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Hermano y hermana se enseñan mutuamente II

en Amor filial

Al día siguiente de la intensa sesión de besos, José y Karina amanecieron con el mismo pensamiento: lo ocurrido la noche anterior. El deseo por el otro ocupaba casi la totalidad de los pensamientos de cada hermano. Pero debían seguir estudiando para el examen de química general y fue José, el más analítico de ambos, que puso los puntos sobre las íes.

Kari: lo que hicimos anoche fue maravilloso. Gracias por enseñarme tanto. Pero necesitamos ahora concentrarnos en el estudio, por favor.

Nene, a mí también me encantó, y quiero quitármelo de la cabeza para seguir estudiando. ¿Pero cómo se hace eso? ¡Yo me dormí y amanecí enloquecida!

Acordaron, por idea del chico, que se tomarían todo el tiempo necesario para terminar dos guías de trabajos prácticos y que luego de eso se regalarían una nueva lección (de sexo). El incentivo de las lecciones de Karina era una zanahoria colgando del palito y la única forma de acortar el palo era trabajar duro en los ejercicios de química.

 Acordaron resolver las guías cruzadas e intercambiar apuntes, para saber si cada uno podía hacerlo solo. Y con el incentivo de lo que seguiría resolvieron todos los ejercicios en menos de tres horas.

Cuando terminaron de trabajar José (ansioso) fue el primero en volver a traer el tema de seguir practicando sexo.

Bueno. Creo que los dos nos hemos ganado TUS lecciones. Jajaja.

Karina le puso paños fríos

Esperate un poquito. Vení, explícame esto, porfa, Nene.

Ella estaba dándole la espalda a José, que ya se había parado e iba enfilando para el sofá donde las lecciones magistrales de su hermana ocurrían. El hermano se frenó en seco y un poco a desgano se acercó a la chica a ver que podía ser tan urgente.

Se le acercó por la espalda mientras Karina estaba apoyada en la mesa, aparentemente escribiendo. El hermano observó el cuaderno por sobre encima del hombro de la joven y pudo ver que ella no escribía. El problema estaba resuelto y la solución resaltada al pie de la hoja.

El chico, desconcertado, expresó sorpresa: Eso parece estar resuelto, Kari. No entiendo para que me necesitás.

En ese momento ella miró hacia arriba y por encima de su hombro y sonriendo le dijo:

¡TONTO! ¡Se supone que debías aprovechar para acercarte, pegarte a mi y abrazarme!!!! Jajaja ¡tenés que aprovechar toda ocasión si querés comerte a chicas como yo! Jajaja

José reía y reconoció que era un nerd y la abrazó y le besó el cuello, que ella expuso alevosamente. Karina suspiró y ronroneó y volteó la cara ofreciéndole la boca para besarlo. Entre risas de ambos ella levantó los brazos al aire y se burló del quedado hermano.

¿Y se supone que hoy debo regalarme o seguir dando instrucciones paso a paso? ¡Abrazame por detrás y sobame las tetas, querido!!!

José pasó sus brazos anos por debajo de los brazos de ella y sin parar de besarla (ni de reir) puso las manos en forma de canasta y le rodeó las apetitosas gomas. Las manos de Karina se posaron sobre las del hermano y las acariciaron y apretaron, mostrándole explícitamente la señal típica de aprobación que el inexperto amante podría esperar de una mujer menos directa que ella.

Se siguieron besando como posesos. Las mordidas de los labios eran más intensas que las del día anterior. Las lenguas eran más invasivas y la saliva corría con mayor caudal. José, con su espalda arqueada y su pija enhiesta bajo el pantalón intentó frotarse con la espalda de su hermana, pero solo encontró el duro respaldar de la silla. Con una mueca de dolor se apartó.

Entonces usó las tetas de la hermana mayor a modo de asas y la hizo levantar, desplazarse al costado de la silla sin desprender su boca de la de ella, y la tironeó hacia él, forzándola a abrazarlo intensamente.

Los cuerpos se frotaron, pero estando parados en medio de la sala no era conducente a frotar las entrepiernas de uno con otro, mucho más allá de un empujón y contra empujón.

Quitame la camiseta ahora José. Si me dejo tocar las tetas es porque quiero más.

Le sugirió Karina al oído cuando la boca de José liberó la de ella para besarle el cuello.

