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Jóvenes Titanes 1: Ravager y WonderGirl

en Parodias

Jóvenes Titanes: La Noche Más Oscura 1

 

Los Teen Titans se enfrenta a diversas amenazas que ponen a prueba su fuerza y voluntad para no sucumbir a las retorcidas estratagemas de los villanos. En esta primera parte Ravager y Wondergirl tendrán que olvidar sus diferencias y luchar unidas para derrotar al salvaje Minotauro.

 

-Ravager-

 

Ravager ha decidido tomarse la tarde libre corriendo por el parque para cambiar de aires y quemar un poco de mal humor, esperando así que a la vuelta no termine discutiendo de nuevo con la engreída de Wondergirl. La súper perfecta elegida de los dioses que se cree la poseedora de la esencia de los TeenTitans.

Una engreída necesitada de un buen polvo salvaje que le haga olvidar tanta tontería. Se le ve a la legua que babea por follarse a Superboy, pero no es capaz de hacerlo y eso hace que esté irritable e insoportable.

Ahora que se encuentra en la parte más salvaje del bosque siente como su cabeza se va liberando de preocupaciones y mejora su humor. Nada como un a buena sesión de ejercicio y naturaleza en estado puro para acabar con las malas vibraciones.

Un potente gruñido salvaje seguido de varios gritos femeninos le devuelven a la realidad. Oye ruidos, voces y más gruñidos como de un animal salvaje. De repente, por delante de ella llega un grupo desordenado de media docena de mujeres de edades dispares vestidas con ropa deportiva. Consigue parar a una rubia oxigenada de unos treinta y pocos años:

- ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa?

Pregunta sujetándola con brusquedad. La mujer llorosa, respira agitada y le mira como si hubiera visto algo imposible.

- Una bestia. Un hombre con cabeza de toro salió del bosque y nos atacó. Tiene a tres del grupo…

- ¿Habéis llamado a la policía?

- Nos hemos dejado allí las mochilas con la ropa y los accesorios. Hay que huir. Nos atacó y tenemos que huir…

Ravager la suelta y mira con cierto desprecio como huye. Tiene pinta de pija ricachona o ejecutiva engreída… O de las dos cosas. Eso no importa. Tiene pelea y no va a perdérsela por nada del mundo. Lástima que no se haya traído el uniforme. Aunque no importa, puede pelear igual de bien sin él.

Se ve vestida con unas mallas deportivas ajustadas y una camiseta de tirantes que cubre un sujetador deportivo. Todo en tonos azules y todo de marca. Lástima que las zapatillas de deporte le resten fuerza a la hora de patear al bicho de turno.

Sale corriendo en dirección contraria a las mujeres que venían huyendo y en apenas cincuenta metros, en un claro que queda a la derecha ve perfectamente a un ser deforme con un cuerpo de hombre hipermusculado cubierto de pelo, de aproximadamente unos dos metros treinta, vestido con taparrabos y coronado por la cabeza de un toro. Tiene a dos mujeres aparentemente jóvenes bajo el brazo izquierdo mientras que con el otro se divierte desnudando a una tercera. La tiene tumbada sobre una mesa de madera de esas que se utilizan para hacer picnic.

La ve gritar, revolverse y patalear con fuerza. Es una luchadora. Le gusta. Se prepara mentalmente para atacar, pero antes decide pedir refuerzos. Un minotauro de ese tamaño puede ser un hueso muy duro de roer. Aprieta el botón de emergencia del reloj que llevan todos los titanes y que les mantiene en comunicación con la torre.

- Atención Torre de los Titanes. Aquí Ravager desde el parque Costa Oeste. Ha aparecido un minotauro y ha capturado a tres víctimas. Voy a intentar liberarlas antes de que empiece a torturarlas. Solicito refuerzos.

- Aquí Robin. He triangulado tu señal. Ha habido una fuga en un transporte de STAR para criminales y sólo puedo enviarte a Wondergirl por ahora.

Ravager suspira sin dejar de observar al monstruo. Tenía que ser precisamente la niñata… Pero bueno, al menos es un peso pesado y puede que entre las dos terminen con el problema.

