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El despertar de Berta la Enfermera

en Lésbicos

A partir de entonces la amistad con Bertha se volvió estrecha, todos estaban asombrados de ver que una parte de Bertha había cambiado.

Cada que su auto no circulaba yo la acercaba o iba por ella ya no a la esquina donde yo doblaba, ahora era hasta su casa. Casi siempre coincidíamos en los turnos y en los servicios, y como dije anteriormente era muy satisfactorio trabajar con ella pues hacíamos un equipo muy resolutivo que en muchos ocasiones nos daba la oportunidad de tener unas horas de esparcimiento dentro de la jornada, sin descuidar el servicio.

Después de aquella noche, aunque nuestra amistad era más cercana, se volvió mas reservada para hablar de intimidades. Algo que respeté. Era una mujer inteligente, y su compañía me agradaba.

Cierto día, yo tenía un resfriado, era tal que me costaba siquiera respirar. Llegué a mi casa después de salir del trabajo, tome medicamentos, me di una ducha y me metí a la cama, dormí por horas… desperté con un reclamo de mi estómago por el ayuno prolongado al que lo había sometido, aún tenía congestionada la nariz, pero al menos la fiebre y el dolor de cabeza habían disminuido en gran medida, me puse un short y una camiseta, no llevaba ropa interior…

Fui a la cocina y hurgue en el refrigerador, pensando en lo bien que me vendría un caldo de pollo calientito con este resfriado…

Como respuesta a mi plegaria sonó el timbre de mi puerta, al abrir me encontré a Berta totalmente diferente debo decir, ya que estaba acostumbrada a verla con su uniforme, el cabello recogido y no recuerdo haberla visto antes en ropa de civil, llevaba el cabello suelto, era largo a media espalda ligeramente ondulado y de un tono obscuro, vestía con un jersey y jeans, calzando unos tenis… Me di cuenta de lo mucho que le desmerecía el uniforme de enfermera, que si bien dejaba ver lo bien formado de su cuerpo y las bellas facciones de su rostro, nada se comparaba con verla en un look casual…  pero lo mejor de todo es que llevaba en sus manos un recipiente con el anhelado caldo!!! Definitivamente… esa mujer leía mis pensamientos!

Apenas abrí la puerta Bertha se hizo pasar literal hasta la cocina… yo me sentía morir, aunque en realidad ya estaba mucho mejor, pero nadie se queja si le apapachan un poquito… Bertha se movía bastante bien en la cocina, me hizo recostar en el sofá y como buena enfermera me atendió como a uno más de sus pacientes. Me llevó el caldo ya caliente y una taza de té con limón y miel para mejorar mi congestión nasal. Agradecí enormemente el gesto.

Al terminar de comer, le dije que en verdad no esperaba su visita, pero que era como un ángel para mi. Ella sonrió y dijo:

-         Estamos solas, no tenemos familia cercana, así que un poco de compañía y cuidados no se deben escatimar a los buenos amigos que los necesitan.

Respondí:

-         Igualmente sabes que tienes mi amistad, y que cuando me necesites estaré ahí.

Fue un pacto y esperaba tener la ocasión de devolverle el favor.

Antes de irse charlamos un poco de la familia principalmente, la cual estaba alejada de nosotras, de nuestros trabajos demandantes que muchas ocasiones limita nuestra vida social.

Yo le dije que alguna vez he tenido pareja pero que lamentablemente las relaciones no llegaban a concluir, pero que esperaba un día casarme y zanjar ese asunto!!!

Ella rió de buena gana, y aproveché para preguntarle que esperaba ella en ese campo, respondiendo que como alguna vez me dijo, había intentado liarse sentimentalmente con alguien pero su dificultad para sentirse plena sexualmente había empañado la relación terminando por destruirla.

En ese momento se levantó y me preguntó si tenía algo de licor, le dije que tenía una botella de coñac en la vitrina, ella dijo: perfecto!

Fue  por ella y sirvió dos copas, calentando la mía un poco, para que me sintiera mejor.

