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Todo por su esposo III

en No Consentido

Es continuación de lo anterior…

Jane trataba de no estar esquiva con Harry, pero no podía evitarlo. Una extraña sensación mezcla de una tremenda culpa y de un gran remordimiento por el placer experimentado la invadía. Mientras, Harry estaba eufórico por su nueva posición y promoción y no entendía la actitud huidiza y taciturna de su esposa.

Jane hablaba poco cuando estaban juntos y siempre parecía que tenía la mirada perdida, y Harry se sorprendió extrañado, cuando hasta en tres ocasiones aquella semana Jane le hecho mano al paquete reclamándole sexo, susurrándole como una gatita cachonda. Él estaba eufórico pero no daba para tanto como tres veces  a la semana. Se la follo una sola vez de las tres requeridas, acabando demasiado pronto, pudiendo contemplar en el rostro de Jane la frustración y la insatisfacción dibujadas, aunque sus palabras quitaban importancia a los hechos.

La verdad era que aquel sexo forzado con James, tan, pero tan bueno, había encendido a Jane como si fuera un tonel de pólvora. Se masturbaba salvajemente en su cama cuando volvía del gimnasio o la piscina y cuando alcanzaba el orgasmo, estallaba en sollozos y lloros de culpa sintiéndose sucia. Pero no podía reprimir la libido surgida, el fuego que abrasaba su raja y su clítoris.

Manteniendo mucho la compostura se descubría a si misma observando disimuladamente el volumen de los paquetes de los hombres, en el gimnasio. Y cuando antes adoptaba una actitud de fría indiferencia ante las miradas que la desnudaban en la piscina y el gimnasio, ahora se arrobaba silenciosamente contemplando por el rabillo del ojo como los hombres la devoraban con la mirada, sintiendo como el calor crecía en su entrepierna, como aumentaba la temperatura en su piel sedosa cetrina morena natural, como se endurecían hasta el dolor los puntiagudos pezones de sus enormes globos naturales, turgentes, esféricos y erectos con sus areolas perfectas y redondas, solo por percibir el deseo salvaje de los machos por su cuerpo de ensueño, aquel rostro exótico con aquellos ojos marron-miel felinos tan especiales y lascivos, sus cejas de arco fino y perfecto, su preciosa melena castaña con reflejos rubios, brillante y cuidada, suave como la seda, con raya al medio y que caía como un torrente hacia los lados alcanzando por sus puntas la mitad de su espalda, con  su rostro precioso, su nariz pequeña y hermosa y sus mejillas armónicas y redondas, sus labios carnosos siempre  maquillada con mucha clase, su culo redondo y firme como de granito, al estilo de una bumb-bum brasileña, sus muslos redondeados y cálidos y con la firmeza y suavidad del mármol, sus piernas largas, su vientre plano como una tabla y  su cintura de “ocho” con aquella cadera de pecado. Aquel cuerpo atemporal, que parecía estar siempre en la treintena, a pesar de sus cuarenta y un años, cuerpo de playmate que enloquecía de deseo a todos los hombres y provocaba erecciónes allí por donde pasaba. 

Todo aquel fuego irresistible la llevaba a masturbarse usando aceites y cremas hidratantes y diversos objetos hasta pepinos, para alcanzar el orgasmo, cerrando los ojos e imaginándose que era James quién la taladraba y la llevaba al orgasmo. Pero una vez había alcanzado el climax y la humedad emergía de su raja, estallaba en un desconsolado llanto de culpa.

Estaba sumergida en sus pensamientos cuando su móvil sonó aquel medio día, cuando acaba de volver de hacer algunas compras, dirigió una mirada a la pantalla del mismo, y sintió como su corazón empezaba a latir aceleradamente, en la pantalla se podía leer “ Pret- a- porter”, era el nombre que le había dado al teléfono privado de James. Hacía más de quince días de aquel domingo de sexo, y no había vuelto a saber de James.

-          Si, dígame.

Contesto inocente pero ansiosa  Jane.

-          Ja, ja, ja, ya sabes quien soy cariño, no te hagas la sorprendida!

Respondió engreídamente y con suficiencia James.

-          Hola James, co, co, como estas?

Dijo Jane sin saber que contestar totalmente embargada por la ansiedad.

-          Ja, ja, ja, ja, nunca tan bien como estarás tú, macizorra! ja, ja, ja, ja. Preparada para los negocios?

Pregunto James lleno de prepotencia y satisfacción.

-          Que, que, que negocios?

Respondió Jane tragando saliva dubitativa.

-          Que pasa quieres hacer que me cabree? Solo tengo que chasquear los dedos y Harry estará en la calle, y ese video con mi padre en internet, putita! Así que no hagas que me cabree y responde sumisa.

Contesto James serio y amenazador.

-          Si, estoy preparada para los negocios.

Susurro en voz baja sumisa y lastimera Jane.

-          Así me gusta, y anímate! Te quiero con una actitud mucha mas cooperadora!

Dijo James autoritariamente.

-          Como quieres que este animada y cooperadora, yo amo a mi marido, y me estas pidiendo que le engañe sistemáticamente, yo no soy una puta, y tu me estas prostituyendo!

Contesto Jane con ira contenida a punto de explotar a llorar.

-          Mira Zorra! Creo que ya lo discutimos en mi casa suficientemente. Ya te he dicho que con un chasquido de los dedos tu marido se va a la calle, y además se entera de lo puta que fuiste con mi padre. Si no quieres disfrutar o mostrar entusiasmo allá tú. Pero coopera y muéstrate aunque sea neutral con los “clientes” o daré el pacto por roto y toda tu vida saltara por los aires, y respecto a tus problemas morales, son tus problemas, no los míos!!! Entendido?

Respondió James con voz dura, fría e  inflexible

-          Esta bien, esta bien….

Contesto tragando saliva Jane, mientras  algunas lágrimas de amor propio se le agolpaban en los ojos.