- Mensaje recibido. Procedo a entrar en acción. Corto y cierro.

Inspira profundamente y aguza los sentidos antes de entrar en combate. Puede ver como ha desnudado a la primera víctima. Ahora se levanta el taparrabos y levanta con su mano de tres gruesos dedos acabados en una especie de pezuña un miembro descomunal, largo y húmedo más propio de un animal que de un ser humano.

-El muy hijo de puta. Va a violarla…

Salta al claro con una agilidad pasmosa y cuando el animal se prepara para atentar contra la pobre mujer, Ravager le obsequia con una brutal patada en lo que ella cree que son los testículos de la bestia.

Un atronador aullido le confirman su acierto, pero la bestia se gira con rapidez y le suelta un revés con el puño cerrado que la lanza contra uno de los árboles que rodean el bosque.

- Mierda. Me he confiado.

Murmura intentando recuperar los sentidos. Ha sido un golpe brutal que casi le rompe el cráneo. Siente un fuerte pitido en el oído izquierdo y su visión a veces se vuelve borrosa.

El animal se ha olvidándose de que ha soltado a las otras dos mujeres que tenía atrapadas bajo el brazo y camina con torpeza hacia ella. Las dos liberadas ayudan a salir huyendo a la tercera y se pierden por la linde del bosque.

- Bien por ellas. – Murmura poniéndose en pie.

Avanza hacia el animal sabiendo que tiene que conseguir tiempo para que puedan huir. Si se pusiera a correr, con el tamaño de esas piernas que parecen patas de un toro, no tardaría mucho en cogerla. Puede que le esquivase…

Le lanza un puñado de tierra a los ojos esperando cegarlo y se dispone a repetir la misma patada que antes pero esta vez de frente. Lástima que la bestia lo intuya y mientras con un brazo se tapa los ojos, con la izquierda le agarra del tobillo.

- Mierda.

Exclama al sentir que es alzada por la pierna. Intenta lanzarle una patada con la pierna que tiene libre pero la bestia lo detiene con el brazo derecho. Sus ojos están hinchados, de su boca mana espuma y babas mientras respira de forma violenta.

Con un giro del brazo golpea la espalda de Ravager contra una de las mesas de madera y ésta siente que su hombro derecho se rompe a la vez que la madera de la mesa. Una explosión de dolor la ciega por unos segundos. Menos mal que golpeó de lado, reflexiona, si hubiera caído de plano podía haberse partido la espalda…

Vuelve a levantarla y de nuevo la lanza de plano contra la mesa de al lado pero esta vez de cara. Ella gira el cuerpo intentando impactar con el hombro sano tal como su padre el enseñó… Pero no hay suerte. El golpe es brutal y grita sin complejos al sentir la nueva explosión de dolor. Esta vez está segura de que se ha roto algo, si no es la clavícula es el omoplato, o los dos… Pero siente que algo se ha roto.

El monstruo la alza cabeza abajo y la observa jadear de dolor.

En un alocado desafío, le escupe la sangre que saborea en la boca sin dejar de sonreír. El animal no puede esquivar y una nube roja cubre sus ojos. En ese momento ella se retuerce e incorpora hasta quedar sentada sobre la muñeca del animal. De dentro de su calcetín derecho saca su navaja automática, la abre y la clava en la palma de la mano que sujeta su pierna.

La bestia muge con fuerza pero la suelta. Cae al suelo como los gatos: de pié pero al intentar salir corriendo un puño impacta a apenas centímetros de donde ella se apoya, resbala y un segundo puño la golpea de manera frontal contra el hombro herido lanzándola a varios metros.

Puede ver las estrellas flotar delante de sus ojos, siente que el lado derecho de su brazo está totalmente inutilizado. No puede moverlo, pues cada intento es pura tortura. Puede que también tenga alguna costilla rota. Ha perdido una zapatilla, su camiseta de tirantes es una colección de jirones que apenas se sostienen, el sujetador tiene varios rasguños pero permanece entero y las mallas tienen varios desgarrones. Ha perdido una de las dos navajas plegables que tiene y el animal parece apenas ha entrado en calor.

- No está mal para mi primer combate en solitario contra un minotauro.

