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SILVIA Y SU CONTRATO 2 “La puta de padre e hija”

en Dominación

                                                                          SILVIA Y SU CONTRATO 2 “La puta de padre e hija”

 

Si queréis saber la historia completa viene desde aquí: https://www.todorelatos.com/relato/149834/

 

Para los que no me conocen me llamo Silvia, tengo 26 años, soy pelirroja, tengo los ojos verdes, mido 1´70, peso 56 kg y mis medidas son 93-60-90. Me encanta el sexo y sobre todo sentirme dominada. Hacía ya tiempo que follaba con mi padre y mi chico, incluso llegando a prostituirme este último. Mi padre me entrego a sus amigos, los cuales aprovecharon para chantajearnos y obligarme a firmar un contrato por el cual me obligaban a ser usada por ellos, donde y como quisieran. El primero en ejercer tal derecho, fue Eduardo el padre de  mejor amiga, era un hombre alto y que para su edad se conservaba muy bien y su hija María la que yo pensaba era mi mejor amiga, y que no dudo en abusar de  cuando pillo a su padre follándome

María tenía un cuerpo muy bonito, es una mujer muy atlética, sus pechos son pequeños, pero tiene un culo increíble debido a todo el deporte que hace, es rubia y tiene el pelo muy corto.

Continuación:

Después del magnífico orgasmo que les regale a padre e hija, quede tumbada sobre la cama con mi coño chorreando semen del padre de María y mi boca empapada por los jugos de su coño.

-Vaya guarra estás hecha Silvia, llevaba años deseando enrollarme contigo y tenerte como te tengo ahora- Dijo María mirándome a los ojos.

-Si, tu amiga es ahora nuestra puta por contrato, así que podemos disponer de ella cuando y como queramos. ¿Verdad puta? – Me pregunto Eduardo.

-S-si…- conteste titubeando.

-Genial, así que podemos seguir jugando con ella todo lo que queramos hasta que vuelva mama ¿No? - dijo entusiasmada María.

-Si, es hora de que me pongas apunto para probar ese culo de guarra que tienes- dijo mientras sacudía su polla.

-Papa yo quiero jugar con su coño, pero primero dejemos que se lave, no pienso acercarme mientras siga lleno de tu leche. Vamos cerda lávate el coño - comento mientras me cogía de la mano y me levantaba de la cama.

Me incorporé, me bajé un poco la mini falda que aún llevaba e intente cerrar inútilmente la camisa blanca que Eduardo me había abierto de manera brusca y que había arrancado todos los botones.

-Que mona… Intentas parecer pudorosa ahora- me dijo María mientras me daba un cachete en el culo.

-¿Por qué me haces esto? Creía que éramos amigas- le pregunte.

-Desde siempre te he deseado en secreto, pero nunca he tenido la oportunidad de decírtelo, y mientras salíamos juntas, he tenido que ver como los hombres babeaban a tus pies, no sin razón. Pero eso solo hacia que deseara tenerte aún más. Así que pienso aprovechar esta oportunidad de tenerte- me explicaba María.

Me llevo al baño y me dijo que me lavara en condiciones, sobretodo por dentro de mi coño.

Así que me senté en el bidel y metiendo mis dedos en mi coño iba recogiendo el semen, y aprovechando que nadie me veía limpiaba mis dedos con mi lengua. Abría mi coño de par en par y apuntaba el chorro del agua a mi interior, dejando mi coño completamente limpio y fresco, listo para volver a ser usado.

Cuando terminé salí del baño, y fui al dormitorio donde ambos me esperaban completamente desnudos.

-¡Quítate la ropa que te queda!- me ordenó su padre.

Sin rechistar, obedecí.

-¡Dios que buena estas, hija de puta!- exclamaron los dos casi al unísono.

-Menuda suerte tenían tu novio y tú padre… Pero ahora no serán los únicos. ¿Verdad puta complaciente? - dijo Eduardo mientras sonreía.

Me tumbaron sobre la cama con la cabeza colgando por los pies de la misma.

María se puso entre mis piernas y comenzó a frotar mi clítoris, escupía en mi coño y metía sus dedos.

Yo sin poder evitarlo, cerraba los ojos y comencé a gemir. La hija de puta sabía lo que hacía.

-¿Te gusta puta? Pues no te olvides de darle placer a mi padre. –

Así qué obedeciendo, abrí los ojos y vi la polla de Eduardo en mi cara. La cogí con mis manos y me la llevé a la boca.

-No, no, no, putita, sin manos- dijo apartando mis manos de su polla.