José tiró con pericia de la camiseta hacia arriba y en un movimiento se la sacó por encima de la cabeza. Dos tetas enormes se le aparecieron boyando frente a sus ojos. Karina no llevaba corpiño.

El hermano atinaba a morderle los pezones pero la hermana retrocedía marcha atrás hacia el sofá como intentando escapar de los mordiscos de su hermanito que como un zombie la seguía queriendo morderla.

Cuando Karina se dejó caer en el sofá vistiendo únicamente un sensual short, José cayó encima de ella. La chica lo hizo parar, se acostó boca arriba en el sofá con las tetas derramadas hacia los costados del torso y abierta de piernas le hizo con el dedo índice la clásica señal del “vení para acá”.

En segundos José estaba acostado sobre Karina, con su bulto calzado entre las piernas de la hermana, fregándose con ella (que lo correspondía moviendo la cadera hacia arriba y hacia abajo) mientras se besaban agresivamente. En esa posición el estudiante virgen no sabía muy bien que hacer con las manos. Y se puso a apretujarle las tetas.

¡Eeee! ¡Despacito que no son de plastilina, Nene! Gritó la hermana-instructora

Perdón. No sé bien como seguir ahora. Admitió avergonzado el estudioso muchacho.

Tranquilo, mi amor. Tranquilo que vos sos tierno. Es el momento que tu boca baje. De mi boca, a las tetas y de ahí… te dejo solito jajaja.

Mas tranquilo, el joven besó apasionadamente la boca y luego el cuello de la hermana. Bajó hasta los pezones dándole besos suaves y lamidas lascivas que ella festejaba y estimulaba.

Eso, eso, pendejo. ¿Ves que sos increíble? Que bien lo estás haciendo, ¡por favorrrr!!! Uffff

La expresividad de la hermana mayor daba confianza al menor y menos experimentado hermano. Y como disfrutaba enormemente comerle las tetas, se esmeró en eso. Con ambas manotas apretaba los melones de la chica uno hacia el otro, para juntarlos, y succionaba un pezón, que luego lamía y se trasladaba al otro y lo chupaba con fruición. Cada tanto aflojaba la presión de las manos y la acariciaba para subir furtivamente a darle un beso intenso y huidizo en la boca antes de regresar a las tetas carnosas y sensibles de la chica.

Karina estimulaba esto con sus propias caricias en el pelo y la espalda del chico y con palabras y onomatopeyas que le indicaban al muchacho cuanto placer le daba.

Cuando ella consideró que ese trámite llevaba el suficiente tiempo, comenzó suave y disimuladamente a empujarle la cabeza hacia abajo, marcándole el camino a seguir. El hermano comprendió la pista y besó la parte inferior de las tetas antes de seguir bajando con más besos. Cada vez que José daba un beso más abajo ella arqueaba exageradamente la espalda y gritaba ¡SIIII!!!! ¡ASIIII!!!!!  Y cuando José intentaba regresar a las tetas, ella expresaba menos placer, se calmaba. De esa manera sutil, o no tanto, le dio a entender al chico que solo debía bajar y no subir.

José no era nada tonto. Menos de veinte segundos le llevó entender el mensaje y continuó el camino descendente, lenta pero continuamente. El pasaje por el ombligo fue breve, porque notó las cosquillas de la chica. Y la llegada a besar el borde del elástico desató la locura en la joven.

¡ESO! ¡SI! ¡Eso! ¡Por favor, ¡Nene, así! Pero no vayas a la concha todavía, te lo ruego.

El chico comprendió el mensaje y siguió bajando con besos y caricias linguales, dando un rodeo para evitar la vulva y comenzó a besar la cara interior del muslo derecho. La chica expresaba su beneplácito con suspiros y gemidos y apretándole la nuca.

José tomó la iniciativa de besar el otro muslo y al bajar besando y lamiendo hacia la entrepierna de su hermana, volvió a cambiar de pierna y a besar la derecha. Esto creó una expectativa enorme en su hermana que empezaba a sentir cosquilleos intensos de deseo directamente en su vulva.

Finalmente ella, tironeó del elástico de su tanga y short indicando que quería que se la quitara.

José se irguió de rodillas entre las piernas de su hermana y la ayudó a despojarse de las últimas prendas, La pericia de la chica era impresionante: voleó una pierna, se quitó todo y volvió a volearla alrededor de su hermano en menos de tres segundos. El chico intentó abalanzarse, pero ella lo frenó y le tironeó la camisa sonriéndole gatunamente, para que se despojara de la prenda.