Murmura jadeando sonriente. Este tipo de combates son los que le ponen. Siente correr por su cuerpo la excitación primitiva del placer del combate. Se está poniendo cachonda y le gusta.

El monstruo no la da descanso y la embiste con la cabeza sin darla tiempo a apartarse. Luego cae sobre ella y la arrastra un par de metros por el suelo.

- Adiós al sujetador y las mallas… - piensa reprimiendo el dolor de las nuevas heridas.- Bienvenida a un combate al natural.

La bestia descarga con fuerza una de sus pezuñas sobre el tobillo derecho y Ravager siente como se rompe. Aprieta los dientes y ahoga un grito de dolor. Luego la levanta por el pelo y recibe el impacto directo de un puño contra su ombligo que la deja sin respiración. Por un momento siente lo que es asfixiarse.

La arroja al suelo y un nuevo pisotón de una de las pezuñas contra la pierna herida la hace sentir como se rompe la tibia y el peroné. Esta vez no puede contenerse y grita su agonía. El monstruo muge feliz.

- Mierda… Mierda… Mierda… ¿Dónde están los putos refuerzos?

De nuevo es levantada por el pelo y depositada de forma brutal con sus caderas sobre el asiento y la espalda contra el canto de la mesa. A punto está de perder el sentido, pero Ravager nunca se rinde. Intenta reaccionar, pero el engendro la tiene cogida por el pelo y la obliga a tensar la cabeza hacia atrás a la vez que siente que le coloca algo grande, húmedo y suave sobre sus rozados pechos.

Con un esfuerzo consigue alzar la cabeza lo suficiente como para ver que “eso” es el descomunal miembro de la bestia. Unos cuarenta centímetros de algo del tamaño de su antebrazo que desliza entre sus tetas.

Reacciona de manera instintiva. Intenta soltarse pero un golpe en el hombro derecho la deja fuera de combate. Grita al sentir el impacto y en ese preciso momento, como si lo hubiera calculado, el monstruo le introduce su enorme miembro en la boca.

Por un momento Ravager cree que está a punto de ahogarse. Siente como aquel pedazo de carne presiona contra la puerta de su garganta y apenas puede respirar. Puede notar como aquel pene late dentro de su boca y sin querer nota un chispeante cosquilleo en su sexo. No puede impedir que su coño se humedezca y sienta aumentar la excitación. Ya no está cachonda, empieza a sentir como una hembra en celo.

Con gran esfuerzo, mueve la lengua y deja que la saliva fluya mientras intenta apartar parte de aquel pene para poder respirar mejor.

El minotauro gime y comienza a mover su gigantesca polla sin llegar a sacarla del todo. Ravager puede sentir como su mamada está haciendo olvidar la pelea al monstruo que se centra en disfrutar el placer.

Una atrevida idea brilla en su alocada cabeza. Si consigue controlarlo con el sexo, tal vez tenga una oportunidad de clavarle el arma que guarda en el calcetín izquierdo en algún punto vital…

Cuando uno de los gruesos dedos de la bestia se introduce en su húmedo sexo, ella no puede evitar gemir de entusiasmo al sentir el áspero roce de la uña y la rugosa sensación de la piel animal contra sus paredes interiores.

En ese momento oye un grito agudo, ve una especie de flash amarillo y rojo, luego suena un golpe como el golpe de un bate de béisbol contra un hueso, entonces el engendro la suelta dejándola caer entre el asiento y la mesa.

- Joder. A buenas horas viene la puta de Wondergirl.

 

-Wondergirl-

 

Iba de camino a solucionar la fuga de Laboratorios STAR junto al resto de los titanes, cuando Robin le pidió que se desviara hacia el parque Costa Oeste de inmediato. Durante el viaje la puso al día de los datos ofrecidos por Ravager y lo que había conseguido a través de las imágenes por satélite.

¿Qué dios había tenido la idea de soltar aquella bestia en semejante lugar?

- La policía está intentando apartar la circulación del problema de Laboratorios STAR, Superboy ha ido en busca de Raven a su casa de retiro para poder echar a una mano al equipo con los fugados. Tendrás que intentar detenerlo tú sola o con ayuda de Ravager.

