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Como aman los dioses (XVII) - Sol invictus.

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Como aman los dioses (Capítulo XVII) – Sol invictus.

[Seymour]

     Intentaba por todos los medios el no irle a partir la cara al nuevo. Él estaba sentado allí, tan cómodo y relajado como pendejo en el asiento que había tenido Rubén, él y el resto de la clase observaban como Evan defendía su parte del tema frente al pesado de Marcanty. Era el turno de nuestro grupo de defender nuestro tema, ya yo había pasado, Hailan y Jyrki también, solo faltaba Evan que exponía las diferencias entre células animales y vegetales, lo hacía muy bien a pesar de que le faltaba pulir más su léxico, supongo que era puro talento nato, porque a pesar de llevar tanto tiempo fuera de la escuela parecía pez dentro del agua, eso me reconfortó bastante, fue buena idea conseguirle cupo.

     Rubén aún se encontraba en la enfermería y creo que tuvo que irse hasta el hospital porque no paraba de vomitar, algo súper extraño, ya que él estaba tranquilo, se veía bien hasta hace rato y volviendo a lo del chico nuevo “Magnus yonosequecosa”, la verdad es que sí quería molerlo a golpes, no es que me hubiese hecho algo, en teoría ni lo conocía, no he (ni hemos) cruzado palabra alguna con ese Adonis ultraperfecto, es solo que me cayó mal desde el primer momento en que cruzó esa puerta.

     Es tan fresco y altanero, risueño y como si nada le importara, sé que los chicos (Jyrki, Hailan y Evan) opinan que él y yo tenemos varias cosas en común, como el dinero y lo descuidados por nombrar algunas cosas, y por supuesto que la belleza no sería una de ellas, ese tipo estaba años luz mucho mejor que yo. Pero una de las cosas que más me molestó es que ni yo, que tengo tanto peso con los directivos del instituto abuso de ello.

     Él usó a Beatriz como un títere para hacer lo que se le dio la gana con Marcanty, yo jamás haría algo así, esa actitud prepotente no me gustaba para nada. Esas eras mis excusas para el mundo exterior, para justificarme, pero no podía engañarme a mí mismo… La expresión que colocó Evan cuando le vio entrar, es decir, todos nos sorprendimos, incluso yo mismo, el chico es bello, hay que darle el mérito, pero es que Evan no disimuló nada sus babas por el fulano, y como si eso no fuera suficiente, justo resultó que ese idiota también nos salió gay y le ha lanzado esas miradas a Evan que este último no sabe ni donde esconder su rubor cada vez que lo nota.

     Evan estaba parado allí inocentemente dando lo mejor de sí y sé que nadie lo había notado, ni Hailan, Jyrki o el propio Evan, pero es que desde que Evan comenzó a exponer, mágicamente le despertó un interés al Magnus por las exposición/defensa, cuando claramente no se interesó o se tomó la molestia de prestar atención a nosotros o a los grupos anteriores (el nuestro era el último en pasar, Evan era el último exponente para salir al receso). Y algo sospechoso para agregarle fue la coincidencia de que quisiera justamente el puesto de Rubén, el que precisamente estaba al lado del de Evan y que de la nada a Rubén le diese eso… Sospechoso, sé que no podía culparle por el vómito, pero aun así era sospechoso.

     De repente los aplausos de nuestros compañeros me volvieron a traer a orbita, Evan había terminado su defensa, Marcanty hizo una ligera y casi imperceptible mueca de aprobación para con Evan en plan “nada mal” y Magnus le aplaudía con deleite y esa sonrisa perfecta que me irritaba, aunque sé que era incorrecta mi actitud dada mi historia reciente con Evan. Pero es que no podía evitar sentir celos ¡Y eso me chocaba!, nunca había celado a nadie, se sentía horrible, quería envolver a Evan en papel de regalo para que nadie, incluyendo a Magnus, lo viese y autoregalármelo de ser posible. Me sentía maniatado y aunque ayer creí poder controlarme a mí y a mis sentimientos, esto no ponía para nada fáciles las cosas.   

     A pesar de ello no quería terminar haciendo lo que hizo Jordan con nosotros, así que prefería morir callado, ¿Quién sabe?, a lo mejor Evan se daba cuenta de su error y cambiaba de parecer. Luego salí de mi volátil imaginación y ya de nuevo a la realidad miré al rubiales buenote, con él presente dudaba mucho que mis sueños se volvieran realidad… Esto era competencia pura y yo tenía todas las de perder, vaya… Lo que el dinero no puede comprar.

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     Sonó la campana de las diez, con ello todos fuimos a nuestros asientos, tomamos las mochilas y nos dispusimos a salir del aula.

—Wow Evansito, otro don oculto ¿Eh?—le dijo Jyrki mientras a estrujones intentaba encajar sus libretas en su morral.

—¿Cómo así?—dijo distraído mirando hacía la puerta del aula, de inmediato volteé a ver que atraía su atención, era el rubiales que estaba saliendo del aula, eso me cabreó pero no me quedó otra que hacerme el loco y sonreír.

—A que se te da eso de hablar en público, ¿Verdad Hailan?—

—Sí, sí, lo hiciste muy bien—le dijo este último—Solo creo que tienes que limpiar un poco el léxico, ya sabes, usar palabras más técnicas, pero del resto lo hiciste bastante bien, me gustó, tienes carisma—

—Pues… Gracias, jejeje no sé qué decir chicos, me avergüenzan—dijo Evan.

     De repente sentí un codazo, miré a Jyrki con acidez con expresión de “¿Qué coño te pasa?”.

—¿Y tú no piensas decirle nada a Evan?—preguntó Jyrki, pero yo ya me sentía de mal humor por culpa del tal Magnus, no se me hacía justo, apenas ayer domingo fue que Evan me dejó en la Friendzone y ya hoy lunes tenía zamuros encima.

—Sí, lo mismo, lo hiciste bien—le dije un poco arisco cuando estábamos saliendo al pasillo.

—Uy pero que maneras son esas de tratar a tu futuro esposo Seymour Astraios—me dijo Jyrki en broma—¡Deberías de tratarlo mejor!, ya que de ahora en adelante se verán también mucho más aquí en el instituto—

     De inmediato Evan colocó una expresión de incomodidad ante el comentario de nuestro chiflado amigo, al principio no comprendí el por qué, pero luego recordé que era porque ahora éramos solo “amigos”, la cuestión era que aún no les había comentado nada a los chicos sobre todo lo que hablamos ayer en mi casa de la infancia, ¿Pero qué culpa tenía yo de la impertinencia inocente de mi amigo?, seguido a esto Evan me hizo una seña con las manos levantadas en plan “¿Les dices tú o les digo yo?”.

-Mmm… Chicos, creo que ya no es apropiado que piensen eso, verán…-y me distraje viendo como al otro extremo del pasillo cruzaban Jordan y Elodie, no sin antes echarnos una mirada indiscreta.

—¿Qué veamos qué?—inquirió Hailan.

—Ah, no, es solo que vi como Jordan y Elodie cruzaba por el pasillo, es extraño que no estén aquí junto a nosotros—les dije cambiando el tema de repente.

—Ejemmm… Ejemm…—carraspeó Evan lanzándome una mirada severa. Que incomodo, al parecer no me iba a librar de esa.

—No, disculpen, eso no era lo que quería decirles—

—¿Y entonces?—respondió Jyrki con una cara burlona.

—Pues verán, ayer después de que salimos de la comandancia y fuimos a mi casa la descubrimos como corral de granja, por eso tuvimos que ir a la casa de la costa de mi padre mientras reparaban y limpiaban la mía—

—¿La casa vieja que se está cayendo a pedazos, esa que te trae recuerdos traumáticos?—interrumpió Jyrki impertinente como siempre.

