miprimita.com

Nuevas Responsabilidad (VIII)

en Sadomaso

Tras acabar de azotar el coño de Ashanti, éste presenta un aspecto lamentable, hinchado y tumefacto.

-          Svet desata a Ashanti y ayúdala a incorporarse para seguir con su castigo.

-          Si, Amo –responde la espectacular eslava.

Mientras Svet desata su tutora me fijo en las otras dos alumnas.

Ira y Yuki siguen enganchadas al orgasmatron que ahora folla alternativamente su culo y coño. Ha entrado en marcha una nueva variante de la tortura en la que ambos dildos penetran girando tanto en el culo como en el coño, lo que hace que las protuberancias de los mismos magullen sus ya muy sensibles agujeros. Además, al llegar al final del recorrido siguen lanzando tremendas descargas, pero a diferencia de cuando los dos estaban sincronizados y entraban simultáneamente ahora el tiempo entre descargas es la mitad, lo que hace que la tortura eléctrica sea mayor. Por otra parte el recorrido de la electricidad también es mayor, ya que va desde las profundidades del ano a los labios del coño y viceversa, lo que hace que sea mayor la superficie torturada por esta vía.

Ambas esclavas están inmersas en el dolor, sus cuerpos han sido rotos, los músculos pélvicos están exhaustos por la cantidad de orgasmos que ha provocado la infernal máquina, ya no hay posibilidad de orgasmo en su cuerpo, el placer se ha retirado solo es el momento del sufrimiento y el dolor.

En cuanto a las tetas las bombas de pecho siguen realizando de forma implacable su trabajo, estirando y encogiendo los mismos hasta límites insospechadamente dolorosos. Como quiero disfrutar de unas tetas en su máximo tamaño reprogramo las bombas para que succionen al máximo de forma continua y agranden los pechos hasta llenar las cazoletas. Para que las esclavas no se acostumbren activo también el gadget de descargas eléctricas en los pechos. Las descargas fluyen de pezón a pezón. No sé cómo se las arregla el primo Peter pero el muy cabrón consigue no se entrecrucen con las descargas de coño y culo y que no afecten al corazón.

Las dos esclavas tienen la cabeza derrumbada, completamente aisladas sensorialmente por los cascos y los antifaces solo tienen como referencia temporal el palpitante dolor que inunda sus cuerpos. Debajo de ellas se ha formado un charco de mocos, babas y lágrimas que refleja claramente su sufrimiento.

El cuerpo antes orgulloso y grácil de la imponente brasileña yace ahora derrumbado sobre el armazón del orgasmatrón, exánime, si antes el culo se alzaba poderoso ahora tan solo se soporta sobre las barras, las torneadas piernas que antes marcaban la tensión de los poderosos músculos de su propietaria, ahora reposan sin fuerza la pelvis que antes danzaba frenéticamente con los orgasmos forzados ahora tan solo sufre las embestidas del dildo. Con respecto al bicho thai no hay mucha diferencia, pero como ya de partida era patético en estos momentos sigue siéndolo aún si cabe un poquito más.

-          Amo, ya está me responde Svet – atrayendo mi atención

Dirigiéndome al sofá me siento y doy unas palmaditas en él.

-          Ashanti, acércate. La siguiente parte del castigo va a ser fácil para ti. Túmbate encima de mis muslos.

La bella esclava negra, totalmente desnuda, se acerca al sofá tumbándose sobre mis rodillas. Su maravilloso culo que totalmente expuesto para el atroz castigo.

-          Svet, tráeme la palmeta de metacrilato que quiero disfrutar en todo momento del bello culo de Ashanti.

Aunque delicada en apariencia por su transparencia, es un instrumento de castigo formidable, de 35 * 8 cm de superficie en cada azote abarca todo el culo de la esclava. Sus 3 cm de grosor la hacen lo suficientemente resistente como para permitir descargar sin miramientos potentes azotes. A fin de aprovechar toda la fuerza del impacto la palmeta está perforada para ofrecer una resistencia mucho menor al aire, amen que cuando impacta en las nalgas de la esclava los orificios muerden ferozmente sus carnes. La bella sufridora siente como infinidad de alfileres atormentan sus carnes.

En mi bien surtido arsenal de instrumentos aún tengo alguna más temible, en concreto una pesada pala de madera de teka de 50cm * 20 cm, forrada de cuero tachonado lo que hace que en cada golpe se claven dolorosamente las tachuelas puntiagudas en los glúteos de la esclava, pero para un castigo de 150 azotes es demasiado severa.

El ordenar a Ashanti que se tumbe sobre mis rodillas en el sofá, en vez de sugerir cualquier otra posición no es gratuito. Si bien la clásica y excitante posición de espaldas apoyando las manos contra la pared, con las kilométricas piernas abiertas sobre esos inmensos tacones de 15 cm y proyectando su culo hacia afuera es una imagen que te impulsa a azotarla cruelmente con tan solo pensar en ello tiene en estos momentos dos grandes inconvenientes, por una parte en esa posición la esclava puede controlar la tensión de sus glúteos y endurecerlos para que el castigo sea menos doloroso, y por otra parte el estado actual de Ashanti no le permitiría aguantar todo el castigo, recordad que son 150 azotes, y no quiero interrumpirlo bajo ningún concepto. Además podré disfrutar del contacto permanente de piel contra piel de este bello espécimen negro y sentir como se revuelve en mi regazo por el ataque continuado de la pala.

-          Bueno Ashanti, allá vamos. ¿Preparada?

-          Mpfffff –responde la amordazada esclava, como no podía ser de otra manera.

-          Svet, por favor, lleva la cuenta de los azotes.

-          Si Amo –responde la bella rubia que se encuentra arrodillada al lado del sofá.

Alzo mi brazo derecho armado con la pala y velozmente lo dejo caer cubriendo la totalidad de ambos glúteos.

-          Pafff –resuena la palmeta contra el negro y bien trabajado culo en arduas sesiones de fitness de la sufrida negra.

-          Buffff –resopla la esclava.

-          Uno Amo –replica la bella esclava eslava, sin un ápice de excitación en la voz, no como en los castigos matutinos.

Es maravilloso ver como la pala golpea ese espléndido culo. El golpe inicialmente comprime ambos glúteos que absorben toda la fuerza del impacto, a continuación la fuerza del impacto se distribuye a lo largo de ambas nalgas haciendo temblar las carnes de la esclava, finalmente se ve como los agujeros se incrustan en la carne, sobresaliendo ésta un poquito por encima de ellos, lo que hace aún más doloroso si cabe el azote. Todo ello es nítidamente perceptible gracias a que la pala es totalmente transparente.

Al retirar la pala en un culo blanco como el de Svet inmediatamente se apreciaría el intenso enrojecimiento del mismo con pequeñas marcas en los sitios en los que los agujeros de la pala han impactado, en el caso de un culo negro intenso como el de Ashanti esto aun no se aprecia, pero no hay nada como el trabajo duro para conseguir resultados.

Los azotes siguen cayendo dolorosamente en el castigado culo de la sufrida esclava. La sala está en calma y solo se oyen los restallidos de los golpes de la pala destrozando el bello culo de la esclava negra, el zumbido de los orgasmatrones zahiriendo coño y culo de la bella brasileña y la sumisa thai, los quejidos de dolor de las tres esclavas que se encuentran prácticamente al límite de sus fuerzas e imponiéndose por encima del resto de sonidos la bella voz de la bielorrusa contando los azotes recibidos por su sufrida maestra.