Informa Robin desde la Torre de los Titanes. Podía haberse lanzado con el resto de los titanes a la pelea, pero en ese momento lo mejor que puede hacer es buscar artillería para acabar con los fugados y este monstruo.

Éste no es el primer minotauro al que me enfrento; ya lo hice una vez en Themyscira junto a Donna Troy, Wonder Woman e Hipólita… Y ganamos muy de sobra.

- No te preocupes. En segundos estoy allí. Corto y cierro.

No tardo en localizar el lugar donde está el monstruo. Hay dos mesas de picnic rotas y es el epicentro del que huía la gente.

Aterrizo a espaldas de la bestia que sujeta a una Ravager llena de rozaduras y apenas cubierta con unos jirones de ropa casi deshecha.

- Aberración del Hades, mírame.

Como si no me oyera. A quien se la oye es a la psicópata de Ravager. Parece como si la hubiera tapado la boca con un trapo o algo y no pudiera hablar. Me muevo hacia un lado para tener una mejor vista de lo que ocurre… Entonces me estremezco ante lo que veo.

La bestia está obligando a Rose a hacerle una felación y ella lucha por sacar aquel descomunal sexo de su boca y que parece la está ahogando. Tiene el brazo derecho colgando inerte y con el izquierdo presiona contra el miembro intentando retirarlo. De su boca cae saliva que recorre su cuerpo casi desnudo cubierto de sangre hasta llegar a su entrepierna, donde parece gotear…

Siento crecer una furia salvaje desde lo más profundo de mi pecho. Aquel engendro salido del Hades está intentando violar a Rose “Ravager” Wilson como si fuera una mala película de serie B de los años cincuenta… Aunque odio a esa psicópata y su comportamiento es para que la expulsen de los Titanes, ahora es una mujer que está siendo agredida sexualmente… Y eso me hace arder la sangre. Me lanzo hacia la bestia llevada por una furia salvaje mientras grito con todas mis fuerzas en un intento de sorprenderle y si es posible atemorizarle.

Le lanzo mi mejor derechazo contra su morro de toro cuando se gira al oírme, pero apenas parece notarlo. Al menos suelta a Ravager que cae entre la mesa y los asientos y parece respirar de nuevo.

Un gancho de mi izquierda impacta a la altura de su hígado y con la pierna derecha pateo su gigantesco pene. El engendro se encoge mugiendo como si fuera un animal y por un momento me relajo... Error. Son unos segundos de despiste pero cuando me doy cuenta su puño derecho golpea libre de obstáculos contra mi nariz… Siento como se rompe el tabique y caigo hacia atrás.

- Joder.

Siento que la rabia me vuelva a hacer arder la sangre. Me pongo de pie y observo acercarse al minotauro como si fuera un pato torpe. La patada le ha hecho daño ¡¡Bien!! Me aparto con el puño parte de la sangre que mana de mi nariz. Sonrío y salgo al encuentro del monstruo.

Le lanzo un nuevo derechazo, pero lo detiene con su mano izquierda y aprisiona mi puño, me intenta agarrar con la derecha pero le esquivo y con un hábil giro me elevo a la vez que le pego una patada contra su morro… que parece no sentir. Entonces tira de mi brazo aprisionado lanzándome de lado contra el suelo. Luego me patea las tripas una… dos…tres… Y cuatro veces, que me dejan sin aire. Me agarra por el pelo y me golpea de lado a la altura de los riñones que me hace ver parte de las estrellas del firmamento.

Intento ponerme en pie cuando siento una cuerda apretar contra mi cuello… Mierda. Ha acogido mi lazo… Aprieta… No puedo respirar… Puedo sentir que me coge por las muñecas y también me las rodea con mi cuerda hasta inmovilizarlas luego agarra mi pierna derecha y tras tensarla me ata al tobillo para mantenerla en tan dolorosa posición.

Intento mantener la pierna lo más estirada posible para que no tire del cuello. Siento que coloca sus garras en mi espalda por debajo del cuello, las hunde debajo de mi uniforme y entonces tira con brusquedad rompiéndolo como si fuera papel. Me tenso por lo que sospecho que quiere hacer y la cuerda vuelve a ahogarme. Me veo obligada a cerrar los ojos y forzar de nuevo la pierna para poder respirar.

