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Una estudiante de medicina muy traviesa

en Sadomaso

¡Que pase Jose García López!- dijo una voz femenina desde el interior de la consulta.

Al escucharlo, un joven de 20 años se levanta de su asiento con cara de dolor y abandona la sala de espera.

  • Mierda! Es una mujer, y parece que es joven. Joder qué vergüenza.- pensaba el joven antes de entrar.

Una vez dentro, encontró a una chica de 1,60, era muy joven, de aspecto inocente y morena, aunque con los ojos claros, pero lo que más llamó la atención de Jose fueron sus firmes pechos, grandes pero sin parecer desproporcionados respecto a su cuerpo. Destacaban mucho en la ceñida bata blanca, la cual llevaba con varios botones desabrochados que dejaban a la vista un escote considerable. A pesar de su belleza, el joven solo podía pensar en que era imposible que fuera la doctora, ya que debía tener como mucho su misma edad.

La chica lo recibió con una sonrisa y lo invitó a sentarse. Observó con curiosidad la extraña forma de andar del chico, lentamente y con las piernas separadas. Su gesto de dolor al tomar asiento tampoco pasó desapercibido.

  • La doctora volverá en un momento, yo soy su estudiante en prácticas. Me llamo Laura.- le dijo la chica amablemente.

Por un lado Jose sintió alivio porque ella no fuera la doctora, pero por otro era incluso peor, ya que tendrá que contar su problema no a una mujer, sino a dos.

  • Bueno, ¿Qué problema tienes?- preguntó Laura.

  • Ehh… bueno, pues veras… -la cara del chico se volvió roja como un tomate- es que ayer me dieron un golpe en… en los testículos, y todavía me duele mucho.- respondió sin mirar directamente a la chica y visiblemente avergonzado.

  • Mmm eso explica la forma de andar –bromeó sin saber muy bien que decir- ¿Qué tipo de golpe fue? ¿Un balonazo jugando al futbol?

  • No, la verdad es que fue en una pelea, me dieron una patada.-respondió Jose un poco más calmado.

  • Ahh una pelea, pero no parece que tengas más golpes que ese… Fue una chica ¿Verdad?- preguntó Laura sonriendo.

  • Ehh… si, fue una chica –volvió a temblarle la voz y a ponerse rojo- No quería hacerle daño a una chica- concluyó intentando excusarse un poco.

La cara de Laura era de pura felicidad, como si estuviera recibiendo una buena noticia, y ya no parecía que fuera por simple amabilidad, sino que se veía que estaba disfrutando de lo que el pobre chico contaba.

  • Parece que ella si que quiso hacer daño y sabía muy bien cómo y dónde hacerlo –volvió a bromear- ¿Además del dolor presentas hematomas o inflamación testicular?- preguntó ya con más seriedad.

  • Si… los tengo bastante hinchados y un poco amoratados.

  • Debió ser una patada bastante fuerte para conseguir eso de un solo golpe. Pero no te preocupes, es normal tratándose de una parte tan delicada. Algunas abusan de esa debilidad sin miramientos. Ahora cuando vuelva la doctora miraremos como anda todo por ahí abajo. Ya debe estar al llegar.

Paso casi un minuto de un silencio totalmente incómodo y la doctora seguía sin aparecer. Al final Laura no pudo resistirse y siguió preguntando.

  • ¿Qué edad tiene la chica que te pegó?

  • Ti-tiene 16 años. Pero no me pegó, fue solo una patada.- respondió Jose molestó por la pregunta.

  • ¿Tú le hiciste daño a ella?

  • No, con la patada no pude hacer nada….

  • Entonces ya está, ella está en su casa tranquilamente mientras tú has acabado en el hospital con los huevos que ahora veremos lo hechos polvo que están. Para mí eso es una paliza en toda regla, y con un solo golpe.- Laura aprovechaba la libertad que tenía en esos momentos al no estar la doctora para disfrutar a costa del chico diciendo lo que pensaba.

  • Si… pero es que en los testículos no se golpea….- se excusaba el humillado joven.

  • Tampoco se debe pelear con niñas y tu lo hiciste. Acepta que te pegó una chica de 16 años porque es la realidad. Yo también lo he hecho y para mi es una victoria, la mejor que se puede tener contra un hombre.- sentenció dejando a Jose sin argumentos.

  • Hola, perdón por el retraso. Me llamaron de una urgencia.- dijo Ana, la doctora, entrando con prisa por la habitación contigua, terminando con la incómoda conversación a la que Laura estaba sometiendo a Jose.

