Los partidos políticos siempre es un tema muy arraigado entre los hombres principalmente del rancho. Muchos se apasionan con este tema hasta el extremo. En tiempos electorales los representantes de los partidos políticos defienden a cada uno de sus integrantes para evitar fugas de votos.

Pues bien en cierta ocasión uno de los integrantes de uno de los partidos locales a quien llamaré Don Pedro, estaba indeciso hacia donde decantar su elección. Claro está que los líderes del grupo empezaron a coaccionar a este hombre para evitar que dimitiera de sus filas, sin conseguirlo.

Así que cierto día, el hombre se fue a trabajar en su milpa. Estando solo en el campo realizaba sus tareas cotidianas para el cuidado de su sembradío de chiles esperando su maduración para su cosecha, cuando llegaron a su encuentro 4 integrantes del partido al que aún pertenecía.

Hablaron con él, intentando hacerlo razonar según decían. Pero Don Pedro al parecer estaba firme en su decisión y los argumentos que le presentaban del porque debía permanecer en el partido no le eran suficientes para hacerlo cambiar de parecer.

Los ánimos se fueron calentando. Entre el grupo que intentaban disuadirlo se encontraba un individuo con fama de bravucón y violento, quien empezó a dirigirse a don Pedro con amenazas y llamándole puto, maricón. Le decía vociferando: “Eres una vieja, te rajas como pinche puto”. Los demás envalentonados por la compañía de este individuo le siguieron con los insultos. Las palabras llegaron a los golpes, y aunque don Pedro tenía un cuerpo fuerte y resistente a causa de las extenuantes horas del trabajo en el campo, fue fácilmente abatido por la mayoría. Consiente y de rodillas con las manos sujetas a cada lado por un hombre diferente, le halaron la cabeza hacia atrás de los cabellos abriendo su boca por la postura. El bravucón sacó su verga que ya la tenía parada y babeante metiéndosela hasta el fondo de su boca diciéndole: “los putos maman verga, te quieres ir del partido como una vieja? pues te vas, pero no sin antes recordarte lo que se les hace a los putos como tú, te vamos a dar tu despedida”, con la boca abierta le clavo la verga hasta la garganta, dejándolo casi sin respirar, los otros reían y lo sujetaban con mas fuerza pues evitaban que este en los arqueos mordiera la verga del bravucón.

Sacando la verga después de quien sabe cuantas arremetidas, le ordenó a los otros dos que lo pusieran de pie y que le bajaran el pantalón, y sin decir mas, se colocó a sus espaldas y abriendo las nalgas de don Pedro fue ensartado de un solo golpe por la verga ensalivada de aquel individuo, que al sentir el estrecho orificio de Don Pedro gemía de placer al sentir como apretaba los pliegues de ese culo recién estrenado, el bravucón entraba y salía con fuerza, no dejaba de propinarle insultos a don Pedro, recordándole que era su puto en ese momento, y que se iría bien “calientito” al otro partido. Con espasmos del bravucón eyaculó dentro del esfínter de Don Pedro. Los otros individuos que miraban aquella escena, no pudieron dejar de calentarse, y sacando sus vergas se fueron turnando en el culo de Don Pedro uno, otro y otro más, hasta que dejaron el esfínter de don Pedro abierto, escurriendo de leche con rastros de sangre. El bravucón miraba la escena con ojos de lujuria y cortando 4 chiles del sembradío de don Pedro los machacó y se los insertó en el culo causando un ardor insoportable al ya torturado esfínter diciéndole: “para que no se te olvide Pedro, que hoy te cogieron cuatro chiles por puto” soltaron a don Pedro y lo dejaron tirado en su campo.

Enseñanza de rancho: Si el voto es libre y secreto para que la haces de Pedro…