Lo siguiente que me arranca es el pantalón. No puedo evitar sentirme impotente y llorar. Me coge por la cabeza y me lanza contra la mesa para golpearme. La cuerda se tensa y por un momento casi pierdo el hilo de la realidad.

Me tiene desnuda, atada de manos y con la pierna derecha levantada tirando del nudo de la cuerda que rodea mi cuello y que corre a través del atado de las muñecas. Mi sexo se ofrece indefenso ante el monstruo. ¿Qué he hecho mal? ¿En que he fallado?

Siento su sexo contra el mío, oigo su respiración jadeante, siento la fuerza de su gruesos dedos abrir mis labios vaginales y entonces empuja…

- Noooooo… ¡Aaargh! Duele…

Lo siento muy dentro de mí, contra mis entrañas. Presionando contra fuera todas mis vísceras y órganos. Miro de reojo y puedo ver que apenas si ha metido poco más de la mitad.

El animal alza un poco más la pierna y eso me permite respirar algo mejor aunque sienta que está a punto de arrancármela de la cadera. Su sexo parece hincharse dentro de mí, me llena hasta hacerme sentir a punto de explotar… Y esto sólo acaba de empezar. Cuando comienza a moverse, a bombear con sus caderas; es entonces cuando comienza la tortura.

Grito entre lágrimas mientras la punta de su sexo choca contra las paredes más internas de mi vagina. Puedo oír el chapoteo y sus gruñidos, puedo sentir sus gruesos dedos aprisionar mis piernas mientras intenta entrar más y más… Sólo el contemplar su cara de toro respirar contra mí, con su mirada vidriosa sin inteligencia destruyen mis últimas fuerzas.

De repente algo le detiene. Muge como un toro en celo, y apurando la visión periférica puedo ver una cabellera blanca debajo de su hinchado sexo. ¿Rose? ¿Qué está haciendo Ravager al monstruo?

Cielos. No me lo puedo creer. Le está lamiendo ese asqueroso pene animal como si fuera una actriz porno, y el minotauro parece encantado.

Con el brazo derecho colgando, utiliza el izquierdo para acariciar aquel saco repleto de sangre que parece latir con vida propia. Poco a poco se acerca y llega hasta mi sexo. Puedo sentir las caricias de su lengua contra mi clítoris y no puedo evitar excitarme. Sigue subiendo y mientras que con su mano izquierda pellizca mi pezón derecho, su boca saborea el opuesto haciéndome que me olvide de todo lo que me rodee. La muy guarra saber como ponerme a tope.

Mis quejidos de dolor se han convertido en gemidos de felicidad. Suspiro a cada lengüetazo sobre mi piel. Puedo sentir como se acerca despacio, convirtiendo el camino que recorre, en un río desbordado de placer. Intento negar lo que es obvio que no siento. Quisiera apartarla, alejarla de mí, y sin en cambio me derrito con sus caricias. Cuando sus labios se funden con los míos siento que me rindo. Mis negaciones se pierden y casi me ahogo feliz al sentir como juegan nuestras lenguas.

- Cuando se pone muy cachondo no capta lo que le rodea…

Siento que me susurra al mordisquearme la oreja. Ahora mismo mi coño no necesita lubricante, seguro que chorrea como las cataratas del Niagara. ¿Qué me quiere contar?

- Tenemos que ponerle tan cachondo para que no se dé cuenta y le pueda clavar una navaja que tengo en el calcetín izquierdo…

Me pellizca el pezón derecho con las uñas y ese pequeño dolor me hace arder con más fuerza. ¿Cómo puedo estar así de cachonda mientras tenga ese descomunal sexo hinchado dilatando a la fuerza mi vagina?

- ¿Cómo?

- Me voy a girar. Chúpame el coño mientras me coloco frente a él y espero el momento…

Su lengua recorre mi cuello y siento que el vello se me pone de punta. Esa psicópata es una zorra capaz de convertir en lesbiana a la más santa monja del Vaticano. Esa lengua es un peligro muy excitante.