Ana es una mujer de 33 años de 1,70 de altura y también con un cuerpo muy sexi. Por su edad se la veía más madura que la joven Laura, se la veía más mujer.

  • Veamos, ¿Qué le pasa a este chico?- preguntó a su estudiante.

  • Ayer se pasó de listo con una chica y se llevó una buena patada en los testiculos. Presenta dolor e inflamación.- contestó Laura mucho más seria que antes.

  • Veo que ya has adelantado trabajo en mi ausencia, en ese caso esta vez te encargarás tu, creo que ya estás preparada.

  • De acuerdo.- respondió Laura con entusiasmo.

  • Levántate, chico. Veamos la tortilla que nos ha preparado tu amiga.- bromeó Ana, lo que sorprendió a Jose, que no esperaba esa actitud burlona también en la doctora. Se dio cuenta de que para todas las mujeres los testiculos son un tema de humor, aunque se dediquen a la sanidad.

El joven se levantó de la silla con dificultad y, dándole la espalda a las mujeres, se bajó el pantalón corto que llevaba. Aunque estaba de espaldas, al inclinarse para dejar los pantalones a la altura de los tobillos, las mujeres pudieron ver unos enormes huevos colgando entre sus piernas. Ambas mujeres se miraron con cara de sorpresa y se respondieron con una sonrisa. José se dio la vuelta muy avergonzado dejando totalmente expuesto lo que las mujeres ya habían visto.

  • Buff debió ser una patada digna de ver, pobrecillo, menudo destrozo te han hecho.- dijo la doctora con cara de sentir lástima por él.

  • Debe dolerle bastante para no poder ponerse ropa interior.- añadió Laura.

  • Todo tuyo.- dijo Ana a la estudiante indicándole que comenzara, mientras ella observaba con atención.

La chica se acercó a Jose y cara a cara le guiño un ojo con una amplia sonrisa, algo que a Jose no le dio muy buena espina. Laura se agachó en cuclillas quedando a escasos centímetros de los machacados testiculos de Jose, que colgaban muy pesados bajo su flácido pene. Los observó detenidamente durante unos segundos, como pensando por qué huevo empezar.

  • ¿Qué testículo te duele más?- preguntó.

Él intentó responderle, prestó atención al inmenso dolor pero lo cierto es que ambos le dolían muchísimo, por lo que permaneció en silencio sin saber qué decir. Al no obtener respuesta, Laura se decidió por el izquierdo, por ser el que más colgaba y parecía más hinchado.

Acercó sus pequeñas manos lentamente, con una levantó el pene de Jose para tener mejor acceso a los testiculos y, con la otra, sujetó la gónada con el pulgar y el índice, con aparente delicadeza. Normalmente es el paciente el que sujeta su propio pene pero Laura quería provocar una erección en el dormido pene. A Jose le agradó mucho el suave tacto de sus dedos y la buena vista que tenía de su escote, pero en esos momentos no estaba en condiciones de tener una erección ni mucho menos. Ella se puso muy cachonda fantaseando con agarrar esos dos patéticos huevos y apretarlos con todas sus fuerzas. Era el primer hombre que acudía a la consulta con problemas genitales en el poco tiempo que llevaba de prácticas y decidió disfrutar al máximo de la situación.

El simple contacto con los dedos de Laura hacía aumentar el dolor de Jose, que tragó saliva e intentó no expresar su dolor.

  • Voy a comprobar si tienes alguna fisura o protuberancia, si no aguantas el dolor y necesitas que pare un momento dímelo.- le dijo Laura antes de comenzar a palpar toda la superficie del testículo con su pulgar.

Esa prueba debe realizarse con mucho cuidado y sin apenas ejercer presión, más aún cuando los testiculos están tan inflamados. Pero Laura quiso poner a prueba el orgullo del varón y, sin que se notara, hizo bastante presión con sus dedos. Los ojos de Jose se abrieron de par en par al notar la presión y, a pesar de su esfuerzo por aparentar resistencia, no pudo evitar dar un pequeño gemido de dolor. Incluso le temblaron las piernas, pero él pensó que era normal y siguió aguantando el inmenso dolor, que subía de los testiculos hasta el bajo vientre.

  • Con cuidado Laura, que estas tratando con la parte más sensible del hombre.- advirtió Ana al ver la reacción del chico.

