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Silvia y los amigos de su padre

en Amor filial

SILVIA Y LOS AMIGOS DE SU PADRE 2ª PARTE

 

Para los que no me conocen me llamo Silvia, tengo 26 años, soy pelirroja, tengo los ojos verdes, mido 1´70, peso 56 kg y mis medidas son 93-60-90. Hacía ya tiempo que follaba con mi padre y mi chico, incluso llegando a prostituirme este último.

Para poneros al día leer mi anterior relato.

Mi padre me puso de rodillas, con mis manos esposadas a la espalda y se corrió por toda mi cara, chorreando su semen hasta mi boca y mis tetas. Mientras me dejaban un pequeño respiro, el conserje se acercó a mí.

-muéstrales a todos tu bonita cara ¡Puta! - exclamó mientras me quitaba la máscara.

- ¡Nooooooo! - exclamé, mientras aquel cabrón rebelaba mi rostro a todos.

- ¡Mirad es la puta de su hija! - exclamó.

Todos se quedaron mudos.

Ahí estaba yo, arrodillada con las manos esposadas a la espalda y cubierta completamente de semen, sin poder evitar llorar desconsoladamente.

Mi padre reacciono en ese mismo momento y cogiéndome la cara, me miro fijamente a los ojos y me dijo:

-Cariño no llores… no debes llorar, eres una mujer espectacular y preciosa, y yo como tu padre, estoy orgulloso de ti y no quiero que cambie nada, me da igual lo que piensen mis amigos o la gente, deseo seguir poder follándote. –

-De acuerdo papa -conteste mientras dejaba de llorar y el me secaba las lágrimas que se habían mezclado con el semen que chorreaba por mi rostro.

Una vez me había secado las lágrimas, me cogió fuertemente mi cabeza y me beso con pasión, entrelazando nuestras lenguas y mezclando nuestras salivas y el semen que hacia poco el mismo había derramado en mi boca.

-Si, si…muy bonito, precioso, pero no os va a resultar fácil, ni mucho menos gratis – espeto el cabrón del conserje.

- ¿Qué quieres decir? -preguntó mi padre.

-Quiero decir qué si tu y tu hija queréis continuar con vuestra incestuosa vida, os va costar comprar nuestro silencio – dijo el conserje mientras miraba al resto de los amigos de mi padre.

- ¿Y exactamente que es lo que quieres? – respondió mi padre.

- Por lo pronto quiero terminar esta fiesta, aún tengo que guarrear mucho más a tu puta hija, y quiero que tu solo mires todas las cosas que le pensamos hacer; y luego firmareis un contrato por el que un día a la semana tu puta hija será de cada uno de nosotros o por el contrario, podemos llamar a la policía y contarles que tu prostituyes a tu hija. ¿Está claro? – Amenazo el gordo del conserje.

Vi como mi padre cerro los puños y se le cambió la cara, pero antes de que mi padre se enfrentara el solo a 5 hombres…salté yo.

-Es…está bien, lo haré- Dije mientras me ponía en pie no sin dificultad debido a las esposas.

- ¿Qué dices…? -Preguntó incrédulo mi padre.

- Si putita dilo más fuerte, creo que no te hemos oído bien…- Dijo sonriendo el cerdo del conserje.

-He dicho que… que ¡firmaré ese contrato!. Solo pongo una condición… que nadie fuera de esta sala sabrá jamás nada de esto. Si vosotros cumplís yo haré todo lo que queráis. ¿De acuerdo? -Dije de la manera más clara y tajante de la que era capaz.

- Jajajajaja…joder eso es genial, te juro que con nosotros descubrirás un nuevo nivel de sumisión; Ya verás que bien lo vamos a pasar. Pero ahora el cabrón de tu padre tendrá que verte ser nuestro depósito de semen lo que queda de noche. ¿De acuerdo putita? – Me inquirió el puto conserje.

- Si…- Contesté con la voz titubeante.

Mientras mi padre fue sentado en una silla que acercaron al colchón para que no se perdiera detalle. Mi padre con cara de pocos amigos y bastante culpabilidad, se sentó completamente desnudo en aquella silla.

El conserje cogió las llaves de las esposas y me las quito.

-Vas a necesitar las manos, puta. – Dijo mientras me miraba a los ojos.

