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ENSEÑANZAS DE RANCHO1… Doña Lencha

en Lésbicos

Durante tantos años de servicio en comunidades rurales, y a través de infinidad de conversaciones con gente local, he podido recopilar cientos de historias que carecen en gran medida de los principios morales de los que seguramente todos conocemos, y que hoy pongo a disposición a mis lectores, en relatos breves, navegando por las diferentes categorías de la página, y que a mi parecer pueden ser entretenidos.

Quiero aclarar que las historias que leerán en esta saga son verídicas y están fuera del secreto profesional que dicta mi profesión pues ninguna de ellas fue confiada a mí dentro de mi consultorio. Son parte de mis propias experiencias en el interactuar con la gente local, del ir y venir, del día a día en las comunidades rurales o en el Rancho como suelo llamarle.

Los invito a seguirme y deseando que sean de su agrado.

Sin más empecemos…

Doña Lencha

Como es por todos sabido,  los médicos (y otros profesionales) al concluir nuestra preparación académica realizamos un servicio social, que en algunos casos  se lleva a cabo en localidades rurales como fue en mi caso.

Siempre he tenido (la mayor parte de las veces) un carácter afable, aunque admito que también soy una hija de la chingada en muchas ocasiones, pero este no es el caso…

En mi carácter afable recuerdo las reuniones con las señoras, las convivencias, todo buena onda… al menos eso creía yo.

Lencha, una señora algo corpulenta, muy dominante, siempre de vestido, con trenzas alrededor de la cabeza y sandalias, que se traía al marido como criado en su casa y ella se daba la gran vida en el pueblo siempre paseando con otra mujer más bajita y más apocada. A mi me consentía la  señora, me llevaba de comer y cuando faltaban unos días para terminar mi servicio social ella organizó mi fiesta de despedida. En esa localidad se destilaba aguardiente con el que preparaban licores de frutas, hierbas aromáticas y semillas diversas, deliciosos pero traicioneros, porque tomas y tomas y no te das cuenta que ya estas hasta la madre de ebrio hasta que intentas ponerte de pie.  Lencha en esa ocasión llevo licores de canela, hierbabuena y tejocote los cuales probé de todos pero no les seguí el paso, con la excusa de que mientras estuviera en la comunidad yo estaba de servicio y debía permanecer en juicio por alguna contingencia médica. Claro que esto no le agradó a Lencha.

En un momento empezaron las palabras de agradecimiento y despedida, yo haciendo pucheros y con las lágrimas a punto de desbordar de la emoción, momento que Lencha aprovechó para darme un fuerte abrazo y decirme que me quería. Ella ya estaba encandilada con las copas que se había empinado, así que deduje que sus abrazos apretados y sus palabras eran efecto del licor bebido. Cuando mi enfermera vio que Lencha no me soltaba se acercó a mi y con el pretexto de que me daba un obsequio me separó de Lencha.

Al cabo de un rato Lencha estaba sentada platicando con otras mujeres, y me llamó, me paré a su lado y ella puso su mano en mi cintura acariciándome de forma nada amistosa, quise separarme pero ella me jaló y trastabillé cayendo sentada en sus piernas, momento que aprovecho para meter una de sus rodillas entre mis nalgas y poner una mano en mis piernas acariandolas y la otra sujetándome de la cintura y fue cuando sentí que el movimiento de su rodilla me friccionaba de manera sexual las nalgas, yo me sorprendí porque la verdad no lo esperaba, no sabía como salir de ese atolladero, afortunadamente llegó el delegado para unirse al festejo, pero al darse cuenta que éramos puras mujeres decidió retirarse dejando un cartón de cervezas que traía consigo haciendo felices a las mujeres que aún quedaban. Yo me puse nerviosa, pues desde ese momento me di cuenta que las miradas que Lencha me dirigía estaban cargadas de lo que a mi juicio eran lujuria. Me acerqué a la enfermera y le pregunté que es lo que pasaba con la señora. Ella me dijo que estaba casada pero que se decía que la señora que siempre la acompañaba era en realidad su querida. Yo dije: “AAAHHHH y porque chingados no me lo habías dicho antes?”, me dijo: “doctora creí que ya lo sabía!!!”

Y cómo iba yo a saber que la señora de rancho era tortillera!!! Rayos en que lío me estaba metiendo.

En ese momento me avisaron que tenía una llamada por teléfono en la caseta, aproveché  para salir del festejo. Me demoré más de lo necesario, haciendo tiempo para que se retiraran las personas que aún quedaban en la reunión, esperando que Lencha también se fuera.

Cuando creí que ya había pasado el tiempo suficiente regresé, y me fui por la parte de atrás para entrar al lugar con la esperanza de que nadie me viera. Estaba obscuro pero no tanto pues había luna esa noche y desde mi escondite entre las sombras pude ver a dos mujeres comiéndose la boca, bueno mas bien una se estaba comiendo la boca de la otra, y era Lencha con su inseparable compañía.