  • Si no estoy apretando nada, prácticamente se los estoy acariciando. Debe ser que los tiene destrozados.

  • Eso será, ¿Crees que habrá que amputar?- preguntó Ana seriamente, aunque se trataba de una broma para asustar al chico.

  • Pff este parece que sí, y el otro no tiene mejor aspecto.-respondió Laura continuando con la broma.

  • ¿¡Có-cómo que amputar!?- intervino el chico muy nervioso. Sudaba como un cerdo solo de imaginarlo.

Al momento las mujeres se echaron a reir dejando ver que se trataba de una broma, aunque a Jose no le hizo ninguna gracia.

  • Termina con ese testículo y para el siguiente mejor colocalo en la camilla, no vaya ser que se desmaye o se caiga al suelo. Lo veo bastante mal…- aconsejó la sensual doctora.

Laura alargó la tortura un poco más tomándose su tiempo y luego se levantó rápidamente, golpeando intencionadamente los testiculos del chico con uno de sus pechos. El golpe no pudo ser fuerte, pero fue suficiente para sacarle otro gemido de dolor a Jose y hacerlo recular un poco. El hecho de provocar dolor con una parte de su cuerpo que representa la feminidad a la parte que representa la masculinidad, volvió a excitarla muchísimo.

Ana contemplaba la escena con una sonrisa y a Jose, en cambio, al principio le avergonzó más aún si cabía, pero después, el recuerdo del tacto de la teta de Laura en sus genitales consiguió ponerlo cachondo y le provocó un amago de erección. No fue completa pero sí que no pasó desapercibida.

  • Me siento alagada pero creo que no es el momento, sobre todo para ti.- bromeó la chica mirando lo que había conseguido con una de sus tetas.

  • Parece que por lo menos sigue funcionando bien.- respondió Ana.

  • Pues sí, y encima puede que ya nunca necesite anticonceptivos.

Jose no sabía donde meterse, solo supo dirigirse a la camilla como Ana recomendó anteriormente y colocarse en ella. La camilla estaba un poco reclinada, por lo que quedaba medio tumbado.

Laura repitió el procedimiento con el otro testículo, aunque esta vez debido a la erección no necesito levantarle el pene, además, la presión la hizo con más fuerza para ver si esta vez también lo soportaba. El pene de Jose empequeñeció inmediatamente , cayendo justo encima de la calida mano de Laura. el chico empezó a gemir por el dolor, ya pasaba de hacerse el macho cuando llevaban todo el rato burlándose de él. Llegó un momento en el que no lo soportaba y pidió a duras penas que parara, pero Ana intervino y dijo a su estudiante que continuara, ya que estaban tardando demasiado.

El joven intentó aguantar pero al final no lo soportó más y rompió a llorar suplicando que acabara de una vez, pero Laura repasó varias veces la superficie del testículo con la correspondiente presión. La doctora lo cogió de la mano y le pidió que fuera un hombre y aguantara, aunque no sirvió de nada. Cuando terminó, Jose quedó tumbado en la cama, con la mirada perdida y la boca abierta, balbuceando y sollozando. Sus piernas tenían un leve temblor que se transmitía a sus colgantes huevos.

  • Qué imagen tan patética.- comentó Laura mirando al destruido varón.

  • No puedo decirte que no, pero no seas cruel mujer, eso es lo que conlleva tener testículos. Bueno, ¿Qué es lo que has encontrado?- preguntó Ana.

  • Pues nada, los dos testiculos están completamente lisos. Solo tiene una gran inflamación.

  • ¡Cómo que nada? Si con esas quejas parecía que los tiene totalmente quebrados.- dijo Ana sorprendida, ya que no era consciente de la presión con la que Laura había realizado la prueba.

  • Pues no sé, compruébalo tú si quieres.- sugirió Laura.

  • Si, eso voy a hacer, porque me parece muy raro.

  • No por favor otra vez no….- suplicó el chico con la poca voz que podía emitir.

Pero Ana lo ignoró y repitió lo que Laura acababa de hacer, además comenzó por el testículo con el que Laura había terminado, lo que hizo a Jose llorar de nuevo. Ella si lo hacia con delicadeza, pero los huevos de Jose ya estaban tan doloridos que el mínimo contacto era más que una tortura.

  • Pues parece que tienes razón, no aprecio ninguna fractura testicular ni nada por el estilo. Vamos a tener que realizar una ecografía, porque o tiene daños internos o es un hombre extremadamente débil. Pero antes terminemos con el otro testículo.- dijo Ana sin dar un respiro al chico.