-          25, Amo.

El culo de la negra ya muestra los estragos que está haciendo la cruel palmeta y en vez del tono cobrizo oscuro habitual que tan bonito es ahora presenta algunos bellísimos cardenales azulados muy oscuros que delatan la paliza que está recibiendo.

Al mismo tiempo la esclava acusando el dolor de su nalgas no hace más que revolverse en cada golpe lo que me está excitando muchísimo, ya que tenemos ambos cuerpos desnudos y mi polla erecta se incrusta entre sus piernas, sintiendo el calor del coño castigado y cada vez que acaricio el culo lo noto más caliente.

Asiéndola firmemente por la cintura continúo con el implacable castigo al que está siendo sometida.

Tras unos interminables minutos para la esclava y muchos gritos de dolor Svet llega a la cuenta de 50. El culo presenta un aspecto inmejorable, el intenso tono azulado oscuro de los cardenales ahora cubre uniforme y completamente la grupa de la esclava. Afortunadamente Ashanti tiene el culo muy bien entrenado y aguanta perfectamente tan cruel castigo, en cualquier otra esclava los glúteos ahora serían masas informes de carne golpeada que presentarían el aspecto y la textura de una hamburguesa, al menos la parte de entrenamiento físico la están haciendo bien.

Tras los castigos de la mañana de los que aun no se ha recuperado totalmente, la dolorosa tortura del coño a la que ha sido sometida por la tarde y la interminable sesión de spanking a la que está siendo sometida han llevado a la esclava al límite de su resistencia, proseguir con el castigo haría que perdiera totalmente a la esclava y es una situación que un Amo no debe permitir, por lo que decido disfrutar un poco del culo de Ashanti y ordeno a Svet:

-          Svet, trae la crema hidratante, para que la piel del el culo de esta puta no se ponga como el cuero y pierda el poco valor que ya tiene en el mercado. Y tu Ashanti deja de revolverte como un tigre enjaulado en mi regazo y mantén un mínimo de dignidad.

Svet, llega con el bote de crema hidratante y se arrodilla justo al lado del culo de Ashanti. Le hago una indicación y deja caer un generoso chorro en cada una de las nalgas de la dolorida negra que recibe la refrescante crema con un suspiro de placer que se escapa de sus labios.

Suavemente procedo a extender la crema por el maravilloso culo de Ashanti, que se muestra blandito e increíblemente caliente, el frescor de la crema junto con las suaves caricias de mi mano reconfortan a la sufrida esclava que poco a poco se va recuperando de los estragos de la paliza y vuelve de su infierno de dolor a la realidad.

Para darle una esperanza a la que agarrarse, le quito la mordaza y le comento:

-          Ashanti, te voy a proponer un pequeño reto para que tu pupila Svet aprecie tu entrega y vea cómo ha de portarse una verdadera esclava. Dado que tu culo está bastante maltrecho y mientras la crema hidratante hace efecto para no estropear en demasía tu piel, los siguientes 50 azotes van a ser en tus ya castigados muslos traseros que esta mañana han sido visitados repetidamente por el cinto, en concreto 75 azotes, ¿no es así?

-          Si, Amo – responde quedamente Ashanti.

-          Bien, pues tu va a poder alargar o acortar el suplicio, te voy a ir golpeando en los muslos y vas a ser tú la que solicite el siguiente golpe, puedes descansar tanto tiempo como quieras entre cada azote, cuanto más continuados mayor será tu sufrimiento ya que no te podrás recuperar entre golpe y golpe.

-          Si, Amo – responde despistada la esclava.

-          Y te preguntarás. ¿Qué motivación tengo para solicitar rápidamente el siguiente azote? No te preocupes yo te lo voy a aclarar. Ahora tu y yo pactaremos el tiempo que crees que es razonable para que una esclava haga correrse a su Amo. A ese tiempo le restaremos los minutos que hayas tardado en completar la tanda de cincuenta azotes en los muslos, por ejemplo, si hemos decidido 10 minutos y el castigo lo has completado en un heroico minuto, tendrías 9 minutos para hacerme correr. ¿Lo has entendido?

-          Si, Amo.

-          Y también te preguntarás ¿y que consigo yo con esto? Pues muy fácil, si me corro antes de los minutos que hayamos pactado te perdono la última tanda de 50 azotes que aún te quedarían.

-          Gracias, Amo –responde una esperanzada Ashanti.

-          Peeeero… si no me corro en el tiempo pactado estaré sumamente complacido en decorar tu ya morado culo con diez dolorosos golpes de caña que marcarán 10 finas líneas en relieve sobre tu espléndida grupa. Tú decides completar los 100 azotes que aún tienes pendiente o confiar en ti y jugártela a que me correré en el tiempo acordado con lo cual habrías acabado el castigo tras esta tanda de 50. Eso sí si pierdes aparte de los azotes recibirás los 10 golpes de caña.

-          Amo, ¿Cuál será el tiempo de partida?

-          Me siento generoso, decide tú, pero si no me gusta lo que decides anulamos la apuesta.

Ashanti se mantiene pensativa un rato y con voz tensa susurra:

-          15 minutos mi Amo.

-          Trato hecho. Procedamos con la primera parte. Svet trae el cronómetro y ponlo delante de Ashanti para que pueda controlar el tiempo.

Svet acerca el típico cronómetro de ajedrez que regulamos a quince minutos y lo deja donde la esclava pueda verlo.

Si para azotar el culo solicité a la escultural negra que se tumbase en el sofá, para poder acceder bien a los muslos le indico que en vez de tumbada la quiero con las rodillas hincadas en el sofá, piernas bien juntas y la cabeza hundida en la otra parte. Queda como si fuera a cuatro patas pero al no tener el apoyo de los brazos, la cabeza reposa en el asiento del sofá y el culo se alza insolente en toda su plenitud.

Los muslos quedan en vertical, justo a mi lado derecho por lo que la pala podrá azotarlos con precisión y sin ningún esfuerzo, permitiéndome disfrutar además de la maravillosa visión del esplendoroso culo negro azulado de la esclava.

-          Bien Ashanti, para que veas que soy un Amo magnánimo y que no quiero sacar ventaja, ni vas a tener que contar los azotes, lo hará Svet, y sin que sirva como precedente no te tendrás que dirigir a mí como Amo, para solicitar el siguiente azote tan solo tendrás que decir “otro”. ¿Entendido?

-          Si Amo –responde ladeando la cabeza que se encuentra hundida en el asiento del sofá.

-          Bien Svet, pon en marcha el cronómetro.

Nada más golpear la rubia el cronómetro, Ashanti grita:

-          Otro.

-          Plaffff – estalla la pala justo en el centro de los bellísimos y ya castigados muslos de la esclava negra.

-          Uno – cuenta Svet

-          Otro –grita Ashanti prácticamente superponiéndose a la cuenta de Svet.

-          Plaffff – Otro – Tres … Plafff – Otro – Doce

Ashanti no cesa de gritar apretando los dientes Otro, Otro, Otro como una posesa. Ha recibido los doce primeros azotes en unos increíbles doce segundos, los muslos tras la paliza recibida esta mañana pronto empiezan a mostrar los mismos cardenales que decoran su excitante culo ahora totalmente expuesto a mi vista.

