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Hermano y hermana se enseñan mutuamente III

en Amor filial

Para comprender el contexto recomiendo leer primero los capítulos anteriores:

PARTE 1: http://www.todorelatos.com/relato/135529/

PARTE 2: http://www.todorelatos.com/relato/135551/

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Nota del autor:

Una querida amiga me dijo en una ocasión: “una vez que compartiste orgasmos con alguien, ya nada vuelve a ser lo mismo.”

Cuanta razón tenía.

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Y esa era precisamente la situación en que se encontraban metidos José y Karina, dos hermanos universitarios que, a fuerza de estudiar juntos, habían terminado dándose sexo oral mutuamente hasta arrancarse sendos orgasmos.

Pero había otra realidad que ellos no debían ignorar: Tenían que seguir estudiando juntos a pesar de lo ocurrido. Especialmente Karina, que después de años de vagancia académica y sexo desenfrenado con cuanto chongo se le cruzara por delante, había encontrado en su hermano un tutor de estudios eficiente y divertido. Esta era la última chance de Karina antes de tener que dejar la facultad. Los dos lo sabían, y no podía desperdiciarla por unos orgasmos.

¿O sí?

Era lunes, un día completo había pasado de la última alocada aventura sexual en que después de instruir a su hermanito en como comerle la vulva, Karina se había devorado el vergón de José hasta hacerlo eyacular como un caballo.

En una semana rendían los exámenes finales de dos materias y necesitaban concentrarse en eso. José usó un método que ya había empleado con éxito para poner las cosas en claro y dejar un “incentivo al esfuerzo”.

Bueno, Kari, en una semana a partir de hoy nos toca Matemáticas y el viernes de la misma semana Química. No es imposible hacerlo. Los dos estamos preparados y con los conceptos frescos. Podemos sacar todo adelante. Pero hay que prepararse a full y SIN DISTRACCIONES. Nada de lecciones de sexo hasta terminar con los finales.

Karina, protestó airadamente

¡NO! ¿Que? ¿Voy a tener que estar más de 10 días sin comerte la pija? ¿sin besarte? ¿sin que me devores, como anoche? ¿Y vos? ¿Vas a poder aguantar, Nene?

José empezó con su tembladera de nervios de Nerd caliente que le impedía hablar. Escapó con un chiste, como siempre.

Felaciones, Cunnilingus y otras actividades amatorias deberán esperar hasta el viernes de la próxima semana. Lo dijo en tono jocoso y con lenguaje excesivamente técnico y formal, para incitar risas. Lo logró.

Jajajaja. ¡NOOO! ¡Yo No aguantoooo! Si vos me despreciás, me voy a tener que hacer atender por algún amigo. Lo provocó ella.

José, inmutable y ocultando sus celos e inseguridades lo mejor que pudo, insistió.

¡De ninguna manera! Prohibición total de salidas, a no ser las programadas, preferentemente sólo con tus amigas: Poco alcohol y CERO lujuria. PEEERO…. Si te portás bien, estudiás muy duro y das lo mejor de vos en los exámenes, ¡viene la recompensa!

¿Y qué recompensa sería esa, me puede decir usted, señor profesor? Preguntó la coqueta y sexualmente experimentada hermana para incitarlo a describir explícitamente lo que vendría.

Doble recompensa: por un lado, si das lo mejor de vos es muy probable que saques las excelentes calificaciones que estás necesitando. (ella le sacaba la lengua en tono burlón). Y, por otro lado, el viernes por la noche, después que hayamos dado todos los exámenes, ¡vas a poder darme la siguiente lección de sexo!

¡Aaaah! ¡Pero que vivo este profesorcito! ¿Resulta que MI premio por abstenerme y matarme estudiando es hacerlo gozar a usted?

Karina reía y le seguía la corriente al hermano. Y entre tonteo y tonteo, el trato fue cerrado tal cual había sido expuesto por José. No hubo una sola concesión. Ni siquiera al pedido de la hermana para que el finde que caía en medio de los días de estudio tuvieran “aunque sea un repasito de las lecciones del sillón”. José era disciplinado y, en cierto modo, perverso. Se negó rotundamente.

