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Sólo para sus ojos

en Bisexuales

Todo lo que voy a narrar comenzó por una simple chispa de azar. Los tres protagonistas de esta historia se conocían perfectamente porque no sólo eran del mismo instituto y cursaban el mismo Bachillerato, sino que además, participaban activamente en el grupo escolar de teatro.

 

Teodoro, “Teo” para todos los conocidos y amigos, era el típico chicarrón que ha repetido algún curso no por falta de interés pero sí por que su inteligencia no daba más de sí, que no es mala persona a pesar de su imponente aspecto amenazador (metro ochenta y seis, noventa y ocho kilos de peso, futbolista en el equipo de la ciudad que ya ha recibido ofertas de otros equipos de superior categoría, aspecto de galán de cine), el típico chico por el que suspiran todas las chicas del instituto.

 

Luz, abreviatura de María Iluminada, tenía un año menos, era la novia que más le estaba durando (juntos todo el verano y lo que llevábamos de curso escolar) y se podía definir como la clásica animadora de toda película USA. Metro setenta y dos, esbelta, con unos pechos redondos y firmes lo justo para ser rodeados por la mano, pelo rubio teñido, piernas infinitas y una carita de ángel que remataba aquella tentación ambulante.

Y por último Rodrigo, Rodri para todos, a la puerta de su diecisiete cumpleaños, metro sesenta y seis, miope, delgado mas que escuálido, cara dulce y algo aniñada con aire inocente… Excelente estudiante, más bien tímido y buen amigo de sus amigos que era uno más del montón.

 

Los tres llevaban desde octubre preparando una obra para niños que se representaría justo la víspera de comienzo de vacaciones. El azar hizo que la protagonista de la Bella Durmiente no pudiera ir por culpa de un catarrazo propio de esa época. Se había quedado afónica y su nariz no paraba de moquear como una catarata. El director decidió improvisar, como Rodri era el apuntador se conocía los papeles de la mayoría y así fue elegido para sustituirla. Luz y otras dos amigas consiguieron que le entrara el vestido de la protagonista, le colocaron una larga peluca negra y le cubrieron de maquillaje.

 

El resultado fue soberbio. No sólo porque las chicas lograran que pareciera una chica, también Lucio hizo una actuación sublime que convenció a todos de ser una chica con algo de ronquera. Teo que era el príncipe también demostró ser un buen actor y convenció incluso en la escena del beso… Al final recibieron una lluvia de aplausos tanto de los niños como de los adultos y todos los del grupo de teatro suspiraron aliviados.

 

Aunque todos parecían dispuestos a felicitar a Rodri, éste pidió que nadie lo contara a gente que no fuera del grupo de teatro. Si su padre, por todos conocido por ser un tipo “violento, machote e intolerante” se enteraba, temía encontrarse con represalias. Y así todos hicieron juramento de silencio.

 

Esa misma noche, mientras celebraban el éxito de la función, Luz comentó a Teo mientras se besaban con pasión en una oscura esquina del local:

 

- Esta tarde, cuando os habéis besado tú y Lucio, me ha puesto cachonda. En serio, no sé porqué, pero al verle a él tan femenino y a ti tan machote dándoos el lote sabiendo que los dos sois hombres… Buf. Creí que mojaba las bragas.

 

Teo no era un tipo muy hablador, pero quizás fuera por el alcohol o porque estaba tan empalmado como un caballo en celo o porque estaba por decir idioteces… Le contestó:

 

- ¿Qué pasa? ¿Quieres que repitamos la escenita mientras tú te pajeas?

 

Luz deslizó su derecha por el abultado paquete del pantalón de Teo. Sonrió mientras le mordisqueaba los labios.

 

- ¿Te atrevería a hacer eso por mí?

- ¿Porqué no se lo propones a Rodri?

 

Ella se hizo la remolona, miró a su espalda y le vio compartiendo charla con otros del grupo. Cerró los ojos y volvió a rememorar la escena… De nuevo se le pusieron duros los pezones, notó que su piel se erizaba y un súbito calor comenzaba a arder en su bajo vientre.

 

- ¿En serio?

- ¿No querías probar algo nuevo?

 

Esa era la clásica cantinela de Luz a Teo. Quería algo más que simples revolcones en el coche, o aquí te pillo aquí te mato en los oscuros recovecos de los bares, por no hablar de su falta de delicadeza en la cama… Siempre solía rumiar al acabar: “¿Cuándo hacemos algo nuevo?” Y ahora tenía una oportunidad si conseguía convencer a Rodri.

Se apartó de su chico, se arreglo la blusa para que el escote fuera más visible, se colocó el pelo y avanzó como una leona que se dispone a cazar.

 

Apartó a Rodri del grupo y le acosó contra una pared, le arrancó que su padre le había dado la noche libre y como la tercera cerveza que se estaba tomando se le estaba subiendo a la cabeza. Luego le atontó con arrumacos y al final le consiguió convencer para que fuera con ella y Teo a su casa para que repitieran la escena del beso delante de ella con la promesa de que sólo y exclusivamente sería para sus ojos.

