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Silvia y los amigos de su padre.

en Amor filial

Silvia y los amigos de su padre

Para los que no me conocen me llamo Silvia, tengo 25 años, soy pelirroja, tengo los ojos verdes, mido 1´70, peso 56 kg y mis medidas son 93-60-90; mi novio y mis amigos dicen que estoy muy buena. Me encanta el sexo y sobre todo sentirme dominada. Hacia ya tiempo que follaba con mi padre y mi chico, incluso llegando a prostituirme este último.

Una noche en casa de mi padre después de una de nuestras habituales quedadas, me hizo una proposición.

-Silvia cariño, nunca podré agradecerte lo suficiente lo que haces conmigo.

- Papá me encanta follar contigo, sabes que me encanta ser tu mujer

-¿Sabes? le he contado a mis amigos que me follo a una perrita de 25 años.

-Jajajaja, ¿Y que dicen?

-No me creen, dicen que es mentira que es imposible que alguien como yo me pueda follar a una chica de 25 años sin pagar.

-Pobres, ¿Enserio no te creen?

-No, ¿Te puedo proponer una cosa?

-Dime papá

-Me encantaría mostrarte, y que pudieran follarte conmigo.

-¿Cómo? ¿Has perdido la cabeza?

-No cariño, es que eres un monumento y me muero de ganas de callar les la boca.

- Pobre papá, que no le creen, jajajaja.

Le dije mientras le bajaba los pantalones y aparecía ante mi aquella maravillosa polla. 

Acerqué mi boca a su polla y mientras me disponía a comérsela, le miré a los ojos y le dije.

-Acepto con una condición, que no me puedan reconocer como tú hija.

Acto seguido engullí su polla, mientras el cerraba los ojos y me cogía la cabeza.

Aquella noche follamos como posesos.

Mientras me estuvo follando, me imaginé a todos aquellos hombres de cincuenta y tantos años rodeando me, y me puso muy muy cachonda.

A la mañana siguiente, mientras desayunábamos mi padre me volvió a recordar mi promesa.

-Cariño acuérdate que anoche aceptaste.

-Si lo sé; anda que se te va olvidar…pero recuerda que no pueden reconocerme.

- Si ya he pensado en ello, usarás una facemask, con orificios para que tú puedas ver.

-¡Vaya! Parece que lo tenías todo pensado. Jajajaja.

Me levanté, le besé y me fui a trabajar.

A los dos días me llamó a mi móvil.

-Cariño ya lo tengo todo preparado para el sábado por la noche.

-Joder vaya si te has dado prisa, qué rápido han aceptado tus amigos.

-Cariño les enseñé fotos de tu cuerpo, jajajaja, los muy cabrones no veas como babeaban.

-Ten cuidado, y ¿Dónde lo vamos a hacer?

-Alquile un local , lo vamos a pasar en grande.

-jajajaja sobretodo vosotros.

-¿Le dijiste algo a Marcos?

-Si pero no me creyó.

-Jajajaja, bueno mejor así.

Llegó el sábado por la noche y comencé arreglarme, ya lo tenía todo pensado, medias de encaje negro, tanga de color negro, sujetador de encaje del mismo color, un collar ceñido al cuello con un cascabel y unos zapatos de tacón de aguja; y sobretodo eso una gabardina negra; me maquille los ojos estilo Cleopatra y los labios color carmesí.

Bajé dónde me esperaba un taxi y le dí la dirección que mi padre me había dado.

El taxista durante todo el viaje no me quito ojo, y encima resultó que la dirección era la de un polígono. Lo cual hizo que en más de una ocasión me mirará y sonriera.

Llegamos al destino, era un polígono de mala muerte y una nave apartada y a juego con el resto del polígono.

Mi padre esperaba fuera con una sonrisa en su cara y una bolsa en la mano.

Se acercó al taxista y le pago, mientras esté le decía que lo pasarán bien y le sonreía.

-Cariño estás preciosa.

Mientras me abrió la gabardina y exclamó.

-Joder te los vas a cargar, jajajaja. Te follaba aquí mismo guarra.

-Tranquilízate la noche acaba de empezar.

Le besé y entramos en el local por una puerta metálica, que daba a un pasillo muy oscuro, en el que se podía distinguir una puerta al fondo y otra en un lateral.

Mi padre me entrego una bolsa y me dijo que me preparara en el baño, que resultó ser la puerta lateral.

-Cuando estés lista entra por la puerta del fondo.

-ok- .Contesté mientras me daba un cachete en mi culo. 

Entré en el baño que era asqueroso; lo más repugnante que había visto en mi vida, y abrí la bolsa…encontré un plug y una facemask de nilón con orificios en los ojos y en la boca.

