmen?.

    

     A pesar del final tan duro que ha tenido,

     espero que os haya gustado mi relato.

    

     Besiiiiitos .