Cogió dildos de diferentes tamaños y las bolas chinas, y me las tiro al lado; mientras mi antiguo profesor, el padre de mi mejor amiga, y mis 2 vecinos, se acercaban junto al sitio de mi padre.

-Vamos puta mastúrbate pensando en lo que te vamos a hacer, enséñanos lo que te gustan las pollas y lo guarra que puedes llegar a ser. ¿Verdad papa? – Dijo con sorna.

Yo estaba desconcertada aún no era consciente de lo que acababa de suceder y de lo que había aceptado, pero aún así cogí el primer dildo que tendría unos 20 cm y el grosor de una buena polla.

Me encontraba tumbada con las piernas completamente abiertas, y mostrando mis dos agujeros que ya se encontraban llenos de la leche de aquellos hombres, que aún me chorreaba. Comencé a frotar aquel dildo por mi clítoris…

Pero me interrumpió el conserje cabrón:

-No, no, no…esto ya lo hemos visto antes, hagámoslo más interesante. Papi masturba a tu hija con los juguetitos, le harás lo que yo te diga. - Ordeno a mi padre.

Mi padre casi sin rechistar se levanto y vino hacia mí, me quito el dildo de la mano y miró al conserje.

-A ver… veamos de que es capaz esta puta de verdad. Quiero ver como se traga ese dildo hasta el fondo de la garganta. –

Mi padre me miro a los ojos y viendo que yo asentía comenzó a meterme aquel dildo en mi boca.

Yo estaba sentada en el colchón reclinada hacía atrás y con la cabeza en el mismo sentido.

Mi padre suavemente comenzó a introducir aquel gran dildo, primero en mi boca para que yo misma lo ensalivara, y continuando hasta mi campanilla, llegando a mi garganta. Yo soy una gran mamadora de pollas, y aquel dildo a pesar de su tamaño no me costaba alojarlo en mi garganta, y mucho menos al ritmo de mi padre.

-Muy bien, pero ahora me toca jugar a mí- Dijo el conserje mientras le indicaba a mi padre que se volviese a sentar.

Se acerco a mí, y tiro de mi pelo hacia atrás con fuerza.

-¡Aaaaah…cabrón! - me queje.

-Shhhhhh, abre bien la boca y saca la lengua. – me ordeno.

Yo llevada por el miedo o no sé decir porque, obedecí sin rechistar.

El muy cerdo me escupió en mi boca varias veces, mientras me sujetaba la boca para que no la cerrara. Su saliva era como él, repugnante y muy pastosa.

A continuación les dijo al resto de los amigos de mi padre que me escupieran en mi cara y en mi boca. Yo me sentía humillada y asqueada, mientras mi boca rebosaba con la saliva de todos ellos, y de mi cara goteaba sobre mis pechos.

-No te lo tragues!... muéstrale a tu padre, tu boca y tu linda cara llena de babas. Mira papa, que guapa. – dijo mientras me mostraba a mi padre.

Entonces le dijo al padre de mi mejor amiga que me follara la boca, mientras el cabrón me masturbaba con violencia.

-¡Aghhhh, aghhh!- aquel hombre me estaba follando la garganta sin ningún miramiento, mientras de mi boca caía sin parar mi saliva junto con la de ellos, que chorreaba por mis pechos, mi ombligo y llegaba hasta mi coño, que en aquel momento estaba siendo atendido por aquel gordo del conserje.

El conserje frotaba mi clítoris con rabia, mientras no me quitaba ojo de mi cara.

Los huevos golpeaban en mi barbilla, mientras un mar de babas caía de mi boca y apenas podía respirar; el gordo estaba haciendo que me corriera como una loca, mi coño estaba chorreando y mis piernas temblaban de placer.

El padre de mi amiga sujeto mi cabeza contra su polla fuertemente, mientras se corría en mi estómago.

- ¡Aggghhh! ¡Ught!- No podía articular palabra y tosía mientras intentaba recuperarme.

- Que cabrona se ha corrido como una puta- Dijo riendo el conserje.

Sin dejarme descansar me pusieron a cuatro patas a unos centímetros de la polla de mi padre.

-Bien puta, te vamos a follar esa maravilla de culo que tienes delante de tu padre, sin que él pueda participar. ¡Joder vaya morbo! -Dijo mientras escupía en mi ano y me daba cachetes en mi culo.

