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Silvia la sumisa 5 (los ejecutivos parte1)

en Dominación

 

Silvia la sumisa 5 (los ejecutivos parte 1)

 

Voy a relatar una de las experiencias más fuertes que he tenido con Marcos, desde que le he jurado sumisión.

Estaba yo en el trabajo, cuando recibí una llamada de Marcos.

-Nena, cuando salgas de trabajar, vete a casa y arréglate para una noche muy especial. Ponte ese vestido blanco, ceñido, que tanto realza tu figura, y pasaré a recogerte cuando salga yo del trabajo.

-¿Pero que vamos a hacer?- contesté yo con desgana.

-Nena no debería decírtelo, pero en fin… te quiero llevar a cenar al hotel NH.

-Ah genial, me encanta, me pondré deslumbrante para ti.

-Lo sé, hablamos más tarde nena.

Así que continué trabajando, con ganas de terminar cuanto antes e irme a casa para arreglarme,.

Aquel día salí de trabajar sobre las 21:30, más o menos. Por suerte vivo muy cerca del trabajo, así que tenía que arreglarme muy rápido, para que, como muy tarde, Marcos me pudiera recoger sobre las 22:15.

Lo bueno es que tenía muy claro qué ponerme, porque él ya me había dicho qué quería que llevase, así que el vestido fue lo primero que cogí. Era un vestido blanco de tirantes, escotado, muy ajustado y cortísimo. Normalmente con este tipo de ropa suelo ponerme ropa interior blanca, porque como transparenta un poco, queda bastante más discreto.

Pero esta vez quería sorprenderle y como no tenía mucho margen, decidí ponerme un tanga de color negro, y un sujetador de encaje del mismo color.

Me recogí el pelo en una trenza, me pinté los labios, me pinté los ojos estilo Cleopatra, para acentuar el color verde de mis ojos y me maquillé.

Me apliqué el último perfume que Marcos me había regalado (black xs de Paco Rabanne) que sabía que le encantaba, elegí unos zapatos abiertos, cogidos al tobillo, de tacón de aguja, de color negro, que me hacían unas piernas preciosas.

Antes de salir me miré en el espejo, y ciertamente había conseguido mi propósito. La ropa interior resaltaba debajo del traje blanco, los tacones me hacían más esbelta, el pelo recogido y la pintura de los ojos, hacían destacar mi color de ojos. Esta noche seguro que lo sorprendo, -pensé para mí-.

Sonó el portero; lo cogí.

-Nena, baja. Vamos ya tarde.

-Voy.

Efectivamente eran ya las 22:30 cuando salí del portal y me crucé con un vecino que no pudo evitar girarse y exclamar.

-¡Joder con la vecina!

Me subí en el coche de Marcos y se quedó boquiabierto.

-Nena vas impresionante; joder estás… perfecta.

-Gracias.

Y nos besamos profundamente.

Mientras íbamos para el hotel, Marcos y yo fuimos hablando y tonteando en el coche. Yo le cogía el paquete y el me metía mano por debajo del vestido.

Cuando llegamos al hotel yo iba ya supercachonda.

Aparcamos en el parking del hotel y cogimos el ascensor, donde aprovechamos para seguir enrollándonos hasta que se abrieron las puertas, en la recepción del hotel.

Atravesamos el Hall del hotel hasta el restaurante, donde a la entrada nos esperaba un maitre.

Marcos habló con él y nos dirigió a una mesa en la que se encontraban tres hombres y 5 sillas.

-Hola buenas noches, dijo uno de ellos.

-Hola, perdonar la espera, contestó Marcos.

Eran tres hombres muy bien vestidos, con traje, aproximadamente de mediana edad.

-Hola tú debes ser Silvia ¿No?- dijo otro de ellos

-Sí ¿Y vosotros, quienes sois?- respondí, bastante confundida.

-Espera nena; te presento, son Óscar, Sergio y Daniel. Unos ejecutivos de una empresa de Madrid; están de congreso aquí y nos querían invitar a cenar.

-¿Pero de qué os conocéis y por qué no me habías dicho nada?

-Bueno era una sorpresa, les hablé de ti y deseaban conocerte, eso es todo.

-Sí, Silvia. Además eres mucho más impresionante en directo que en fotos, dijo Óscar, que era el que llevaba la voz cantante de ellos.

- ¿Qué fotos?-

-Pues las del anuncio.