—Sí, esa misma—dije con pesar y algo cambió en la expresión de Evan se veía sorprendido. Deambulábamos por los pasillos del primer piso del instituto—Lo cierto es, que allí hablábamos y ambos… Mejor dicho, ¡Evan me contó varías cosas que había decidido!, una de ellas que se quedaría en este país, la otra que quería estudiar, y lo que no les he contado es que quiere buscar para rentar un apartamento para él solo.

—¿Pero y eso por qué?—preguntó Hailan—¿Acaso no hay suficiente espacio para ambos en esa casota?—

—Si lo hay—respondí, pero Jyrki me volvió a interrumpir.

—O a lo mejor Seymour es muy insoportable—

—No, eso no estúpido, ya les dije que si hay espacio, pero aparte de espacio también hay incomodidad… Después de varios sucesos que ocurrieron el domingo en la fiesta entre nosotros—

—¿Cómo cuando Jordan los descubrió cojiend…?—pero Hailan logró callar a Jyrki de un codazo, yo no pude evitar mirarlo con cara de ¿Estás pendejo?, luego miré a Evan y este traía la cara desencajada con los ojos a punto de salirse de sus cuencas, ¡Esto estaba saliendo muy mal!—Mmm… Sí, eso Jyrki, eso nos llevó… O mejor dicho, llevó a Evan a darse cuenta de que no es correcto que estemos juntos de esa “forma”, por lo cual no hace falta decirles que eviten esos comentarios, que ahora solo somos amigos y así…—

     De inmediato ambos se le quedaron mirando impresionados a Evan que no encontraba donde meter la cabeza de la vergüenza, sé que no debí haberlo dicho así, pero esa era la verdad y si a Evan no le gustaba pues que se jodiera, él fue el que quiso que les dijera justo en el momento y lugar menos indicados, además ya estaba de mal humor.

—Mmmm… Creo que necesito tomar agua del bebedero que vi en el patio central chicos—Dijo apresurado y de inmediato nos pegamos detrás de él a acompañarlo—¡No!, iré solo chicos, no se preocupen jejeje, ya con el tour que me hicieron sé dónde queda el patio grande y verde ese, no se molesten, ya vuelvo—nos dijo y se perdió entre la marea de estudiantes.

—Vaya, que incomodo me siento, nos hubieras dicho y no la hubiese cagado con la bromita de los novios—dijo Jyrki, los tres quedamos apendejados mirando cómo se iba por el pasillo a toda prisa.

—Pues no es su culpa chicos, es de él por pendejo, básicamente me forzó a decírselos ahorita, les hubiera contado después, pero no me dejó opción—Dije cansado.

—Pues si… Oigan ese es el chico nuevo, ¿No?—dijo Hailan, señalando a lo lejos del pasillo a Magnus, que también se dirigía hacia el patio central—Vaya personaje que es ese rubiales jajaja—

—Sí… Lo es—dije intentando disimular que me caía del demonio. Mientras, seguía viendo como Evan se perdía entre la gente, hasta que pensé—“¿Y si en realidad Evan no quiere tomar agua y anda atrás de ese pendejo?”—De inmediato y sin pensarlo dos veces me puse en marcha esquivando gente, a perseguirlo hasta el patio central.

—¿Seymour para dónde vas?—gritó Hailan.

—¡Espéranos que te acompañamos!—dijo Jyrki y ambos se pegaron tras de mí, pero no los esperé, una fuerza superior a mí me había poseído, los celos.

[Fiamma]

          No podía estar más satisfecha con los resultados obtenidos, estaba logrando espantar todos los demonios que amenazaban con destruir mi mundo, el mundo perfecto que tanto me había costado construir… Miraba a mi novio, Mike con su uniforme de fútbol americano, era tan guapo y lo mejor es que era solo para mí, yo lo protegería de todo y seríamos como un equipo, nadie podría tocarnos porque éramos invencibles, éramos una fuerza titánica y aplastante que destruiría a cualquier enemigo que se antepusiera en nuestro camino, solo había un problema, una debilidad, pues lo único que podría destruirnos seríamos nosotros mismos…

     Mike se encontraba recostado en los casilleros con chulería, con ese aire de serenidad y seguridad que me traía loca, que volvía loca a cualquier pendeja de este instituto. Nos encontrábamos en el segundo piso mientras transcurría el receso y yo me sentía en mi medio, rodeada de mi mejor amiga Mary, y Victoria se había ausentado por un momento, se encontraba bebiendo agua en el patio central, también estaban allí el resto de aduladoras que adornaban mis estancias, del mismo modo todo el equipo de fútbol de Mike, en resumen, la elite del instituto, lo mejor de lo mejor, pero ninguno me importaba tanto como Mike, era tan chulo que incluso los maricas querían un pedazo de ese pastel y ese era precisamente el problema que me atormentaba o mejor dicho, que me atormentó.

     Por un momento llegué a creer que mi novio era maricón, pero no fue así, bastó con recordarle todo lo que perdería si seguía con ese asqueroso estilo de vida para que volviera a tomar el camino correcto. Fue realmente sencillo lograr derribar a todos los estúpidos que habían retado a este buen sistema, fue divertido hacerlos creer que subían como la espuma, pero fue aún más delicioso verlos caer desde lo alto, casi lograron saborear la victoria y de repente explotaron fuerte, como un globo sobre inflado. Ahora todo estaba en su sagrado lugar, el orden había sido reestablecido.

—¡ATENCION!, ¡ATENCION!—Dije de repente elevando la voz hacía los presentes—Chicos, creo que lo que se logró el sábado merece un brindis—dije con una gran sonrisa haciendo señas a Mary, quien apresuradamente sacó los pequeños vasos plásticos de su mochila y empezó a repartirlos discretamente entre los presentes mientras les servía un coctel que lucía como refresco de cola para despistar a los maestros.

—¿Qué haces cachorrita?—preguntó Mike intrigado, disimuladamente hacía mi oído.

—Nada cachorrito… Solo que creo que nuestro triunfo merece celebrarse—dije mordiéndole el cachete con coquetería—Mary se nos quedó mirando fijamente pero luego cuando notó nuestra mirada continúo sirviendo apresuradamente los tragos a los demás.

—Pues ya ganamos cachorrita, no veo por qué seguir dándoles importancia a esos idiotas, al fin y al cabo es otra victoria más… Nada nuevo—me dijo cariñoso y con bastante tacto, yo le lancé una mirada fría.

—Yo quiero celebrar, ¿Hay algún maldito problema con eso?—le pregunté retante, él tardó unos segundos en responder, como si quisiese decirme algo, estaba comportándose extraño.

—No, no lo hay—

—Eso creí—mascullé por lo bajo y recuperé una gran sonrisa para todos—BUENO CHICOS, LEVANTEN ESOS VASOS—y todos así lo hicieron—POR QUE LAS COSAS ESTAN EN SU LUGAR, POR NOSOTROS Y POR EL ORDEN SOCIAL, PORQUE TODOS DESEAN SER COMO NOSOTROS—dije con una gran sonrisa, pero de repente vi como todos asustados intentaron guardar las bebidas de repente, pero yo ni me inmuté, hasta que volteé y a mis espaldas se encontraba Marcanty patrullando los pasillos con su mirada severa.

—¿Qué están haciendo señorita Blair?—preguntó retante e inquisitivo, arqueando la ceja de forma despectiva.

—Nada profe, solo bebiendo un refrescante vaso de cola—mentí dando un sorbo al coctel con la mejor cara de inocencia que pude mostrar, él me miró por unos segundos eternos, pero yo no bajé la mirada, la sostuve y seguí succionando del popote hasta que el ruido dio aviso de que ya no había contenido en el envase.