Volvió a sentarse frente a mi, tomó un sorbo a la copa y mirando me dijo.

-         crees que haya un problema sexual conmigo?

Yo le respondí que no, pero que tal vez no había encontrado lo que en verdad necesitaba. Le comenté que recordaba la noche en que platicamos del incidente en el baño de su escuela siendo ella adolescente. Ella se ruborizó un poco y bajó la mirada.

Escucha le dije:

-         te has puesto a pensar si en verdad eres 100% heterosexual?

Al ver que se movía nerviosa, intenté tranquilizarla para no cortar ese vínculo de confianza que se estaba dando.

-         Mira, somos amigas. Las amigas se hablan con honestidad, aunque las verdades no sean necesariamente lo que deseamos escuchar, pero si no lo hacemos entre nosotras, quien mas nos lo diría? A quién se lo permitiríamos sin antes no ponerlo en su lugar!!!.

Ella pareció relajarse por un momento, y continué:

-         Aquella noche que estabas hablando, pude observarte con detenimiento mientras recordabas a esa chica sobre el lavabo describiendo con tanto detalle como la cogiste con tus manos, y como te masturbaste posterior al incidente. Tu voz tenía un atisbo de emoción, tus ojos brillaban, tu respiración estaba algo agitada y tus piernas se cerraban con ansiedad. Cierto es que el poder tener la oportunidad de la revancha es excitante, pero había algo sensual y erótico en tu actitud que me hace pensar que tal vez…

Berta, levantó la vista y me dijo:

-         Sabes? En algún momento lo he considerado, pero borro de mi mente esa idea. Alguna vez entre al metro en la sección de mujeres, ya sabes… para evitar el “repegón” de los acosadores. Una mujer entró en el vagón que estaba saturado y quedó de frente a mi. Me di cuenta que ella me miraba con cierta intensión. Algo pasó porque la chica se pegó tanto a mi, que sus pechos enormes y los míos se aplastaban unos con otros. Entre el movimiento de la gente y el movimiento del metro nuestras tetas se frotaban con cierta intensidad, y aún cuando estábamos quietos ella no dejaba de frotar sus enormes tetas con las mías. Me miraba, se relamía los labios. Y empecé a sentir mucho calor. Pero no hacía nada para separarme. Atrevidamente la chica puso su mano en mi cintura, y me jaló mas a ella, sentí una de sus piernas colarse entre las mías y con ella frotar mi entrepierna, empecé a respirar con dificultad pero estaba atrapada en las sensaciones que me hacía sentir. Metió una de sus manos bajo mi blusa, yo la miré, pero ella no paró, se hizo espacio bajo mi sostén y empezó a jugar con mi pezón, lo apretaba con fuerza, y me agarraba las tetas sin importarle nada. Su mano bajó lentamente bajó el cierre de mi pantalón, yo ya no podía apartar los ojos de los suyos, mientras sentía como su mano entraba se hacia un espacio entre mi tanga hasta mi conchita que ya estaba muy mojada, empezó a masturbarme, acariciando mi clítoris en forma circular, sentía que las piernas se me doblaban, pero ella no conforme con eso metió un dedo en mi vagina y sentí en ese momento  un intenso orgasmo que no me esperaba, ella lo introdujo mas y como pudo lo metía y lo sacaba de mi concha haciendo que los espasmos de mi vagina se vinieran uno tras otro… fue extasiante!!! El metro se detuvo nuevamente la chica sacó su mano de mi pantalón y bajó del metro llevándose sus dedos mojados de los fluidos de mi concha a la boca y chupándolos sensualmente. Ella se quedó parada segura tal vez de que bajaría tras de ella para continuar lo que había iniciado, pero en realidad yo no podía ni moverme, las puertas se cerraron. Y no volví a verla.