-          Esto es lo que va a pasar. Tu primer cliente es un cliente interno. El puesto que ahora tiene Harry en la compañía, iba a ser para otra persona. Esa persona naturalmente ahora debe ser compensado. He estado conversando con él, sobre la forma de compensación y tenerte a su disposición siempre que lo desee le parece una buena compensación. Además es alguien que conoces, y que ahora es el adjunto a tu marido, porque seguimos sin fiarnos de Harry. Me refiero a Richard Louis!

Expuso James.

-          Richard Louis, Richard Louis, pero, pero, pero… si lo he visto crecer, si esta apadrinado por mi marido desde que entro en la empresa. Somos amigos de su padres de siempre, si acaba de tener un hijo, que tendrá nueves meses, con su mujer Lizzy, de solo veinticinco años, y él que tendrá, treinta, treinta y uno?.... Que, que ,que os pasa a todos los hombres de esta compañía, para que deseéis a una mujer mayor como yo de esta manera.

Contesto Jane abriendo mucho los ojos con voz de indignación y sorpresa.

-          Jajajaja, zorrón la culpa es tuya y solo tuya! Y de ese memo de Harry siempre presumiendo de tus enormes melones naturales, de tu culo perfecto de tu piernas largas y tus caderas de ensueño, y tú moviéndote entre nosotros siempre con esos labios tan turgentes y tan sensuales, con esos modelitos ceñidos, esos escotes elegantes y sugerentes, esos bikinis espectaculares, provocando una erección total en toda la comunidad de machos de esta empresa, jajajaja. Ahora tienes que pagar el peaje, jajaja.

Respondió James socarrón.

-          Pero, pero, pero… yo no sabía que nuestro pacto incluía hombres de nuestra comunidad que nos conocen. No sé si esto es correcto con nuestro pacto.

Dijo Jane intentando imponer dudas a lo pactado.

-          No nena! Tú estas a mi servicio y al de la compañía para toda clase de hombres que yo disponga sin discusión. Por culpa de contentar a Harry hemos tenido que desplazar a Richard de algo que ya tenía más que concedido. Bastante es que Richard no ha protestado, o ha exigido que su padre protestase en el consejo de administración. Habría sido muy complicado, no poner en la calle a Harry. Así que desde ahora desde el primer momento que estéis juntos, has de estar predispuesta  a satisfacerle en todo lo que el pida y en el momento en que el lo desee, sin discusión ninguna. Te ha quedado suficientemente claro?

Reitero James con su voz de dominio y autoridad absoluta.

-          Esta bien… lo que tu digas.

Volvió a contestar lastimosamente Jane.

-          Así me gusta, el jefe siempre tiene la razón, jajajaja. Bueno este primer servicio esta en relación con el servicio principal. Mañana por la mañana yo y Richard pasaremos a recogeros, de forma que Richard empiece a disfrutar de su “bonus”. Hemos convencido a Harry para que nos acompañes dos días a las negociaciones con un buen cliente de la empresa, la familia Reynolds. El patriarca esta en su casa de estilo colonial en la costa. Industrias Reynolds son unos grandes clientes nuestros, pero la competencia ha sabido meter sus zarpas sobre ellos, no han mejorado nuestros productos o precios, pero han sabido dar un trato “especial” al patriarca y sus dos jóvenes hijos. Tú ya los conoces, a los tres, han estado en más de un evento de la empresa en el pasado. En fin que como las negociaciones se habían puesto muy cuesta arriba para nosotros, y yo había mantenido más de una conversación con el patriarca y con sus hijos, sobre lo buena que estas y lo que les gustaría follarte, tu has sido la pieza clave, para renovar el contrato con nosotros. Y es hora de que los Reynolds tenga lo pactado, o sea a ti! Jejejejeje.

Explico maliciosamente James.

Jane había empezado escuchando de pie, pero conforme la ansiedad, el asco y el desconsuelo la embriagaban, había necesitado sentarse. Estaba temblando de indignación. Patrick Reynolds aquel viejo baboso y adulador de sesenta años, que siempre rondaba risueño a Harry en los eventos de la empresa para lanzarle desvergonzadas miradas a su escote. Y sus dos hijos mal criados, que se emborrachaban y acosaban camareras y jóvenes casadas o solteras, el menor de unos diecinueve años y el mayor de unos veinticinco. James iba a exponerla y venderla a aquella gentuza.

-          Bien hemos convencido a Harry de que nos acompañes, como una especie de regalo de la empresa y que Reynolds esta encantado con tu presencia, etc…, Todo esta cerrado y firmado, pero montaremos unas negociaciones de ficción para distraerle. En  la próxima hora recibirás un mensajero con un sobre para ti. En el sobre encontraras una tarjeta de crédito y un listado con fotos de prendas y lencería que debes llevar al viaje. Chequea lo que ya tienes y lo que te falte, sal esta tarde con esa visa y cómpralo. Entendido?

Explico James de forma didáctica e instructiva.

-          Si, si, ya lo he entendido.

Respondió Jane resignada y triste.

-          Y te repito no quiero que saltes de alegría, pero al menos te quiero cooperando y neutral, que el cliente se quede contento.  Hasta mañana a primera hora. No me decepciones o lo pagaras!

Dijo James colgando automáticamente.

Jane despego lentamente el teléfono de la oreja sin dejar de gimotear, mientras las lágrimas corrían mudas por sus preciosas mejillas, y ella no paraba de repetirse mentalmente, que hacía todo aquello por Harry.

Jane salió de compras con la tarjeta de crédito que le había enviado James y completo el vestuario de su lista.

Aquella tarde Harry llego muy ufano, anunciándole encantado a Jane su participación en el viaje de negocios que comenzaba al día siguiente, describiéndolo como una posibilidad magnifica para que ella lo acompañase a un lugar encantador y mejorase su animo y su humor. Harry no tenía ni idea de que ella era el negocio de aquel viaje, y Jane sin acabar de abandonar su actitud de desanimo, intento sonreír y mostrarse más condescendiente, mostrando una fingida sorpresa aunque ella ya tenía hecha la maleta.