Una vez que el hermano tuvo el torso desnudo, Karina le puso la mano en el hombro y lo invitó a meterse entre sus piernas.

Mirala de cerca. Esto es una concha. Una concha sedienta de sexo. Le dijo la hermana vuelta maestra del sexo.

José acariciaba los muslos de la chica y miraba cada vez más de cerca aquella perfecta vulva íntegramente depilada.

Los labios mayores eran turgentes y apretados y entre ellos asomaban tiernos los labios menores que le recordaron la lengua de una almeja.

¿Puedo separar los labios para ver cómo es tu clítoris? Yo he leído en un libro de anatomía que ese es el centro del placer.

Karina, riendo, le dio permiso para que “la estudiara”.

El clítoris es muy sensible, hermanito, podes mirarlo, pero no lo ataques primero. Preparalo, hacé que desee tu lengua estimulando otras partes cercanas antes de lamerlo.

Mientras ella hablaba el miraba embobado. El tenue olor acre de la vulva lo invadió y lo embriagó. Era un olor suave pero potente. Para retomar las caricias orales, el chico besó lo profundo de la ingle de su hermana y luego lamió hacia el centro hasta llegar a los labios mayores de la vulva que besó con su boca profusamente ensalivadas. Obtuvo la máxima calificación.

¡UFFFF!!! ¡SI! ¡ESO! ¡ASI! Gemía la hermana ninfómana.

Las lamidas y los besos de la parte exterior de la vulva fueron dando paso a penetraciones y exploración de los labios y de la parte interna de la vulva con la lengua. La secreción viscosa de la chica era la validación del trabajo oral del muchacho.

En esas pasadas de lengua por la vulva, el chico estiró el lametón hacia la parte superior de la rajita tocando con la lengua ultra lubricada de saliva y flujos el delicado botón clitoridiano de su hermana mayor.

¡POR DIOSSSS! ¡No pares ahora! ¡Dame ritmo Nene! Dame rit… !aaahhh ahhh ahh!

El nerd virgen se sentía cómodo haciendo eso. Y comenzó a lamer el clítoris con movimientos breves y rápidos de su lengua. Instintivamente movió su mano derecha hacia la entrepierna de la hermana y se los chupó para insalivarlos.

¡Oh! ¡Si! ¡Si!

Gritaba Karina al sentir el contacto de la punta de los dedos babeados con la abertura de su conchita.

Metemelos y tócame por dentro, Pendejo.

Sin dejar de lamer rítmicamente el clítoris, los dedos de José se metieron en su hermana resbalando por la vulva ardiente como un cuchillo caliente sobre un pan de manteca. Una vez que tuvo ambos dedos dentro de su hermana, comenzó un movimiento similar al “vení para acá” que se hace con el dedo índice para llamar a alguien. Pero en este caso eran los dedos índice y mayor los que invadían y frotaban el interior de la vulva de la chica.

Karina se volvía loca: gritaba, jadeaba, asentía, arqueaba la espalda hacia arriba y con las manos marcaba el ritmo de las lamidas en la cabeza del chico.

¡Me haces venir, pendejo! ¡Me hacer venir!

El chico quería hablar, pero solo murmuraba sonidos ininteligibles porque sus labios y lengua estaban totalmente ocupados en el clítoris y vulva de la hermana mayor.

¡MMmmmbbmmm mmmmnnnbbmmm!

Finalmente llegó la inmensa explosión orgásmica de la chica.

¡Ahí vieneeeeeeee! ¡AAAAAAAHHHHGGG!!!

José mantuvo a su descontrolada hermana con la espalda pegada al sofá posando su mano izquierda en el vientre de ella, mientras que con la mano la derecha y la boca la estimulaba a un ritmo cada vez más rápido y con presión más intensa.

Alcanzó José a sentir la tensión muscular de la chica y luego al sentirla aflojarse todo el cuerpo percibió la contracción de la vulva que venía desde las profundidades de las entrañas de su hermana. La secuencia de tensión muscular, aflojamiento y espasmo vulvar se repitió 3 veces más. En cada una el grito ahogado brotaba de la chica

¡AGH!

¡Seeee!

¡AAAGGH!

¡UFFFF!