Cogió mi cabeza y se giró dejando su culo y sus huevos en mi cara. Ya sabía lo que venía, así que no me hice de rogar, saqué mi lengua y como una perrita empecé a lamer desde sus huevos hasta su ano.

-¡¡Joder que bueno!! ¡Que buena perra eres coño! - exclamaba mientras apretaba mi cabeza con fuerza hacia su culo.

María mientras, ya había conseguido meter tres dedos en mi coño y uno en mí culo, cuando comenzó a comerme el clítoris con ansia.

Aghagh,!- intentaba gemir mientras su padre restregaba mí cabeza por su culo.

Yo en acto reflejo sujete con fuerza la cabeza de María, mientras movía mis caderas notando como mi coño chorreaba, fruto del hacer de  mejor amiga.

-¡Me codog, me codog! ¡Aghhhhhh!- exclamé sujetando la cabeza de María.

Cuando afloje, María saco su cabeza de entre mis piernas.

-¿Te ha gustado puta?. Si claro que sí, te has corrido como una cerda. Ahora nos toca a nosotros. – y diciendo esto, su padre se giró y ensarto mi garganta con su polla.

Su padre me sujetaba por el cuello, mientras intentaba alojar su polla entera en mi garganta. Yo apenas podía respirar, mis babas caían sin parar por mi rostro. A veces la sacaba y la restregaba por mi rostro, lo cual suponía un respiro momentáneo.

-¡Vamos zorra trágatela hasta los huevos!- gritaba Eduardo.

El muy cabrón lo consiguió, logro que me la tragara entera golpeando con sus huevos en mi nariz. Sujetaba fuerte mi garganta para que no escapara, y mientras yo luchaba por respirar.

Uaaa! Noto mi polla en su garganta. ¡Joder traga puta, traga! - gritaba fuera de sí.

- Dale fuerte a esta guarra incestuosa y puta, papa – animaba María a su padre.

Las babas y el presemen caían por mi cara hasta gotear al suelo; mi nariz, mis pestañas y mi pelo estaban cubiertos de esta mezcla de jugos pegajosos.

Glupsglups….agh,agh! – el sonido del chapoteo de su polla en mi garganta y el sonido de mis esfuerzos por coger aire, eran de los más erótico y morboso.

María no perdió el tiempo y me abrió de piernas, puso su coño contra el mío y haciendo la tijera, comenzó a restregar nuestros dos coños. Jamás había hecho algo parecido, y he de decir que notar aquel coño contra el mío, caliente y empapado, me puso a mil.

Mis pezones se pusieron duros como piedras, y me sentía la más puta entre las putas. Aunque me estuviesen forzando, la verdad es que lo estaba disfrutando.

Eduardo al percatarse de mis pezones, soltó mi cuello y con ambas manos, empezó a tirar y pellizcarlos, con ansia.

-¡Me corro, me corro…! ¡Trágatelo todo puta! ¡toma leche! -dijo mientras se corría directamente en  estomago y rebosaba por mi boca, haciendo que tuviese arcadas y tosiera.

-Límpiamela zorrita- me ordeno, y yo obediente, sorbí y lamí aquella polla hasta dejarla resplandeciente.

Me incorporé un poco, mientras sujetaba a María por sus piernas y apretaba aún más mí coño contra el suyo. Aquella fricción de coño contra coño me mataba de placer, y mientras el semen y mis babas caían ahora de mi rostro, y cubrían mis tetas. Nos mirábamos fijamente a los ojos, con las bocas abiertas de par en par y gimiendo como perras, hasta corrernos ambas como posesas.

Jodeeeer! – exclamó María mientras ambas caíamos rendidas sobre la cama.

Su padre ante aquella visión, volvía a estar empalmado, y no tenía intención de darme un segundo de descanso. Dijo a María que se quitara y se tumbo en la cama, con su polla mirando al techo.

-Ven putita que quiero destrozar ese culo que tienes- me ordenó.

Me puse a cuatro patas y le escupí en el capullo, escupí en mi mano y lubriqué con mi saliva aquella polla. Me senté de cuclillas de espaldas a él, cogí su polla y la encaré hacia mi culito, presionando mi ano con su capullo palpitante y chorreante, notando como poco a poco dilataba mi ano y entraba.

-Déjate de remilgos- dijo cuando tiró de  hacia abajo, metiendo toda su polla hasta los huevos.

Grité de dolor, me había empalado de golpe y noté como mi ano intentaba adaptarse a esa polla.

