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Un guapo Alemán

en Zoofilia

De verdad no vas a probar a Yago??? esas palabra me hicieron abrir mis ojos, ese susurro me sacaron de mi profunda siesta y aceleraron mi corazón a mil, hasta que mi compañera de travesuras me calmo con un tierno beso. El sofá recogía nuestros cuerpos acalorados pero unidos hasta el ultimo milímetro el uno al otro, solo podía ver la mirada de mi amiga clavada en mi, esa mirada que me hipnotizaba, Lucy esperando mi respuesta, solo pudo ver una sonrisa en mi rostro mientras mis ojos se apagan detrás de mis párpados, y mi cuerpo se desperezaba estirandose lo mas que sabia.

Por fin fuimos capaces de desatarnos de aquel sofá y tras abandonar nuestras caricias para tomar unas placenteras duchas, por separadas eso si. A pesar del placer que nos habíamos regalado un rato antes nuestros cuerpos ya estaban preparados para una nueva dosis de nuestra adictivo placer, Lucia no se preocupo en cubrir mucho su cuerpo, ella fue la primera en salir del baño y una simple camiseta que no llegaba a cubrir por completo sus nalgas desnudas y que tampoco ocultaban sus protuberantes pezones desnudos bajo la prenda, yo fui algo mas recatada y a pesar de que mi camiseta también marcaban lo que mas sobresale de mis pechos, unos pantalones muy cortos y que solo se ajustaban a mi cintura cubrían mi fuente de placer.

Tengo hambre ¿comemos algo? Le dije, mientras intentaba dale forma a mi melena desobediente, nuestras miradas se cruzaban olvidándose de todo, nuestros ojos nos decían lo que nuestras boca no se atrevían a pronunciaban, a ritmo del que pasan los años nos acercamos hasta que respirábamos una de la otra, hasta que nuestros aromas se mezclaban. Nuestros labios se encontraron en un dulce beso, nuestras lengua le dieron humedad a lo dulce y mis dientes pasión cuando mordí sus carnosos labios, el aire volvió a pasar entre nosotras cuando nos separamos con sonrisa de tontas enamoradas, una caricia en mi rostro nos alejamos. Lucy se fue a la cocina y yo volví a la lucha con mi cabellos rebeldes diciéndole a mi corazón que tuviese cuidado de no hacerse daño por latir tan fuerte.

Me senté en mi cama pensando en eso que me había dicho Lucia, nerviosa e inquieta hasta que un ruido me hizo mirar a la puerta de mi habitación, ahí estaba el pastor Alemán, alegre y contento venia a saludarme, -heyyyyyy como has entrado??? le dije pero la respuesta seguramente la tendría mi amiga. Comencé a acariciarle la enorme y peluda cabeza, le hablaba al simpático animal con mi voz mas ridícula, sus ojos marrones hacían por entender a la chica que le decía piropos, no me entendería pero su cola me hacia ver que le gustaba lo que le decía, mis manos se fuero a su lomo, poco a poco se fuero hacia su pecho masajeando aquel peludo y suave cuerpo inquieto, mis nervios como un flan comenzaron a delatarme cuando disimulandome a mi misma me vi mirando el forro que guardaba su bien mas preciado, temblorosa y timida, mi mano agarro su verga enfundada ufffffff, es mi ultima oportunidad gritaba mi interior, hoy Yago se va con su dueña... no se si volveré a tener la oportunidad de ser su hembra, y quería serlo, Curro ya me había enseñado el placer que un amigo perruno puede dar. Mis manos volvieron a su cabeza y mi respiración volvió a respirar, pero no tarde en volver a encontrar el camino hasta su rincón prohibido.

hay estaba yo donde hacia ya tiempo había empezado todo con mi Currito, y mi respiración estaba como por aquellos entonces, mi entre pierna excitada ya debía estar emitiendo aromas que llamaban a aquel perro que no tardo en meter su hocico entre mis piernas, uffff que calor, yo seguía envolviendo su forro, tire un poco hacia atrás y vi florecer la punta roja de su daga, eso me hizo suspirar, solo asomaba la punta como la de un pintalabios rojo pasión, volví a sentir su olfato a través del fino pantalón, solo dejare que me lama pensé, y de un salto me baje los pantaloncitos cortos que quedaron liados en mis tobillos, me volví a sentar en el borde de la cama, al filo de aquel precipicio que tanto me gustaba, separando mis piernas todo lo que pude.