La semana se hizo larguísima para los dos calenturientos estudiantes. Especialmente el fin de semana que pasaron casi íntegramente estudiando juntos. Evitaron esforzadamente insinuarse el uno al otro. Pero, como dijo mi amiga, habiendo un orgasmo de por medio (o dos) era muy difícil ignorar la realidad. En un momento de descanso el sábado por la tarde, Karina fue la que trajo el tema a colación.

Nene, ¿puedo hacerte una pregunta? Se lo dijo mirándolo lascivamente desde el otro lado de la mesa de estudio y metiéndose el extremo del lápiz sensualmente en la boca. José sabía exactamente que la pregunta no sería de matemáticas. Pero la dejó seguir.

Si. Dale.

¿Como lo llevás? A la abstinencia y al deseo. ¿Cómo los llevás? Y le ofreció voluntariamente la respuesta que daría a su propia pregunta: porque yo ando loca. Me duermo y amanezco con unos cosquilleos que me piden a gritos que haga algo.

José confió en su hermana. Yo estoy que exploto, Kari. Me duelen los huevos.

¡Pobrecito! ¿Y si te los vacío esta noche? La expresión de ella era de exagerada y falsa inocencia.

UFFFF. Vos sabés que muero por eso, Kari. Pero debemos mantener el plan. Nada de sexo ni de besos hasta el viernes. Son solo seis días. José era un autómata.

¿SOLO SEIS DIAS? Jajaja. En seis días morimos los dos de ganas.

Jajaja. Un pacto es un pacto. Y hay que tener fuerza de voluntad. La mente domina a las gónadas, hermanita. Por ejemplo ¿Te acordás la noche que nos besamos en el sillón? Cuando nos fuimos a dormir yo estaba caliente como una pipa. La pija me pedía una paja pensando en vos.

¿Y? ¿Te la hiciste, Nene?

NO. Me las aguanté. Porque sabía que en un día o dos o tres vos me lo ibas a hacer y quería darte la mejor eyaculación posible.

¡WOW! ¡Que tiernooo! Bromeó burlona. Pues para que lo sepas: esa misma noche, yo me hice un dedo imaginando que eras vos y me vine como una cerda en celo. ¿Sabés? Jajaja

Para mí valió la pena esperar. Dijo el chico seguro de si mismo.

La hermana se desarmó.

¡Nene! ¡UFFFF! ¡Si! ¡Y cómo te viniste! Sos increíble. Tu fuerza de voluntad es admirable. ¿Me abrazás? Peguntó de nuevo, mal-fingiendo una inocencia que no tenía.

¡QUE NO! ¡Si te abrazo no voy a poder parar! Dijo incólume el hermano estudioso.

Los dos echaron a reír y finalmente renovaron el compromiso de abstenerse. Era sábado y acordaron que cada uno iba a salir con su grupo y regresar no muy tarde.

Obviamente fue Karina la que tuvo que soportar más cargadas de sus amigas.

¿Cómo que no te has cogido a nadie en todo el cuatrimestre? ¿Nena, vos estas bien? Preguntó Antonella, una rubia despampanante con la que habían hecho tríos juntas y con quien (en momentos de aburrimiento y hastío) se solían dar unas biabas lésbicas impresionantes.

Ahora falta que nos diga que no se pajea más. Jajaja. Aventuró Tatiana, una gordita muy atractiva que tenía fama de animarse a prácticas sexuales a las que ninguna otra atorrantita del grupo de animaba fácilmente.

Pues ¡NO y SI! Dijo Karina. No me he garchado a nadie, y SI me he matado a pajas. Si sigo así voy a tener que comprar un vibrador nuevo, porque a este lo fundo en la semana de finales. Jajaja

Las chicas siguieron embromándolas e incluso Antonella llegó a decirle que si se cogía al hermanito las invitara a participar, para ver como cogía un Nerd. Las risas y las guarangadas se prolongaron hasta que Karina quiso, porque fue la primera en retirarse.

Bueno, perras, me voy que mañana estudio tempranito con mi hermano.

¡Ahhh! ¡Claro! ¡Ahora le dicen estudio! ¡Antes le llamábamos incesto! Sos competitiva y querés hacer la única guarrería que yo no puedo hacer: comerse un hermano. Jajaja. Se burló Tatiana (que era una consentida y caprichosa hija única).