El cuerpo de la bella negra tiembla con cada azote, ahora antes del consabido “otro” para solicitar el siguiente hay un alarido de dolor que refleja claramente la agonía que invade los muslos de la negra. Pero aún así avanza a un excelente ritmo y llega a los treinta azotes en unos admirables cuarenta y cinco segundos.

Los kilométricos muslos en estos momentos están totalmente violáceos y aunque las poderosas piernas de la brava muchacha son capaces de soportar tan tremendo castigo el dolor que invade los muslos maltratados por el cinto en la mañana y ahora cruelmente golpeados por la palmeta debe ser insoportable. Pero aún así entre sollozos, moqueos y gritos con férrea voluntad sigue pidiendo más azotes.

-          Plafff – restalla nuevamente la palmeta contra los violáceos muslos, que además dejan ver multitud de pequeños moratones producidos por los temibles agujeros de la palmeta.

-          Cuarenta y dos – susurra Svet. Una intensa preocupación se refleja en los profundos ojos azules de la bella eslava apenada al ver pasar tan mal trago a su tutora.

-          Agggghhhh –grita Ashanti.

Y tan solo se oyen los sollozos de la sufrida negra.

Silencio…

Tanto Svet como yo nos mantenemos expectantes, el cronómetro avanza implacable en el tiempo, ha transcurrido un minuto quince segundos desde que se inició el castigo.

Transcurren cinco tensos segundos más. Tan solo se oyen los sollozos de Ashanti que no solicita el siguiente.

Svet le toma las manos y con voz queda susurra.

-          ¿Maestra? Por favor.

-          No puedo más –replica con la voz rota Ashanti.

-          Por favor, Maestra, sea fuerte, ya queda poco, por favor repita conmigo otro – le anima la bella bielorrusa, apretando suavemente las manos de Ashanti con las suyas.

-          Otro – susurra Ashanti.

-          Plafffff –descargo con todas mis fuerzas el nuevo azote justo por dejado del culo, uno de los sitios más delicados.

-          Cuarenta y Tres. Animo Maestra.

-          Argggg –grita Ashanti con la garganta rota de tanto gritar.

Los segundos siguen corriendo implacablemente y llegamos a los dos minutos.

-          Maestra siempre ha sido un ejemplo de fortaleza para nosotros por favor.

-          Otro –susurra tras unos segundos entre sollozos.

-          Plafff – justo debajo del anterior, un golpe certero y perfecto que deja una gran mancha violácea intensa en el lugar del impacto. La mancha se va aclarando poco a poco dejando multitud de puntos de un tono más intenso allí donde los agujeros de la terrible palmeta han hecho de forma excelente su trabajo.

-          Cuarenta y cuatro. Muy bien Maestra.

-          Arggg –la voz de Ashanti apenas se oye entre lo sollozos desconsolados.

-          Animo Maestra –la anima nuevamente una compasiva Svet – Hágalo por nosotras, haga que nos sintamos orgullosas de usted.

-          Otro –susurra tras unos interminables segundos Ashanti.

-          Plafff –con este tercer golpe acabo de decorar con tres franjas perfectamente delimitadas los muslos de la bella yegua negra.

-          Argggg – vuelve a gritar Ashanti

-          Cuarenta y Cinco –se oye decir a Svet en un susurro

Nuevamente tan solo sollozos desconsolados.

-          Animo Maestra –le susurra Svet

Pero en esta ocasión los ánimos no le sirven de consuelo a la negra cincuentona que probablemente esté recibiendo el castigo más terrible de su cómoda vida y éste aún no ha acabado.

-          Venga Maestra, sea un ejemplo para sus pupilas –le anima Svet.

Ashanti sigue derrumbada, tan solo solloza y el cronómetro continua implacable su curso, ya llegamos a los cuatro minutos y parece ser que los últimos cinco azotes van a ser interminables.

De repente con voz de asco y poniendo un deje de desprecio en la voz se oye gritar a Svet.

-          ¿Maestra? Maestra una mierda. Tan solo eres una vieja furcia acabada que es incapaz de soportar un mísero castigo. Ejemplo ¿de qué? De cómo salir derrotada sin luchar, de ser una perdedora que ha fracasado en su vida y por eso te ves en esta patética situación. Si hubieras sido una triunfadora no estarías aquí con el culo en pompa y recibiendo una paliza por tu ineptitud que además arrastra y condena a tus pupilas. Putita negra perdedora me das asco.

-          Otro, otro, otro, otro, otro, otro, otro, otro –se oye gritar a pleno pulmón con profunda rabia entre sollozos a Ashanti, sin esperar a que recibir un golpe para solicitar el siguiente

-          Plafff, plafff, plafff, plafff, plafff –descargo en una rápida sucesión los cinco golpes restantes.

Ashanti se derrumba en mi regazo entre sollozos gritando aún como una posesa otro, otro.

Svet de un manotazo para el reloj y se lanza hacia su tutora a la que abraza y se funde con ella en un reconfortante beso entre alumna y maestra.

Svet devora los labios de Ashanti que nuevamente, poco a poco, se va recuperando del castigo. Vuelve a la realidad, deja de susurrar otro, otro y tan solo se oyen sus sollozos y las palabras de consuelo de Svet susurrándole que ya está, que se acabó.

Finalmente Ashanti levanta la cabeza y mira expectante el reloj, seis minutos treinta y dos segundos.

-          Ashanti. ¿Estás en disposición de asumir el reto? Tienes que hacerme correr en ocho minutos y veintiocho segundos. Complicado pero posible.

-          Si, Amo –susurra una derrotada Ashanti, incapaz ni siquiera de incorporarse del sofá para iniciar la mamada. La derrota es segura pero aun así la yegua negra va a intentar lucharlo.

-          Amo, permítame ser la paladín de mi excelsa Maestra en esta prueba. Ella no está en condiciones de ejecutarla y yo me sentiré muy honrada si puedo ayudar a mi Maestra en esta situación –me interpela Svet, ya sin el rastro de animosidad que esta mañana parecía haber entre la joven potranca rubia y la madura yegua negra.

-          Gran gesto que te honra, Svet, pero toda acción conlleva sus riesgos, si pierdes la prueba tú también recibirás diez azotes de caña al igual que Ashanti.

-          Amo, estoy dispuesta a aceptar el castigo si fracaso en la prueba.

-          Bien, no se hable más. Ashanti descansa y deja que tu alumna te represente.

-          Gracias, Amo – responde Ashanti.

-          Bien, Svet, tu pilotas, ocho minutos veintiocho segundos, como quieres que me ponga.

-          Por favor, Amo, siéntese en el cómodo sillón de su derecha, permita que introduzca mi cabeza entre sus piernas y déjese llevar.

Totalmente desnudo, tomo asiento en el sofá y dejo el cronómetro reposando en el brazo del mismo para controlar el tiempo.

La escultural rubia gatea hasta el sofá y suavemente introduce la cabeza entre mis piernas acercando sus jugosos labios a mi erecta polla.

La imagen que ofrece en estos momentos es de ensueño, la rubia cabellera desparramándose por su espalda y entre mis piernas, la perfecta espalda adornada por ese intenso rubio acabada en un increíble culo que se muestra en forma de corazón.

-          Svet, vamos –le animo, mientras pongo el cronómetro en marcha.

Al igual que el resto de esclavas la técnica de esta impresionante rubia comepollas es sublime, no tan perfeccionada como la de la diosa pelirroja que ella misma me ha hecho ganar pero nada desdeñable.