Ummmmmmm me salió con la primera pasada de la lengua de mi agitado alemán, ufffffff que gusto susurre, al sentir la segunda, el animal devoraba cada rincón, su áspera lengua degustaba todo mi placer, estremecía mi clitoris a cada pasada, mis manos se entrelazaban en los pelos de la cabeza, agarrándome a ellos en cada suspiro apretaba su cabeza contra mi, en cada roce de su lengua me hacia apretar mis dientes. No puedo masssss dije uno de mis pies lazo los pantalones que unia mis tobillos, y mis manos casi me arrancan la camiseta, me tire al suelo, a cuatro patas convirtiéndome una vez mas en la perrita que tanto me gustaba ser, pero esta vez para este nuevo amigo, que tanto habia disfrutado con Lucia, ahora, era mi turno.

Ahí estaba ofreciéndome a el, expuesta al amor canino, a lo prohibido, a lo perverso, me sitúe dandole la espalda, Yago no tardo en ver que iba ser su perrita, comenzó a moverse nervioso junto a mi, a subirse a bajarse, lamia, subia, bajaba. Vamossss Yago no seas malo... y hazme tuyaaa gritaban mis pensamientos. Mi cuerpo respiraba fuerte mientras mis nalgas se balanceaban intentando cautivar al can jugueton, a cuatro patas me novia por mi habitación, bailaba para el, sin que mi cabeza perdiera de vista al animal, mis pezones brotaban como si quisieran estallar y mi vagina empapada gritaba que la llenasen, y algún leve gemido me salía con solo ver que se acercaba mi bestia, una vez mas se subió a mi espalda, sus enormes zarpas se abrazaron a mi delgada cintura pero de nuevo volvió a bajarse sin hacerme suya, arrrrrrr gritaba mi cuerpo sediento de placer.

Al fin la bestia Alemana fue certera parecía que se canso de jugar, de hacerme sufrir, y de una embestida clavo su daga hasta mis entrañas, note como con sus zarpas tiraba de mi mientras con sus patas trasera me arremetía una embestida que hizo que mis rodillas se besaran la una a la otra con tal brusquedad que retumbara en golpe en toda la habitación, ya notaba lo que tanto deseaba, el ritmo frenético de Yago hacia brotar gemidos de mi garganta, esta vez mas que justificados, su verga ya estaba creciendo en mi interior, se hacia grande dentro de mi y su nudo se estaba preparado para atar a su perra, entraba y salía de mi mientras crecía, me llene de pasión y como pude separe mis rodillas dandole así a la bestia mas facilidad para clavarse a mi. Mi cabeza se mantenía erguida junto con mi espalda aguantando cada acometida del animal que me estaba haciendo suya, mis cejas apretaban mis ojos, mis puños cerrados apretaban al aire, mis pies arqueados se despegaban del suelo dejando los dedos apretados en volandas. Mi cuerpo tenso en cada milimetro recibía una y otra vez las embestidas del animal, su nudo ya no salía, pero me destrozaba por dentro en cada empujón, uno tras otro, en los va y ven que hacia bailar mis pequeños pechos al ritmo que el macho le marcaba a su perra.

Una y otra vez sentía las duras embestidas, hasta que suavemente Yago ceso en sus ritmo hasta dejarme empalada a el, su verga me había llenado por completo, notaba la presión en mi interior de aquel castigo que se hacia hueco en lo mas profundo de mi, notaba sus palpitaciones, como se clavandose en mi cervix y sabia que estaba descargando todo su bravura en mi, como mi interior recibía aquel maravilloso veneno que descargaba. Mi cuerpo no tardo en explotar en un orgasmo que derrumbo mi vida sobre el suelo, mi cara se refrescaba tirada en la fría loza de mármol, mi espalda se rindió a mantenerse erguida y se venció al peso del alemán, mi pezones ya también besaban aquel refrescante suelo, mis brazos se alejaron el uno del otro y mi piernas temblorosa era lo único que mantenga mis nalgas levantadas, ofrecidas, que me dejaban atada al placer, a la bravura de mi alemán, a su placer. Yago hizo el amago de bajarse y mi espalda se arqueo rápido para que mis manos se lanzaran hasta sus cuartos traseros, lo quería quieto, lo quería adentro y sabia perfectamente que si se salía en ese momento me destrozaría los mas delicado de mi. Mis gemidos se habían relajado, ya no eran bruscos, ya no eran cantos brotados de mi gargantas, ahora era la respiración lo que delataba mi placer, la respiración de una joven ardiendo en placer, resoplaba como cuando se sopla la tarta de un cumpleaños pero como si quisiera apagar un millón de velas a la vez, rápido y brusco, para volver a llenar mis pulmones lo antes posible, solo algun ufffffff entre respiración era capaz de pronunciar..