Yo me oculté, estaba a unos pasos de la puerta que se encontraba abierta por la que filtraba la luz y ellas en su faena unos pasos mas adelante, si tenía suerte entraría sin que me vieran.

Mientras yo decidía como entrar, me di cuenta que Lencha tenía la mano dentro de la falda de la otra señora masajeando su concha, la tenía recargada en la pared, y la aprisionaba con el resto de su cuerpo. Cuando esta señora empezó a gemir Lencha le dijo: “Cállate mamita, te van a escuchar como te cojo”, la mujer gemía entre los besos que Lencha le daba. Cuando al fin sus gemidos parecieron disminuir. Lencha la tomó del pelo y la hizo arrodillarse: “sabes que la doctora me gusta, que me calienta la verija y ahora quiero que tú me comas la panocha como a mi me gusta para que se me quiten las ganas” y sin decir nada más Lencha se levantó la falda y acercó la cara de su amiga a su pubis y se la aprisionó contra sus partes con fuerza, con rabia, Lencha levantó una pierna y se la colocó en el hombro a la mujer quien enseguida empezó a lamer como una perra toda la vulva de Lencha, esta no soltaba los cabellos de la amiga, y la empujaba mas a ella, se tallaba en su cara quien parecía que se quedaba sin poder respirar a momentos pues la amplia vulva de Lencha cubría la nariz y la boca de la señora que arrodillada seguía chupando y en un momento que hurgaba con sus dedos lo concha de Lencha le preguntó: “así Lencha, así te gusta?”, Lencha le respondió “si, así come más, come más, yo se que te gusta mi panocha, eres mi mujer, eres mi putita”, la mujer no paraba de chupar y chupar cada vez con más frenesí la vulva de Lencha intentando complacerla evidentemente, hasta que esta gime con más fuerza, se recarga en la pared, jala con fuerza la cabeza de su amiga y al parecer se descarga en ella, quien haciendo ruidos bebe trago a trago los líquidos que Lencha emanaba. La amiga se levanta con la cara brillante por lo mojada que la había dejado Lencha y esta empieza a lamer su cara limpiándola, la besa y le aprieta las tetas con fuerza. Su acompañante le dice: “Lencha, ya vámonos quiero irme a dormir”, Lencha la toma de la cara y la besa: “no te llenaste, quieres mas de mi leche para dormir?”, la mujer se retuerce y le dice: “sabes que si, me gusta lo que me haces y me gusta hacerte lo que tú me pides”, Lencha se saca una de sus tetas que parecía enorme y se la ofrece: “mama mi niña, toma le leche de la teta de tu mami”, esta se pega a la teta de Lencha y se prende con sus labios del pezón enorme de Lencha y empieza a succionar como si fuese un bebé. Lencha le dice: “más, mas fuerte” ella agarra la tetaza de Lencha con ambas manos, la aprieta al tiempo que la chupa mas fuertemente, en un momento, separa sus labios de la teta y un chorro de leche le cae en la cara. Lencha le agarra la cabeza y le mete su pezón en la boca: “no tires la leche, trágatela toda” la amiga continúa chupando y Lencha ahora agarra una de sus nalgas, vuelve a subir la falda  de la amiga y empieza a sobar con fuerza sus nalgas, se lleva sus dedos a la boca para mojarlos y baja entre sus nalgas y le empieza a meter los dedos en el culo, la amiga sin dejar de chupar el pezón de Lencha, levanta las nalgas para que Lencha tenga mas acceso. “te gusta que te arree como a las vacas, picándote el culo verdad?”, ella con la boca llena del pezón de Lencha no contesta, solo mueve mas las nalgas en señal de gusto por la dedeada en el culo que le está dando, y al parecer ella lo clava mas profundo que la amiga se incorpora y gime. Lencha le dice: “vámonos, quiero verte con las patas abiertas en mi cama, como mi mujer, con la verija abierta y tallarte con la mía, que me pidas que te coja como tu macho, quieres que te meta la verga de palo?”, “si Lencha, quiero me cojas como mi hombre y me hagas todo lo que a ti te gusta”. Lencha se guarda le teta, se acomodan las trenzas y los vestidos y se meten por la puerta. Se despiden y se van.

Yo me metí después a mi cuarto con la concha mojada pues si bien siempre me he considerado heterosexual, una buena faena entre dos sean del sexo quen sean siempre aumenta mi temperatura. A ellas, no las volvía ver pues a los pocos días yo me retiré de ese pueblo.

Enseñanza de rancho: Caras vemos… inclinaciones sexuales… no sabemos!!!