Hacia poco que había amanecido, cuando sonó el timbre de la puerta, mientras Harry entusiasmado como un niño por el viaje, revisaba su equipaje aun en pijama, Jane se acababa de lavar la cara en el baño adjunto al dormitorio. Sorprendido pero no extrañado Harry se puso su batín y bajo a abrir.

Jane solía dormir con camisones cortos de cama con tirantes muy finos, que acaban cuatro dedos por encima de las rodillas, esa noche había dormido con uno que llevaba un estampado de diminutas flores blancas, amarillas y azules, el estampado daba la sensación que había miles y miles de flores. El camisón estaba abotonado por el escote hasta cuatro dedos antes del ombligo. Jane oyó como su marido abría la puerta, y las voces que siguieron a continuación.

-          Jane cariño, ponte algo y  baja que ya están aquí.

Grito Harry desde la puerta. El corazón de Jane comenzó a acelerarse y ella empezó a titubear, consciente de lo que podía empezar cuando bajase aquellas escaleras.

-          Cariño baja a ver que podemos ofrecer a James y a Richard, mientras nos arreglamos.

Volvió a gritar Harry, desde el principio de la escalera.

Jane se calzo unas preciosas zapatillas de andar por casa blancas y finas como forradas de fina pelusa por encima y un batín casi transparente de seda beis oscuro que tenía en el borde de la cama y se dirigió al piso de abajo.

Los tres la esperaban sonrientes junto al arco de entrada de la cocina abierta, una cocina con una barra que separa la zona de los electrodomésticos, horno, armarios y fogones de una mesa junto a una vidriera que da al jardín.

Tres sonrisas muy diferentes. Harry despreocupada y entusiasta, James sarcástica y arrogante y la de Richard la sonrisa del depredador ante la pieza que esta a punto de cazar.

-          Buenos días, estas guapísima Jane, querida.

Interpelo James acercándose a ella y dándole un beso en una de las mejillas.

-          Gracias.

Contesto brevemente y de forma asustadiza Jane.

-          Porque habéis llegado tan pronto, aun no estamos listos.

Susurro Jane a James preocupada.

-          Richard no podía esperar a probar su “desayuno”…. Jejeje.

Contesto también cuidadoso entre susurros James sonriéndose.

Jane miro ansiosa con ojos de temor hacía Richard que sostenía su sonrisa hambrienta.

-          Realmente muy guapa…. Buenos días Jane!

Dijo socarronamente Richard acercándose a besarle también en una mejilla, al tiempo que disimuladamente acariciaba su cadera. Al tiempo que Jane tensaba el cuerpo aumentando la respiración.

Richard media un metro ochenta, tenía un cuerpo corpulento, con un ancho cuello y cara agresiva de boxeador rematado con un peinado corto de su cabello castaño oscuro, manazas grandes y brazos fuertes, desde el instituto había practicado lucha libre y en la universidad había competido mucho, tenía más bien una cara de bruto, como un perro de presa hecho hombre. Pero su padre era uno de los socios de la empresa. Y cuando tras la universidad empezó en la misma, el primer departamento donde comenzó a trabajar y donde aprendió fue el que dirigía Harry. Jane no podía creerse lo despreciable que era Richard, no solo había estado dispuesto a cortarle la cabeza a su mentor para ponerse él. Sino que además quería aprovecharse de su mujer sin pudor y estando casado.

-          Por favor, que queréis tomar, mientras nos arreglamos?

Pregunto risueño y despreocupado Harry.

-          Unos refrescos nos bastaran.

Contesto con convencimiento James.

-          Por favor cariño saca algunos refrescos de la nevera y prepara algo de café.

Dijo Harry despreocupadamente.

Jane tragando saliva ansiosa y nerviosa saco algunos refrescos de la nevera y se dispuso a preparar el café.

-          Deja que te ayude!

Dijo Richard dirigiéndose a la cocina.

-          No, no, no hace, no hace falta, no te molestes!

Contesto Jane casi temblorosa.

-          Si no es molestia que es placer!

Contesto con una maliciosa sonrisa Richard, al tiempo que se acercaba entrando por la abertura de la barra hasta donde estaba Jane que lo miraba como aterrada.

-          Harry vamos aun momento al jardín a dar una vuelta, si no te importa, mientras Richard ayuda a Jane a preparar el café, hay algunos detalles de las negociaciones con los Reynolds que quiero que hablemos tu y yo personalmente ahora antes de salir, no te importa verdad?

Planteo James.

-          No, no, por supuesto, vamos salgamos al jardín, ahora volvemos cariño, muéstrate hospitalaria con Richard!

Contesto Harry mirando a Jane, sonriendo de oreja a oreja, sin observar las miradas cómplices divertidas y sarcásticas de los otros dos hombres.  Jane abrió la boca, deseaba con todas las ganas gritarle a Harry que no saliese, que se quedase con ella. Pero bajo sus preciosas manos de finos dedos hasta la barra de la cocina y mirando cabizbaja asintió con la cabeza. Richard sonriente abría un refresco junto a ella. 

Apenas los dos hombres salieron por la puerta del jardín, Richard se situó tras Jane, acariciando sus caderas por encima del batín de seda.

-          Oooh, ooohh, por qué haces esto Richard, por qué? Tienes una joven esposa y un precioso niño de cinco años, y yo soy una mujer madura. Por qué Richard, Richard?

Preguntaba Jane intentando ablandar a Richard que ya acariciaba con sus manazas las preciosas y esféricas nalgas de Jane al tiempo que apretaba su paquete contra ella.

-          Eres la hembra que más he deseado en mi vida, la musa de todas mis fantasías de adolescencia, follarte siempre ha sido mi sueño. Lizzy pequeña y regordeta, más aún después de tener a Kevin, y nada predispuesta en los últimos tiempos, su cuerpo comparado con tu cuerpo de playmate exótica, alta y macizorra es un saco de mierda…. Huuuumm.