Me puse la máscara y lubrique con mi saliva el plug, mientras jugaba con mi saliva en mi ano, me estaba poniendo cachonda como una perra, pensaba darles un espectáculo que no olvidarán.

Finalmente me puse el plug y salí al pasillo, notando como me temblaban un poco las piernas, imaginé que por la incertidumbre.Aquel recorrido desde la puerta del baño hasta la puerta del fondo se me hizo interminable. 

Finalmente llegue a la puerta y la abrí. Allí pude ver un foco que alumbraba el centro donde había un colchón de mala muerte, y a duras penas lograba ver lo que había alrededor del colchón, donde se podía distinguir varias personas sentadas, aunque no logré saber cuantas. Si pude ver que en el suelo al lado del colchón había muchos juguetes eróticos (vibradores de todos los tamaños y formas, esposas, bolas y plugs)

Mi padre salió de las sombras, se acercó a mí y cogiéndome de la mano me llevo a los pies del colchón mugriento, y me susurró al oído.

-Zorrita pórtate bien- Me besó en el cuello y acto seguido me quito la gabardina, dejándola caer a mis pies y dejándome en ropa interior expuesta ante aquellos hombres que no podía distinguir y que exclamaban como animales todo tipo de barbaridades. 

Mi padre cogió una cadena y me la puso al cuello, y me obligó a tumbar me en aquel colchón asqueroso.

-Puta enséñale a mis amigos de que eres capaz de hacer con tus orificios.

El muy cabrón sabia como ponerme cachonda. Me tumbé boca arriba y fue cuando pude distinguir a siete hombres y mi padre mirándome desde en frente mía, con sus pollas en la mano.

Mi coño ya estaba chorreando, me aparte el tanga y mientras me sacaba el plug de mi culo, me metía en la boca el dildo más grande que había ( tendría unos 21cm de largo y una anchura como mi brazo), apenas podía meterlo en mi boca.

Con mi otra mano cogí unas bolas chinas, las pase por mi coño para lubricar las bien y me las fui introduciendo en mi ano. Estaba cachonda pérdida, aquellos hombres que conocía de vista e incluso algunos de ellos que habían estado en mis cumpleaños, estaban ahí de pie masturbándose, ignorando que a la que llamaban guarra, puta, cerda, etc… era a la misma que habían llamado princesa en alguna ocasión.

Cogí el dildo de mayor tamaño me lo pasé por mi húmedo coño, y me lo volví a meter en mi boca mientras ya había introducido todas las bolas en mi culo, lo lamí golosa saboreando mis propios jugos en el.

Cuando aquellos hombres fueron apareciendo bajo la luz, al primero que reconocí, fue a Eduardo ( su hija y yo teníamos la misma edad ) estaba bastante gordo, pero tenía una gran polla gorda entre sus manos.

-¿Puta quieres una de verdad? ¡Zorra!. Dijo Eduardo arrimando me su polla a mi boca.

Fui a cogerse la con mi mano, pero el muy cabrón no me dejó, se puso sobre mi cara, y me introdujo su gorda polla hasta la garganta.

Yo con mis manos empecé a introducirme el dildo negro en mi coño, mientras aquel gordo me aplastaba mi cabeza contra aquel colchón, llegándome su polla hasta mi campanilla, y golpeando con mi barbilla aquellas bolas peludas.

-Traga zorra, traga- Eduardo estaba fuera de sí.

-Uggggh- luchaba yo por respirar.

Alguien me quito el dildo de las manos, y comenzó a follarme con el sin piedad. Estaba golpeando me el cervix y notaba moverse las bolas en mi ano, un calambre me recorría desde mi culo y mi coño hasta el estómago, hasta que no pude más y me corrí como una cerda.

-agghhhhhhhh- Me corrí mientras aquel gordo no paraba de follarme la garganta resoplando, hasta que se corrió.

- Siiiiii, ahhh traga, tragaaa- exclamó

Noté como su espeso semen caía por mi garganta, mientras mi coño chorreaba por mi reciente corrida.

Pude ver entonces al hombre que me había hecho correr, era mi profesor del instituto, tendría unos 60 años; por dios no sabía que aquel viejo verde era amigo de mi padre, el muy cabrón no me quitaba ojo en el instituto y ahora sin saberlo me iba a follar.

Se tumbó sobre mí y me arranco el sujetador, me apretó fuertemente mis pechos y mordisqueaba mis pezones con fuerza, haciéndome algo de daño.

Se acercaron dos hombres más situándose cada uno a cada lado, eran vecinos de mi padre, ambos padres de familia y a los cuales conocía de toda la vida. Me pusieron sus pollas en mis manos para que los masturbarse, mientras mi profesor de instituto comenzó a follarme con su pequeña polla, apenas me enteraba de sus penetraciones si no fuese por sus resoplidos y sus babas en mis tetas. Mis vecinos empezaron a alternarse en mi boca, su presemen y mis babas caían por mi cara.