—Mmm… Refrescante, ¿Quiere profe?—le pregunté y el me miró de mala gana.

—Será en otra ocasión señorita Blair, solo procuren no hacer mucho alboroto en el pasillo—y de esa forma Marcanty siguió su camino por el corredor.

—Ufff, por poco, maldito viejo—masculló Mike.

—BIEN, EN LO QUE QUEDÉ…—dije mientras Mary volvía a rellenar mi vaso y lo puse por todo lo alto, así me siguieron y bebimos entre risas.

—Vaya… ¿Brindis sin mí?—preguntó Daniel apareciéndose de repente, traía junto a si a una golfa voluptuosa de último año, la cual pendía de su cuello enamorada como si quisiera bajarle los pantalones en ese momento y chupársela, la miré asqueada.

—¿Qué quieres pendejo?—preguntó Mike a la defensiva.

—Uy que agresivo Capi, ¿Así tratas a los de tu equipo?—

—No, a ellos los tratos bien, ¿Si O NO CHICOS?—

—SEEEEE—respondieron tras de Mike al unísono.

—A ti te trato así porque eres una sabandija—le dijo Mike con una sonrisa de satisfacción—Eres un mal relativamente necesario, ¡Es más!, yo que tu mejor voy buscando un nuevo pasatiempo, porque de repente y se me antoja conseguirte un sustituto en el equipo—dijo mi novio con chulería, los del equipo se rieron de ello y Daniel se puso un poco más serio.

—Uy, capí… Yo sé que me conseguirías sustituto muy fácil—dijo Daniel con tono burlesco y sensual mientras apretujaba descaradamente las nalgas de la piruja que traía consigo, no pude evitar asquearme de cómo se reía esa zorra vulgar con el estímulo del patán—Sé que no soy indispensable capi, pues en este mundo hay muchos como yo… Como tú también, de hecho no hay mucha diferencia entre nosotros dos—decía y todos estábamos atentos a la riña verbal.

—Será mejor que cierres la bocota si no quieres ir a parar a la enfermería—le amenazó mi Mike.

—Oh vamos capi, no hay por qué ser agresivos, ya todos sabemos lo “macho” que eres, no hace falta que lo pruebes—le dijo con burla, eso me intranquilizó y no me gustó el tono en que ese pendejo usó el “Macho”, Mike le miraba con rabia—A lo que me refiero es… A que ningún sustituto del equipo podría darte lo que yo te doy… Un buen pase—dijo Daniel con cara morbosa.

     De repente todos los del equipo y las chicas presentes, menos Mary y yo estallaron en carcajadas, puede que ese doble sentido de maricón sea muy gracioso para ellos, pero a mí no me gustaba para nada ese tipo de juegos, no después de lo que me tocó pasar.

—Jajajajaja… Vamos capi, ríete un poco que era broma, es divertido—Mike iba a responderle, pero yo tomé la riendas del asunto antes de que mi novio la cagara más.

—Jajajajaja sí, muy divertido Daniel, ¿Y no nos presentas a tu amiguita?—pregunté yo.

—Ah sí, claro… Chicos, ella es Magdalena—dijo Daniel.

—Un placer a todos, pueden llamarme Magda—dijo la chica con una gran sonrisa—Un placer a ti también Fiamma—dijo extendiéndome la mano para estrechársela, pero yo me paré en seco de la banca donde estaba sentada y la dejé con la mano en el aire, disimuladamente…

—Oh claro, ¡Magda!—dije emocionada—Sí, ¡Sé que había escuchado antes de ti chica!—

—¡Oh!, ¿Me conoces?—dijo apenada con una sonrisa.

—Claro, pero solo que no te vayas a ofender ¿Eh?—le dije y la chica me miró confundida.

—Es solo que…—y bajé la voz lo más parecido a un susurro hacía ella, pero lo suficientemente alto para que los presentes escucharan—Anda corriendo un rumor de que fuiste a parar a la enfermería por un aborto espontaneo—de inmediato sus ojos se empañaron en lágrimas y todos la miraron sorprendidos por el chisme—Si, no vayas a creer que yo inventé esas cosas… Es decir, ¡Ni siquiera creo que sea verdad! Y te lo digo por ser buena samaritana, porque no me gusta que hablen de los demás a sus espaldas y…—

     Y funcionó, la chica salió corriendo espantada, dejando tras de sí una estela de lágrimas en el pasillo.

—PUES PARECE QUE EL RUMOR ERA REAL—dije en voz alta, de inmediato los chicos no aguantaron la risa y estallaron a carcajadas formando un alboroto. Mike y Mary estaban algo serios y callaban, pero yo no les presté atención, Daniel me miraba en plan “Buena jugada, zorra”.

—De lo que uno se entera… No pues ¡Gracias Fiamma!, eres muy amable por salvarme de una relación con esa putonga—prosiguió Daniel.

—De nada—le dije con una sonrisa triunfal— Después de todo estamos para ser servidores sociales—

—Pues sí, ¡Oigan chicos!, ¿Estuvieron en la fiesta del Sábado en casa de Seymour?—dijo Daniel emocionado cambiando el tema—¿A que estuvo de puta madre?—

     Todos de repente se alborotaron hablando de lo espectacular que había sido la fiesta y de que esos chicos la había botado por home run del estadio, que nunca habían ido a un fiestón de esa magnitud y otro montón de estupideces que comenzaron a cabrearme, pues no se enfocaban en lo importante.

—¡PUES SI ESTUVO MUY BUENA Y TODO!—dije elevando la atención hacía mi por encima de todo el alboroto—Pero lo realmente importante fue que esa pandilla de nerds quedaron como estúpidos, me parece correcto que los hayan arrestado por idiotas, al fin y al cabo es lo que unos don nadie como ellos merecen—dije con satisfacción en mi boca.

—Pues te equivocas querida Fiamma—dijo Daniel con confianza—Ni tan Don nadie son, de hecho ahora se podría decir que son ¿Celebridades?, ¡Sí!, celebridades es la palabra adecuada para describirlos… ¿Cómo cambian las cosas?, ¿No?, una fiesta y ya con eso están encima de la cadena alimenticia de este instituto…—

—¿De qué hablas? ¡Ja’! ¿Encima de la cadena alimenticia?, ¿Celebridades?, ¡Pufff!, me parece que ahora eres uno de ellos, otro pendejo iluso, en realidad quedaron como estúpidos frente a todos—dije ya sintiéndome un poco acalorada, mi piel ardía ligeramente.

—Mmm… ¡Nou!, creo que la que está quedando como estúpida eres tu Fiamma, porque de hecho ahora son leyendas, por hacer esa fiesta, y el arresto, pues los hace aún más legendarios… Es más, si nos hacemos llamar “la crème de la crème” deberíamos invitarlos a que brinden con nosotros—dijo Daniel con una sonrisa sínica que era para mí.

     De pronto la ira se estaba apoderando de mí, sentía como el vapor amenazaba por emanar de entre mi uniforme escolar ¿Cómo se atrevía ese estúpido humano a retarme o cuestionarme?, yo era la que mandaba en este instituto, NADIE MÁS QUE YO, y mi palabra es la ley. Concentré mis energías en una ardiente cachetada que moría por quemar su mejilla, debía ser silenciado, ¡Sí!, debía callar su sucia boca.

—¡FIAMMA!—escuché de repente a manera de grito, se trataba de Victoria, había vuelto del patio central, se había tardado mucho bebiendo agua ahora que lo pensaba. Venía corriendo apresurada hacía nosotros por el pasillo—

Fiamma, ¡Chicos!, ¡No creerán lo que está pasando en el patio central ahora mismo!—dijo Victoria emocionada con malicia en sus ojos azul celeste.