Respondió Richard mugiendo de deseo,  subiendo lentamente sus manazas por el vientre plano y maravilloso de Jane, pegando aún más todo su cuerpo al de Jane.

-          Piensa en Harry, piensa en Harry, el siempre te trato tan bien, como un padre, te enseño tanto, y así le pagas, así….aaaahhh!

Decía lastimosamente Jane tratando de tocar la conciencia de Richard cuando este llego con sus manazas a sus turgentes y esfericas tetazas, apretándolas con fuerza una a la otra intentando inútilmente contenerlas.

-          Que se joda Harry! Y que se ande con cuidado, yo debería ser el jefe de toda la división ahora y no el adjunto. Así que se ande con cuidado, y tú aún más, a ver si te destrozamos el matrimonio y la vida…..oooooohhhh….uuuuhhhh… que tetazaaass, que ganaaaaasss.

Contesto con desprecio y autoridad Richard con la voz llena de deseo, mientras con una de sus  manazas de gordos y musculosos dedos apretaba la tetaza izquierda de Jane y con la otra buscaba y hallaba el largo y firme muslo de Jane apartado el batín de seda y evitando el camisón.

-          No, no, no, por favor Richard, por favooorr… aaahhhh, me haces dañooo, nooo!

Se quejaba Jane forcejeando y revolviéndose incomoda. Mientras Richard la aprisionaba contra la barra de la cocina y le bajaba por los hombros el batín de seda dejando su espalda al descubierto, besándole en el cuello, mordisqueándole en los hombros, tomándole por los brazos con fuerza ante la resistencia de ella.

Richard se canso del forcejeo y cogiéndola con fuerza del brazo le dio la vuelta, sosteniéndola  por la muñeca con su manaza izquierda, mientras con los dedacos pulgar e índice de su mano derecha la sujetaba haciendo pinza por las mejillas y el mentón, mirándola amenazadoramente.

-          Escúchame perra! Me gusta que te resistas un poco, me pone a cien. Pero no te vas a quejar y vas a dejar que haga contigo lo que quiera, o me quejare a tu “jefe” y tu mundo se hundirá. Esta claro!

Dijo Richard con desprecio y autoridad, mirando a Jane que gimiendo de dolor con ojos aterrorizados asentía con la cabeza. Acto seguido y como un rayo, Richard soltó sus mejillas y tomándola con firmeza por su cabeza la atrajo hacia él, dándole un agresivo y violento morreo, al tiempo que con la otra manaza la tomaba por la cintura atrayéndola pegando su cuerpo al de él. Richard metía su lengua en lo más profundo de la boca de Jane, provocándole sensación de asfixia, mientras esta apoyaba en el pecho de Richard sus finas y delicadas manos tratando de separarse de aquel violento morreo.

Richard le saco la lengua dejándola respirar mientras agarrándola firmemente por la espalda y aprisionándola contra la barra no la dejaba escapar de su acoso y recorría con su ansiosa lengua la suavidad de porcelana del cuello y los hombros de la piel morena cetrina de Jane, que intentaba separarse de Richard empujándole sin éxito con sus finos y femeninos dedos.

-          Por favor, por favor, por favoooorr, Richard, por Lizzy, por tu hijo…. Para, para, paraaa… pueden entrar en cualquier momento, paraa!

Protestaba lastimera Jane.

Richard la cogió con firmeza por los hombros y la sacudió secamente.

-          Ya esta bien puta!

Le grito autoritario Richard cogiéndola por los hombros y zarandeándola con fuerza.

-          Aaaahhhh!

Lanzo un gritito Jane dejando correr una lágrima por su mejilla, tensándose  mucho y mostrándose resignada.

Richard la contemplo con una mirada entre de placer lascivo y placer por la dominación, dejo caer al suelo su batín de seda beis desde los hombros y la contemplo, en todo su esplendor con su melena suave y brillante abundante y sedosa cayendo por ambos lados de su cabeza.

-          Dioooooossss, es verdad eres toda para mi….toodaaaaa!

Exclamo Richard cogiendo con sus manazas el borde superior del camisón y abriéndolo de arriba abajo con un golpe violento que arranco todos los botones del mismo.

-          Ooohh Richard!

Exclamo Jane tambaleándose por la violencia del acto, y tensionándose mucho después, cuando acto seguido Richard desesperadamente hambriento tomo con sus manazas, uno de los preciosos y enormes melonazos turgentes y en forma de gota de lluvia, extraordinariamente erectos de Jane, aquellas gloriosas tetas en aquel cuerpo esbelto, algo de ensueño y empezó a chuparlos y a clavar sus dientes, abriendo mucho su bocaza como si tratase de introducirse aquellos globos de copaza F en su boca.

-          Aaaaaaahh, aaaahhhh, no, me muerdasss, poooor favoooor, no me mueeerdaaas, dueleee, aahahhh!

Gritaba patética entre algunas lágrimas sueltas y sollozos retorcida por dolor Jane, abandonada a ser el objeto de placer de Richard, sin dejar de repetirse mentalmente que todo lo hacía por Harry.

Richard cambio de tetaza y subió la falda del camisón dejando a la vista un precioso tanga de lycra completamente transparente que aumento su excitación haciendo que cerrasen con mas fuerza sus dientes sobre el nuevo pezón de Jane que devoraba.

-          Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh!

Estallo de dolor Jane, soltando un torrente de lágrimas y apoyándose con ambas manos en la barra de la cocina, haciendo que Richard dejase de morderla y mirase por la puerta de la terraza temiendo que su grito hubiera llegado fuera.

Miro sonriente a la mujer que era un cuadro de lágrimas, y le sonrió satisfecho. Después coloco uno de sus dedos gruesos dentro del tanga de Jane y empezó a frotarle los labios exteriores de su raja. Al tiempo que con la otra mano sostenía uno de los globos de Jane y succionaba su precioso y granítico pezón como si quisiera ordeñarlo y beber su leche.