Al cabo de esa secuencia la mano izquieda de Karina se aferró a la muñeca de la mano que su hermano aún tenía clavada en su vulva y la mano izquierda de la joven empujó la frente del chico para forzarlo a dejar su irritado clítoris tranquilo

¡PARA! ¡PARA! ¡PARA! ¡YA! ¡YA! ¡LISTO! ¡BASTA!

Atemorizado el hermano intentó separarse bruscamente, pero ella, previsora, se aferró a la mano cuyos dedos la penetraban y le impidió salirse de un tirón que podría haberla desgarrado.

¡DESPACIOOOO! ¡DESPACITO! Aflojá la mano, porfa, relajala.

Ella también relajó la presión de las paredes de su apretada conchita y lentamente fue soltando la muñeca para que el hermanito retirara los dedos con sumo cuidado.

Cuando los tuvo totalmente afuera, ella dio un último sacudón, un reflejó final de las contracciones orgásmicas que había tenido.

Es que fue un orgasmo espectacular y he quedado demasiado sensible hermanito.

Se abrazaron apretando los cuerpos uno con el otro, pero ella movió sus caderas para que el bulto del chico no se apoyara directamente sobre su entrepierna babosa, enrojecida e hipersensibilizada.

Se besaron con ternura e intensidad increíbles. Y Ella le hizo un resumen explícito de lo ocurrido.

Eso que VOS me provocaste, es el mejor orgasmo de mi vida. ¿Sabes? El MEJOR, Nene.

Los dos rieron como idiotas y volvieron a besarse y quedaron ahí, desparramados en el sillón de la sala acariciándose y diciéndose cosas al oído.

No imaginaba que provocar un orgasmo era algo tan divertido, confesó el joven.

Jajaja. ¿Y recibirlo? ¡no te podés imaginar! Le contestó ella

Los besos y caricias continuos hicieron aumentar la respiración de José que tenía una erección descomunal. Karina no se había olvidado de él y se propuso recompensarlo.

A ver, mi vida, dejame pararme, quitate los pantalones y seguime. Le dijo a su sorprendido hermano.

Ella completamente desnuda y él en bóxer caminaron de la mano al cuarto de la chica. Lo hizo acostar de espalda en el centro de su cama y se arrodilló entre sus piernas.

¿Sabés lo que va a pasar ahora? Le preguntó sugerente.

No quiero adivinar. Quiero que suceda. Rogó el chico.

Jajaja ahora es cuando vos te relajás y yo te doy besitos ahí abajo, hasta que te vengas. Le dijo ella mientras acariciaba las piernas del virgen joven y tironeaba del calzoncillo.

Cuando pudo dejarlo desnudo la chica quedó boquiabierta de la sorpresa. José, fanfarrón, con las manos cruzadas detrás de, la nuca le hizo la pregunta de obvia respuesta

¿Que pasa? ¿Algo malo?

Frente a Karina estaba la enorme verga erecta de su hermano. Mas larga, más gorda y más venosa que cualquier otra pija de la multitud que Karina había cogido en su activa vida sexual. Se erguía amenazante y palpitante frente a la sorprendida hermana que esperaba ver una pija normal o chica, (acorde a lo que el imaginario colectivo asigna a los nerds).

Pero no era así. Frente a ella estaba un vergón XXL, con el prepucio a medio correr y con una gota brillante de cristalino y viscoso líquido pre-seminal asomando en la puntita. Cuando salió de su estupefacción, la chica confesó:

¡ESTO ES ENORME Nene! ¡GUAU!!!!!

Repuesta de la sorpresa, y sonriendo, Karina rodeó la verga de su hermano menor con la mano derecha justo por debajo de la cabezota semicubierta por el prepucio. Sus manos eran finas y delicadas y pulgar e índice no alcanzaban a rodear toda la circunferencia de la verga que estaba a punto de comerse.

¡Mirá! Nene! ¡No me cabe en la mano! ¡Que maravilla!!!!

José reía sin parar y cada tanto suspiraba de placer porque su hermana lo tenía aprisionado. Era la primera vez que una mano que no era la suya le tocaba la pija.

Luego Karina puso la segunda mano debajo de la primera y comprobó que no alcanzaba a cubrir toda la longitud. Es decir que sobraba pija por encima de la primera mano y por debajo de la segunda.

¡UFFFFF!!!! ¡Esto es una señora verga y el resto son pavadas! Aseguró la chica.