Suavemente coloca los labios húmedos sobre la punta del glande y con la legua da unos suaves golpecitos a la uretra, mientras los húmedos labios se deslizan por la cabeza del glande hasta la corona, la lengua lame dicha cabeza humedeciéndola abundantemente. Los labios aprisionan la cabeza de la polla y la esclava succiona fuertemente mientras la boca recorre lentamente el tronco. Poco a poco la polla desaparece en la boca de la esclava y avanza inexorablemente hasta su garganta mientras la lengua lame toda la longitud del tronco hasta que Svet toca con su nariz mi pubis. Lo hace lentamente y durante unos maravillosos segundos mantiene toda la polla en su interior, casi se diría que puedo notar como el glande martiriza su campanilla, pero la bien entrenada esclava engulle profundamente la polla y aguanta la respiración. Muy lentamente inicia el movimiento contario, recorriendo con sus carnosos labios nuevamente el tronco esta vez liberándolo de la húmeda y cálida boca. La lengua llega hasta la corona y se enrosca juguetona en ella, la succión se incremente intensamente mientras los labios aprisionan la corona. La lengua lame nuevamente la cabeza del glande y golpea suavemente la uretra. La esclava decide no dejar salir la polla en ningún momento de la boca y reinicia el movimiento.

Vista desde mi perspectiva, la esclava se ayuda de todo el cuerpo para follarse la boca. Se observa el ir y venir del cuerpo de la esclava que acompaña los ataques de su boca a mi polla. El culo de la esclava se muestra esplendoroso en un hermoso vaivén que me excita aún más.

Svet ha comenzado lentamente, sabe que soy de tiro largo y que si hubiera iniciado un feroz ataque ella habría caído antes que yo, por lo que los dos primeros minutos han sido un breve calentamiento para que mi polla se sintiera a gusto.

-          Seis minutos – susurra Ashanti controlando el tiempo y marcando de alguna forma el ritmo a su alumna.

La perrita rubia incrementa la velocidad, pero no mucho, sabe que es mejor subir la intensidad moderadamente y realizar largas y profundas mamadas para que la temperatura suba lentamente. Se introduce la polla en la boca y la mantiene largamente en su interior para mantenerme totalmente excitado y sabiendo que cuando llegue el feroz ataque no seré capaz de controlar la situación.

La bella cabeza rubia se mueve acompasadamente entre mis piernas y el culo en forma de corazón se mueve en un enloquecedor vaivén.

Cuando tan solo quedan dos minutos se oye como Ashanti, maestra de ceremonias, indica a Svet.

-          Dos minutos

En esos momentos la rubia se desata y empieza a mamar ferozmente la polla, la succión es intensa reclamando su leche. Los antes largos y pausados movimientos son ahora cortos y frenéticos alrededor de la cabeza del glande. Como sabe la muy puta que ese es mi punto débil. Combina estos frenéticos movimientos con rápidas introducciones de la polla hasta lo más profundo de su garganta.

Tengo que recurrir a toda mi experiencia para no correrme.

-          Un minuto – grita Ashanti que se está empezando a poner nerviosa

Svet inicia un intensísimo metesaca que hace que sus labios recorran una y otra vez  toda la longitud de la polla, mientas la lengua se restriega suavemente contra el glande y todo ello lo combina con una succión en los momentos que puede. Ha decidió cambiar técnica por pura fuerza, quiere exprimirme a base de repeticiones. Aguanto el tirón como puedo entre sudores.

-          30 segundos – chilla esta vez una Ashanti desesperada.

Svet, la muy zorra, cambia de técnica para no adormecerme la polla y ahora tan solo mantiene el glande dentro de su cálida boca. La punta de la lengua juega con la corona, golpea la uretra y su boca realiza una succión continua difícilmente soportable.

-          15 segundos –suelta Ashanti en un alarido desesperado.

Svet cambia nuevamente de técnica y pasa de una succión continua a mamar la polla como los niños pequeños maman el chupete, en succiones cortas pero muy intensas. Tengo que contraer fuertemente todos los músculos de mi culo para retener dentro de mí el semen que pugna por salir.

-          5 segundos –la voz de Ashanti refleja claramente la desesperación que siente, va a tener que soportar 50 azotes más con la palmeta y 10 azotes con la cruel caña.

Svet sigue devorando mi polla.

Tengo en tensión todos los músculos de mi cuerpo intentando no eyacular, las manos están engarfiadas a los reposabrazos del sillón.

-          Tiempo - susurra una derrotada Ashanti.

En cuanto oigo la bendita palabra agarro fuertemente la cabeza de una derrotada Svet y salvajemente follo su boca, en estos momentos soy yo el que tiene el control y no ella. Tras unos rápidos pollazos el orgasmo a duras penas retenido explota cual erupción volcánica en lo más profundo de su garganta, raudales de semen se desbocan en la garganta de la rubia. La derrotada esclava se ve ampliamente superada por la derrota y se atraganta saliéndosele el semen y los mocos. Un llanto de desesperación la invade por haber fallado a su Maestra.

Aun a cuatro patas se acerca arrastrándose a Ashanti y aferrándose sus piernas deja caer la derrotada cabeza en sus mulos, llorando desconsoladamente susurra.

-          Perdón Maestra, le he fallado

Ashanti acaricia suavemente la sedosa melena rubia e intenta consolar a Svet.

-          Svet, unas veces se gana y otras se pierde, y en esta ocasión tu rival era mucho más poderoso que tú, por algo es tu Amo.

Ante tan enternecedora escena, le digo a Svet.

-          Svet, acércate

La joven rubia aún cuatro patas se acerca hacia mí.

-          Que estás dispuesta a hacer por tu Maestra.

-          Todo mi Amo –responde la apenada eslava sin dudarlo un momento.

-          Bien, sabes que a Ashanti aún le quedan cincuenta azotes en su ya maltrecho culo tras haber recibido ya cien.

-          Si Amo –responde la rubia

-          Bien, para que puedas resarcirte de tu tremendo fracaso y te sientas como ella, te dejo que otra vez seas su paladín. Recibirás los cincuenta azotes que tu maestra tienen pendientes, más otros cincuenta como castigo por haber fracasado. Tú eliges tu Maestra recibe otros cincuenta azotes en su dolorido culo o tú recibes cien con la dura palmeta. Amén que las dos recibiréis los diez azotes de caña apostados en la fracasada prueba.

-          Amo, recibiré gustosamente los cien azotes con la palmeta en lugar de mi Maestra y los diez azotes de caña por ser una perra inútil y fracasada.

-          Bien, además para sentirte totalmente como ella también llevarás una bomba de pecho como en estos momentos llevan Ashanti y tus compañeras. Ashanti por el momento relájate. Svet ve a por una bomba de pecho.

Svet vuelve con una bomba de pecho y como quiero que las cuatro esclavas lleguen con los pechos estirados al máximo a la siguiente parte de la sesión, la regulo  a potencia máxima desde el inicio.

-          Svet recibirás los azotes igual que tu Maestra, tendida sobre mis rodillas en el sofá.

Svet se coloca cuan larga es cruzada sobre mis rodillas en el sofá, en la misma posición en la que unos momentos antes estaba su tutora.

Si antes tenía a mi disposición un negro y bien torneado culo, en estos momentos me encuentro ante un maravilloso culo blanquecino, terso y joven que espera pacientemente a ser disciplinado.

-          Separa las piernas –indico a Svet.