—¿Dónde demonios estabas metida Victoria?—le reclamé malhumorada, hizo que se me pasara el enojo hacía Daniel, evito que hubiese hecho quien sabe que con él...

—Precisamente eso es lo que les vengo a decir Fiamma—decía emocionada.

—A ver, ¡Te escuchamos!—

—Al parecer hoy ingresaron dos chicos nuevos al instituto y van en nuestro año—

—¿Y eso que?—preguntó Mike aburrido.

—¡Que ambos son maricones!—dijo Victoria—Y están haciendo público su afecto en pleno patio central—

—¿CÓMO?—pregunté alterada.

—Si, como lo escuchas… Uno se arrodilló ante el otro, a lo mejor se le está declarando o que se yo lo que le quiera hacer arrodillado… ¡Vamos para allá, apresúrense!—

—Hay que ir a darles su merecido—dijo uno de los chicos del equipo, alguien cuyo nombre ignoraba…

—Sí, ¡Hay que ir a enseñarles con una paliza el lugar que ocupan las maricas en este instituto!—

—Pues vamos entonces jajaja—dije emocionada.

—No creo que sea buena idea—dijo Mike de repente.

—¿Disculpa?—pregunté yo.

—Que no creo que sea buena idea… Como vimos hace unos segundo Marcanty anda patrullando y no sé ustedes… Pero no voy a exponer mi pellejo por un par de maricones—

—Oh vamos capi, hay que ir a arrancar los pétalos de severas florecillas…—dijo Daniel echándole leña al fuego.

     Yo me encontraba preocupada, sabía que Mike no quería ir precisamente porque se trataban de maricones… No podía permitir que volviera a torcerse, yo debía enderezarlo así fuese de un hachazo, él no era maricón, yo sabía que no, el solo estaba confundido.

—Mike…—le dije.

     En menos de lo que canta un gallo se encontraban todos suplicándole que fueran, Mike se resistía alegando lo mismo y Daniel no paraba de hostigarlo con dobles sentidos, algo me decía que ese idiota sabía algo que no debía.

—Vamos capi o es que acaso eres como ellos y por eso los defiendes…—dijo Daniel dando su última estocada, él permanecía callado y todos a la expectativa, era un momento muy tenso, pero yo no lo permitiría.

—Déjenme y yo hablaré con él—les dije a todos, así Mike y yo nos apartamos un poco para discutir con intimidad.

—¿Qué demonios sucede contigo Mike Johnson?—le reclamé furiosa.

—Ya te lo dije, no me voy a buscar problemas con mis padres por otra pelea… Eso es estúpido—

—Oh vamos cachorrito, conmigo no puedes ser tan hipócrita, aquí tú y yo sabemos que es precisamente porque se trata de maricones, pero no te preocupes amorcito… Si quieres ser como ellos yo me encargo y les digo a todos que eres un asqueroso muerde almohadas—

—Prometiste que no dirías nada si yo hacía lo que querías Fiamma—

—Sí y lo diré si no haces lo que yo quiero, que es precisamente que vayas y les demuestres a todos lo hombre que eres mientras haces añicos a esos maricones—

—¡No, ese no fue el trato Fiamma!—Dijo molesto.

—¿Cuál trato cachorrito?—dije riendo—Me sorprende lo inocente y tonto que puedes llegar a ser… Esto no es un trato, tú haces lo que yo digo cuando yo quiera y como yo quiera porque tengo poder sobre ti, tú me amas y esta es mi forma de demostrártelo cachorrito, estas destinado a ser mío de todas las formas posibles, así que no pienso seguir discutiendo, tu verás…—Le dije y le dejé allí para volver con los demás que nos estaban esperando para bajar.

—¿Vendrá?—preguntó Victoria.

—Oh, sí que lo hará si sabe lo que le conviene—

—Vamos capi… O si no te quedaras sin tu parte…—le gritaban los chicos.

     Mike se debatía, lucía indefenso debatiéndose en el “¿Qué hacer?”, finalmente y a regañadientes accedió a ir con nosotros. Lo sabía, él me amaba. Ya todos en conjunto nos dispusimos a bajar a toda prisa por las escaleras, yo me asomé ligeramente por la barandilla que daba al patio central y vi una muchedumbre haciendo un circulo sobre el césped y entre los árboles. Los chicos iban súper emocionados, cual hienas van a por una presa, a diferencia de Mike, que actuaba lo mejor posible por mostrarse animado, yo iba sonriente y triunfal flanqueada por mis chicas de confianza, Mary y Victoria, esta última sonriendo sanguinariamente y Mary como siempre, tímida sin dar su opinión al respecto, aunque en el fondo sabía que ella no aceptaba esto, igual me seguía fiel a donde yo fuese.

     Ya en la planta baja cruzamos los lustrosos pasillos cual laberintos, todos los estudiantes de los demás años iban en la misma dirección que nosotros, al final todos los caminos no conducían a Roma, si no a donde esté la diversión. Logramos salir al patio que era una marea de gente gracias a la escolta de los corpulentos orangutanes del equipo, amigos de Mike. Nos abrimos pasó, el tumulto de personas rodeaban el área de los bebederos que se encontraba en una zona destechada de jardines, bancas, césped y árboles lugar por excelencia para socializar y pasar el rato entre los recesos.

—Permiso… Permiso idiotas…—decían los orangutanes abriéndonos paso a empujones.

     Cuando la marea de gente nos cedió el paso logré ver que al parecer se trataba de dos chicos, uno estaba de pie dando la espalda al bebedero, sostenía un ramo de girasoles, el otro se encontraba arrodillado frente a este, sosteniendo su mano de forma romántica. Pude ver el rostro del que estaba de pie, un joven que me parecía familiar, castaño con ojos rayados, era bastante guapo, una lástima ese desperdicio de hombre, al otro no se le veía el rostro pues su cabello ondulado y dorado como el trigo le cubría su cara, sin embargo su cuerpo se adivinaba bien formado bajo el uniforme. Cuando todo nuestro grupo logró hacerse un espacio en el rio de gente que rodeaba a los maricones me miraron, como esperando una señal de aprobación de mi parte. Eso me hacía sentir justamente como deseaba sentirme, como la reina.

     Con una seña aprobatoria se lanzaron los chicos del equipo incluyendo a Mike a por los maricas, las chicas en cambio esperábamos y observábamos como de costumbre, ese era trabajo de hombres. Como guepardos salieron disparados a campo traviesa a por las desviadas presas, yo sonreía con malicia y la gente observaba el espectáculo, el orden social había sido reestablecido, estaba en su punto cumbre, todo era perfecto, al fin lo había logrado, después de tanto buscar, un mundo donde yo podía triunfar, atrás quedaba la discriminación, las burlas, las humillaciones que sufrí en el pasado, este era el lugar al que pertenecía.

     Al ver la estampida, el que estaba de pie reaccionó aterrorizado y el otro aun arrodillado al fin mostró su rostro al percatarse de nuestra presencia, quedé helada, mi cuerpo se paralizó, ¡NO!, ¡NO ERA POSIBLE!, ¡No podía ser él!, ¡No era posible!, lo estaba imaginando, ¡Sí, seguro era eso!, seguro estaba delirando, pero sus ojos turquesa centellaron, me vio fijamente, de entre todos los presentes descubrió mi presencia él sabía quién era yo, era real, esto no era un sueño ¡Esto era malo!, era un mal augurio—¡LOS CHICOS!—pensé, no sabían a quien se enfrentaban, debía pararlos, grité despavorida para detenerlos, las chicas y todos los que me rodeaban me miraron sorprendidos, sus caras espantadas, nunca me habían visto con miedo.