Y me mostró en su móvil un anuncio de una página de contactos, en la que aparecía yo y que me ofrecía por una cantidad de dinero acordar; y en la que me describía como una zorrita sumisa y complaciente, que hacía de todo.

-Nos gustaste nada más verte, llamamos a tu novio y acordamos un precio. Y bueno… aquí estamos, comentó Óscar.

-¿Hay algún problema? no queremos líos, dijo Sergio.

Miré a Marcos y pensé “así que te dedicas a venderme como una vulgar puta, ¿No? Pues seré una, ya verás” y con ese pensamiento decidí seguir para adelante, y hacerles pasar a aquellos tres hombres la mejor noche de sus vidas

Y antes de Marcos pudiese contestar, respondí yo.

-No ninguno, solo que no sabía que mi novio me vendía por internet; pero no os preocupéis, os aseguró que merezco la pena y que lo vamos a pasar muy bien, respondí mientras miraba a Marcos, pensando en cómo sería mi venganza.

Comenzamos a cenar, aunque yo no tenía muchas ganas. Solo quería subir a la habitación con aquellos tres hombres y darles todo por lo que habían pagado.

Estuvimos charlando sobre en qué consistía su trabajo y si esto que íbamos a hacer, lo habíamos hecho alguna vez.

A lo que respondí que nunca, pero que no se preocuparan porque tenía mucha experiencia en tríos con dos y más hombres.

Ellos alucinaban con las cosas que Marcos y yo les contábamos, y se mostraban ansiosos por comprobar si eso era así.

Así que terminamos de cenar, y a continuación dos de ellos se fueron para la habitación.

-Bueno un placer conocerte Marcos y a ti deseando verte arriba, dijo Sergio lanzándome un beso.

-Nos vemos ahora arriba, estoy impaciente, comentó Dani.

-Es conveniente que no nos vean subir los cuatro a la vez, dijo Óscar.

Cuando pasaron unos minutos, Óscar me miró y me dijo: vamos, preciosa.

Yo miré a Marcos cómo preguntándole con la mirada si eso era lo que quería, su contestación no pudo ser más clara: me cogió del culo y me besó, diciéndome al oído.

-Sé una zorrita sumisa, y déjame en buen lugar.

-No se arrepentirán, pero ya hablaremos de esto.

-Bueno pareja es hora de que nos vayamos.Mañana a las 8 la tendrás aquí, como acordamos.

Así que cogí a Óscar de la mano y nos fuimos hacía el ascensor; mientras Marcos quedaba atrás, no pude evitar pensar en qué podía estar pensando en ese instante.

Yo, por el contrario, me estaba poniendo nerviosa, ya que nunca lo había hecho sin que Marcos por lo menos estuviese presente.

Subimos al ascensor donde había una pareja joven, ambos nos miraban un poco sorprendidos por la evidente diferencia de edad.

Entonces Óscar aprovecho y me cogió fuerte por la cintura, pegándome a él y cogiéndome del culo mientras me besaba. La pareja no sabía para dónde mirar mientras nos enrollábamos, (cosa que no hacía nada mal).

Se bajaron en la misma planta que nosotros y mientras salíamos al pasillo el chico se giraba para mirar, mientras Óscar aún me cogía del culo.

-Ese también quiere follarte, me dijo mientras sonreía.

Entramos en la habitación, donde nada más entrar a mano derecha había un baño bastante grande, a continuación una cama de matrimonio enorme, dos sillones, un televisor, un mueble bar, un escritorio y una terraza exterior con unas vistas espectaculares.

En un sillón se encontraba Sergio el más joven de los tres; en los pies de la cama se encontraba Dani que sería de la misma edad que Óscar; en la mesa pude observar una caja abierta de pastillas azules, que eran inconfundibles.

Ellos se encontraban ya en ropa interior, pudiendo observar que Sergio estaba muy bien físicamente y que Dani tenía una barriga cervecera.

Óscar se me acercó por detrás, y bruscamente me tiró de las tirantes del vestido hasta mi cintura, exponiendo mis tetas con el sujetador.

-Eeeeeh, tranquilos, protesté.

-Zorrita, no hemos pagado para tener paciencia, queremos usarte y eso es lo que haremos. Hasta mañana a las 8 eres nuestra y harás todo lo que se te pida, ¿Entiendes? dijo Oscar.

Un escalofrío me recorrió la espalda; pensaban usarme como una vulgar puta.

-No lo volveré a decir, ¿Lo entiendes?, espetó de nuevo.