Karina no se achicó y se burló de ella: Vos envidiosa porque no tenés un hermano que te atienda como tengo yo jajaja.

¡Uhhh! ¡Uhhh! ¡Lo admitiٌó! Gritaban las otras chicas.

Al final se despidieron y Karina regresó tal cual lo arreglado con José.

El regreso a casa, por separado, ayudó a los hermanos a no cruzarse. Sorprendentemente primero llegó Karina y luego José, con apenas 10 minutos de diferencia.

Los días transcurrieron como lo habían previsto: domingo terminar repaso de matemáticas. Lunes un final que ambos pasaron fácilmente y con excelentes notas. Y toda la semana siguiente fue de estudio intenso para los dos hermanos y de paja diaria para Karina.

En efecto, cada noche Karina recordaba todos y cada uno de los detalles de los besos las caricias y las mamadas con su hermanito, y cuando se sentía húmeda se metía el vibrador a full hasta venirse como una posesa.

Comenzaba apoyándose la punta del falo embadurnada con lubricante en la puerta de su vulva y lo presionaba apenas hacia adentro en un mete-saca incipiente. Cuando se sentía mejor preparada comenzaba a recorrer la rajita. Le encantaba sentir la vibración arriba en la pepita y abajo, en la comisura inferior de la vulva. Ambos sitios eran demasiado sensibles para estimularlos continuamente con el potente vibrador, así que alternaba uno con otro y en medio se regalaba una penetración a la fosa vulvar, que con cada pasada iba aumentando en profundidad. Cuando ya llegaba a meterse todo el consolador, aprovechaba el rodete vibrador de la base del falo electromecánico para estimularse el clítoris.

Llegando a ese punto, venirse era un mero trámite. Mentalmente repetía siempre las mismas palabras: ¡SI, NENE, ESO! ¡ASI! ¡PARTIME! ¡PARTIME EN DOS QUE ME VENGO!

El vibrador era grande. No tanto como la verga de su hermano, pero grande y muy intenso. Servía para pasar el tiempo sin tener que ir a lo de algún ex novio a que la taladraran (lo cual de todos modos hubiera sido un mal sustituto porque estaba obsesionada con ser poseída por su hermanito y por nada ni nadie más)

Si se preguntan por José y su disciplina sexual, todo tuvo un límite. El lunes por la noche, pasado el primer examen y cuando ya casi no podía sentarse del dolor de huevos, claudicó y en la soledad de su cuarto comenzó a pajearse lentamente.

El muy vivo hizo trampa: fue al baño y se birló un buen chorro de la crema para la piel que usaba su hermana y cuyo aroma le recordaba a ella, se la desparramó en la mano derecha y se hizo un pajote de novela. Desde su entrepierna subía el aroma característico de su hermanita. Cerró los ojos y con la ayuda de su memoria y el aroma de la crema facial, poco le costó imaginar que Karina se la mamaba.

Ni bien se presentó en su mente la imagen de la hermana acercándose a su verga parada con los labios en piquito, se vino con unos chorros potentes que le llegaron hasta la garganta, sus propios pelos. Y uno incluso, hasta la almohada.

Los que se estrellaron en su piel tenían la temperatura de un cuerpo afiebrado (por encima de 36.6 Celsius, que equivalen a 97 Fahrenheit) pensó para sus adentros el ya relajado Nerd que quiso aprovechar la paja para repasar unidades. No tenía remedio. Era un caso perdido.

Durante el día los hermanos mantenían la promesa. Coqueteaban, si. Y los besos de buenos días o para saludarse eran subidos de tono, pero no abiertamente sexuales. La tensión en ese apartamento era impresionante.

Finalmente llegó el viernes. Desayunaron juntos y se testearon dos preguntas aleatorias de la guía final de química (idea de José). Cuando ya terminaban Karina le propuso una idea.

Nene. ¿Que te parece si termino el test rapidito como vos hacés siempre, y nos venimos corriendo al apto. a “practicar”? No tenemos que esperar hasta la noche.

Escuchame lo que te voy a decir. Dijo José muy serio, desinflando la emoción de su hermana. Vos no podés especular con terminar el examen a los apurones. Además, yo necesito ir a hacer unas compras. Así que vos tomate tu tiempo en el examen. Y si lo terminás rápido, usá la estrategia que te enseñe: volvés sobre las preguntas, empezando por las que tuviste dudas al responder, y confirmas TODAS las respuestas.