Al terminar su relato, Berta estaba ruborizada, con los labios humedecidos, sus piernas abiertas y su mano rozando su entrepierna por arriba del pantalón el cual ya tenía una evidente mancha de humedad consecuencia de los líquidos que su concha emanaba,  llevaba su mano a sus labios recreando el incidente… Yo la miraba, en realidad mi amiga estaba muy cachonda solo de recordarlo.

-         Bertha…

La llamé suavemente, ella me miró con esos ojos vidriosos y obscuros… una lágrima resbaló por su mejilla…

-         Bertha, creo que no has encontrado lo que necesitas, y creo que esperas lo que no es para ti… debieras intentar abrir tu mente y aceptar otras opciones… al menos debes de probar, antes de cerrarte a una posibilidad y encasillarte en lo que no te hará feliz…

Bertha hecho a llorar, yo me levanté del sofá, me senté a su lado y la abracé… consolando a mi amiga que en ese momento parecía abrumada y a la vez liberada ante una nueva realidad… parecía indefensa, nada que ver con el porte altivo e impenetrable de la enfermera, levantó su rostro y me preguntó:

-         Seguirás siendo mi amiga?

-         Tonta, eso no cambia nada, no debemos tener los mismos gustos ni necesidades para continuar con nuestra amistad. Me gustan los hombres si, y tú aún estás por definir eso, si me permites, me gustaría acompañarte en el proceso. Que dices?

-         Lo harías? Harías eso por mi?

-         Mmmm, déjame pensarlo… si, creo que si… admito que el caldo que me has traído vale la pena al cien!!!

Ella soltó una sonora carcajada, y las dos reímos de buena gana.

Berta se retiró a su casa, seguro tenía mucho en que pensar…

Por mi parte… me quedé recostada en el sillón, hice remembranza de lo ocurrido en el día… de cómo Bertha abría los ojos ante la posibilidad de experimentar con un nuevo perfil en su vida sexual.

No pude evitar recordar como mi amiga se puso cachonda al hacer ese viaje en sus recuerdos. En la descripción de cómo era seducida por una mujer y masturbada por ella sin siquiera esperarlo.

Lleve mi mano a mi entrepierna y me descubrí mojada, realmente me había dejado muy caliente esa mujer con su relato… nunca me han atraído físicamente las mujeres pero debo admitir que me gusta observarlas y no dejo de admira la belleza de una mujer. Nunca he considerado el contacto físico con una de mi género, pero si me excita el verlas en acción en un encuentro sexual.

Prendí mi televisor y busqué una película porno para continuar estimulando mi deseo insatisfecho aún… casualmente encontré una donde dos chicas empezaban a besarse, y tocarse las tetas. Una a otra se metían mano mientras yo hacia lo mismo en mi concha… una de las chicas abría de piernas a la otra y empezaba a darle lengua con frenesí en su botoncito rojo mientras empezaba a cogerla con sus dedos por la vagina, después abrió con sus dos manos los pliegues de aquella vulva rosada e intentaba meter su lengua en aquella vagina haciendo arquear el cuerpo de su compañera.

Por mi parte yo ya tallaba con fruición mis genitales, pero necesitaba mas, busqué cerca de mi algo para ayudarme a disminuir el calor que mi cuerpo tenía y encontré una vela aromática de un grosor medio, que adornaba el centro de mi mesa, la desprendí de su soporte, me quité el short  y la clave en mi vagina, la metí y la saque una y otra vez… mi concha escurría hasta mi culo y aproveche esa humedad para meter mi dedo en mi esfínter y estimularme también por ese lugar…

Las chicas de la pantalla estaban en posición de tijeras y se tallaban una a otra sus rosadas vulvas y sus hinchados clítoris…

Yo pellizcaba con otra mano el mío y me daba por el culo, con la vela ensartada en mi vagina, hasta que sentí los espasmos de mi inminente orgasmo, durante el cual jadee como una perra…

Las actrices ahora se besaban y se comían la boca y las tetas una a la otra…

Yo escurriendo, aun con la vela ensartada, cerré mis piernas, apagué el televisor y me quedé dormida a seguir con mi convalecencia…