Asentí con la cabeza.

-Muy bien, pues empieza a demostrar lo que vales.

Me cogió el sujetador y me lo quito, dejando mis pechos al aire.

-Joder, que buena estás y vaya tetas que gastas. Ven, ponte de rodillas y usa esas tetas con mi polla, dijo Oscar.

Oscar me giró y me obligó a ponerme de rodillas, se sacó la polla y me golpeó con ella en la cara.

-Vamos zorra, abre la boca.

Me cogió de la cara fuertemente y me escupió en la boca, a continuación me puso su polla entre las tetas, obligándome a hacerle una cubana. Sus amigos me rodearon inmediatamente y me acercaron sus pollas para que se las chupara.

Comencé alternar las pollas de Dani y Sergio, mientras con mis pechos continuaba haciéndole una cubana a Oscar.

-Joder como chupas, cabrona, dijo Dani.

-Sí; es una auténtica puta, siguió Sergio.

Ambos peleaban por mi boca tirándome del pelo, mientras Óscar aumentaba su ritmo en mis pechos.

La baba caía de mi boca sobre mis tetas, que ya estaban empapadas por el pre semen de Óscar. Yo no paraba de tragármelas: estaba empezando a disfrutar y necesitaba más.

Oscar y Dani me cogieron en volandas y me echaron sobre la cama. Dani se puso entre mis muslos apartándome el tanga y comenzó a comerme el coño.

-Aaaah sííí, grité cogiéndole de la cabeza.

-Calla y chúpamela, zorra, dijo Óscar introduciéndome su polla hasta la garganta.

Me encontraba boca arriba en la cama, con Dani entre mis muslos y Óscar sobre mí, a cuatro patas, con sus rodillas a los lados de mis hombros y su polla dentro de mi boca, metiéndomela hasta el fondo, follándome la garganta.

Sergio puso su polla en mi mano para que lo pajeara, mientras Oscar seguía follándome la garganta sin piedad y Dani, entre sus babas y mis flujos, me ponía el coño chorreando.

Dani me quito el tanga y el vestido dejándome completamente desnuda, y comenzó a restregar su polla por mi coño, yo me saque la polla de Óscar de mi garganta un segundo.

Dani seguía jugando con su polla a la entrada de mi coño, restregándola por mi clítoris, metiéndola un poco y sacándola.

Con esos manejos yo estaba ya cachondísima y necesitaba una polla dentro de mi coño; pero no podía esperar; la necesitaba ya.

-Métemela ya, por favor, le supliqué.

-¿La quieres?-preguntó Dani.

-¡Síííííí!- grité con ganas.

-Pues pídelo bien, putita.

-Por favor, ¡quiero tu polla!, ¡métemela ya!, la necesito; ¡por favor!, ¡métemela toda! suplicaba.

-Muy bien; así me gusta. Pues ¡toma polla, puta!, dijo, mientras me la metía hasta el fondo.

Su polla, de gran tamaño, impactó contra mi útero y un calambre recorrió mi cuerpo desde lo más profundo de mi coño hasta la cabeza, quedándome prácticamente sin respiración.

Comencé a gemir como una loca y él aumento aún más el ritmo. Óscar se sentó sobre mi cara poniendo su inmundo culo y sus huevos sobre mi boca, me cogió de la cabeza y me dijo:

-Vamos, límpiame el culo con tu lengua, puta. Pienso aprovechar cada céntimo de lo que he pagado por ti.

Me sentía como una puta barata usada por aquellos hombres; Dani continuaba follándome duro y, mientras, yo lamia el culo y lo huevos de Oscar. Su culo apestaba un poco a mierda y estaba lleno de pelos, cosa que me daba asco; pero yo esa noche no era Silvia: era una puta por la que habían pagado y así me iba a portar.

Dani no pudo aguantar más y se corrió abundantemente dentro de mí. Sentí cada chorro de semen entrar en mi útero, hasta que mi coño se desbordó por tanta cantidad de leche.

Oscar entonces cambio de posición, se puso detrás de mí y me puso a cuatro patas en el suelo, me escupió en mi culo y comenzó a lamerme el ano; mientras, Dani me puso su polla en mi boca para que se la limpiara de semen y mis jugos.

-Dios; qué pedazo de guarra estás hecha. Creo que esas disfrutando tú más que nosotros, putita, comento Dani.

Tras unos instantes de comerme mi culo, Oscar comenzó a empujar su glande dentro de mi culo.