Jane había dejado de llorar, pero no dejaba de sollozar y jadear, invadida por el estupor y la vergüenza, pero Richard había dejado la entrada de su coño para entrar dentro de ella, y no ya con un dedo, sino con dos de ellos, y con maestría experta empezaba a frotarle el clítoris intermitentemente al tiempo que metía y sacaba sus dedos de su raja lenta y profundamente. Y ante aquella situación su cuerpo empezó a traicionar a Jane. El recuerdo lujurioso de su polvazo con James volvía a poseer su mente, y su coño empezó a lubrificarse rápidamente, además las succiones placenteras de Richard habían sustituido los mordiscos dolorosos.

-          Oohh, oooohh, huuuummm, oooohh…

Gemía y jadeaba Jane, apoyada con sus manos en el banco de la cocina, girando la cara e intentando disimular y reprimir el placer que le daba Richard.

-          Así me gusta más perra, jajajaja, ya sabía yo que esto te iba a gustar!

Dijo Richard mirándola con voz de triunfo.

Después  la obligo a sacarse el tanga transparente tirando de él con fuerza hacia abajo y forzándola a sacárselo por los pies, sin dejar de apretar y amasar con una manaza sus enormes globazos turgentes y erectos, cubiertos de chupetones y con la marca de sus dientes, mientras con dos dedos de su otra manaza no dejaba de pajear a Jane.

Entonces se arrodillo entre las piernas de Jane, que se apoyaba con sus manos y espalda  en la barra de la cocina, y sin dejar de ayudarse con sus dos dedos gruesos que no paraban de entrar y salir de la raja de la mujer, empezó a lamerle con fruición el clítoris, lanzándole lengüetazos cortos e intensos entre el bello de su depilado brasileño.

Jane que se apoyaba con ambas manos en el banco de la barra de la cocina, no pudo evitarlo y muy a su pesar se agarro con fuerza al mismo, tirando la cabeza para atrás y cerrando los ojos, mientras empezaba a jadear, avergonzada pero poseída por el placer.

-          Aaaaahhhh, ooooohhhh, oooohhh, aaahhhh.

Gemía y jadeaba Jane retorciendo su cabeza y el resto de su cuerpo. Mientras Richard aumentaba el ritmo del bombeo de sus dedos y sus lengüetazos, hasta un límite desconocido para Jane, que empezó a sentir como su interior se contraía al borde del orgasmo.

-          Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhh!!!!!!!! siiiiiiiiiiiii…….ooooooooohhhh!

Estallo en un orgasmo Jane empapando los dedos y la cara de Richard. Que con una sonrisa de satisfacción se levanto busco papel de cocina y se limpio el rostro y las manos, sin dejar de frotar su pubis contra el cuerpo de Jane. A la cual volvía a embargarle aquel sentimiento de culpa y de vergüenza que la embargaba los últimos quince días después de masturbarse, a punto de llorar.

-          Ahora es mi turno perra! Ponte de rodillas y cómemela, bien rico, tu lechita del desayuno.

Exclamo Richard con voz de triunfo y dominio.

Jane aparto la cara poniéndose de nuevo tensa y rechazando arrodillarse a pesar de la fuerza que imprimía con una mano en su hombro Richard.

-          No me gusta Richard! No le he hecho una felación nunca a Harry!

Dijo Jane mirando fijamente a Richard.

-          Pues a mi me la vas a mamar, porque a mi si me gusta, y te vas a beber hasta la última gota, so puta, y siempre que quiera! Entendido!

Contesto Richard forzándola a arrodillarse imprimiendo fuerza en ambos hombros.

-          No, me niego, no me gusta!

Repitió firmemente Jane llena de disgusto.

-          Chas, chas!

Sonaron secas las dos bofetadas que le dio Richard a Jane cruzándole la cara. Y dejándola entre sollozos.

-          Ya esta bien! A ser una niña buena y tomarte la lechita de la mañana, zorra!

Exclamo Richard bajándose los pantalones y dejando a la vista una polla dura como una piedra, no demasiado larga pero si bastante gruesa y musculada, que acerco a la cara de Jane, que intentaba apartarse entre sollozos.

-          Aaahhhhh!

Grito Jane cuando Richard la agarro con una de sus manazas de su preciosa y sedosa melena castaña con reflejos rubios y tirándola del pelo, la atrajo hacia él, al tiempo que tapaba con fuerza violentamente su preciosa y pequeñita nariz, obligándola a abrir la boca para respirar, momento en el que Richard aprovecho para colocar en su boca su gruesa y nervuda verga, empezando a bombear dentro de ella con fuerza.

-          Aaaagggg, sluuurrp, aaagggg, sluuuurrpp!

Alternaba Jane las arcadas con las mamadas al pollón de Richard, que se había aferrado con fuerza a la cabeza de Jane enredadas sus manazas en la preciosa melena de Jane, y bombeaba sobre ella adelante y atrás, atrás y adelante. Mientras las tetazas erectas de Jane rebotaban en el aire al ritmo brutal de la embestida!

-          Aaaahhhh, siiiiii, diooooooosss, que boca tieneeeesss, aaaahhhhh oooooohhh, es un sueñooooo, siiiiii!

Jadeaba de placer Richard si dejar de bombear en la boca de Jane sin piedad. 

-          Aaaagggg, sluuurrp, aaagggg, sluuuurrpp!

Se atragantaba Jane que nunca había sentido algo así, dejando escaparse las lágrimas por sus ojos por el esfuerzo y la sensación de ahogo. Al tiempo que impulsada por el deseo que había vuelto a emerger en ella movía su lengua rápidamente dándole  un tremendo masaje a la tranca de Richard.

En aquel momento James y Harry se acercaron a la puerta acristalara de la casa que daba al jardín, dispuestos a volver entrar en la misma. Richard soltó la cabeza de Jane  y le metió toda la polla hasta el fondo de la boca, al tiempo que colocaba los brazos sobre el banco de la cocina.

-          Acaba esto tú misma hasta que tengas toda mi leche en tu boca o te destrozo la vida ahora mismo.