¡UFA! ¡Que corta mambo sos!

Jajaja. Es que hemos hecho tanto esfuerzo, que sería una locura tirarlo por la borda justo ahora. Por otro lado, tengo una idea que te va a encantar.

¿Qué? ¡Dale, contame, Nene!

El examen termina, a más tardar, 12:30. Yo siempre hago todo rápido. Calculo que para 10:30 AM estoy fuera. Vos tomate tu tiempo, no te atropellés, y a la 1 PM nos encontramos acá. No tengo NINGUNA intención de esperar hasta la noche por mi lección.

¡SIIII! ¡Ese es mi hermanito! ¡Trato hecho!

Ella se levantó de la mesa y partió primero. José la vio caminar y tuvo una erección. Vestía una mini tableada y una camisita apretada que le marcaba las tetas. Llevaba el cabello en una coleta y se movía como una gata.

El trámite fue como lo planeó el chico. Y a la 1 PM, casi en simultaneo los dos llegaron al edificio. José se encontró a su hermana en la puerta de calle coqueteando con el grasa del portero. Y se fueron juntos a su apartamento. José, con un dejo de celos quiso saber que tanto se “conocían” Karina y el portero.

¿Y desde cuanto tanta confianza con ese tipo, vos?

¡Ohhhh! ¡Mi hermanito está celoso y quiere tener esta hembrita para él solo! Dijo la chica juguetona, que al sentirse celada se sintió deseada.

MUY incómodo José reaccionó ofendido: No pretendo eso. Pero… pero… no sé. No me gustó verte así, tonteando con ESE. (se iba poniendo colorado).

Ella lo abrazó y lo apretó contra la puerta del apto que acababan de cerrar a sus espaldas. Le puso la mano en la entrepierna y lo besó.

No actúes con inseguridad. Llevo un semestre sin coger con nadie. Esta semana y media casi enloquezco. ¿Y sabés por qué? Porque quiero ESTA verga. SOLO esta verga. ¿ENTENDES, NENE? Karina levantaba la voz y le apretaba el pijote por encima del pantalón. Estaba enojada, excitada, emocionada. Le gustaba que su hermano la celara. Y le molestaba a la vez. Porque ella era un espíritu libre.

Eeehhhh perdóname…. Yo solo…

Y Karina lo calló a besos. Los besos que se habían negado por más de una semana.

Se separaron y se miraron y rieron. Los dos actuaban enfermizamente y no les importaba. Karina entonces se puso seria y le dijo algo que desconcertó a José.

Bueno, Nene, estoy MOLIDA. El estrés del examen me ha matado. Necesito dormir una siestita.

¿Siestita? Ah. Bueno. SI vas a dormir una siestita, aprovecho ir a la biblioteca a devolver los libros. Pero por la tarde nos damos lo que nos debemos, ¿verdad? Suplicó José.

¡NENE! ¿Vos estas dormido o tomaste pastillas? YO voy a acortarme a dormir la siestita en TU cama. CON VOS. Estoy muy estresada. Necesito desestresarme. ¿Entendés?

Las risas estallaron. José podía tener un IQ alto. Pero en las cosas del sexo y el flirteo se le escapaba la tortuga.

¡SI! Total, los libros no vencen hasta el martes que viene.

Jajaja menos mal. Si no me dejabas durmiendo la siesta en tu cama abrazada a mi vibrador y vos te ibas a la biblio. Jajaja

Bueno, vamos, vamos que estoy super “cansado”. Dijo José, ahora ansioso.

Parate un cachito, Nene. Que necesito arreglarme y prepararme. Esto es otra “lección”. Y vamos a imaginar que soy tu noviecita, que después de una increíble sesión de sexo oral, un día se decide a “tirarse una siestita” con vos. Es la primera vez en tu cama con esta chica. ¿SI?

¡Si! ¡Si! ¡Me encanta la idea! Dijo José como si fuera un bobo.

Bueno. En ese caso, me imagino que debés tener preparada tu habitación. “Tu novia” merece respeto y una cama decente. No un nido con olor a sudor y vaya a saber que cosas más.