Esta abre las piernas ligeramente y entre ellas se muestra la maravillosa “hamburguesa”, dado que tan solo necesito mi mano derecha para manejar con precisión la palmeta introduzco la izquierda entre su cuerpo y el mío y la bajo hasta su coño que se encuentra caliente y palpitante.

-          Ashanti, por favor, lleva la cuenta de los azotes.

-          Si Amo –responde la negra a la que se ve un tanto aliviada por no tener que soportar de momento más torturas en su culo.

-          Plaffff –resuena la palmeta al impactar violentamente contra el sedoso culo de la bielorrusa.

-          Buf -  resopla Svet, intentando soportar el castigo lo más dignamente posible.

-          Uno – replica Ashanti.

EL culo de Svet al ser más joven que Ashanti no necesita estar tan musculado para mantenerse firme y por tanto el temblor de las carnes al recibir el impacto es mayor, mostrando claramente la violencia del impacto y como la fuerza de éste distribuye uniformemente en las prietas carnes de la muchacha.

Al tener la carne de un intenso color blanco, el rastro que deja la palmeta es inmediatamente perceptible, aun sin haber retirado la misma a través del metacrilato se observa como el culo se tiñe de un ligero color rojo dejando un rojo más intenso en los sitios en los que han impactado los agujeros.

La brava eslava intenta soportar estoicamente el merecido castigo al que está siendo sometida. Tras diez azotes Svet se empieza a revolver por el intenso picor que siente en sus nalgas. Estas ya muestran un intensísimo y uniforme color rojo.

-          Ashanti, por favor toma las manos de Svet para que no se mueva. Svet alarga las manos y dáselas a Ashanti.

Ashanti, poniéndose al lado del sofá coge entre sus manos las manos de la sufrida esclava mientras le anima.

-          Svet, lo estás haciendo muy bien. Me siento orgullosa de ti.

-          Gracias, Maestra.

Prosigo con el castigo, a los treinta azotes, y el culo de Svet muestra un espectáculo sublime. El color rojo cubre esplendorosamente las dos nalgas de la chica. Estas aparecen surcadas por innumerables circulitos azulados allí donde la palmeta ha golpeado con sus terroríficos agujeros.

En la palma de mi mano izquierda noto que el coño de Svet sube de temperatura al mismo tiempo que su precioso culo.

La esclava en estos momentos solo mantiene la posición porque su tutora la agarra fuertemente de los brazos. Al igual que antes Ashanti tiene la garganta rota de tanto gritar y los intensos ojos azules ahora se encuentran cubiertos de un mar de lágrimas que mojan abundantemente el sofá.

Inexorablemente la palmeta sube y baja siguiendo un camino ya realizado anteriormente. Golpea las ya castigadas nalgas una y otra vez. Visita lugares previamente mancillados. Percute en las ya laceradas carnes de la agotada muchacha. Llegamos a los cuarenta azotes.

El culo de Svet presenta innumerables tonalidades que van del rojo intensísimo al azul violáceo que cubre gran parte de ambas nalgas. Cada vez se ven más verdugones en el bello culo de la valiente alumna que está recibiendo este castigo en lugar de su Maestra.

Al igual que con Ashanti, el culo de esta bella potranca puede recibir este terrible castigo porque ha sido específicamente entrenada para ello. Ha fortalecido sus músculos para soportar estos rigores. El culo de cualquier sumisa no entrenada en estos momentos se encontraría desgarrado, los músculos habrían sido destrozados por la palmeta y sus glúteos parecerían carne picada de hamburguesa, tal es el terrible castigo al que está siendo sometida esta preciosidad.

-          Svet, ya solo quedan diez – le susurra Ashanti intentando animar a la llorosa rubia.

Retiro la mano del coño de Svet, que sigue caliente pero no excesivamente húmedo, el castigo es demasiado doloroso como para que pueda disfrutarlo y procedo a asir fuertemente a la esclava por la cintura.

Svet, que sabe que significa esto se tensa aún más. Ashanti con cara de preocupación agarra aún más fuertemente las manos de Svet, ya que no sabe si su pupila podrá aguantar lo que resta del castigo.

Una vez que veo que Ashanti ha agarrado fuertemente las manos de la potranca rubia descargo los últimos diez azotes con todas mis fuerzas en una rápida sucesión. El cerebro de la bielorrusa no tiene un instante de respiro entre un azote y otro, el dolor se mantiene en las más altas cotas sin que remita en ningún momento.

Tras finalizar esta parte del castigo, ya no hay rastro del color rojo en las nalgas de Svet, todas ellas presentan un tono azulado que delatan la terrible paliza a la que han sido sometidas.

Svet, tendida sobre mis rodillas llora desconsoladamente hundiendo la cabeza en los asientos del sillón.

Ashanti, suavemente acaricia la rubia cabellera y hace ruiditos consoladores para calmar a la esclava y que esta regrese de su universo de dolor. La miro y asiento. Al igual que antes Svet hizo con ella, ahora Ashanti se funde en un tierno beso con la bella rubia para consolarla.

-          Ashanti, pon crema hidratante en el culo de Svet, no quiero que se dañe y no escatimes crema también en su coño que lo tenía muy caliente.

Tras unos minutos en los que Ashanti reconforma a Svet, decido continuar el castigo.

-          Svet, Ashanti, continuemos.

-          Si, Amo –responden una ya algo más calmada Svet y Ashanti.

-          Svet, adopta la misma posición que antes Ashanti, de rodillas a mi lado, te tiendes sobre mis piernas y alzas el culo para dejar en vertical ambos muslos que son los que ahora van a recibir la caricia de la palmeta.

El castigo transcurre sin notables incidencias, al final del mismo, los muslos de Svet presentan un aspecto tan maravilloso como su culo, no queda rastro del color blanquecino de su piel, tanto su culo como los muslos hasta la corva presentan el intenso tono azulado que reflejan claramente la cruel tortura a la que ha sido sometida la joven potranca.

Esta vez soy yo mismo el que consuela a la joven perrita rubia y manteniéndola en mi regazo aplico suavemente la crema en sus bellos y castigados muslos, mientras Ashanti también la consuela acariciándole la cabellera y besando suavemente a su pupila.

Mientras sobo y aplico a Svet la crema reflexiono sobre la siguiente parte del castigo, tocan los diez azotes de caña, pienso en cómo colocar a ambas esclavas. Juntas, una al lado de la otra,  con las manos cogiéndose los tobillos mostrarían una erótica imagen difícilmente superable. Ver a las dos imponentes esclavas dobladas por la cintura mostrando sus esplendorosos culos soportados por las bellísimas piernas y sobre los tacones de vértigo. Apreciar esos maravillosos culos y mulos brutalmente golpeados que muestran los rastros del terrible castigo. Degustar la mezcla de razas, carne blanca frente a carne negra, carne joven frente a carne madura. Observar la blancura nívea de la alumna ahora tornada en furioso color azulado y a su lado la negrura de la tutora también tornada en color azulado pero más oscuro. Pienso mientras sobo distraídamente con una mano los muslos y culo de Svet y con la otra su coño.

Imagino también a las dos apoyadas con las palmas de la mano contra la pared, de cara a la misma y con las piernas bien abiertas, proyectando el culo hacia atrás para recibir el cruel mordisco de la caña, los músculos de todo el cuerpo tensos. Ver la cabellera rubia que se desparrama por la nívea espalda de Svet y a su lado la cabellera negro intenso de Ashanti. Dos espaldas perfectas y sudorosas por los efectos de los terribles castigos a los que están siendo sometidas, nieve frente a carbón. Las marcas del castigo aun resaltarían más debido a que mostrarían más parte de sus cuerpos para poder comparar.