Con cada comentario soez de ella, la verga del hermano virgen parecía crecer, o cuando menos, se henchía de orgullo (y de sangre)

Notando la gota pre seminal, Karina usó un dedo para esparcirla por la cabeza arrancándole un gemido al inexperto hermano.

¡UUUGGGHHH!!!

El pajote de la chica, a dos manos, comenzó a tomar forma. Ella le hablaba.

¿Primero la vamos a pajear bien, y después la vamos a comer, querés hermanito?

José asentía mudo.

Cuando el chico cerró los ojos, Karina se inclinó y se comió la cabezota de la verga con sus labios en O super ensalivados. La lengua acarició el glande del joven y le arrancó un grito al hermano virgen.

¡OHHH!!!! ¡SIIIIII!

Ellá sabía lo que iba a pasar. Sabía que no duraría más de un par de minutos y le empezó a decir que hacer.

Ahora, hermanito, te vas a venir cuando quieras. Quiero tu leche. Quiero sorberte. ¡Dámela, porfa! ¡Dámela!

Las palabras se alternaban con mamadas y pajotes. Besaba la puntita con los labios carnosos puestos “en pico de pato”. Lamía el tronco. Engullía la cabeza. Pajeaba y pajeaba variando la presión y gozando con cada palpitación del hermano.

Al final, cuando intuía el inminente lechazo, se metió la verga en la boca, se la frotó contra el interior de su cachete y eso fue lo que el chico necesitaba para explotar

Cuidado que me vengoooo!!!!!

En vano quiso Josá alejar a su hermana de la punta de la verga, para no llenarla de leche. Karina se resistió. No se perdería eso por nada del mundo.

El primer lechazo la chica lo sintió recorrer la verga que ella sostenía mitad en la mano y mitad en la boca. Sintió como se abultaba la verga a medida que el chorro se abría paso por el canalillo ensanchando el ya grueso falo del hermano. Y en un instante el semen le inundo la boca. Salió con potencia y caudal sorprendente y a medida que brotaba ella retiraba la boca abierta.

SIIIII!!!!! Gritó José y Karina lo siguió a coro. José con los ojos cerrados. Y Karina retirando la boca llena de leche para ver las erupciones que seguirían.

Fue impresionante. Ella había comido y exprimido muchísimas vergas. Pero nada como aquello Las erupciones seminales se sucedieron con cada alternativa del sube-baja de la mano de Karina. Fueron 4 chorros potentes: uno en su boca y otros que cayeron como brasas calientes sobre el pecho del estudiante. Le siguieron dos erupciones sin potencia ni proyección de distancia, pero grumosas y voluminosas que chorrearon cuesta abajo por el falo. Ella lamió estas últimas erupciones con ganas y el chico volvió en si de entre las convulsiones de una eyaculación y orgasmo bestiales.

José vio a su hermana sorbiendo la leche y besándole el glande que ahora estaba super sensible.

SHHH!!! Cuidado! Se quejó el muchacho.

Si, mi Nene, si. Lo sé, está sensible. Le dijo ella.

Y se descolgó sobre el cuerpo del chico al que abrazó y besó con su boca enlechada. José la correspondió sin inmutarse, consiente que aquel raro sabor era el de su propio semen.

¡Pero que acabada más monumental, Pendejo!!!! ¡Nunca había visto algo así!

Yo tampoco, creeme, hermanita jajaja

Ambos rieron y se besaron y luego se quedaron mirándose mutuamente.

¿Y ahora como seguimos hermanito?

¿Como seguimos?

¡Si! ¿Que viene después de esto?

José sabía la respuesta y al ponerse nervioso salió del trance como siempre: con un chiste de Nerds.

Bueno, ahora viene el parcial de Química General y después los finales, che!!!!

¡Jajaja ¡IDIOTA! ¡Jajaja! ¡Siempre igual!

Las risas cómplices se intercalaron con besos apasionados y finalmente José se puso serio y dijo el plan.

Vamos a romperla en este parcial vos y yo, hermanita, y vamos a comenzar el repaso para los finales. Y vamos a intercalar con tus clases, porque me temo que me falta mucho para graduarme

Nuevamente rieron juntos y los dos supieron que José hablaba más en serio que nunca.

Pero eso es parte de la próxima entrega.

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Estimado lector/a: Este es mi segundo relato y pretendo que sea parte de una serie más larga. Me interesa conocer tu opinión para poder mejorar en próximas entregas. Gracias.