Ehhh… ¡Disculpame! Con todo el estrés del estudio hace semanas que no cambio sabanas. Dame cinco minutos.

Te doy quince. Yo necesito prepararme. Espérame en tu habitación. Dijo la maestra-hermana.

José fue a la habitación y quitó las sabanas y la funda de la almohada (que aún tenía manchas de semen seco de su pajote). Las dejó en una bolsa de plástico bien anudada y puso en la cama unas sábanas limpias que había guardado en su cajonera con un aromatizador. Se olió las axilas y la pija. Decente. Se puso perfume detrás de sus orejas, en el pecho y en la cara interior de los muslos. “Para que huela rico cuando me la coma” pensó.

Para rematar el cuadro erótico-romántico de su austera habitación de estudiante, sacó unas velas aromatizadas y las prendió una sobre cada mesa de noche. Cuatro minutos en total le llevó todo. Y se acostó a esperar pensando en lo que iba a pasar.

Después de unos minutos (que se hicieron interminables para el ansioso estudiante), escuchó que se cerraba la puerta del baño y se abría la de su habitación. La cabeza de su hermana mayor asomó por la puerta entreabierta junto con abundante luz que procedía del living y que lo semi-cegó

Permiso, ¿puedo pasar? Ni bien miró dentro de la habitación, Karina percibió un agradable aroma (de las velas y acaso de las sábanas nuevas) y vio la tenue luz de las dos velitas.

¡Wow Nene! ¡Así se recibe a una novia! ¡Qué genial!

A medida que decía todo esto Karina entraba en la habitación de su hermano y cerraba la puerta detrás de si. Cuando el resplandor que ingresaba por la puerta cesó y los ojos de José se acostumbraron a la semi-penumbra nuevamente, pudo observar a su hermana. Llevaba un baby-doll cortito de encaje negro con vivos de puntilla blanca. Las tetas se veían como dos globos turgentes, como cuando tenía el push-up. Tenía el pelo producido y ella toda se veía espléndida. Karina se acercó a la cama de José como un felino que va a devorar a su presa y sacó al hermano del embobamiento.

¿Hay lugar para mí en esta cama? Preguntó sensual y provocadoramente

José, mudo, abrió las sábanas y Karina se deslizó junto al chico. No habían alcanzado a taparse cuando sus bocas se fundieron en un beso que, por lo postergado, era más morboso e intenso que nunca antes.

¡Te extrañé pendejo! ¡estrañé tu boca, tus manos, tu verga, todo! No me hagas más esto. No me prives de tus besos y caricias por tanto tiempo nunca más.

Kari, Kari, Kari. No daba más. Casi enloquezco. Te prometo que no volverá a pasar. Decía José mientras besaba y magreaba las tetas de su hermana, por sobre el sexy conjunto de ropa interior.

Me puse esto para vos. Cuando una chica se ponga así para vos. Es porque quiere que la cojas. ¿Sabes? No esperes una carta documento. Esto es el anuncio. Jajaja. Así regresaban las lecciones de la calenturienta hermana.

José se separó de ella para admirarla. Que hembra. Que buena estaba. Y triplemente buena se veía acostada a su lado en la cama.

Después de todo esto seguramente José iba a saber cómo tratar a otras mujeres en la cama. ¿Pero, querría hacerlo? ¿Quién necesita “otras mujeres” con una hermana así?

 Jajaja. ¡Perfecto! Tomo nota. ¿Que hago, ahora, te lo saco?

Y bueno. No sé que pensás vos. Pero para coger, lo ideal es ir desnuditos, tonto. Jajaja.

Ese fue el fin del modelito sexy en el cuerpo de Karina. José quitó apuradamente la prenda a su hermana y la dejo perderse entre las sabanas. Los besos a las tetas y al vientre siguieron y en forma natural pasaron hacia la entrepierna de la chica.

Ahora José ya sabía por dónde debía ir y que señales buscar en ella. Así que, confiado, se entregó a comerle todo el cuerpo, con especial énfasis en las zonas más erógenas de Karina que eran la boca, el cuello las tetas, y por supuesto, la vulva y adyacencias.