 

La casa de Luz era un chalet en un barrio relativamente acomodado en las afueras de la ciudad. Sus padres se habían ido al pueblo a preparar la Navidad en casa de la abuela, a ella se la esperaba para la mañana del 24, pasaría la noche y luego se volverían todos a la ciudad. Por lo tanto, tenía la casa para ella sola casi tres días… Y estaba dispuesta a aprovecharlo.

 

Decidió que lo representaran en el salón. Ellos delante del televisor y ella sentada en el sofá mirándolos. El primer beso le pareció insulso. Que le faltaba “ambiente”.

 

- ¿Ambiente? – aquella palabra había desconcertado a Rodri. - ¿Qué ambiente?

- Bueno. En la obra tú ibas disfrazado de mujer, y Teo iba de semental con las mallas marcando paquete…- Se les queda mirando.- Ya sé. Te vestiré con mi ropa, te maquillaré y así parecerás una chica…

 

No le dio tiempo a reaccionar. Desapareció escaleras arriba y al momento volvió con un fardo de ropa entre los brazos. Desplegó todo un abanico de las más variopintas prendas. Al final consiguió embutirle en un vestido corto negro, sin mangas y con buena parte de la espalda al descubierto. Le llegaba una cuarta y media por debajo de la cintura. Si se agachaba un poco se le apretaba y dejaba al descubierto su bóxer.

 

- Esa prenda tiene que desaparecer. No pega.

- ¿Qué quieres? ¿Qué me quede sin ropa interior? – Se sintió molesto Rodri.

- Jesús, que extremista. Te dejaré una prenda mía…

 

Volvió a subir a su habitación y al bajar no sólo traía un par de braguitas de colores, también bajaban un par de cajas de zapatos. Consiguió convencerle para cambiar su bóxer por una braguita roja de encaje aunque no lo hizo a la vista. Luego consiguió que se pusiera unos zapatos negros con tacón alto a pesar de que le mordían el talón y le hacían daño en los dedos de los pies.

 

- Y ahora a ti.

 

Cogió a Teo que había cambiado la cerveza por el whisky del padre de Luz y ya se sentía más “entonado”, le desabrochó buena parte de la camisa y la dejó fuera del pantalón, le quitó el cinturón y le dejó el botón abierto pero la bragueta subida marcando paquete.

 

- Ahora quiero que le beses como si él fuera yo.

 

Rodri apenas se atrevía a moverse para no perder el precario equilibrio que mantenía sobre los zapatos. Observó como se acercaba Teo con aire posesivo, le rodeo con los brazos y clavó las manos en el culo. Le apretó contra él, le quitó las gafas y las dejo sobre la mesa con suavidad sin soltarle. Luego sonrió al ver como Rodri intentaba apartarse todo lo que podía inútilmente. Deslizó la derecha más abajo del límite inferior del vestido hasta tocar la piel de la pierna, tiró hacia arriba subiéndole poco a poco. Rodri le intentó parar pero sus manos quedaron atrapadas con las de él. Se sentía extraño, abochornado y a la vez excitado. Sentía que le faltaba el aire, su sexo crecía y crecía y el corazón latía desbocado en los oídos.

 

Entonces fue a quejarse, momento que aprovechó Teo para besarle. Ante su sorpresa sintió como la lengua de su compañero penetraba en su boca y se admiró al ver como le besaba con los ojos cerrados como si estuviera gozando. Sentía como empezaba a frotar su cuerpo contra el suyo y quiso quejarse a Luz.

 

Pero Luz se estaba acariciando los pechos por encima de la blusa con la mano izquierda, mientras la derecha estaba hundida dentro de sus pantalones… ¿Se estaba masturbando?... Sí. Tenía los ojos entrecerrados, se agitaba convulsa y jadeaba rítmicamente. ¡¡Se estaba masturbando delante de ellos!!

 

Una mano contra su culo, justo encima del encaje de la braguita, le devolvió a su encuentro con Teo. Se estaba tomando aquel papel muy en serio y no parecía distinguir que Rodri no era Luz.

 

Cuando le liberó la boca, continuó con su lengua recorriendo el cuello o mordisqueándolo. La víctima no sabía como reaccionar. Cada vez estaba más caliente y se sentía muy excitado…Pero él no era ninguna chica…

 

Un grito ahogado les devolvió por fin a la realidad. A Rodri con alivio y a Teo con desgana. Al mirar la fuente pudieron ver a Luz espatarrada sobre el sofá, sonriendo entre jadeos y mirándoles como si fuera una posesa…

 

- Joder. La mejor paja de mi vida… Acércate cariño, déjame que te enfríe.

 

Teo se apartó con cierta desgana de Rodri. Entonces pudo ver como afloraba por el pantalón desabrochado un bulto protegido por el ajustado slip que emergía mojado y latiendo como si tuviera vida.

 

Luz le abrió aun más el pantalón y sacó el sexo de su chico sin importarle que Rodri estuviera allí presente y pudiera verlo. Medía sin problemas los veinte centímetros o más. Y era delgado como una flauta. Lo cogió con la derecha y le recorrió varias veces con la lengua cubriéndolo de saliva. Luego se lo introdujo en la boja y se lo trago hasta la mitad más o menos.