Me penetro el culo sin ningún miramiento con aquella gorda polla, tirando de mi pelo y diciéndome que abriera la boca y sacara la lengua como la perra que era.

Sus envestidas eran tan fuertes que mis tetas se balanceaban sin control.

Notaba sus huevos golpear mi coño que se encontraba empapado. Yo estaba cachondísima, estando tan cerca de mi padre y a la vez tan lejos.

-¡Mira puta! la polla de tu padre está como una piedra, parece que le pone que violemos a su hija delante de él.- Dijo el conserje cuando me estaba reventando el culo.

Miré a fijamente a los ojos a mi padre, me relamí y me mordí el labio inferior, esto hizo que mi padre empezase a masturbarse.

El conserje ante esta situación se corrió como un cerdo dentro de mi culo. Para acto seguido obligarme a limpiársela, lo cual hice muy bien. Comencé desde los huevos hasta el capullo, solo utilizando mi lengua como una perrita.

Me volvieron a poner en la misma posición y uno tras otro fueron follándome y corriéndose en mi culo.

Mi padre ante semejante espectáculo se corrió llenándome de semen cara, pelo y tetas.

Yo me puse de cuclillas mientras me relamía, me masturbaba y me tocaba las tetas, cuando el semen caía desde mi cara y mi culo.

-Joder papá que bien enseñada la tienes… podríamos forrarnos con esta zorra.- Dijo el gordo.

-Ven aquí… desde que te vi entrar en mi casa la primera vez con mi hija, e soñado y me he pajeado, pensando en estas hermosas tetas – Dijo el padre de mi mejor amiga, cuando se tumbó sobre mi y puso su polla entre mis tetas.

-Hágame lo que quiera, soy toda vuestra- Dije fuera ya de mí, solo pensaba en follar y hacer lo que quisieran.

Comenzó a follarme las tetas, y yo me metía los dedos con frenesí en mi encharcado coño. Hasta que uno de los vecinos me aparto la mano y comenzó a follarme con ganas.

Me follaban sin piedad… como si fuera una muñeca hinchable, pero lejos de molestarme me gustaba, sentía que yo había nacido para esto. Era su juguete o como dijo el conserje, su depósito de semen.

-¡Joder perra, me corroooo!- Exclamo el padre de mi mejor amiga mientras se corría en mi cara y tetas.

Mi otro vecino me inundó el coño hasta desbordarse, sentía como escurría su semen por mis piernas.

Perdí la noción del tiempo y no se si en algún momento el conocimiento. Lo que si se, es que me follaron todos varias veces y por donde les daba la gana. Me follaron de dos en dos, de tres en tres, doble penetraciones de todo tipo. Mis agujeros me escocían, mi boca me dolía de tanto chupar y mi estomago y orificios estaban llenos de semen.

-Eres una autentica zorra, lo voy a pasar genial contigo cuando te coja a solas… ya veras- Dijo el conserje.

Todos me decían lo buena que estaba y lo zorra que era, y yo estaba orgullosa y contenta de serlo.

Mi padre que apenas había participado, me miraba orgulloso.

-Cariño a partir de hoy serás nuestra puta particular, cualquiera de nosotros podrá cogerte y hacerte lo que quiera donde sea y cuando sea. ¿Entendido?- Dijo mi padre orgulloso de mi.

-Si papá lo entiendo- Contesté, cubierta de semen y chorreando de todos mis orificios.

-Bueno no te podemos dejar así, estas pegajosa- Dijo mi padre mientras me indicaba que pusiera de rodillas en medio de todos ellos.

De repente noté un líquido caliente cayendo, sobre mi cara, tetas y pelo… me estaban meando encima. Que cabrones no me lo esperaba, nunca me había sentido tan vejada y humillada… pero por algún motivo, me encantó.

-Pues con esto quedas bautizada- Dijo el conserje.

Les limpié las pollas a todos y nos fuimos de allí.

En el camino a casa, mi padre no se pudo aguantar de todo lo vivido y me folló junto con el taxista que nos llevaba en un descampado, librándonos así de pagar.

Mi vida a partir de aquella noche, ya no fue, ni será nunca la misma.

Si os gusta, os seguiré narrando mis aventuras de sumisión y humillación, de mi nueva vida.

PD: No os hacéis una idea de cómo de liberador fue, el que todos supieran que era yo. Me hizo sentir la mujer más puta sobre la tierra.