Sin apuro José la hizo gozar hasta que ella en un alarde de habilidad y fuerza lo tomó desprevenido, lo hizo girar y quedó encima de él.

Despacio hermanito. No me apures así. Si me lames mucho el clítoris me hacés venir. Y la noche es muy joven.

Karina procedió a sobar la verga. Y para excitarlo más, decidió hablarle,

¿A ver que tenemos hoy acá? Tomaba la verga como micrófono y le hablaba ¿estamos de ánimo para unos besitos? Un vistazo a su hermano le reveló una cara de desesperación que pedía a gritos una soberana mamada (o “besitos” como eufemísticamente le llamaba Karina).

Cuando la boca de la hermana mayor hizo contacto con el glande del chico, José se sintió perdiendo el control: ¡SIIII! ¡comeme pendeja! ¡Comeme!

La pericia de Karina mamando vergas se aunaba con el morbo enorme que le provocaba a ella mamar ESA verga: Grandota y prohibida. Los ensalivados sube y baja bucales sobre el falo, sincronizados con sendas pajas a dos manos, enloquecieron a José al punto que decidió cortarla para durar más. Tomó a Karina de las axilas y la obligó a subir.

Se fundieron en un beso increíble mientras Karina montada a horcajadas en su hermano comenzó a fregar su lubricada y viscosa vulva sobre la imponente pija del hermano. Era demasiado. La vulva estaba tan lubricada y caliente que José la sentía como los labios de una boca.

¡BASTA! ¡Dame un respiro que me vengo, Karina! Rogó el inexperto estudiante.

Karina riendo paró, se separó solo apenas (pero mantuvo contacto de sus tetas con el pecho del hermano) y lo siguió besando y morreando.

Vas a tener que aprender a aguantar más, Nene. Hay posiciones que van a estimular mejor a la mujer que a vos. Tenes que encontrarlas. Es diferente con cada una de nosotras.

Mientras decía esto, José volvió a girar y dejó a su hermana boca arriba contra el colchón y él se ubicó sobre ella en la posición del misionero.

¿Y a vos? ¿Que posición te excita más? Preguntó el hermano ansioso por aprender.

Jajaja que curioso. Esta, como estamos así, me pone mucho, especialmente cuando me dan muy fuerte. Perrito me da muchísimo morbo, pero necesito tocarme o que me toquen el clítoris para venirme. Cabalgar me encanta, pero no hallo forma de venirme, me queda difícil tocarme el clítoris cuando lo hago así y estando montada arriba las pijas no suelen estimularme bien ahí.

José estaba maravillado. Su hermana era una enciclopedia del sexo.

¿Y a vos, Nene, que posición te hace acabar más rápido?

Era una pregunta cruel, porque José nunca había practicado posición alguna.

Esta noche las practico todas y te digo. Dijo el chico.

Jajaja. ¡Bueno! ¡Tenemos un semental experimental en casa! Jajaja

Retornaron a los besos y la pija de José fue buscando la entrada de la vulva de su hermana. Cuando la pudo calzar (con ayuda de los movimientos pélvicos de la chica) se quedó paralizado de miedo escénico. Era el momento de la verdad. Iba a suceder lo que había soñado tantas veces antes.

Se miraron a los ojos y la chica le apretó los cachetes del culo con ambas manos y le dijo

Dale. Ahí. Vení adentro mío, bebé.

Sin dejar de mirarse, sin besarse, sin casi respirar. Mirando a los ojos de su hermana, José comenzó a empujar incitado por las manos de Karina en sus glúteos y ambos sintieron el recorrido lento y firme de la enorme verga del chico por el estrecho canal vaginal de la hermana. Los dos tenían los ojos como el dos de oro.

Pero a medida que la gorda cabeza de la pija del chico se adentró por completo en la vulva de la hermana, la chica cerró los ojos, aflojó la presión en el culo del hermano y se dejó hacer.

A medida que José la penetraba, Karina apretaba los dientes y cerraba los ojos. Sentía su vulva expandirse para recibir ese monstruo de carne. En ese momento, dolor y placer eran una sola cosa para ella.

Cuando el instrumento del muchacho “tocó fondo”, a decir verdad, cuando ambas pelvis se juntaron y una penetración más profunda se hizo imposible, la chica abrió los ojos y besó a José que estaba paralizado, congelado como una liebre frente a los reflectores de una camioneta.