Se coloca sobre mí totalmente desnuda, abriendo sus piernas para mostrarme claramente los labios de su sexo, apenas rodeado por una pelusa blanquecina recortada con elegancia y buen gusto. De entre los labios brotan gotas de un líquido viscoso por el que me siento atraída.

Coloco los labios de mi boca contra los labios de su sexo y dejo que fluya mi lengua. La oigo gemir en alto, puedo sentir la tensión en los muslos de sus piernas, noto como aumenta el flujo de ese pringoso líquido que me excita más y más.

Aparto por un momento la mirada para ver a mi enemigo que parece paralizado. Es verdad que su miembro parece hincharse un poco más a cada momento, pero ahora no siento el dolor, ahora siento un extraño placer al notarme llena, como si mi cuerpo estuviera completo y pidiera más y más.

Si no es su boca, es su lengua, y si no sus dedos, los que juegan con mi clítoris haciéndome vivir en una montaña rusa de placer enloquecido.

El monstruo parece apuntarse con timidez, y siento sus dedos clavarse en mi culo. Tirar aun más de mi ya dilatado sexo, como si aun pudiera crecer más y más. Entonces uno de ellos roza la entrada prohibida, el pequeño embudo que es el centro de mi culo… Y por un instante siento como si todo mi cuerpo fuera de goma y dentro de cada neurona de mi cuerpo comenzase una catarata de fuegos artificiales. Pierdo el sentido de la realidad, un manto de deleite me rodea y aísla del mundo por unos instantes… Después se va diluyendo poco a poco hasta que empiezo a descubrirme vacía y dolorida, aunque aun atontada por tan tremendo orgasmo.

 

-Ravager-

 

La puta rubia ñoña sabe como comer un coño. Puedo sentir su lengua de serpiente penetrar dentro de mí y arrancarme gritos de placer dignos de una película porno. Como castigo torturo su clítoris ahora con los labios, ahora con la lengua, después tal vez con los dedos…

El minotauro está totalmente hipnotizado por el espectáculo que le estamos ofreciendo. Sus ojos están fijos en nuestros sexos, sus brazos apenas agarran las caderas de Wondergirl, la baba cae de su boca mostrando que le tenemos hipnotizado.

Rodeo sus inmensos testículos peludos y los acaricio con mis uñas, provocándole aun más. Aprieta los dedos contra la carne de la rubia.

Me levanto sobre ella pegada a su cuerpo como una serpiente. Le muerdo los pezones con delicadeza y puedo sentir como aumenta su ceguera hacia lo que le rodea.

Apenas es capaz de responder ante los estímulos que le rodean. Deslizo mi brazo izquierdo por mi pierna hasta alcanzar mi arma escondida. Luego va recorriendo el peludo pecho, rodea el cuello hasta dejarlo debajo de mi mano. Abro la navaja, oigo el grito de Wondergirl y reacciono automáticamente: clavo la navaja contra la nuca y cargo todo mi peso para hundirla con fuerza.

El monstruo se yergue por un momento y luego se queda inmóvil. Segundos después cae sin fuerza contra el suelo y yo sobre él. Desde allí puedo ver el dilatado sexo de la rubia. Limpio, depilado, suave y abierto de par en par. Como una cueva por la que fluyen pequeños hilos de leche que se derraman por el suelo.

Está tumbada de lado pues es la manera en que pueda mantener la pierna quieta y que no le ahogue. Con un esfuerzo supremo consigo erguirme y verla desde una nueva perspectiva: su cuerpo parece respirar acompasadamente, como si fuera un vals. Sus pechos están hinchados y los pezones gruesos de un color oscuro que contrasta con su pálida piel nacarada.

Deshago con esfuerzo el nudo del tobillo y cuando voy a liberar sus muñecas veo que comienza a abrir los ojos. Como si estuviese despertando de un sueño, parpadea y gime atontada pero feliz.

- Te quiero Rose.

Murmura casi sin voz.

- Fóllame otra vez…

No puedo evitar sonreír ante su confesión, libre de prejuicios y provocada por la descarga de endorfinas del orgasmo. La libero las manos y luego me dirijo al cuello.