     Porque sí, tenía miedo, luego volví a gritar pero los chicos no me escuchaban, uno de ellos se adelantó, en ese momento no recordaba su nombre, lo único que sabía es que era nuevo, era muy joven, era el corredor más ágil del equipo. Naturalmente los adelantó a todos tras unos segundos y lo que sucedió a continuación fue como si ocurriera en cámara lenta para mí. Grité una vez más, pero era como si no pudiesen escucharme, el joven corredor llegó de primero y se detuvo a espaldas del rubio que estaba ahora de pie, el joven corredor sonrió con malicia saboreando el momento, sus agiles piernas le permitirían saborear el primer bocado.

     Luego llevó atrás su codo y con fuerza alzó su puño contra la cabeza del rubio que aún permanecía de espaldas, pero con elegancia divina este último consiguió contener el golpe con la palma de su mano y atrapó el puño del joven corredor que en ese instante desdibujó su sonrisa por la sorpresa. De seguro se preguntaba cómo logró atrapar el golpe sin ver, aun estando de espaldas, luego y ante el horror de los presentes un crujido tétrico, ligamentos que se desgarraron y el alarido de dolor del joven, con un elegante movimiento el rubio se puso frente a su atacante, pero como aun sujetaba la mano del otro logró aplicar una sencilla llave con la que consiguió sacar el brazo del hombro, desprendió la articulación.

     El resto del equipo de fútbol paró silenciosamente su marcha de guerra, empalidecieron con la escena que se servía ante ellos, todo el hervidero del patio enmudeció, y no era para menos, al fondo inundaban los alaridos del joven corredor.

—¿Quién eres y que quieres?—preguntó al fin el rubio de infinita belleza al joven corredor.

—¡Y ESO A TI QUE TE IMPORTA MALDITO MARICÓN!—le respondió iracundo con la cara partida del dolor.

—Discúlpate…—le dijo calmado y sereno, casi que con un deje de fastidio, tras el rubio el otro chico castaño de ojos rasgados estaba horrorizado ante la escena.

—¡TÚ Y TODOS LOS MARICONES PUEDEN IRSE AL INFIERNO!—y seguido a eso el joven corredor escupió a los zapatos del rubio.

—De rodillas—y seguido a esto el joven corredor comenzó a gritar desesperado, el rubio con su mano comenzó a compactar su puño hasta que doblegó la voluntad de su víctima y poco a poco este último fue descendiendo hasta hincarse de rodillas.

—¡MALDITO SUELTALO!—gritó Mike a punto de socorrer a su amigo, pero yo salté a detenerlo.

—¡SUELTAME FIAMMA!, ¡LE PARTIRÉ LA CARA ESTE MALDITO INFELIZ!—

—¡NO MIKE!, NO LO HAGAS PORFAVOR, DEJALOS QUE ELLOS RESUELVAN SUS PROBLEMAS—dije desesperada frente a Mike intentando frenarlo.

—Este problema no te incumbe Mike, esto es entre él y yo—dijo el rubio con serenidad y luego me miró a mí fijamente, luego recordé y deprisa me postré de rodillas ante el rubio con la cabeza gacha en muestra de respeto.

—¡FIAMMA QUE HACES LEVANTATE JODER!—dijo Mike intentando ponerme de pie.

—No Mike—dije asustada—No lo enfrentes por favor, tú no sabes quién es él—

—¡FIAMMA NO PERMITIRÉ QUE ESTE DESGRACIADO SE SALGA CON LA SUYA!, ADEMAS, ¿COMO DIABLOS SABES MI NOMBRE MALDITO?—le gritó Mike.

—Yo lo sé todo—le respondió y Mike al fin quedó paralizado—Ahora tú, caballo desbocado, discúlpate por lo que hiciste—le decía el rubio a su víctima mientras aplastaba cada vez más su mano mientras este aullaba del dolor.

—¡JAMAZ MALDITO, YO TENGO DIGNIDAD!—dijo el joven intentando lanzar un golpe con su otra mano, pero el crujido de uno de sus huesos le detuvo.

—No, no la tienes… Discúlpate antes que sea tarde—le respondió sereno el rubio. Yo aun de rodillas elevaba ligeramente la mirada para ver lo que sucedía, las chicas me hacían señas diciéndome que me levantara, pero yo las ignoraba, ellas no sabían lo peligroso que era ese ser, debía mostrar respeto.

—Porfavor… <>… ¡SUELTAME PORFAVOR!, ¡AUXILIO AYUDENME!—Gritaba desesperado del dolor, pero nadie lo ayudaba, todo el patio estaba paralizado. Con frialdad y despreocupación el rubio apretó la mano hasta que todos escuchamos como los huesos cedieron a la presión, salieron disparados hechos añicos, y como dagas los extremos rotos lograron rasgar la piel de la mano, el líquido rojo hizo presencia a borbotones y el joven corredor cayó desmayado presa dolor.

     Todos permanecíamos en silencio paralizados, podía olerse en el aire que los chicos querían pelear, pero no podían, el miedo los había congelado, miré una vez más, El hermoso rubio de expresión tranquila sacó un pañuelo de su bolsillo y limpió la sangre que había manchado su mano.

—¿QUE ESTÁ PASANDO AQUÍ?—preguntaron de repente, era Marcanty, estaba sorprendido y horrorizado ante la escena—¡TODOS LOS CULPABLES DE ESTO! A LA DIRECCIOOOOON!—gritó molesto.

[Evan]

     Apenas si comprendía lo que acababa de pasar, es decir, no habían pasado ni quince minutos desde que le dije a Seymour y a los chicos que iría al bebedero y ahora me encontraba en problemas y de camino hacía la dirección con Magnus, el chico del equipo de fútbol americano y Marcanty, todo pasó tan rápido que realmente no me di cuenta en que momento las cosas comenzaron a irse por la cañería.

     Cuando Seymour le dijo a los chicos que yo había tomado la decisión de cortar de raíz todo el asunto de nuestro extraño romance me avergoncé, me avergoncé muchísimo, sentí la saliva pesada y creí que ir a tomar agua sería lo mejor y además me daba la excusa perfecta para escapar de ellos por unos minutos, no me costó mucho encontrar ese lugar verde y bien cuidado, habían muchos estudiantes allí puesto a que todos estábamos en receso. Con tranquilidad fui y tomé agua en uno de los bebederos cuando de repente siento una presencia tras de mí, primero me asuste un poco pues me sentí intimidado, pero cuando volteé lentamente perdí el susto y ahora me sentí totalmente nervioso, era el otro chico nuevo, Magnus, el rubio con apariencia perfecta. 

—Hola—me dijo nervioso, se me hizo súper tierno, lucía algo emocionado y el turquesa de sus ojos me hipnotizaba, de repente ya había olvidado como se hablaba, los nervios me atacaban, él me estaba hablando a mí no lo podía creer, de cerca lucía aún más irreal, que hombre más bello.

—Ho-Hola jejeje—tartamudeé.

—Soy Magnus—me dijo con una cálida sonrisa—Magnus Olympeo—

—Evan… Evan Hyacinthus—dije avergonzado, de nuevo el maldito rubor trepando sobre mi cara.

—Jacinto… Hermoso nombre, ¿Sabes de donde proviene?—

—Mmmm… Sí, es griego y proviene de un mito griego, de hecho yo soy griego jejeje—le dije sonando como tonto.

—Lo sé, se nota—me dijo sonriente.

—¿Cómo así?—inquirí.

—Lo sé porque yo también soy griego—dijo Magnus.

—Vaya… Eso sí que no me lo creo… Woooo, ¡Que genial!, que coincidencia, ¿No?, que ambos seamos griegos y hayamos comenzado hoy el instituto justo el mismo día y en la misma sección—

—Lo sé, parece el destino—dijo sonriendo.