 

Aquella escena le puso a mil pero no se atrevía a moverse. Estaba totalmente hipnotizado por la mamada que estaba contemplando. Era la mejor escena que hubiera visto jamás… Y eso que su padre tenía una abundante colección de videos y DVD porno donde escoger.

 

Luz dejó que Teo se corriera en su boca y se lo tragó todo sin dejar de limpiar el miembro con la lengua como si fuera un helado. Al acabar contempló a Rodri y le sonrió con un brillo malicioso en los ojos.

 

Sacó un preservativo del bolso y se lo colocó con habilidad en la polla de su chico, luego se quitó los vaqueros y el tanga, quedando absolutamente desnuda de cintura para abajo. Se sentó encima de la mesa, se abrió de piernas y acercó a su chico. Teo no necesitó instrucciones, se colocó entre sus piernas y comenzó a bombear mientras la sobaba el culo o mordisqueaba los pechos sobre la blusa.

 

Rodri no pudo contenerse más y se sacó su rabo para que no explotara apretada en aquellas minúsculas y ajustadas braguitas. Incluso comenzó a acariciarse tímidamente, pero cuando empezaba a encontrar el camino al placer, de nuevo Luz alcanzaba un segundo orgasmo con un grito menos comedido.

 

Aquel grito rompió su concentración. Luz debió de verlo y tuvo una idea. Apartó a su macho ya vacío y se acercó a su víctima. Se puso de rodillas frente a él, le agarró el miembro (más grueso que el de su novio pero bastante más pequeño apenas doce centímetros), y comenzó a realizarle una mamada magistral. No sólo sentía el calor húmedo de la boca contra su polla, además estaban los dedos de ella acariciando sus testículos e incluso deslizándose peligrosamente cerca del agujero del culo.

 

No tardó en explotar. A ella le debió de sorprender la cantidad, porque por un momento pareció atragantarse, pero sólo fue cosa de un segundo. Continuó como si aquello sólo fuera el aperitivo y Rodri cerraba los ojos disfrutando de aquella maravillosa sensación cuando de repente sintió que algo invadía su sacrosanto ano y parecía moverse dentro de él.

 

Quiso moverse, pero ella le tenía cogido por su sexo y los tacones amenazaban con tirarle al suelo a la primera de cambio. Cuando entró el segundo, de nuevo explotó en la boca de ella, jadeante y sin fuerzas.

 

- Teo. Mira.

 

Luz hizo girar bruscamente a Rodri que casi se cayó. Sintió como le alzaba la parte trasera del vestido dejando al descubierto sus nalgas. Se sonrojó desconcertado.

 

- ¿Te apetece probar?

 

Y antes de poder reaccionar, ella le rodeó como si fuera una serpiente y quedó frente a él. Podía sentir la piel del sexo contra su miembro y aquello le hizo perder la razón. Se movió ansioso por alcanzarla pero entonces alguien le cogió por la cintura, le abrió bruscamente de piernas de un golpe, le quitó algo del culo y sintió que algo nuevo presionaba para entrar.

 

- No. Espera. ¿Qué haces?

 

Pero Teo, encelado como un caballo salvaje, escupió sobre el agujero y comenzó a penetrarle sin molestarse en lubricarle. Hundió su miembro despacio pero sin piedad en aquel estrecho agujero y creyó que rozaba el éxtasis.

 

Rodri se quedó sin voz. La invasión era dolorosa, pero el sentir aquel pedazo caliente de carne dentro de él notó que su excitación crecía. Aplastado entre ella y Teo, ambos rozándole contra su cuerpo, con la polla de él en su culo y ella frotándose contra su rabo… Antes de darse cuenta se corría entre dolorosos estertores desbordantes de un placer indescriptible sin importarle salpicar al cuerpo de Luz.

 

Pero Teo siguió un par de minutos más hasta que logró su tercera corrida en aquella noche. Agotado y fallándole las fuerzas, se dejó caer sobre el sofá llevándose a Rodri y Luz con él, como si fueran un bocadillo. Al sentarse de manera tan brusca, atrajo todo el cuerpo de Rodri hasta el fondo sobre su polla. Aquello provocó que éste no sólo viera las estrellas y se quedara sin aire… También logró que también se corriera por tercera vez aquella noche sin importarle que su leche se derramase de nuevo entre su cuerpo y el de Luz.

 

- Fantástico. – Murmuraba Luz acariciando el pequeño miembro de Rodri.- Ha sido el mejor sexo que he tenido jamás. – Le dio un beso lento y suave en la boca dejando que su lengua se adentrase en la boca de su amigo. – ¿Qué opinas?

- Por favor, Luz…- gimió jadeante notando como el miembro de Teo se iba encogiendo y de su ano comenzaba a brotar parte de la última corrida de éste. – Ha sido mi primera vez en todo…

- Estupendo. – Sonrió pellizcándole su pequeño miembro que aun se mantenía duro e hinchado.- Si esto es la primera vez, imagínate como será con un poco de práctica.

 

Autor: Jorge Rey Quinto [email protected]