El llanto y los gemidos se mezclaron con la dificultad para respirar provocando un agudo y agónico sonido muy extraño. “¿Será este el sonido que hacen los cerdos al caparlos?”- se preguntó Laura sin poder evitar sonreír.

  • Ana, ¿Vienen muchos chicos con este tipo de problema?- preguntó Laura con mucha curiosidad.

  • Pues claro, por una cosa o por otra vienen bastantes, la mayoría niños y adolescentes, aunque también vienen algunos más mayorcitos como este que tenemos aquí.- respondió la doctora agarrando el otro testículo para terminar la exploración.

  • Mmmm entiendo…. ¿Pero son casos como este o algo menos… ehh… menos impresionante?- volvió a preguntar mirando al joven varón agonizante que tenía frente a ella.

  • Todo tipo de casos. Desde pequeños dolorcillos por una masturbación más efusiva de la cuenta, hasta casos incluso más “impresionantes” que este. Lo que sí se suele repetir es que el golpe, aparte de los producidos haciendo deporte, son provocados por chicas, sobre todo por hermanas pequeñas.- contestó con los lloriqueos y quejas de Jose de fondo.

  • ¿Más impresionantes que este?

  • Si, recuerdo una vez que llegó un chavalito de 14 años directamente en camilla, tapado con una toalla porque venia desnudo de cintura para abajo. Junto a él venían su madre, muy preocupada, y sus dos hermanas de 12 y 5 años, la pequeña estaba asustada pero la mayor estaba muy tranquilla y parecía que aguantaba la risa….

  • Ella lo destrozó ¿verdad?- interrumpió Laura impaciente.

  • Espera… yo al verla me acerqué a ella y le pregunté qué era lo que le había hecho a su hermano, pero me dijo que nada y por un momento miró a su hermanita de 5 años. “han sido las dos, han sido las dos, mire lo que le han hecho a mi hombrecito” no paraba de repetir la madre. Le pedí a la pequeña que me contara con todo detalle lo que había hecho y por qué lo había hecho. Resulta que su hermano mayor había cogido la costumbre de decirle a su hermanita que le dolía el pene y los testiculos y le pedia ayuda a ella para que le quitara el dolor “masajeándole” la zona. La niña se lo contó a su hermana mayor y esta le dijo lo que tendría que hacer la próxima vez que le pidiera eso. Según me contó le apretó los testiculos con todas sus fuerzas, se los retorció y le dio varios tirones hasta que su hermano perdió el conocimiento.

  • Buff ¡vaya con la niñita de 5 años!- dijo Laura imaginándoselo.

  • Tuvieron que operarlo porque tenia los conductos seminales casi cortados. Por lo menos estoy segura de que nunca más abusó de su hermanita.

  • No creo que la volviera a dejar tocar por ahí abajo- bromeó Laura.

  • Termine ya por favor…- interrumpió Jose entre lagrimas al ver que Ana llevaba ya unos minutos toqueteando el mismo testículo.

  • Oh si perdona, me he alargado un poco con la historia.- se disculpó la doctora todavía con la gónada entre sus dedos.

Después de terminar por fin, Jose estaba hecho polvo, permanecía en la camilla con un inmenso dolor, aunque estaba aliviado. Aliviado por un lado porque la interminable tortura a la que Laura lo había sometido había terminado y, por otro lado, porque el diagnostico era positivo, sus pelotas estaban “bien” y seguirá siendo un hombre completo.

Pero su relajación acabó en cuanto Ana, después de recetarle antiinflamatorios y recomendarle reposo, le dijo que se vistiera, que podía marcharse. El joven pensó en lo que seria volver a casa en su estado y asumió que le seria imposible, pero ante la insistencia de la doctora hizo el intento. Dicho intento duró hasta que al tensionar los musculos del abdomen casi se le suben los huevos a la garganta.

  • ¿Ocurre algo?- preguntó Laura al ver su incapacidad para incorporarse.

  • Cr-creo que no voy a poder.- respondió él avergonzado una vez más.

  • Aaiii por dios que cosa mas patética! Tengo otros pacientes, tus huevecillos no son los únicos que tienen problemas –se lamentó Ana un poco harta- voy a por una silla de ruedas para sacarlo de aquí y pediré que lo lleven a su casa. Mientras vuelvo ayudalo a vestirse, Laura.- concluyó saliendo por la puerta y volviendo a dejar a los dos jóvenes solos.