—¿Vienes a beber?—le pregunté asimilando que estaba obstruyendo el bebedero y me quité de allí para cederle el paso. Vaya que yo era un estúpido, creyendo que se acercaría expresamente para hablar conmigo, que iluso era, de seguro solo le estaba obstruyendo el bebedero y no quiso ser grosero conmigo.

—De hecho no tengo sed—

—¿Y entonces?—inquirí desconcertado.

     Seguido a eso él se arrodilló ante mí y obviamente que la gente alrededor comenzó a ver hacía nuestra dirección, no pude evitar avergonzarme sin saber que hacer exactamente…

—¿Oye que haces? Jajaja nos están mirando—

—Que miren, sería injusto con esos pobres el privarles de ver a un ser de infinita belleza—inmediatamente volteé hacia los lado a ver si no le estaba hablando a otra persona.

—¡Ah! ¿Hablas de mí?—dije con sarcasmo sintiendo el calor asentando en mi cara.

—Por supuesto que si tonto, ¿De quién más hablaría?—me dijo con una sonrisa—¿De quién más podrían hablar los astros en el cielo?, ¿Qué ser tendría la belleza suficiente para hacer sentir a las estrellas en el cielo opacadas e inseguras de su propio brillo?—

—Oye…—

—Shhh!... No hace falta que digas nada Jacinto… Es solo que, no creo que haya otro ser en esta escuela que pueda hacerte frente, no creo que haya existido alguien con semejante belleza desde hace milenios, es por ello que no podría perdonarme a mí mismo el perder la oportunidad de hacerte consiente de tu propia luz Evan, del candor y la ternura que me transmites, solo espero no abrumarte con este montón de palabras que parecen no tener mucho sentido, lo único que si tiene sentido, es que las casualidades no existen mi hermoso Jacinto y que este momento—dijo sacando un ramo de girasoles de su mochila para entregármelo, yo estaba petrificado, ya habíamos reunido un montón de gente a nuestro alrededor que veían el espectáculo—Es que este momento, ha sido planificado por el destino desde hace milenios—seguido a eso y a que me había dejado mudo y acepté las flores por mera inercia tomó mi mano y besó caballerosamente su dorso.

     Luego de ese discurso mi mente estaba en blanco, mis sentidos agilizados y agudizados, mis oídos fueron adormecidos por sus dulces palabras, su rostro me atrapaba, ¿Qué carajos estaba ocurriendo?, nunca me había ocurrido algo así, me sentía flotar entre las nubes, tenía al chico más hermoso que había visto en mi vida arrodillado ante mi recitando cursilerías que al salir de él eran perfectas, cualquier otro se hubiese visto como un pelmazo diciendo toda esa zarpada de labia, pero en él no, él no.

     A continuación las cosas se salieron de control, estaba tan inmerso en mi escena romántica de película que no pillé el circulo de gente reunida a nuestro alrededor, ya éramos la comidilla de todo el instituto, seguido a ello llegó el equipo de fútbol y otras chicas al lugar a punta de empujones, salieron corriendo hacia nosotros, nos iban a matonear pero no pude correr, el pánico congeló mis piernas, Magnus se conservaba tranquilo, con una pequeña sonrisa mientras aún permanecía de rodillas, sus labios bailaron pero no logré escucharle, solo pude leer un “todo va a salir bien” de su parte.

     Luego cuando teníamos a uno de los chicos encima se puso de pie y con unos reflejos de puta madre predijo y cogió el golpe con su propia mano, y sin soltarlo se plantó frente al chico, al realizar el acto le lesionó el hombro, luego otros chicos se iban a meter pero Magnus tomó el control de la situación con frialdad. No podía creerme lo que sucedía frente a mí, ese dulce chico ahora era una maquina fría y precisa que destruía la mano de nuestro atacante, su fuerza era sobre humana y el chico se retorcía de dolor, tras pedirle fallidas veces que se disculpara Magnus molió y destruyó la mano del chico a punta de pura presión con su propia mano, nunca había visto alguien capaz de hacer eso, era inhumano, me refiero a no por ser un acto inhumano, si no por tener tanta fuerza, fuerza inhumana. El chico cayó desmayado y llegó Marcanty.

—¿QUE ESTÁ PASANDO AQUÍ?, ¡TODOS LOS CULPABLES DE ESTO! A LA DIRECCIOOOOON!—gritó molesto—TÚ Y TU síganme—dijo apuntándonos a Magnus y a mí.

—¡A ÉL NO!—gritó una voz entre la muchedumbre, pude reconocerla y la busqué hasta que le vi, era Seymour que estaba junto a Jyrki y Hailan, ni siquiera los había visto—EL NO TIENE LA CULPA—decía señalándome—EL CULPABLE ES MIKE JONHNSON Y SU PANDILLA—dijo Seymour defendiéndonos.

—¡PUES EN ESE CASO IRAN CONMIGO LOS DOS!—dijo Marcanty fúrico y así terminamos los cuatro (Magnus, Mike, Marcanty y yo) de camino a la dirección. Caminamos a las oficinas administrativas del instituto que se encontraban contiguas a la entrada principal del mismo, luego una puerta de cristal opaco ponía “Dirección”, entramos.

—Pasen y siéntense—dijo Marcanty. Tras unos segundos apareció Beatriz, la directora que era una señora de unos 40 años de apariencia apacible.

—Pues bien, ¿Qué sucede?—preguntó ella con fastidio.

—Sucede que estos jóvenes provocaron un alboroto en el patio por una pelea—dijo Marcanty aún molesto.

—¿Pelea eh?, ¿Otra vez Mike?—dijo ella con fastidio.

—Profe es que…—dijo Mike apresuradamente pero Marcanty lo calló.

—Shhhh!... Ahorita podrá hablar cuando vaya a contar su versión de la historia, hasta eso guarde silencio señor Johnson—le espetó el profesor.

—Como le seguía diciendo Beatriz, este joven en particular se peleó con Gerardo Grill el chico nuevo del equipo de fútbol Americano—dijo apuntando a Magnus—Y no sé cómo, pero consiguió dejarle la mano derecha hecha jirones, pero ya mandé llevarlo hasta el hospital—

—Ok, entiendo—dijo la directora—¿Pero cómo comenzó la pelea?, ¿Por qué se estaban peleando?—

—Pues sucede que estos dos jóvenes estaban dedicándose muestras de afectos inmorales en pleno patio…—dijo Marcanty con un tono de asco que me disgustó señalándonos a mí y al rubio, Magnus lucía tranquilo, casi que aburrido parecía que incluso le causó risa el comentario homofóbico de Marcanty, el chico del fútbol americano en cambio lucía muy molesto, con ganas de moler a golpes a Magnus.

—¿Y a todas estas que tiene que ver Mike Johnson en esto?—preguntó la directora señalando al chico del fútbol americano, puede que ese fuera el mismo Mike del que han hablado los chicos anteriormente.

—Pues aparte de Gerardo Grill, el resto del equipo de fútbol estaba allí en la escena, por lo que no es difícil deducir que nuestro joven capitán del equipo tenga relación con el pleito, a juzgar por su historial violento en esta escuela no me sorprendería que Mike incluso haya mandado a Gerardo a pelear…—dijo Marcanty.

—¿Puedo hablar?—dijo Mike impaciente levantando la mano, la directora le vio con fastidio y le contesto.

—Sí Mike, cuéntanos tu parte de la historia—dijo Beatriz con cansancio.

—En mi defensa no se ni que tengo que ver en esto cuando claramente este problema solo implica a Gerardo y a este par de ma… caballeros. De hecho el equipo y yo nos encontrábamos tranquilos en el segundo piso como usted recordará—le dijo a Marcanty—Estábamos allí disfrutando de unos refrescos hasta que Fiamma…—

—¿Con que la señorita Blair también tiene que ver en esto?—le preguntó Marcanty a Mike interrumpiendo el relato—Bueno, aguarden un minuto que la iré a buscar entonces—dijo antes de salir de la dirección.