Pero de alguna forma aun pienso que es insuficiente, quiero que este castigo las una aún más, hasta que finalmente pienso en la posición perfecta para este castigo.

-          Ashanti, ve a por la caña.

-          Si, Amo –responde la hermosísima negra, ya bastante recuperada de los rigores de la paliza recibida.

Se acerca a una especie de paragüero que hay en un rincón del despacho y veo que se queda pensativa antes de escoger una.

-          Tome, Amo –me entrega la caña escogida Ashanti, esbozando una tímida sonrisa

Sorprendido veo que la elección de la caña ha sido toda una declaración de intenciones, ha elegido una larga y fina caña de ciento cincuenta centímetros de largo con alma de fibra de vidrio y recubierta de fino cuero. Con este tipo de caña se pueden propinar azotes terribles, ya que la resistencia de la fibra de vidrio es muy superior al bambú. Precisamente por la resistencia de la fibra de vidrio la caña puede ser muchísimo más fina que una de bambú e igualmente resistente. Al ser tan fina las carnes de la esclava se ven cruelmente mordidas por los impactos de la caña ya que pudiendo soportar la misma fuerza del golpe éste se reparte en una menor superficie lo que hace el impacto aún más doloroso. Estéticamente el resultado es insuperable ya que las nalgas quedan marcadas por unas finísimas y elegantes líneas que las cruzan de lado a lado en vez de quedar marcadas con burdas y gruesas líneas que apenas aportan nada a la estética de un bello culo.

-          Svet, Ashanti poneros de pie en el medio de la sala y abrazaros.

Mientras tanto cojo una larga correa, me acerco a ambas esclavas que se encuentran de pié en el centro de la sala abrazadas una frente a la otra. Pasando la larga correa por sus cinturas las ato fuertemente dejando ambos cuerpos unidos en solo uno. Además indico a Svet y Ashanti que cada una introduzca su pierna en medio de las piernas de la otra para que con sus muslos rocen el coño de su compañera.

-          Svet, Ashanti, durante el castigo podéis consolaros, besaros, lo que queráis. Tan solo tenéis que soportarlo. Y en ningún momento llevar las manos por debajo de la cintura de vuestra compañera.

Sin  dudarlo ambas esclavas se funden en un apasionado beso para infundirse ánimos. Al mismo tiempo con sus muslos rozan el coño de su compañera para llevarla a un grado de excitación que les permita soportar mejor el castigo.

Lentamente me acerco a la grupa de Ashanti y con un certero impacto atravieso en su justa mitad las dos nalgas de la esclava.

-          Zasssss –silba la temible caña

El grito de la bellísima negra muere en la boca de Svet, ya que ambas siguen fundidas en un interminable beso.

Inmediatamente aparece la finísima línea negro azulada que delata el rigor del azote recibido.

Cambio de posición y me acerco a la grupa de la rubia cuyo cuerpo tiembla de miedo. Ashanti sigue besándola y se roza fuertemente contra su coño para infundir ánimos y algo de ardor en la alumna.

Al igual que con la negra descargo un certero impacto justo en medio de las nalgas de Svet.

-          Zasssss –vuelve a silbar la temible caña

El cuerpo de Svet se estremece con la violencia del impacto y el de Ashanti por pura empatía con su alumna.

Al igual que con Ashanti también aparece una finísima línea azulada que decora magistralmente las nalgas de tan bella esclava.

Esta primera línea me sirve de guía para descargar tres centímetros más arriba el segundo golpe y otros tres centímetros más abajo el tercero.

Los gritos de las esclavas mueren en la boca de la otra, pero ahora los sollozos son continuados y los cuerpos tiemblan de sufrimiento como hojas agitadas por el viento. Tan solo son capaces de mantenerse de pié y en posición de castigo porque se apoyan una en la otra.

Ambos culos muestran ahora tres bellísimas marcas que se dirían trazadas a escuadra y cartabón debido a la precisión con la que cruzan las imponentes grupas de las esclavas. Son marcas que llevarán con orgullo durante bastantes días ya que los verdugones bien tratados pasarán en una semana pero el rastro de estas marcas permanecerán más tiempo, tal es el cruel resultado de la temible caña que Ashanti ha escogido por elección propia.

Prosigo con el castigo y ya son cinco las marcas que se distribuyen uniformemente cubriendo totalmente el culo de las esclavas, cinco bellísimas líneas que mejoran aún más si cabe las magníficas grupas de la joven potranca blanca y la valerosa yegua negra.

Como seguir golpeando el culo de ambas esclavas estéticamente no aportaría nada, ya que al final las finísimas y profundas líneas se cruzarían y no quedarían tan bien delimitadas, decido que el siguiente zurriagazo será en la parte alta del muslo, justo donde acaba el culo, es una de las partes más dolorosas en la que se puede descargar un golpe.

-          Zasss –silba implacablemente la caña y restalla contra el suave muslo de Ashanti.

Esta incapaz de soportar el dolor deja de besar a Svet y sollozante hunde su cara bañada en lágrimas en el cuello de su alumna esperando mitigar ligeramente su dolor con el pequeño consuelo que este gesto conlleva.

La también sollozante rubia acaricia suavemente la cabeza de su tutora para consolarla, aunque también está tremendamente preocupada por el siguiente golpe que llega certeramente a sus muslos y desata un grito ensordecedor en la sala.

Ambas esclavas entre lloros, gritos e hipidos consiguen aguantar a duras penas el castigo que llega a su fin dejando diez bonitas marcas repartidas entre el culo y los muslos de ambas esclavas.

Las desato y también procedo a liberar a Ira y Yuki del orgasmatrón. Ordeno a las esclavas que vayan a la cocina a hidratarse ya que entre sudor, mocos y lloros han perdido muchísimos líquidos y que vayan al baño para refrescarse ligeramente y quitarse las costras de moscos y lágrimas que cubren las cuatro bellísimas pero agotadas caras. Un patético grupo se arrastra como puede superando los inmensos dolores que invaden todo su cuerpo.

Mientras tanto no pierdo el tiempo y preparo la última parte del castigo, para poder sorprender a las esclavas en cuanto lleguen. Todos habréis visto este castigo, se hace que la esclava cabalgue un fino potro formado por una fina tabla triangular y su coño repose en el vértice del triángulo de tal forma que todo el peso de su cuerpo quede soportado en el coño. Para ello tenemos unos caballetes que regulan la altura y se puede ajustar a la anatomía particular de cada esclava.

Cuando llegan las cuatro esclavas, algo recuperadas gracias al agua y sus caras limpias de secreciones se ven cansadas pero terriblemente bellas, se quedan pálidas al ver las cuatro “sillitas de la reina” montadas en forma de cruz en el centro de la sala, esto permitirá que cuando suban a ellas se puedan ver unas a otras.

-          Bien chicas, en parte estáis aquí porque sois esclavas de vuestros coños, pues ahora vais a llevarlos hasta límites insospechados. Pero antes quitaros las bombas de los pechos y poneros en fila frente a mí.

Las chicas se ayudan unas a otras a quitarse las bombas de los pechos y se colocan frente a mí: Svet, Ira, Yuki y Ashanti.

Los ya generosos pechos de Svet e Ira se muestran ahora prácticamente del tamaño de melones. Son cuatro torpedos inmensos. De sus 95 centímetros naturales habrán pasado a unos brutales 135 centímetros que se desparraman por todo su torso, ambas parecen vacas lecheras a punto de reventarles las ubres.