- Tal vez luego. En la Torre.

- No. Aquí.

Me coge la mano derecha y me la lleva hacia su chorreante coño que poco a poco se va cerrando.

- Lléname otra vez… Por favor… Necesito correrme otra vez.

No ofrezco resistencia. No puedo evitar cumplir su petición mientras me acaricio con mi mano libre. Puedo ver como mima su clítoris mientras mi mano presiona contra su sexo. Parece que va a ofrecer resistencia pero no tarda mucho en irse abriendo más y más, aumentando también los gemidos y gritos de placer de la rubia.

Con cuatro dedos hundidos dentro de su cueva del placer, no puedo evitar que mi pulgar toque sin querer el pequeño agujero de su culo.

- Sí, ahí. Sí. Más, más, más…por favor. Ya llego.

Presiono con suavidad contra tan apretado esfínter. Puedo ver como todo el cuerpo de Wondergirl se tensa, y yo siento como se acerca el orgasmo entre mis dedos. Lo noto burbujear entre mis dedos dentro de mi sexo. Entonces su pequeña puerta cede ante la presión y noto que mi pulgar entra suave dentro de ella, provocándola el segundo orgasmo del día.

Su cuerpo se agita como si estuviera poseído por un demonio, de su sexo brotan pequeños chorros de leche blancuzca… Yo me derrito, mis piernas me fallan, el placer licua mis músculos y mis sentidos se olvidan de la realidad que me rodea… Nunca había sentido algo así.

Cuando me recupero, me encuentro con el rostro de la rubia mirándome embobada.

- No sabía que pudiera sentir esto…

Intento sonreír mientras con mucho esfuerzo me pongo en pie. Ella me alarga una mano y acaricia mi cara. Entonces sus dedos se clavan en mi barbilla y me acerca a su cara hasta que nuestras bocas se juntan en un beso de lo más salvaje y primitivo. De nuevo siento que mi coño comienza a arder y mis pezones vuelven a ponerse duros.

- Te juro que la próxima vez te voy a comer el coño de tal manera que vas a suplicar por tu vida.

Me promete antes de soltarme.

Nos abrazamos y así consigo ponerla en pie.

Desnudas, cubiertas de sangre y fluidos, con nuestros cuerpos heridos, nos cercioramos de que el animal está muerto. Rose alza la muñeca:

- Robin. Aquí Ravager. Wondergirl y yo hemos conseguido acabar con la amenaza del minotauro. Está muerto. Vamos a intentar llegar a la torre volando para ir a la enfermería. No hace falta que mandes a nadie.

- Aquí Robin. Recibido. Os sugiero que os dirijáis a la casa de retiro de Raven. Está apenas a tres kilómetros al noreste siguiendo el torrente que cruza junto a vuestra posición. Aun no tengo noticias de ella ni de Beastboy. ¿Podéis echar una ojeada? Aquí acaban de saltar las alarmas de intruso desconocido. Y estoy intentando localizarle.

- Aquí Wondergirl. Iremos en busca de tu parejita. ¿Alguna noticia del resto de equipo?

- Acaban de tomar contacto con los fugados en una vieja mansión que hay seis kilómetros al oeste en plena reserva federal. Van a entrar a capturarlos.

- Mantennos informadas de lo que ocurra, y descubre al misterioso intruso. Wondergirl, corto y cierro.

La rubia me mira con ojos golosos. Sus manos rodean mi cintura y se deslizan hacia abajo hasta abrazarme el culo clavando sus dedos en mis cachetes. Acerca su cara a la mía hasta que apenas nos separan unos milímetros. Siento sus pezones clavarse contra mis pechos.

- Tengo el brazo derecho fuera de combate, y la pierna derecha rota. No sé si podré sujetarme a ti mientras vuelas.

Sonríe como si le hubiera contado un chiste tierno, casi de niño.

- No tengas miedo. – Se separa un poco de mí, me gira noventa grados, y sin apenas esfuerzo me coge en brazos. – No hace falta que te esfuerces.

Entonces alza el vuelo muy suavemente para avanzar casi rozando las copas de los árboles en dirección al torrente.