—Ufff… Es que ustedes no le dejan tregua a uno—dijo la directora con cansancio—Iré a por un café mientras llega Marcanty, lo necesito con urgencia, ni se les ocurra siquiera hacer alguna estupidez, ¿Ven eso?—dijo señalando al techo—es una cámara de seguridad—

     Y de esa forma salió de la oficina, Mike comenzó a mascullar maldiciones por lo bajo y yo no pude evitar sentirme terrible, como cuando me dejaron encerrado en prisión por segunda vez, no podía estar más maldita mi suerte, Magnus solo me sonreía, movió sus labios y pude leer “Todo saldrá bien”. Otra vez con lo mismo, hace rato cuando lo dijo estábamos relativamente bien, ahora estamos peor, esperaba que el no fuera un gato negro o un espejo roto. 

     Pasaron un par de minutos silenciosos en esa oficina hasta que la directora y Marcanty volvieron, pero esta vez junto a una hermosa chica de cabellos rojos, así que esa era la famosa Fiamma Blair de la que tantas veces los chicos me habían hablado, la onceaba plaga de Egipto, entró con aires de grandeza, pero en tanto se percató de la presencia de Magnus cambio su semblante, fue muy notorio, ahora lucía más bien como un cachorrito asustado.

—Bien, Fiamma, cuéntales que no tenemos nada que ver en este asunto, esto me parece una falta de respeto y una injusticia—dijo Mike molesto.

     Ella abrió la boca con la intención de hablar pero antes miró a Magnus nerviosa, él le hizo una seña con la cabeza para que callara. Ni los profesores ni Mike se dieron cuenta de ello, pero yo sí, al parecer ellos ya se conocían de antes.

—¿Y bien Fiamma?—dijo la directora—¿Qué tienes que decir?—

     Todas nuestras miradas estaban sobre ella, esperábamos que hablara, pero ella solo miraba a Magnus, y el la miraba de vuelta con serenidad, ninguna palabra salía de su boca, Mike la miraba en plan “¿Qué te sucede?” y Marcanty y la directora parecían aún más impacientes por el silencio de la pelirroja.

—¿Y es que acaso no piensa decir nada señorita Blair?—le dijo Marcanty.

—Prefiero guardar silencio respecto a esta situación profesor—respondió ella al fin con algo de timidez, Magnus sonrió.

—Para esa gracia mejor no me hubiese hecho traerla—dijo el profesor molesto.

—Usted fue quien me fue a buscar—dijo ella.

—¡Sí tu no piensas hablar yo si lo haré!—Dijo Mike alterado—Como les había contado, nosotros estábamos arriba en el segundo piso compartiendo entre nosotros, pero una amiga de Fiamma nos vino a decir lo que estaba ocurriendo en el patio de que estos dos estaban haciendo cosas inmorales, por lo que Fiamma quiso que fuéramos a ver, como buenos compañeros que somos solo queríamos aconsejarlos y pedirles que no hicieran esos actos inmorales en público ya que solo manchan la moral y la ética de la institución pero parece que este rubio no se tomó los consejos bien—dijo señalando a Magnus quien sonreía ante la zarpada de mentiras como si lo tuviera todo bajo control, en cambio la directora miraba a Mike algo incrédula de lo que contaba.

—¿Entonces así comenzó la pelea?—preguntó la directora no muy convencida del relato de Mike.

—Yo le voy a contar lo que sucedió realmente—dijo Magnus poniéndose de pie ante la escandalizada mirada de Marcanty—Sucede que no se trató de una pelea realmente, puesto a que actué en defensa propia y en la de mi compañero Evan, para resguardar nuestra integridad física. Él compañero Mike no miente en realidad, él y sus compañeros del equipo de fútbol si bajaron a demostrar su punto de vista respecto a el sutil acto de demostración afectiva que tuve para con Evan, lo que pasa es que los caballeros no querían dialogar con palabras… Si no con puños, así que me parece que mi actuar no viola ninguna de las normas de esta institución, puesto a que fue en defensa propia, a no ser claro, que las normas establezcan que los estudiantes deben actuar sumisos ante cualquier tipo de agresión física o verbal de sus semejantes, así que ¿Ustedes dicen?—dijo Magnus sonriente—¿Quién creen que tenga la razón?—

     Todos los presentes, Mike, la pelirroja, la directora, el profesor cascarrabias y hasta yo habíamos quedados boquiabiertos, ¿Quién carajos era este muchacho? ¿Un abogado?, nos dejó completamente sorprendidos con su argumento. No dejaba de impresionarme, no solo era guapo, también sabía que decir en el momento indicado, era muy inteligente y audaz…

—Evidentemente no lo hacen jovencito, ¡Nuestra institución no es de barbaros! Y no contempla ni ve con buenos ojos cualquier tipo de violencia, por lo cual no tiene la razón y otra cosa que no contemplan nuestras normas son los actos de demostración pública de afecto en los espacios de la institución—dijo Marcanty respondiéndole con ferocidad.

—Discúlpeme que lo interrumpa, ¿Pero las normas entonces solo son para las parejas homosexuales?, porque antes del suceso habían incontables parejas de estudiantes heterosexuales intercambiando públicamente fluidos por vía oral, y al parecer eso no parece importarle en lo absoluto—

—¡No!, eso no…—

—Oh vamos estimado Marcanty, seamos puntuales y dejemos atrás cualquier rastro de hipocresía en esta conversación para que podamos resolver este problema a la brevedad posible, evidentemente este es un caso de discriminación por orientación sexual lo que hace la situación aún más grave, pero no para mi compañero o para mí—dijo Magnus señalándome—Si no para usted, porque con que moral aplicará el rigor de las normas, solo lo hace con los que usted quiere…—

—Pero de ninguna forma eso podría librarlos del problema puesto a que igual pelearon dentro de la institución—

—Ya le dije que fue en defensa propia—le respondió Magnus con tranquilidad.

—¡Pero es que ustedes los instigaron a que los atacaran con sus muestras de afecto publicas!—dijo Marcanty molesto, que ya sudaba algo.

—¿Ósea que según su lógica una mujer que viste de forma sugerente y es violada en la calle es la misma culpable de lo que le ocurrió por su vestimenta? ¿Porque instigó al violador a que la atacara?—contraatacó Magnus.

—¡No jovencito!, ¡No meta en mi boca palabras que yo no he dicho!, ¡No las tergiverse!—decía el profesor ya bastante molesto, sudaba bastante por la acalorada discusión contra Magnus que al contrario lucía calmado, fresco y sonriente, los demás (incluyendo a la directora) permanecíamos al margen del debate, era obvio que esos dos no se cayeron bien desde el primer momento en que se vieron.

—No tergiverso sus palabras profesor, tampoco tergiverso su moral torcida o su lógica descarriada… No tiene sentido que yo o Evan hayamos querido instigar al equipo de fútbol a agredirnos por nuestra orientación sexual, no somos masoquistas y nos encontramos en nuestras plenas facultades psicológicas, así que mejor busque otro argumento que si encaje con la realidad—

—Pero es que la homosexualidad no es algo normal ni moral, no puedes culpar a esos chicos por actuar de forma violenta ante algo antinatural que solo logro confundirlos, lo que si era natural es que reaccionaran de esa forma—

—Oh porfavor, jajaja ¿Confundidos?, ¿Y moral según quién?—

—SEGÚN LA BIBLIA—dijo Marcanty.