Note como mis manos apretaban las patas trasera que agarraba a Yago, y mis ojos se volvía a cerrar, dios todavía no me había recuperado del primero y otro orgasmo me estaba haciendo volar, volvieron los gemidos hasta que un grito mudo delato mi climax, abrí los ojos un segundo intentando encontrarme hasta que se volvieron a cerrar y yo misma me escuche en un profundo berrido, esta vez se debió escuchar hasta en la china profunda, mi cabeza que se había estirado mirando al cielo se derrumbo, y quedo colgando de un cuello sin fuerza, como un péndulo cansado de balancearse, una de mis manos soltó su pata trasera y aplasto el suelo que quedaba delante de mi rostro, sosteniendo el peso de mi cuerpo derrotado que mi espalda ya no era capaz de soportar. Joderrrrrr, tambien me escuche decir casi en susurru, notaba esa barra que no paraba de palpitar dentro de mi, de derramarse dentro de mi, la bestia se había bajado de mi espalda y apoyaba sus patas delanteras junto a mi hombro izquierdo, pero su verga seguía clavada en mi, seguía ensartada por el animal, atravesada, clavada a la bestia, moría de placer, mi cuerpo se consumía ante la bestia, el semen canino resbalaba por mi plano vientre, la mano que había aguantado mi peso lo repartía entre mis pechos. Mire a mi delicada amiga Lucy, contemplando el espectáculo, no sabia desde cuando estaba allí, pero estaba expectante, con su boca entre abierta, respirando como si hubiese subido a una décima planta sin ascensor, con sus mejillas sonrojada como si le hubiese alumbrado el sol mas grande durante mil horas, sus ojos abiertos de par en par miraba los míos que seguían apretados por mis cejas.

Dejo de acariciar sus pechos y me extendió la mano, yo tras volver a cerrar mis ojos no tarde en ofrecerle la mía, pero la necesitaba mas cerca y ella lo supo adivinar, casi de un salto clavo sus rodillas en el suelo junto a mi y acomodo mi cara en su pecho, bese sus senos y algún suspiro se apago entre sus pechos, ella mientras miraba al cielo hasta que nuestras bocas se encontraron. Seguíamos besándonos cuando Yago hizo otro intento de liberación, a pesar que una de mis manos seguía domando a la bestia note como su daga alemana quería salir, un quejido brotó de mi garganta y se perdió en la de mi querida Lucy, me separe de su boca para soltar un largo fufffffff, pero eso no hizo mas que excitar a la traviesa que se volvió a lanzar sobre mi boca de forma apasionada, deborandome, axfisiadome, nuestras lenguas se destrozaban una a la otra, nuestros labios se fundía. Yago volvió a tira, y mis fuerzas agotadas no fueron capaz de contenerlo, note como me abría poco a poco, muy despacio hasta que un ploffff acompañado de mi grito desgarrador me soltó de aquel castigador, solo salió el nudo, mi mano libero la pata del animal y cuando fue saliendo el resto de su verga interminable me fui derrumbando tras ella mientras otro berrido brotaba de mi boca como queriendose despedir.

 Por fin me libero, me tiro de un costado mientras que Lucia intentaba amortiguar la caída de un cuerpo destrozado de placer, me latía todo menos el corazón. Subí la cabeza para ver que era lo que me había dado tanto dolor y placer a la vez, Yago ya se limpiaba lo que me hizo suspirar cuando lo vi, era imposible tener eso dentro de mi, pero yo mejor que nadie sabia que había sido posible. Su pene rojo y descomunal, y su nudo era la razón de que mi vagina siguiera palpitando y ardiendo, vagina que brotaba semen pero de forma suave y discreta, sabia que tenia que tener mucho mas habíamos estado el suficiente tiempo enganchados como para que el semental se vaciara, pero seguramente estaría en los mas profundo de mi, jugando con mis jugos y tardaría en abandonar mi cuerpo.