Yo notaba como mi ano se iba abriendo e iba aceptando aquella maravillosa polla dentro de mí.

Dani, tras habérsela limpiado bien, se apartó para dejar su sitio en mi boca a Sergio.

Podéis imaginaros qué situación: yo, completamente desnuda, a cuatro patas en el suelo, con una polla dentro de mi culo y otra alojada en la boca, pero llegándome hasta la garganta.

Yo, que el principio estaba un tanto asustada, a medida que avanzaba la fiesta cada vez me encontraba más y más cachonda, y ellos empezaban a estar un poco fuera de sí.

Oscar, mientras con su polla me penetraba el culo, con una mano me azotaba las cachas y con la otra empujaba mi cabeza hacia la polla de Sergio, haciendo que me penetrase hasta el fondo de la garganta.

-Vamos, puta zorra, ¡chúpasela bien chupada!, me ordenaba Oscar, mientras no dejaba de empujar mi cabeza hacia la polla de Sergio.

Oscar empezó a moverse cada vez más rápido, notaba sus testículos golpear mi coño y cada centímetro de su polla entrar sin piedad en mi culo con una fuerza descomunal. Me destrozaba.

No contento con eso, Oscar me cogió un brazo desde atrás y me lo sujetó sobre mi espalda.

En ese momento yo solo tenía tres apoyos en el suelo; mis dos rodillas y uno de mis varazos, con lo que apenas podía sujetarme, y mi equilibrio se hizo muy inestable, debido a la falta de apoyo y sus embestidas en mi culo, que cada vez eran más intensas.

Estando yo agachada como una perra, mis tetas colgaban y se bamboleaban al ritmo de sus embates, y mi garganta, ocupada en gran parte por la polla de Sergio empezaba a molestarme, provocándome grandes náuseas, que contenía como buenamente podía.

La polla de Sergio, que entraba y salía continuamente de mi garganta hacía que a veces tuviera falta de oxígeno y mis ojos comenzaron a producir unos grandes lagrimones, que se derramaban por mis mejillas, dejando sobre ellas claras marcas del rimmel y de la sombra de ojos que había utilizado en mi maquillaje.

No sé cuánto tiempo estaría en esa situación. Se me hizo bastante largo, pero yo no dejaba de gozar con el placer que me proporcionaban esas dos pollas dentro de mi boca y culo. Y no cesaba de pedirles, cuando tenía ocasión.

-¡Más! ¡Quiero más! ¡Dadme más fuerte! ¡Joder, que puta soy! ¡Cómo me gusta esto!

Justo fue entonces cuando Sergio sujetó con fuerza mi cabeza contra su polla, enterrándola por completo en mi garganta, y comenzó a correrse, casi directamente en mi estómago, de lo profundo que la tenía metida.

Su corrida no parecía tener fin. Notaba perfectamente convulsionar su polla en mi garganta, mientras luchaba desesperadamente por contener mis náuseas y no vomitar su corrida y mi cena.

-Aaaah ¡Traga! ¡Traga! ¡Puta!, exclamaba Sergio, completamente descontrolado, sujetándome la cabeza para mantener su polla dentro de mi garganta.

Acto seguido fue Oscar quien se corrió en lo más profundo de mis intestinos, agarrándome fuertemente por mis caderas.

Notaba salir su semen caliente y rebosar de mi culo, juntando se con el semen de su amigo Dani que aún chorreaba por mi entrepierna y goteaba al suelo desde mis muslos.

-Dios; qué culo tienes, zorrita, me piropeó Oscar mientras sacaba su polla de mi culo.

Nada más sacarla, Óscar me la puso en la cara para que yo se la limpiara.

Yo lo miraba con cara de niña golosa. Cogí de inmediato su polla y le comí los huevos, para pasar después mi lengua por todo su tronco, hasta llegar a su glande, donde con mi lengua recogí los restos de semen de la corona de su capullo. Luego, con la punta de mi lengua comencé a jugar con su uretra, mientras que con mi mano masajeaba sus huevos y estrujaba su polla para que saliera hasta la última gota de su néctar, que me bebí completamente fuera de mí, de lo cachonda que me habían puesto.

-Dios; qué buena eres, comento Óscar con los ojos cerrados.

-Bueno chicos; voy al baño para lavarme un poco.

-No tardes mucho, que solo acabamos de empezar, dijo Sergio, riéndose.

Me senté en el bidé, y con mis dedos y el chorro del agua intentaba sacar el semen de mi interior.