—Oh, la biblia, quiere hablar de la biblia, pues resulta que soy buen conocedor del tema… ¿Quiere hablar de ese libro ortodoxo escrito por humanos retrógrados hace milenios?, libro que asegura en sus propias páginas haber sido escrito a través de inspiración divina, ¿No es  acaso el mismo que dicta que no hay que juzgar a lo demás y que debemos amarnos los unos a los otros?—

—¡SÍ, ESE LIBRO QUE USTED INSULTA CONTIENE LA SAGRADA PALABRA DE DIOS!… ¡TENGA MÁS RESPETO JOVEN!—

—Oh mi amigo, usted no sabe lo que dice… Usted y su pequeño cerebro homofóbico esta años luz de distancia de comprender como funciona la mente de un Dios—dijo Magnus con sarcasmo—¡Primero!, según la biblia el Dios Abrahámico es un ser perfecto, hecho a imagen y semejanza del humano, algo contradictorio, puesto a que los humanos son totalmente imperfectos en su totalidad, si los Dioses fueran como humanos, y déjeme decirle que soy buena fuente de conocimiento respecto a esto, le diría que los Dioses también serían imperfectos, ningún Dios que tenga tres dedos de frente les daría libre albedrío a los humanos para después estipularles leyes y reglas estrictas que les exigen alabar al mismo ser que les otorgó libre albedrío o de lo contrario se irían a un infierno de sufrimiento eterno, ¿Eso le parece libre albedrío Marcanty?... ¿O acaso su Dios es una creación humana forjada a partir de la propia egolatría de sus creadores, de pensar que si hay un ente superior a ellos está hecho a su imagen y semejanza?

—Yo…—dijo Marcanty atónito.

—Usted… No sabe lo que dice, está muy lejos de saber lo que quiere un Dios, así que mejor no intente predicar conocimientos de los que carece… No tiene bases sólidas para señalar a la homosexualidad—le dijo Magnus con una sonrisa endiablada y centelleante en sus brillantes ojos turquesa, esa había sido la estocada final. Yo simplemente no pude contener mi emoción y sonreí atónito, había hecho añicos a Marcanty y todos contenían el aliento, estábamos aturdidos.

—Y-Yo…—tartamudeaba Marcanty—Dejaré esto en tus manos Beatriz, yo-yo no puedo seguir discutiendo con ese mocoso—dijo antes de salirse de la oficina de la dirección, tras de sí su camisa empapada en sudor, salió de allí escurriendo.

—Bien, pues parece que harás que Marcanty necesite terapia Magnus—dijo la directora bastante sorprendida—La verdad, es que no veo motivo por el que deba reprenderlos a ustedes dos por algo de lo que no tienen la culpa—dijo señalándonos a Magnus y a mí—Yo sé lo estúpidos que pueden resultar los del equipo de fútbol americano, créanme ¡Lo sé!, siempre están ocasionándome problemas con sus peleas. En fin, Evan y Magnus es su primer día de clases y me forzaron a conseguirles cupos a ambos, así que no me decepcionen, no me interesa lo que hagan con su vida personal siempre y cuando no altere a mis estudiantes. En cuanto a ti Fiamma, no sé ni que haces aquí, no aportaste nada ¡Retírate!—

     Y así salió la pelirroja en silencio, no antes sin echar una última mirada a Magnus. O se conocían o le había gustado Magnus, es decir, no la culpo, él es hermoso. Cuando Fiamma salió Beatriz, la directora continúo con su sermón.

—Lo que respecta a ti Mike, pendes de un hilo, tienes un largo historial de mala conducta, realmente no tengo forma de comprobar si instigaste a Gerardo Grill a pelear o no, por lo que te daré el beneficio de la duda, solo procura no meterte en más problemas si quieres seguir siendo el capitán del equipo de fútbol… Porque si no, y con todo el pesar del mundo me veré obligada a conseguirte reemplazo… ¿Entendido?—él asintió—Muy bien, ahora salgan de mi oficina y no me traigan más problemas—

     Los tres le obedecimos y salimos de la dirección, Mike se adelantó con cara de perro bravo, yo también me apresuré y salí al pasillo vi la hora en mi teléfono, ya se había hecho bastante tarde, era cerca de la hora de salida y ya había perdido la segunda clase que me tocaba a continuación, gracias a ese pleito, suponía que Seymour ya estaba a punto de salir de la clase, por lo que me dispuse a esperarlo unos minutos. No podía creer que todo eso me hubiese pasado en mi primer día, definitivamente iba a tener que buscar un chamán o algo para quitarme esa mala suerte y lo peor de todo es que yo no tenía la culpa de absolutamente nada de lo que me había pasado.

     Tras unos minutos de espera en una banca cerca de la salida, escuché como sonó el timbre, la oleada de estudiantes marchaba desordenadamente hacía la salida y yo buscaba con la mirada a Seymour, vi que muchos se me quedaban mirando de reojo al pasar, ¿Y cómo no?, hoy apenas era mi primer día y ya andaba haciendo shows sin cobrar entrada. Esperé otro par de minutos y ya de pie sentí como tocaron mi hombro, yo volteé, era Seymour, traía un carón de mal humor nada normal.

—Beatriz acaba de hablar conmigo sobre tu incidente, tenemos que hablar de muchas cosas de camino a la casa, y ni se te ocurra pensar en transporte público, ya afuera está Arthur esperándonos, vámonos—me dijo de forma severa, se veía muy molesto, nunca lo había visto así.

     Sin esperar siquiera que le respondiera salió disparado a pasos de gigante hacía la salida sin siquiera esperarme. Sí que iba enojado y yo le seguía casi que al trote, salí con dificultad pues le perdí entre la ola de estudiantes, cuando ya estuve en la calle no le veía por ningún lado sonó el claxon de la limusina y escuché como me gritaba enojado que me moviera, no le daba crédito, me estaba tratando como a un trapo sucio, pero preferí no decirle nada hasta que se le pasara. Con prisa, subí a la limusina, cuanta incomodidad, ahora sí que se sentía un gran espacio entre nosotros ocupando el mismo asiento, de hecho la cara de limón de Arthur en comparación con la de Seymour lucía más amable. Nos disponíamos a arrancar pero escuchamos como gritaron mi nombre.

—¡EVAAAN!, ¡JACINTOOO!, ¡ESPERAAAA!—reconocí la voz de inmediato, Magnus salió de la entrada del instituto corriendo sonriente y como loco hacía la limusina, se asomó por la ventanilla de la puerta hacía dentro del coche y a través de su blanca sonrisa agregó—¡Te dije que todo saldría bien!... Bueno, hasta luego, nos vemos en clase y espero que te hayan gustado las flores, que tengas un lindo día ¡αντίο!—dijo en griego despidiéndose y sin esperar mi respuesta se fue…

—αντίο…—dije silenciosamente en un suspiro para mí mismo, ese chico era un sueño.

     Luego el rugir del motor de la limusina me trajo de vuelta a la realidad y Arthur nos puso en marcha a casa, recordé que Seymour quería hablar y le observé, él ya estaba viéndome a mí, asustaba, sus ojos azules ahora eran fríos y su expresión denotaba enojo, de pronto esa urna con ruedas lucía más lúgubre que de costumbre.

[Nota del Autor]

     Con un día de retraso les entrego este pedacito del pastel, jejeje apenas ayer lo terminé, espero les haya gustado como a mi… Me gustaría saber que piensan sobre este nuevo personaje que he introducido, ¿Quién creen que sea?, ¿Qué papel creen que tenga en la historia?, les anticipo que aún falta por presentar a otro personaje que también tendrá peso en los acontecimientos, es un personaje bastante evasivo XD. Con el que falta, ya estarían completos los ingredientes para hacer una deliciosa comida, lo sé, el ejemplo está medio crazy jajaja… El próximo capítulo aún no he comenzado a escribirlo como tal, así que les suplico paciencia, les amo, escríbanme, eso me anima…

Siempre vuestro, Klisman.