 Mis ojos se volvieron a clavar en la verga de yago, y un nuevo suspiro me dijo lo que todavía no me creía de aquello, hay estaba el animal recuperandose, con su varita mágica palpitando, la bestia jadeaba, recuperando el aliento, mientras que su pene se columpiaba al ritmo de su respiración, arrastrando me acerque a ella, mis dedos se abrazaron por detrás de su nudo, cuando de nuevo esos chorrillos de mi elixir favoritos empezaron a brotar, mi boca no tardo en abalanzarse sobre ella, mi lengua jugaba con lo que ahora me llenaba la boca, de nuevo el animal estaba esparciendo su semilla, esta vez en mi boca. chorros calientes que se deslizaban hasta mi garganta endulzadola a cada buche, a cada trago.

Note como la mano de mi compañera de travesuras se colaba entre mis mulos, abrí los ojos y su cara estaba junto a la mía reclamando también su ración de jarabe, sin soltar la verga de nuestra bestia se la ofrecí, ella no la desprecio, fue directa, de forma hambrienta, como si volviera del desierto y encontrara el agua fresca y cristalina, tragué todo lo que llenaba mi boca, y veía como la garganta de Lucia también se movía sin soltar la pieza del can, también tragaba todo lo que Yago le daba, vaya dos mamadoras estamos echa pensé, lo dedos de lucia ya me penetraba en los va y ven suave y dulce que sabia darme como acariciándome mas que buscando mi placer, hasta que en uno de esos note salía un enorme chorro de esperma canino, no me equivocaba Yago me había llenado hasta lo mas profundo de mi utero y mi vagina se estaba tomando su tiempo en liberarlo, las dos miramos la mano de Lucy empapada del mangar prohibido. Yago, exhausto de placer dio un repentino salto, haciendo ver a sus dos perritas en celo que necesitaba descansar, las dos nos miramos empapadas de todo, sucias de pecado, a Lucy le brillaba su boca y sus pechos, mi boca debía estar igual, un nuevo beso nos mezclo en el placer y un abrazo culmino y firmo la paz en el campo de batalla.

Buffff quiero un cigarro me escuche decir, mientras sin levantarme del suelo busque la cama para apoyar mi espalda contra ella, mis piernas se entrelazaron, dejando mi rasurada vagina derramandose a la vez que se refrescaba con el frescor del suelo, mi pequeña Lucy se incorporó y con sus andares sexy y cuerpo desnudo fue a su bolso, se encendió un cigarro y tras una calada me lo dio, secándome el sudor de la frente se agacho en cuclillas delante de mi, yo estaba exhausta sin vida, pero ella seguía con su cara de niña hambrienta de placer, sin duda Yago me había echo olvidarla por completo pero no tenia fuerzas ni para preguntarle la hora. Abre la ventana porfiiii, le suplique viendo aquel cuarto atestado de olores de placer de sudor y ahora de humo nocivo, necesitaba aire nuevo, una sonrisa se dibujo en su cara, quitándome el cigarro fue para la ventana, la abrió y apoyandose en el marco dio una larga calada, veía sus senos mirando el jardín y sus nalgas mirándome a mi, es preciosa pensé, su cuerpo perfecto, mientras su mirada se perdida en las vistas del atardecer, volví a mirar a Yago que tumbado en en un rincón nos miraba como un perrito inocente.

Lucy ¿sabes por casualidad como entro Yago hasta mi habitación? Pregunte sabiendo la respuesta, ella sin mirarme me contesto con una carcajada, y tras ella, me respondió, “sabia que no le dirías que no a un guapo alemán” esta vez la que soltó la carcajada fui yo. A mi alemán favorito le habían enseñado el camino hasta mi dormitorio y la traviesa Lucia había entrado en cuanto supo que la bestia me iba hacer suya si yo si quiera percatarme de su presencia.

Espero que les guste este episodio de los juegos que tenia con mi gran amiga y lo disfruten leyendolo como yo recordandolo, gracias por vuestros comentarios.