  • Venga hay que vestirte.- ordenó la chica ayudándolo a levantarse.

Cuando él estaba sentado en la cama con las piernas fuera, al ir a cogerlo para levantarlo, la chica tropezó intencionadamente y al apoyarse su mano fue a parar a los genitales del chico, que estaban posados en la cama. Su mano abierta aplastó la hombría de Jose contra el duro colchón, aunque de haber sido una superficie dura de verdad el resultado hubiera sido mucho peor. Un nuevo gemido agónico salió de la boca del chico, interrumpido por una pobre disculpa de Laura, que ni siquiera disimuló su sonrisa. Sin darle tiempo a lamentarse la chica terminó de levantarlo y le dijo que se vistiera.

  • Hay que ver la de problemas que trae tener los genitales colgando fuera del cuerpo ¿no crees? Ese percance cuando he tropezado con una mujer no hubiera supuesto nada, por ejemplo.- bromeaba Laura mientras él se acercaba lentamente a coger sus pantalones, ya sin la ayuda de la chica.

Ella lo seguía de cerca por si perdia el equilibrio. Cuando Jose se inclino para coger la ropa, ella tenia una vista perfecta de la parte trasera de los testiculos, sin pene de por medio. Su primera intención fue darle una buena patada que él no veria venir, pero se contuvo por las consecuencias que eso podría acarrearle. Sin embargo, no resistió la tentación y le dio una pequeña palmada hacia arriba en la parte baja de los testiculos.

Ups! Perdón, se me escapó.- se burló Laura entre risas.

Jose quedó a cuatro patas intentando recuperar el aliento, fue un pequeño golpe, pero al ser inesperado y el ya mas que lamentable estado en el que estaban las joyas de la familia, hizo que el dolor fuera inmenso.

  • Hija de puta, te has pasado de la ralla.- dijo el chico muy molesto.

  • Venga no te enfades, si solo ha sido un toquecito de nada, no seas exagerado.- contestó Laura restando importancia.

  • Deberia darte una paliza aquí mismo.- amenazó Jose aún a cuatro patas y con bastante dolor.

  • Jajajajaja ¿Cómo a la chica que te dio la patada, no? Seguro que esta cagada de miedo por cuando vuelva a encontrarse contigo.- respondió la chica dejándolo sin respuesta.

  • Venga te estoy esperando, ven a por mi.- insistió Laura mirando las pelotas que poco antes había palmeado.

  • En cuanto me recupere veras lo que es bueno, te arrepentirás de todo lo que me has hecho pasar, maldita puta.- amenazó harto de tanta humillación.

  • Parece que todavía no has aprendido lo que pasa cuando te metes con una mujer….- dijo la chica seriamente y al momento hizo lo que llevaba un rato queriendo hacer, pateo esos huevos que seguían expuestos, colgando pesadamente entre las piernas del joven. - ….sobre todo si estas desnudo en una posición vulnerable.- concluyó.

Jose quedó bocabajo en el suelo, inmóvil, no tenia fuerzas ni para agarrarse las pelotas y retorcerse en posición fetal, su mirada era borrosa y le faltaba poco para perder la consciencia, únicamente podía escuchar las risas y frases feministas de Laura.

Finalmente, Laura se arrepintió de haberlo golpeado, ya que Jose podría denunciarlo y no la dejarían terminar las prácticas en este hospital. Con la más que probable posibilidad de que Jose contara lo sucedido, Laura tenía que evitar que eso pasara. Cogió uno de los brazos del agonizante joven y tirando de él lo puso boca arriba y con una mano agarró los enormes huevos de Jose, sin hacer presión pero con un agarre firme.

- Escucha atentamente, cuando vuelva Ana y pregunte lo que ha pasado, diremos que no has aguantado mas el dolor y te has desplomado ¿Entendido? Seguramente te dejen aquí un par de días para hacerte pruebas, si no dices nada que pueda perjudicarme todo irá bien, pero si te vas de la lengua te arrancaré estas ridiculas bolas con mis propias manos. - amenazó Laura en tono muy serio mientras aumentaba poco a poco la presión del agarre y tiraba de los testiculos hacia arriba. Pero no obtuvo respuesta alguna, ya que finalmente Jose perdió el conocimiento y por fin pudo descansar y poner fin a semejante tortura, al menos de momento….