Jodeerrr! Que culo gastas guarra. ¡Vamos muévete! –

Yo obediente comencé a moverme lentamente arriba y abajo, notaba como mi culo estaba completamente abierto y como sus huevos hacían de tope.

En ese momento nos interrumpió el sonido de un móvil. Resulto ser el mío. María cogió el móvil y se lo pasó a su padre. Lo miró, cogió el teléfono y me lo puso en la oreja.

-¿H-hola…? ¡Papa! ¡Ah, ah! – aquel cabrón me había puesto a mi padre por teléfono.

Yo intentaba mantener la calma y hablar con normalidad, pero los envites en mi culo no me dejaban, así que fue Eduardo quien habló.

-Papi, menuda hija tienes cabrón, le hemos hecho de todo y ahora mismo le cuesta hablar porque la muy puta tiene mi polla metida hasta el fondo en su culo. Es una grandísima puta y una cerda. Pero quiero que te lo cuente ella mientras me la follo. –

-¿Qué estas haciendo Silvia?- me preguntaba mi padre.

-Papá, Eduardo y su hija han…ah… estado…ah…haciéndome todo lo que han querido…ah…y ahora mismo tengo la polla de tu amigo…ah,ah…en  culo-

-Quiero ver como mi amigo te está follando el culo-

María hizo un vídeo llamada y puso el móvil de tal forma que yo viese a mi padre y él viese toda la acción. El cabrón de mi padre se estaba pajeando.

-Joder hija que puta eres y que buena estas, estoy deseando follarte- decía mientras no paraba de pajearse.

María me acostó sobre su padre, el cual no paraba de percutir mi culito de ninguna manera.

-Ahora veremos de que estás hecha, zorrita- dijo María mientras metía sus dedos en mi boca, para que los chupara.

Escupió en su mano y en mi coño, para acto seguido meter tres dedos en mi vagina casi de golpe.

Ahhh! ¡Joder!- exclamé.

-Shhh, no protestes que ahora viene lo bueno puta- me dijo María.

Eduardo paro un segundo para que su hija hiciera lo que pretendía. Con una mano estimulaba mi clítoris y con la otra fue empujando hasta tenerla metida en mi coño, hasta la muñeca, no lo podía creer tenia su mano en mi útero y la polla de su padre en mi culo, la presión era casi insoportable. Os puedo asegurar que casi me desmayo.

-Papa noto tu polla en su culo desde su útero. ¡Joder! ¡Reviéntala papá!-

-Ostias que bueno…noto tu mano.- dijo mientras aumentaba la cadencia de sus embestidas.

- Joder no puedo más, ¡me corro!.- grito su padre antes de inundarme los intestinos de semen.

Mi padre se corrió viendo aquella escena y nos despedimos para vernos luego en casa.

Yo estaba completamente derrotada y exhausta. Tenía el coño y el culo abiertos de par en par. Luego de aquello me dejaron descansar un poco antes de dejarme ir.

Me vestí con mi ropa y sin bragas, porque Eduardo me las había arrancado. Antes de irme María y su padre me dieron un buen morreo. Salí de aquella casa sin tanga, sin botones de la camisa y chorreando semen por mis piernas desde mi culo.

Cuando llegué a mi bloque, vi al gordo de mi conserje.

-Hola. ¿de donde vienes? Parece que te han utilizado bien- dijo burlonamente.

-No te importa- aquel cerdo me daba asco.

-Shhh, ya sabes que tienes que cumplir tu contrato, y ahora mismo me apetece descargar- dijo tirando de  hacia el cuarto de la limpieza.

Me dio un morreo asqueroso y me puso de rodillas. Abrió lo que quedaba de mi camisa y se saco la polla.

-Vamos putita hazme una paja con tus tetas- me ordenó.

Sin rechistar puse su asquerosa polla que apestaba, en mis tetas. Ahí estaba yo, en el cuarto de la limpieza oyendo como los vecinos entraban y salían del portal, y yo haciéndole una paja al conserje con mis tetas.

Cuando ya no pudo más, se corrió sobre mi cara y mis tetas. Dejándome hecha un asco.

-Toma leche zorra, toma….jajajaja- dijo riéndose mientras me llenaba de semen.

Cuando me limpie con trapo asqueroso que allí había, salimos del cuarto y cuando me disponía a subir al ascensor.

-Mañana puta serás mía, prepárate para ser usada- me susurro al oído.

Tras esas palabras un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Por fin llegue a casa y mi padre estaba esperándome nada más abrir, me miro, sonrio y me beso en la frente.

 

Pd: Espero que os guste tanto como a mí; me puse muy cachonda escribiéndolo. Besos.