Dijo Richard mirando amenazadoramente a Jane, que estaba de rodillas con la polla de Richard dentro de la boca y mirándole como un cordero atemorizado, mientras se oía el abrir de la puerta del jardín y la voz de su marido y James, y un calambre de temor recorría el espinazo de Jane.

-          Vaya ya estáis de vuelta, que tal todo, ya esta claro?

Pregunto indiferente Richard mientras Jane se erguía oculta por el muro del banco de la cocina, y agarrando la gruesa polla de Richard con sus finos, delicados y cuidados dedos, empezaba a pajearlo al tiempo que ajustaba sus labios al diámetro de la polla del hombre, y empezaba a bombear metiéndose el prepucio en la boca, adelante y atrás, atrás y adelante, al tiempo que instintivamente lanzaba fuertes e intensos lengüetazos al glande de Richard.

-          Si ya esta todo bastante aclarado! Y Jane donde esta?

Pregunto alegre y risueño Harry!

-          Oooohh! Ha ido al baño un momentoooo!!!

Respondió Richard desencajado por el placer de la mamada de Jane.

-          Estas bien Richard?

Interrogo James extrañado!

-          Mejor que nunca, mejor que nuncaaa!

Contesto con una extraña mueca, guiñándole un ojo a James aprovechando que Harry se daba la vuelta para sentarse. James comprendió enseguida que era lo que estaba pasando, por lo que  se sentó rápidamente frente a Harry e intento distraerle para que no mirase en dirección a Richard, el cual  resoplaba de placer y agachaba la cabeza no pudiendo soportar el increíble placer que le estaba dando Jane con su mamada.

Jane impulsada por el calor húmedo de su entrepierna y por el temor a ser descubierta, intensifico aún mas el bombeo, moviendo la cabeza, adelante y atrás, atrás y adelante, consciente de que cuanto antes se corriese Richard antes pasaría el peligro.  Apretaba al máximo sus labios alrededor de la verga de Richard cuando sintió como la polla de este palpitaba en su boca aceleradamente.

-          Ooooooohhh….

Musito Richard ocultando su cabeza entre sus brazos, estallando en la boca de Jane inundándole con su espesa y cremosa leche caliente, mientras el marido de Jane y James charlaban amistosamente.

Jane se separo lentamente de Richard, sacando su pollón de la boca, viendo como este la sujetaba  inquisitivamente con la cabeza entre los brazos, y como le hacía señales con la cabeza para que la mujer se tragara toda su leche. Jane con la boca llena, negó con la cabeza. Richard le piso el tobillo con el que se arrastraba para salir de la cocina después de haber recogido su batín de seda gris, y le lanzo una mirada fiera y amenazante.  Jane puso rostro de dolor, de enfado, y mirando con fastidio  a Richard, se trago todo el semen de este que no había caído por su garganta debido al impulso de la eyaculación  y que había conservado en la boca con la esperanza de arrojarlo en la pila del baño. Después con gesto de rencor abrió mucho su boca sacando su lengua al máximo, para mostrarle a Richard que se había tragado hasta la última gota. Richard sonrió satisfecho, subió la cabeza mostrando su satisfacción a James, al tiempo que se guardaba su tranca y se subía sus pantalones con disimulo, después de haber levantado su fuerte pie del tobillo de Jane, permitiéndole que se arrastrara con su batín de seda beis y a gatas para no ser vista desde la mesa de la cocina, alcanzase el baño del pasillo.

Al poco apareció Jane, se había lavado la cara y tranquilizado, llevaba el batín de seda completamente cerrado para que Harry no pudiera ver los botones destrozados del camisón, ni intuir en lo más mínimo la marca de los dientes de Richard sobre sus deliciosas mamazas, enormes, firmes y erectas. Estaba más sosegada, pero la situación y la mamada a Richard la había excitado sobremanera, y notaba la entre pierna ardiendo, lo que le provocaba una extraña sensación de rubor y vergüenza, mezclada con deseo libidinoso.

-          Bueno vamos arriba a arreglarnos y en seguida nos vamos.

Dijo Harry siguiendo con aquella actitud entusiasta y enfilando la escalera.

-          Si no te importa Harry te acompaño y seguimos comentando los detalles sobre el contrato de aprovisionamiento.

Pregunto James solicito.

-          Si claro, James, yo ya me he duchado, si me quieres acompañar mientras me visto. Y Jane meterá su ropa en el baño y se mudara tras ducharse, verdad querida?

Exclamo Harry.

Jane afirmo con la cabeza, buscando con la mirada a Richard.

-          Y, y Richard?

Pregunto Jane.

-          Tenía que ir al servicio y como tú estabas ocupando el de abajo le indique donde estaba el de invitados del piso de arriba.

Respondió despreocupado y confiado Harry, mientras subía por las escaleras seguido por James que sonreía a Jane maliciosamente, que lo observaba en último lugar, preguntándose porque sonreía así y que maliciosas ideas rondaban su mente.

James se sentó en una silla del dormitorio adoptando una actitud indiferente y hablando con Harry, mientras Jane cogía la ropa que ya tenía preparada desde el día anterior y entraba en el baño del dormitorio. Cerrando la puerta tras de si. Se acerco a la bañera y arrojo el jabón para un baño espumoso, necesitaba limpiar su cuerpo y sobretodo su piel magullada por los dientes de Richard.

Tomo una goma para el pelo y se hizo una coleta alta, de forma que su brillante y sedoso cabello le caía como en cascada de la coleta desde la parte superior de la cabeza. Se quito el batín y dejo caer muy sensualmente el camisón roto, sacándoselo por los tirantes. Se puso junto al espejo grande del baño para observarse las magulladuras de sus enormes senos, y entonces dio un respingo a punto de lanzar un chillido, en una esquina sobre un taburete sin pantalones, sentado con su cuello grueso y su rostro de boxeador con su pollón grueso entre sus manazas meneándosela estaba Richard.

-          Pero que haces aquí detrás de esa puerta están Harry y James! Harry podría tener que entrar por cualquier necesidad, y la puerta que da al pasillo tiene cerrojo, pero la que da a la habitación no!