Ambos notaban la verga del chico latir rodeada, apretada por las paredes vaginales de su hermana. Ella le hizo un movimiento suave de la pelvis para activarlo y le dio instrucciones.

Movete muy despacio, hermanito. Sos enorme. Me matás de placer, pero déjame acostumbrarme ante de bombear que me vas a partir en dos.

Jajaja. ¡Resulta que la experta ha sido sorprendida por el tamaño del Nerd! fanfarroneó el hermano.

Ella, totalmente empalada, le dio una juguetona bofetada, que no dolió, pero hizo ruido.

¡PLAF!

¡Basta! No no fanfarronees, no es tu estilo.

La sonrisa diabólica se pintó en la cara del chico que la desafió.

No se te ocurra volver a pegarme porque… Karina entendió el juego en el acto.

¡PLAF! ¿Qué, a ver?

Te lo voy avisando. Dijo José mientras retiraba media verga de la concha de la hermana, como amagando a irse.

PLAF! ¿Que? ¡Me la vas a quitar? ¡A que no te atrevés! La hermana, intrigada lo incitaba a responder.

Los ojos de José brillaron con malicia y cuando la chica intentó darle otra bofetada, José en vez de “castigarla” retirándose como ella había asumido erróneamente, se descargó con toda su fuerza, con todo su peso, y con todo el largo y el grosor de su falo dentro de su hermana.

Esta vez el “PLOF” fue el de la pelvis del chico chocando con la de la hermana.

¡AAAAUUUUUHHHHH!!!! Aulló la chica. Sorprendida e inundada de lujuria.

Y José desafiante volvió a retirarse muy despacio a medias de la chica. Con media pija afuera la volvió a amenazar mirándola con una cara realmente perversa.

Te avisé.

La chica se mordió el labio y…PLAF! La segunda cachetada vino a estrellarse con la cara del chico y menos de un segundo después todo el largo de la pija de José se enterró veloz y agresivamente en la hermana de nuevo.

¡SIIIII!!!!! gritó ella y ¡PLAF!

El grito de la chica vino con la otra palmada y fue de inmediato seguido por otra brutal embestida del hermano.

Jugaban a la perfección un juego que acaban de inventar

En ese punto la chica comenzó a golpearlo con las dos manos a gran velocidad mientras lo besaba apasionadamente. Era obvio lo que quería.

correspondida por un mete-saca violento, veloz y profundo.

Cuando la chica se rindió y dejó caer las manos el hermano seguía metiéndosela y sacándosela como un pistón en un cilindro. Ella se dedicó a alentarlo.

¡Dame! ¡Dame! ¡Ritmo! ¡así! ¡Asíiiiii! rogaba la chica que ya no jugaba a golpearlo, sino que se aferraba al hermano abrazándolo y clavándole las uñas en la espalda.

José no aflojaba el ritmo ni la ferocidad del bombeo por más que ella estaba ya entregada. Entregada al placer.

Karina separó las piernas y las puso en el aire. José entendió la idea y levantó las piernas con sus manos sin dejar de embestirla y cuando quisieron acordar los talones de Karina descansaban en los hombros del hermano, el único contacto de la chica con el colchón era su cuello y la parte superior de la espalda. La cadera estaba en el aire y el pollón de José no paraba de taladrarla bestialmente.

Cada tanto José se inclinaba a intentar besarla, pero eran lamidas desesperadas lo que encontraba en su hermana. Karina no podía sostenerle un beso de lengua sin correr el riesgo de morderlo en uno de los brutales empujones del chico que retumbaban en todo su cuerpo.

José podía aguantar eso sin venirse. Y ella estaba maravillada. La escena se prolongó por un tiempo incontable para los amantes, y luego fue la chica la que tuvo que pedir cuartel.

Bueno, bueno, pará José, despacio, suave que me rompés. De verdad, mi amor. Es genial, pero me destruís.

José fue disminuyendo el ritmo y la dejó bajar las piernas para que volviera a descansar acostada en la cama. Pero no dejaba de penetrarla. Ahora eran movimientos pélvicos circulares y suaves de ambos. Los dos estaban en la gloria. La verga de José apenas entraba y salía, pero sentía la vulva de Karina intensamente rozar su glande.

