miprimita.com

La sorpresa

en Dominación

-Ponte a cuatro patas encima de la cama y ábrete bien las nalgas con las manos, putita. Tengo ganas de comerte el culo y meter bien mi lengua en tu ojete para que te pongas bien perra. 

-Sí, amo. 

Dije mientras me ponía en la posición indicada e inmediatamente sentía su carnosa lengua lamiendo mi ojete. Primero lo lamía lentamente mientras clavaba sus uñas en mis nalgas y de vez en cuando se desviaba para mordelas. 

-Mmmm sí, amo. ¡Me encanta! 

Separó su lengua de mi ojete y con sus dedos palpó mí coño. 

-Ya veo que te encanta, cerda. 

Me puso los dedos en la boca llenos de mi propio flujo para que se los limpiara y así lo hice. Saboreandolos bien. Cuando terminé, me dio un par de azotes y volvió a mi ojete. Esta vez metía su lengua dentro. Entera y hacia movimientos circulares con ella. Me estaba volviendo loca. 

Empecé a frotarme el clitoris y mi amo me metió dos dedos en el coño mientras no paraba de comerme el culo. Estaba al borde del orgasmo. 

-Amo, me corro. 

Sacó los dedos de mi coño y separó su boca de mi culo. 

-No tienes permiso perrita. 

-Por favor amo... 

-Todavía no puta. 

Dijo mientras retiraba mi mano de mi coño. Entonces me cogió violentamente y me puso boca arriba en la cama. Empezó a lamerme la barriga subiendo hasta mis pechos donde se recreó mordiendo mis pezones y me dio algunos azotitos. Siguió por mi cuello hasta llegar al oído donde me susurró. 

-Estás como una perra en celo. Chupamela. 

Él se tumbó en la cama, me incorporé y me dirigí hacia su enorme polla. Su falo estaba erecto y durísimo. Lo cogí y empecé a escupir en él. Pasé mi lengua para restregar bien mi saliva por toda su polla y que estuviera bien mojada. Subí hacia su capullo y lo empecé a besar lentamente. Estuve mucho rato pasando mi lengua por su capullo  y mentiendola por la pequeña obertura mientras no dejaba de pajearle el tronco suavemente. Él gemía. Empecé a metérmela en la boca. 

-Sí, mi putita. Metetela entera. 

Y así lo hice hasta que el se levantó de la cama. 

-De rodillas, perrita. Sigue. 

Me la volví a meter toda entera en mi boca y empecé a sacarla y meterla cada vez más rápido. No dejaba de mirarle. Cogía sus nalgas y me autoahogaba mientras mis babas caían por mis comisuras. 

Me agarró de la cabeza y comenzó una brutal follada. Me encantaba. De golpe se paró y apretó mi cabeza contra él. Tenía toda su polla dentro. Le miré y enseguida sentido un líquido caliente por mi garganta. Mmmmm sí, me estaba regalando su deliciosa meada.

-Toda para ti mi putita. 

   Sí, así. Tragartelo todo, zorrita. 

-Gracias amo. 

Dije cuando terminó y me sacó su enorme polla de la boca. 

-Túmbate en la cama y deja tu cabeza colgando, guarra. 

Así lo hice. En esa posición estaba bastante incómoda ya que me ahogaba constantemente, pero no me importaba, pues sabía lo que venía. Mi amo empezó a tocarme el clitoris con la yema de su dedo índice. Escupía en mi coño y metía un par de dedos. Hasta que pasó su lengua. Pffff. Cómo me lamía el clitoris para luego cogerlo entre sus labios y succionarlo. Joder. 

-Puedes correrte si quieres, puta. 

Y empezó a succionarme el clitoris más intensamente y más rápidamente hasta que tuve un brutal orgasmo mientras su polla me ahogaba. 

-Mmmm gracias amo. 

Dije cuando sacó su pollón de mi boca y me ponía a cuatro patas. 

Se puso tras de mí y empezó a rozar su polla con mi coño mientras me mordía toda la espalda y el cuello y me decía al odio que era su  puta. Me arañó toda la espalda y empezó a azotarme el culo. Uno, dos, tres... Cada vez más fuerte y más seguidos. 

Cuando se cansó de azotarme me hizo poner el culo en pompa y apoyar mi cabeza en la cama. Pasó sus dedos por mi húmeda raja y me propinó una palmada en el coño. Escupió en el y se preparó para follarme como más le gusta. Me piso la cabeza y empezó a pasar su polla por mi agujero. 

-Métemela, amo. 

-Shhh zorrita. 

Empecé a lamerle el pie con el que me estaba aplastando mientras él seguía jugando con su polla hasta que me la metió de golpe. Me la metió toda entera, hasta el fondo, y empezó a follarme brutalmente. Llevaba un ritmo frenético que me estaba matando de placer hasta que paró y empezó a envestirme. Cómo me gusta cuando hace eso mmmm. 

Dejó de pisarme la cabeza y me levantó tirándome del pelo. Siguió follandome mientras me mordía y me cogía de las tetas. 

-Tengo una sorpresa para ti, mi putita. 

Dijo mientras su ritmo aumentaba e inmediatamente sentía su corrida en mi coñito. 

Nos quedamos los dos tirados en la cama. Sacó su polla de mi coño y me dio a un azote. 

-Ponte a cuatro patas en el suelo que te voy atar zorra. Vas a disfrutar mucho, ya verás. 

Me puse a cuatro patas y cogió mis manos y las ató a mis tobillos. Estaba nerviosa. Salió de la habitación y volvió junto a su perro. No me lo podía creer. Mi coño empezaba a chorrear. El se puso ante mí y empezó a tranquilizar al animal y a acariciarle los genitales. 

-Mira, perrita. 

Dijo mi amo mientras ponía al perro tras de mí. El perro atraído por el olor de mi coño se acercó a mí trasero e instintivamente me montó e intentó penetrarme, pero no lo conseguía. Me sentía muy puta. 

Mi amo se sentó en la cama frente a mí y empezó a pajearse mientras observaba la escena. El perro seguía intentándolo hasta que finalmente la sentí toda dentro. Sí, lo había conseguido y sentirla dentro fue una sensación tan extraña, como si me partiera por dentro... Empezó a follarme como nadie lo había hecho y yo gemía y gemía como una zorra. Entre el placer que me propinaba y la excitación que me provocaba ser tan puta me corrí enseguida. 

-Sí, perrita, sí. 

Dijo mi amo mientras me cogía la cara y me ponía su polla en su boca. Empecé a lamerla locamente como si estuviera poseída mientras el perro me follaba sin parar. El me daba tortazos y me escupía en la cara mientras yo sin dejar de mirarle me la metía toda dentro. De repente sentí algo en mi interior. Era la corrida del can. Tardó algo en salir de mí, pero finalmente lo consiguió. Yo tan puta y tan sucia seguí chupandole la polla a mi amo como una verdadera perra en celo hasta que la sacó. Se iba a correr. 

-Abre la boca, guarra. 

Así lo hice y pocos minutos después sentí como toda su corrida se derramaba por mi cara y mi boca. Me cogió de la barbilla y nos dimos un intenso beso blanco.