Dijo en voz baja Jane llena de temor a Richard.

-          Tú no te preocupes y sigue observándote lentamente y luego metete en la bañera y enjabónate y déjame que te vea…..eres una puta diosa, tan alta, y tan esbelta y con ese culo y esas caderas perfectas, y esas tetazas tan enormes, esféricas, turgentes y en forma de gota de lluvia agresiva….y naturalesss….ooooohhh, mira como me pones puton, con tus ojos de gata asiática!

Jane se debatía entre el remordimiento y el calentamiento intenso que le producía la presencia de Richard, aquel pollón tan grueso, algo mayor que el de Harry, pero el doble de grueso, venoso y nervudo palpitando por ella. Volvió a girar y miro dubitativa a Richard.

-          Venga tocate y enjabonate….vengaaaa, zorra, diosa del sexooo!

La increpaba Richard.

Jane más decidida empezó a palparse las tetas como si se las estuviese examinando, haciendo como si Richard no estuviese, deslizando por su cuerpo sus finos y preciosos dedos con sus uñas perfectas, elegante y sensualmente, poniendo cara de inocencia cuando cogía sus enormes melones de copa F y los juntaba uno junto al otro, o los agitaba lentamente en el aire, acariciándolos con la yema de sus dedos, su pezón izquierdo dolía todavía debido al mordisco de Richard.

Cuando considero que había sido suficiente, se dirigió a la bañera lentamente moviendo grácilmente sus caderas, dirigió una mirada inocente de vulnerabilidad a Richard, y se inclino a apagar el grifo de la bañera, dándole un primer plano espectacular de  la perfección redonda y firme de su culo.

La bañera estaba llena, ella subió lentamente cada una de las escaleras, y de forma muy sexy y femenina, probo con su pie el agua y luego se sumergió lentamente en la bañera, metiendo primero uno de sus preciosos pies, luego el siguiente, hasta sumergir lentamente todo su cuerpo bajo la espuma.

Sin dejar de mirar a Richard empezó a jugar con la espuma, mostrando sus largas y perfectas piernas  y cubriéndoselas de espuma, arrojándose espuma sobre sus protuberantes y perfectos pechos, sobre sus muslos, sobre su vientre. Richard estaba allí sentado sin dejar de masturbarse lentamente, devorándola con los ojos. Aquella debía ser otra de las fantasías de Richard,  solo va a mirar esta vez, pensó Jane, mientras a través de la puerta se oían las voces de James y Harry.

Jane le dio por un momento la espalda mirando el azulejo color vainilla de la pared de baño. Cuando sintió como una mano rodeaba su cintura sobresaltándose.

-          Que haces, que haces, Harry puede entrar en cualquier momento!

Dijo Jane alarmada en voz baja mirando fijamente hacia la puerta.

-          Despreocúpate! Voy a poseerte!

El corazón de Jane volvió a palpitar, y el sentimiento de culpa volvió a invadirle, la culpa mezclada con el fuego ardiente de la lujuria que chorreaba por su coño, y que le producía aquella situación.

Richard cogió champú de una botella cercana lo dejo caer sobre sus manos y se coloco desde atrás  enjabonando las enormes tetazas de Jane con sus enormes manazas de luchador de lucha libre. Jane retiraba la cabeza en gesto de rechazo pero dejándose hacer, luchando en su interior contra el deseo que cada vez era mayor, sobre todo, sintiendo el roce del grueso tronco de la polla de Richard que jugaba con sus labios balanceándose hacía adelante y hacia atrás.

Mientras las manos de Richard llenas de champú recorrían el vientre de Jane, los muslos, el culo sobándolo y magreándolo, y volviendo a subir hasta sus melonazos los cuales agarraba con sus manazas como si estás fueran zarpas, amasándolas con deseo.

-          Ooooohhhh, ooooohhh, aaahhhh.

Gemía Jane en voz baja, apartando la cara en signo de rechazo, con la raja al rojo vivo.

Richard bajo su mano hasta el coño de Jane metiendo sus gruesos dedos corazón e índice.

-          Hija de puta estas empapada, mis dedos se han deslizado en tu coño como si se hubieran deslizado sobre mantequilla, que cachonda estas perraaa!

Dijo Richard cogiendo a Jane por la cara que rechazaba y girándosela sin dificultad  para darle un morreo, al que la mente de Jane se resistía, pero al que el deseo salvaje de su cuerpo no podía resistirse. Así cerrando los ojos enrosco su lengua en la de Richard, besándolo de forma hambrienta,  alargando el beso en un beso francés con las dos lengua enroscándose fuera de la boca, mientras Richard con una mano apretaba con fuerza uno de sus maravillosos melones y con la otra mano frotaba su clítoris y su raja. Las voces de James y Harrys de la habitación contigua seguían oyéndose.

Richard  se sentó en el borde de la bañera que era un circulo perfecto, atrayendo a Jane hacia el junto las piernas dejando su tranca inerte y firme como el mástil de una bandera, y tomando a Jane por la cintura la levanto y la coloco frente a él de forma que abrió sus piernas, poniendo sus labios sobre la polla gruesa y nervuda de Richard, que tirando hacia abajo la ensarto hasta el fondo.

-          Aaaaaahhhh, oooooohhhh……siiiii!

Gemía de placer Jane cerrando los ojos y tirando la cabeza hacia atrás.   

Richard la tomo de la cintura y empezó a elevarla y bajarla sobre su polla, arriba y abajo, abajo y arriba, mientras ella abría la boca para resoplar de placer al tiempo que cerraba los ojos y  apoyaba sus preciosas y delicadas manos en el pecho fornido de Richard y apoyándose en el suelo de la bañera ayudaba con el bombeo a Richard, moviendo instintivamente las caderas dando círculos primero hacia un lado y luego hacia el otro.