Y en ese momento en que su glande se rozaba suavemente con el lubricado interior de la vulva de su hermana, el chico sintió los cosquilleos que le decían que podía llegar a venirse en algún momento.

Creo que ahora si, puedo llegar a venirme si continuamos con esto. Le avisó cortésmente a la hermana.

¡Siii Nene! ¡Siiii! Dijo la hermana que también sentía lo mismo. Y para ayudarlo decidió estimular el cerebro del hermano con cantos de sirena.

Dale, inundame de tu leche. Quiero tu leche, ¡dale, José, dale!

Con esos estímulos auditivos continuaron en ese mete-saca de cámara lenta y recorrido corto y José se sentía a punto de perder la razón. Para rematarlo, ella comenzó a contraer los músculos de la vulva a propósito. A la vez, el vello púbico del chico fregándose contra el clítoris de Karina la empezó a sumergir en las profundidades orgásmicas.

Segundos más tarde, ambos “tocaron fondo”,

Me Vengooooo aulló José

Y ¡yoooo! Yo también yo también ¡siiiiii!!! Se hizo eco Karina.

El orgasmo los invadió y enmudeció a los dos.

Los borbotones eyaculatorios del muchacho se sucedieron intercalándose con los pulsos “electrorgasmicos” de la chica. El los sentía en la verga. Ella en lo profundo de la vagina. Los dos, en secreto, intentaron contar los espasmos, pero estaban tan extasiados que hubieran perdido la cuenta al contar hasta uno.

Cuando terminaron de convulsionarse, exhaustos se desplomaron de costado entre risas y gritos de placer. Se besaron, se abrazaron, se acariciaron. Y no supieron cómo ni cuándo, pero la pija del hermano retrayéndose abandonó la cueva de la chica y se encontraron abrazados dándose piquitos y caricias suaves y tiernas.

Sos increíble Karina! Me hiciste debutar de la manera más maravillosa que jamás hubiera imaginado.

Vos sos increíble, Enano. Me partiste y me volviste a pegar y me volviste a romper en mil pedazos. Me hiciste sentir inexperta.

Jajaja ¿vos inexperta?

SI. Nunca hubiera imaginado que esto podía a ser tan lind...

No pudo seguir. Karina se ahogó en su propia ronquera. Y a la luz de las velas José vio el brillo vítreo de los ojos de la hermana y no la dejó hablar más.

La abrazó fuerte y le dijo: ¡Shhhh! Bueno. Bueno. Fue genial para los dos. Gracias, Kari.

Te amo. Le dijo ella sin miedo cuando se rehízo.

Yo te amo a vos. Le respondió él.

Se volvieron a besar. Y se separaron. José, aterrorizado ante la perspectiva del amor incestuoso (que por alguna razón consideraba peor que el sexo incestuoso), intentó huir de la forma de siempre: El amor, es en verdad una descarga hormonal llamada…

¡PLAF! Este cachetazo fue en serio

¡NERD! Jajaja

Los dos rieron. Pero el chiste hizo su magia. Regresaron a la normalidad. Distendidos.

Siguieron hablando en la cama extensamente comentando el polvo, lo que habían sentido. La forma en que se había dado el juego, con los cachetazos con las penetraciones brutales. Rieron sin parar.

Eran los dos hermanos más felices del mundo y lo, festejaron el resto de la tarde y de la noche cogiendo en distintas posiciones, riendo y gritando de alegría. Pero eso es otra historia.

FINAL…

Final de química, quise decir. Las calificaciones: 10/10 Karina y 10/10 José. Esas eran las calificaciones.

Un verdadero orgasmo académico (el primero de Karina).

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Estimados lectores.

Se me ocurre ofrecer que los lectores dejen comentarios y propongan como les gustaría que continuara la seria. Sin compromisos, este espacio no es servicio de “relatos a medida” jajaja.

De momento tengo bocetos de dos posibles capítulos:

1)    La madre de los hermanos descubre el engaño de Karina y el incesto de los hermanos y les echa la bronca. Pero José sale a defender a su hermana y juntos intentan “convencer a mamá”.

2)    Una amiga de Karina es agregada a la educación del hermano.

 

Escucho otras sugerencias con interés