-lame perrita, lame- decía uno de ellos.

Mi profesor se corrió dentro de mí bufando.

-¡Me corroooo, ahhh me corro puta!, ¡toma leche ahh!- 

Me sacó su polla y apartando a mis dos vecinos, me pasó su polla por toda mi cara, parándose en mi boca para que se la limpiará.

-Límpiala zorrita-

Y yo obediente, así lo hice. Saboreé mis juegos y su corrida en mi boca, dejándose la bien limpia.

Los vecinos de mi padre cogieron y tiraron de la cadena, obligándome a ponerme a cuatro patas, uno de ellos me escupió en mi culo y comenzó a penetrarme con sus dedos, primero uno, luego dos, así hasta meter casi cuatro dedos. El otro se situó debajo de mí para penetrarme por mi coño.

Cuando el segundo consiguió penetrarme por mi coño, me abrazó fuerte y me abrió mi culo, para que su amigo hiciese lo propio. Así disfruté de la primera doble penetración de la noche. A mi cabeza se situó el padre de mi mejor amiga, cogiendo me fuertemente mi cabeza y follandome la garganta, mientras los vecinos de mi padre me follaban como locos, pero de manera descoordinada, lo que hacía todo un poco más salvaje y doloroso. Mientras mi padre los alentaba.

-Darle duro a esta zorra que no se rompe- les alentaba el muy cabron.

Yo no podía ni gritar de lo ocupada que me tenían; tenía todos los orificios de mi cuerpo completamente llenos.

Los vecinos no aguantaron mucho, la excitación les pudo.

-ahhh me corroooo, ahh- exclamaron casi a la vez. Llenando me, mi culo y mi coño.

El padre de Alicia mi mejor amiga, era un salido de cuidado. Me puso de rodillas y cogiéndome fuerte por mi cuello, me la metía hasta el fondo de mí garganta, mientras notaba gotear las dos recientes corridas que me acababan de dar.

Mi padre se unió a la fiesta empujándome mi cabeza hacia la polla de su amigo.

-Vamos puta, cómesela como tú sabes zorrita- dijo.

El pobre no pudo aguantar más aquella situación y se corrió abundantemente en mi estómago.

-Jodeeeeer, tratarlo todo puta- exclamó.

Cuando me la saco mis ojos estaban llenos de lágrimas y comencé a toser, de lo profundo que había llegado. Sin darme ni un respiro, mi padre tiró de mis brazos hacia atrás y me puso unas esposas. Para acto seguido penetrarme mi culo con rudeza.

-¡Toma cariño! ¡toma!- mientras me la metía hasta los huevos. Tiraba fuertemente de mí cintura hacia el, intentando que cada penetración fuese más profunda que la anterior.

-¡Dale duro a esa puta!- le gritaban sus amigos.

En un momento dado, alguien más salió de las sombras, era el conserje del bloque de mi padre; me conocía desde pequeña. Se acercó a mí mientras mi padre me daba muy duro, me levanto la cara y me miró fijamente a los ojos, mientras yo no paraba de gemir.

-Ten conozco, se quién eres- me susurró al oído el conserje.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, realmente me había reconocido aquel hombre. Se bajó los pantalones y los calzoncillos, poniendo me su culo peludo en mi cara.

-límpiame mi culo puta- mientras mi padre empujaba mi cabeza hacia su ano.

Era asqueroso, aquel culo lleno de pelos y mal oliente, y yo limpiándoselo con mi lengua. Mientras le lamía su ano, le masturbaba y masajes a los huevos. Me sentía degradada y muy puta, eso me ponía muy cachonda.

Aquel hombre se corrió en el colchón abundantemente.

-Vamos cerda limpia el colchón- me ordenó.

Y yo mientras mi padre me destrozaba mi culo, comencé a lamer aquel repugnante semen del colchón.

-Buena cerda, jajajaja, muy buena- dijo el conserje.

Mi padre me puso de rodillas, con mis manos esposadas a la espalda y se corrió por toda mi cara, chorreando su semen hasta mi boca y mis tetas. Mientras me dejaban un pequeño respiro, el conserje se acercó a mí.

-muéstrales a todos tu bonita cara ¡puta¡- exclamó mientras me quitaba la máscara.

- ¡Nooooooo!- exclamé, mientras aquel cabrón rebelaba mi rostro a todos.

-Mirad es la puta de su hija- exclamó.

Todos se quedaron mudos.

Creo que me extendi demasiado, si os gusta continuaré con mi historia.

Un beso.