-          Asiiiiii, asiiiii, nenaaaaa, mueveteee, como la zorrrittaaaa que ereeesss….. aaaahhhh! Te gusta mi polla eh putitaaa, es mucho mejor que la de Harry, pero muchoooo mejooorr, aaaahhh!

Gemía y preguntaba exigentemente en voz baja Richard!

-          Siiiiii, tu polla es la más gruesaaaaa que ha entrado nunca en miiii, aaaahhhh, me estas abriendo todaaaaa, ….. nunca lo había hecho en esta postura es maravillosaaaaa!

Repetía Jane abandonada al vicio y a la lujuria, completamente poseída por el placer de aquella verga nervuda y gruesa. Gozaban tanto que pasaron más de cinco minutos follando en aquella postura, mientras se oían las voces de Harry y James al otro lado de la puerta, pero en la mente de Jane solo había lugar para la polla de Richard, ningún temor le afectaba ya.

Después Richard la levanto, y ambos se enjuagaron, sin dejar de retorcer sus lenguas en besos, con Jane completamente entregada a aquella nervuda y palpitante polla, salieron de la ducha y sin dejar de besarse se secaron el uno al otro, Jane no dejaba de sonreír a Richard con su coño chorreando, mientras este le secaba y le daba palmetazos en las nalgas y le pellizcaba y amasaba las mamazas.

Después se acercaron al espejo y Jane entrego una carísima y delicada crema corporal a Richard, sin dejar de buscarle la boca para besarle, desesperada ella por morrearse con el luchador. Este dejo caer la crema corporal desde los hombros de Jane extendiéndola luego lentamente por sus hombros,  sus tetazas, su canalillo, su vientre recreándose hasta que la piel de Jane brillaba como si fuera de oro, y Richard sin dejar de besarla apasionadamente agarrándola por la parte inferior de las tetazas  la levanto lo suficiente para volver a empalarla.

-          Ooooooohhhh Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, aaaaaaaaaaaaaaaah!

Gimió en voz baja Jane. Al tiempo que Richard asiéndose fuertemente de sus melonazos , empezaba a bombear, fuertemente, adentro a fuera, afuera, adentro.

-          Siiiii, siiiii, apretame las tetas, apretaaaaa más fuerteeeee, aaaahhhhh!

Gemía susurrante enloquecida de placer Jane!

-          Como te gusta, nena, que perra cachondaaa ereeesss, aaahhhh, que bieeeenn!

Contestaba Richard apretando con fuerza y amasando las resbaladizas tetazas de Jane.

-          Toocc, tooocc!

Sonó la puerta cuando llevaban en esa postura casi dos minutos, y las tetas de Jane se habían puesto duras como el mármol.

-          Siiiiii?

Contesto con un gemido sordo totalmente despreocupada Jane.

-          Jane cariño, supongo que si no abres es porque no estas presentable. Veras es que no encuentro la corbata de puntos rojos sobre fondo negro, recuerdas donde esta casualmente?

De repente la conciencia de Jane despertó de la ensoñación, recordándole que estaba engañando a su marido, que estaba en la habitación de al lado, y lo que era peor lo estaba disfrutando.

Richard reacciono rápidamente agarrando a Jane con una de sus manazas por la coleta que tenia en la parte superior de la cabeza, aumentando el ritmo del bombeo frenéticamente, al tiempo que camina dirigiéndola hacia la puerta, como si su coleta fuera la brida de un caballo, mientras con la otra manaza grababa sus huellas dactilares en el culo de Jane

De nuevo una ola de placer sexual derribo a su conciencia ante el bombeo desenfrenado de aquella polla divina, la mas gruesa que nunca le habían metido. Se apoyo en la puerta con sus delicadas manos, cerrando los ojos y apretando sus preciosos dientes de nácar, saco fuerzas para contestar a su marido.

-          Siiiii, siiii, no estoy presentable, no estoy presentableee!

Contesto Jane a Harry a través de la puerta!

-          Y la corbata?

Volvió a preguntar Harry. Jane abrió mucho los ojos y la boca, apagando un aullido de placer, y girando la cabeza mirando a Richard que había aumentado aun más el ritmo del bombeo, adentro, afuera, afuera, adentro, adentro, afuera. Jane sentía palpitar la polla de Richard al borde del orgasmo y ella misma estaba a un paso de  correrse. Por su mente cruzo una imagen, y contesto!

-          El tercer cajóoon, el tercer cajón de la comodaaa, con las corbataaass del año pasadooo…..oooooh!

Contesto Laura apagando un gemido final de placer.

-          Gracias, cariño voy a ver!

Replico Harry.

-          Oooooohh, nena, que coño tienes, que coñooo tienesss, me ordeña la pollaaaaa, me corroooo, me corrrooo!

Exclamo Richard tirándole la cabeza con fuerza hacia atrás al estirarle de la coleta y retorciéndose de placer.

-          Noooooo, dentroooo, noooo, que no nooooooo, seeeee, si es segurooooo…. Ooooohhh, Dioooos!

Con el cuerpo completamente tensionado, y la cabeza hacia atrás, Jane se llevo las dos manos a la boca para evitar el estallido de su gemido de máximo placer, que orgasmo, era el mejor que recordaba haber tenido. Al tiempo que sentía como la enorme carga de la cálida semilla de Richard la inundaba.

-          Asiiiii, putita, bien follada por un hombre, a ver si te dejo bien preñada!! Ja, ja, ja!

Dijo Richard al tiempo que tirando de la coleta  le acercaba la cara para volver a morrearla y soltarla definitivamente, sacándole la polla chorreando semen, enjuagándose en la bañera, secándose rápidamente y vistiéndose para salir por la puerta del pasillo, mientras Jane trataba de recuperarse hecha un ovillo junto a la puerta, en una pose en la que se sentía humillada, jadeando aún por el placer de aquel orgasmo único.

-          Muchas gracias mi amor, estaba justo donde tu dijiste.

Se oyó la voz de Harry a través de la puerta, a la vez que Richard salía cerrando despacio, y la culpa y la humillación se transformaban en lágrimas en los ojos de Jane.