En eso estaba cuando apareció Dani por la puerta del baño.

-Perdona, chica, pero necesito mear.

Y se puso a orinar delante de mí.

Yo mientras tanto seguía a lo mío, hasta que Dani, cuando término de orinar, se giró, me miró y me dijo.

-Límpiamela.

-¿Perdona?-

-He dicho que me la limpies; puta.

Y antes de que pudiera decir que no, me agarró del pelo y tapándome la nariz, me la metió en la boca.

El sabor era amargo y no pude resistirme a limpiársela; después de todo, esa noche era de ellos.

-Ooooooh que gusto, exclamó.

Cuando termine de dejársela limpia, me levantó y me sentó en la tapa del váter.

-Nena; ahora te toca a ti.

Y cogió con un dedo, y comenzó a estimularme el clítoris y con la otra mano me introducía dos dedos en el coño, cada vez de manera más frenética, hasta que me corrí como una cerda.

-Aaaaaaah me corro; -exclamé-.

Cuando hube terminado, él salió del baño y yo quedé en la taza del váter, hecha polvo.

Era incapaz de imaginar cómo iba aguantar ese ritmo durante toda la noche.

Al poco conseguí levantarme y salir del baño.

Volví a la habitación y ahí me esperaban los tres con sus pollas mirando al techo, duras como piedras.

-Ven, preciosa, dijo Sergio, indicándome la cama.

Me aproximé a la cama, y me puse entre Sergio y Dani. Oscar había salido a la terraza a fumar.

Ambos comenzaron a besarme y meterme mano. Yo intentaba controlar la situación, pero no podía.

Eran dos pulpos y tenían las pollas durísimas, seguramente debido a las pastillas azules.

Me puse de rodillas a los pies de la cama y comencé a chuparles y lamerles las pollas.

Esta vez sería yo quien llevaría la iniciativa, así que me puse sobre Sergio y me metí su polla en el coño, mientras le indicaba a Dani que metiese su polla en mi culo.

Así que comencé a follármelos. Notaba aquellas dos pollas cómo se abrían paso y luchaban en mi interior.

-joder, que tía- exclamaba Dani.

-Que pedazo de guarra estás hecha, dijo Sergio.

-Soy vuestra puta, ¿no? Pues folladme los dos a la vez, ¡joder! Aahh-

Yo movía mis caderas para notar aquellas dos pollas lo más profundo que pudiera.

-Vaya vaya, o sea que salgo a fumar y en cuanto me doy la vuelta ya estáis follando sin mí, dijo Oscar.

-Cállate y méteme tu polla en mi boca, le dije, ansiosa de tener las tres pollas a la vez.

Y así lo hizo, me estaban follando los tres a la vez, uno por cada agujero. El olor a sexo inundaba la habitación yo solo pensaba en darles placer y en qué me follaran. Quería demostrarles que había salido barata. Por un rato solo se escuchaba, sonidos como:

-ahhggg, chop chop, uhnn, etc…

Solo era sexo. Puro sexo. Un sexo salvaje, animal, sin ataduras, sin complejos, sin remordimientos.

Así estuvimos un buen rato.

Yo en la misma posición, pero ellos intercambiaban mis agujeros y yo casi no podía más.

Hasta que Sergio y Dani se corrieron en mi cara y mi culo; Oscar que todavía no se había corrido se encontraba follándome mi coño, mientras el semen de Sergio chorreaba por mi cara y mi pelo.

Óscar se incorporó y me cogió de la mano.

-Ven putita, siempre he deseado hacer esto.

Y me saco a la terraza, para continuar follándome con las manos puestas en la barandilla. Me embestía con ganas, mientras me cogía con fuerza de mi cintura.

Mis tetas se movían sin control y yo no podía parar de gemir mientras me follaba; mi culo chorreaba el semen de Dani y mi cara y pelo estaban manchados del semen de Sergio.

Tenía la sensación de que me observaban desde la calle, lo cual me ponía aún más cachonda.

-¿Te gusta, puta? -

-Sííí ahh ahhh.

Me sacó la polla del coño y me puso de rodillas, corriéndose en mi cara y mis tetas, diciéndome.

-Toma leche, zorra, ¡toma!

Su semen caía por mi cara y mis tetas hasta el suelo, llenándolo de gotas que hicieron un charquito.

Como aperitivo de lo que fue la noche ya está bien por hoy.

Continuará…