Los pellejos de Yuki presentan ahora un aspecto casi se diría que apetecible. ¡Han pasado de ser dos pellejos colgantes a unas tetas medianas con forma de teta!

Finalmente Ashanti también presenta unos buenos melones, aunque éstos algo caídos debido a que ya no es una joven muchacha pero de un tamaño excepcional que aguantan dignamente.

Como “casualmente” aún tengo la terrible caña elegida por Ashanti decido decorar las tetas de las alumnas.

-          Svet, acércate a mí y ponte de rodillas.

-          Si, Amo –responde la bella rubia en cuya bella cara ahora se vuelven a apreciar los límpidos ojos azules.

-          Manos a la nuca y saca el pecho.

Silenciosamente Svet adopta la posición y vuelve a temblar intuyendo el castigo que le espera. Tras el intenso trabajo de la bomba los pechos están extremadamente sensibles y el dolor de los mismos se multiplica exponencialmente frente a una situación normal.

Sin miramientos descargo un azote con la caña que hace que la escultural rubia se doble por la mitad y se derrumbe entre alaridos en el suelo. Nuevamente rompe a llorar desconsoladamente.

-          Ira, tu turno.

-          Si, Amo – acata sumisamente la rebelde brasileña

Se coloca de rodillas al lado de una derrumbada Svet y cruzando las manos detrás de la nuca proyecta desafiante sus pechos.

-          Zassss-vuelve a silbar la caña.

El alarido de Ira hiela la sangre de las esclavas y resuena como música en mis oídos, aparece una fina línea roja en la parte superior de ambos pechos. Pero la esclava mantiene su posición, mirando fijamente al infinito.

-          Zasssss- vuelve a silbar la caña en un segundo azote que ataca inmisericorde ambos pechos.

Nuevo alarido de Ira cuyo cuerpo cae preso de violentos temblores de sufrimiento, pero aún así la valerosa garota no se derrumba, su cara está esculpida en mármol, de sus ojos caen cataratas de lágrimas, los labios apretados fuertemente en una fina línea que muestra su determinación. Pese a que sus pechos han sido salvajemente castigados en la partida de poker soportando dieciocho kg, han sido tironeados cruelmente mientras me hacía una mamada y han soportado los estiramientos y descargas de la bomba de pecho.

-          Zasss –silba nuevamente la caña y una tercera línea aparece inmediatamente en los dorados pechos de la brasileña.

Línea que apenas puedo percibir, ya que este si ha sido el golpe definitivo que ha llevado a la valerosa muchacha al suelo. Brava muchacha que ahora llora desconsoladamente encogida sobre sí misma.

Tan solo tengo que mirar a Yuki para que ésta adopte la posición de castigo al lado de la doblegada garota.

Yuki tiembla violentamente aún antes de recibir el primer impacto, su resistencia al dolor es ínfima, ya que no ha tenido una vida tan dura como su compañera brasileña.

-          Zasss  –silba la caña.

Por primera vez es fácil acertar en los pechos de la alumna thai agrandados al límite. Yuki aúlla de dolor al sentir el mordisco de la caña brutalmente amplificado por la sensibilidad que en estos momentos tienen sus pequeñas tetas.

El dolor hace que Yuki se doble por su cintura pero apoya sus manos en el suelo y se queda a cuatro patas, tiembla violentamente y suda de forma copiosa. Valerosamente se incorpora, mostrando orgullosa la terrible marca que ahora cruza ambos pechos. Lentamente lleva de nuevo las manos detrás de su nuca y adopta la posición de castigo, solicitando implícitamente un nuevo azote que no se hace esperar.

La caña restalla en un segundo impacto contra las breves tetas de la joven alumna que ahora si se derrumba sollozante en el suelo.

Finalmente una determinada Ashanti adopta la posición de castigo. Las negras tetas también han crecido hasta límites insospechados, a ojo diría que alcanzan unos nada desdeñables 120 centímetros, pero debido a que ya no es una joven éstas se ven ligeramente caídas, como deseables sandías maduras.

El primer impacto no se hace esperar y Ashanti lo recibe con tal determinación que ahoga el grito que produce su garganta en los labios fuertemente apretados y espera decidida el segundo azote mientras la fina marca del primero se revela cruzando ambos pechos.

Sin dilación descargo un segundo trallazo que impacta justo por encima del anterior, dos finas líneas cruzan paralelas ambos pechos. Ashanti tiembla violentamente y suda copiosamente. Se mantiene orgullosa con las piernas ligeramente abiertas, las rodillas firmemente plantadas, la espalda totalmente erguida y las manos obstinadamente entrelazadas tras su nuca  proyectando los pechos hacia el frente desafiando a la caña.

Caña que lanza un tercer ataque contra los castigadísimos pechos que esta misma mañana han sido terriblemente golpeados setenta veces con una caña menos cruel que ésta pero que aún así ha hecho estragos en los mismos.

La cara de Ashanti es un rictus de dolor y determinación, la agonía que está sufriendo es inenarrable. Además ella sabe que puede pararla en cualquier momento dejándose derrotar en una lucha contra la temible caña que no tiene ninguna posibilidad de ganar.

Lanzo un cuarto golpe con toda mi determinación contra las inmensas ubres negras de la vieja yegua que sigue con los labios obstinadamente cerrados sin dejar escapar más que sonoros bufidos de dolor cada vez que la caña impacta contra sus doloridos y sensibles melones.

Esperaba que tras este cuarto golpe la valerosa tutora se derrumbara, ya ha superado a Ira y dado ejemplo al resto de las alumnas. Una cuarta marca aparece en las suaves tetas de la esclava que debido a su anterior posición como jefe están más acostumbradas a ser mimadas, cubiertas de cremas y amorosos besos de sus subordinadas que a los crueles golpes a los que ahora están siendo sometidas.

Tras este cuarto golpe Ashanti levanta la cabeza y una infinita mirada de tristeza se refleja en sus profundos ojos negros. Ahora lo entiendo. Se está autoinflingiendo este terrible castigo porque se siente responsable de la inmensa tortura a la que hoy están siendo sometidas sus alumnas, la muy inocente piensa que habiendo hecho las cosas de otra forma hoy no se verían en este brete.

La determinación que muestra en su tenso rostro que ahora parece esculpido en carbón, junto con esa profunda mirada triste me hace creer que se dejaría arrancar los pechos antes que darse por vencida en su desigual batalla con la caña.

Es un gesto que honra a la tutora, pero por su seguridad debo acabar este castigo inmediatamente.

Si las tetas de la negra han incrementado su tamaño de forma notable, los pezones ligeramente más oscuros, normalmente duros y del tamaño de canicas ahora se encuentran tremendamente hinchados por el efecto de succión de la bomba y se muestran grandes y negros como ciruelas que coronan tan inmensas ubres.

Si las tetas se encuentran sensibles por el efecto de la bomba los pezones con sus infinitas terminaciones nerviosas claman de dolor con tan solo ser acariciados por una pluma.

Si las tetas esta mañana han sido golpeadas hasta en cincuenta ocasiones con la caña, los pezones han recibo veinte certeros azotes repartidos en una menor superficie y quedando más maltrechos que los propios senos.

Todo esto lo tengo en cuenta para alzar por última vez la caña y descargar un poderosísimo golpe que cruza justo ambos pezones por la mitad, por suerte calculo bien la potencia del golpe y la caña impacta duramente en los mismos pero no llega reventarlos.

El relámpago de dolor que llega al cerebro de Ashanti la paraliza por completo y abre la boca pero es incapaz de gritar, su cerebro es incapaz de procesar el inmenso dolor que ahora proviene de tan sensible zona.

Por supuesto la tutora se derrumba y rompe en alaridos y sollozos.

Dejo que las tres alumnas, algo recuperadas de su guerra contra la caña se acerquen a su tutora y la consuelen en la medida que puedan. La acarician suavemente, cubren su cara de besos y caricias y poco a poco Ashanti regresa del enloquecedor dolor al que ha sido sometida.

-          Chicas, llega la última parte de esta dura jornada. Por favor tomad posición cada una en un caballete.

Las chicas toman posición y se coloca cada una sobre un caballete y pasan una pierna a cada lado. Los afilados listones triangulares apuntan hacia sus coños.

Para que no tengan la intención de utilizar sus manos, cruzo ambos brazos por detrás de la espalda y las ato firmemente.

En cada pecho cuelgo una de las terribles pinzas dentadas que han utilizado en la partida de poker y cuelgo un kilogramo de cada teta. El suplicio en las tetas para las alumnas es inmenso pero para los muy castigados pezones de la tutora es brutal.

Para obligarlas a mantener la posición vertical sobre el afilado instrumento, ato sus bonitas cabelleras al techo lo que obliga que todo el peso de su cuerpo recaiga sobre el coño.

Finalmente dado que Svet, Ira y Asahnti son tres imponentes hembras que se van a ver tremendamente martirizadas por tener que soportar el peso de tan esculturales cuerpos concentrado en su coño, lastro a la menuda y ligera Yuki con 10 Kg de peso en cada pierna para que tiren hacia abajo de ella.

Acercándome a cada una de las muchachas, pulso el botón que hace subir el cruel triángulo hasta el coño de las chicas y abro sus labios para que el clítoris “descanse” directamente sobre el vértice del triángulo. Cuando éste toca el clítoris abro sus labios para que quede totalmente desprotegido y aún subo un par de centímetros más el caballete para que las piernas de las esclavas queden colgando y solo tengan como punto de apoyo su coño.

La única que parece algo entera en esta parte del castigo es Svet cuyo coño no ha sido maltratado, pero tanto Ira como Yuki lo tienen en llamas tras haber permanecido más de dos horas en el orgasmatrón y Ashanti no está mejor tras los ciento treinta latigazos recibidos en su coño esta tarde. Esta va a ser la guinda final.

Una vez están todas “acomodadas” me acerco a ellas y les digo.

-          Espero que la experiencia de hoy os sirva para que os apliquéis más en vuestras carreras. Habéis sido muy afortunadas siendo elegidas para ayudar a la familia en sus negocios y hasta ahora no habías sufrido castigos tan brutales, pero este es el pan de cada día de cualquier esclavo. Vosotras elegís o pegáis un salto cualitativo en las siguientes semanas o sereis degradadas a simples esclavas y puede que alguna incluso sea vendida a algún Amo prácticamente sin recursos económicos para desear tener un desperdicio como vosotras –digo mirando fijamente a Yuki que sabe que debido a su fealdad su futuro como esclava se presenta tremendamente duro.

-          Si, Amo –responden las esclavas cabizbajas.

-          Bien, ahora os dejaré un rato a solas para que reflexionéis sobre esto, pero antes me gustaría poneros la conversación telefónica que he tenido anteriormente con Ruppert y que creo que os puede interesar.

Podría haber conectado el teléfono a los altavoces bluetooth, pero prefiero que las chicas inclinen ligeramente sus cuerpos y pongo la conversación en un volumen un poco bajo para que estén tensas y expectantes.

-          Hola Ruppert, ya has empezado a “despedirte” de mi diosa pelirroja.

-          No, aún no, se me ha liado el día, y es una pena porque quería aprovechar al máximo el tiempo con la zorrita y despedirme a lo grande.

-          Pues no empieces. Me he encaprichado de ella y quiero que me la envíes lo más pronto posible y en perfectas condiciones.

-          John, sabes que tengo derecho a una última noche con ella y no pienso renunciar a tan gran placer. Voy a torturarla y me va a comer la polla hasta decir basta.

-          Seguro que renuncias si te propongo algo más interesante.

-          Dudo que puedas proponerme algo más interesante que despedirme de esta zorrita que me ha humillado delante de ti.

-          Seguro que sí, que tal si te mando a la otra zorrita que te ha hecho perder. Supongo que a Svet también le tendrás ganas.

En este momento miro a Svet que estalla en sollozos por el terror que le produce esta situación. Sabe que Ruppert es un Amo cruel y despiadado que no va a tener compasión de ella.

-          Desde luego que le tengo ganas, y se la tengo guardada.

-          Pues no se hable más, hoy aún no la he castigado y la muy subnormal se ha creído que es una recompensa por haberme hecho ganar la apuesta. Te la envío esta tarde en perfectas condiciones y puedes disfrutar de ella hasta mañana por la tarde- cuando mantuvimos la conversación Svet aún no había sido castigada.

-          Putilla por putilla me quedo con la pelirroja, a la zorra rubia le tengo ganas, pero de la puta pelirroja me tengo que despedir a lo grande.

-          Vale, te hago una oferta de máximos imposible de rechazar. Te llevas a la zorra rubia y de paso al resto del grupo, una ardiente e imponente brasileña con furor uterino, una madura y bien entrenada negra en muy buen estado y una sumisa thai que aunque físicamente no vale un pimiento puedes pasar un buen rato torturándola. Cuatro por el precio de una.

En ese momento el resto de esclavas también estalla en sollozos e hipidos.

-          Trato hecho querido primo. Esta noche disfrutaré de lo lindo.

-          Lo siento Ruppert, pero ahora no están en disposición de servirte, han tenido una mañana “intensa” y están bastante maltrechas. Hasta el martes que viene no volverán a estar libres, sabes que tienen libre martes y miércoles.

-          John, mi última palabra, me las mandas el martes que viene a primera hora, tendrás a tu disposición al resto de esclavos no creo que las eches en falta y te las devuelvo el miércoles a última hora, dos días en “el infierno de Ruppert”.

-          Me sale cara la putilla pelirroja, pero venga trato hecho.

Las chicas están en estado de shock, lentamente me dirijo a ellas.

-          El martes que viene viviréis y sufriréis torturas que no podéis imaginar. Tenéis toda la semana para reflexionar y pensar en vuestro futuro si no mejoráis y mucho en vuestras aptitudes. Zorritas ambiciosas como vosotras y putas fracasadas como Ashanti las hay a patadas, si no aprovecháis la oportunidad que la familia tan generosamente os está dando acabareis como esclavas de bajo nivel de un amo como Ruppert.

Las esclavas están rotas física y mentalmente, les espera una semana de inquietante espera acabada de la peor de las maneras posibles, dos días de tortura por parte de uno de los Amos más hijos de puta que conozco que tan solo tiene que respetar los límites de integridad pactados lo cual le deja un amplio margen de castigo. Preocupadas, llorosas y temblorosas, el grupito de jóvenes alumnas y su institutriz se quedan sufriendo los rigores del potro en el coño y el cruel mordisco de las pinas en sus sensibles pezones. Apago las luces y abandono la sala para que reflexionen sobre su futuro.