miprimita.com

Betty

en Hetero: General

Era una calurosa tarde de sabado. Yo me encontraba en la estacion del metro esperando a la chica con la que habia quedado. Betty, se llamaba. Era una chica de aproximadamente 1’70, de piel dorada y una figura curvilinea con dos grandes pechos a los que se ceñia un mono negro. Su pelo corto y ondulado no hacia mas que añadirle morbo a esa cara angelical de ojos pardos y labios carnosos. Ya me estaba deleitando en mis fantasias cuando detrás de mi dos manos se posaron sobre mis ojos y una voz grave y exótica me preguntó:

¿sabes quien soy?

 

Rapidamente me di cuenta de quien se trataba... era Betty. Llevaba puesto ese ceñido mono negro, que mostraba sus grandes virtudes. Nada mas verla mi pene se puso duro como una roca, marcandose en mi paquete. Betty se percató y no dijo nada. Se notaba que estaba tratando de seducirme. Juntos nos adentramos en el restaurante, un lugar de apariencia victorana y cierto lujo, donde conversamos un buen rato mientras catábamos la comida del otro. Los temas fueron variados, amigos, filosofía, historia...y finalmente... pedimos el postre. Era un postre llamado tentación de chocolate... decidimos compartirlo. Cuando nos sirvieron el postre, la camarera, nos deseó que lo disfrutaramos, como si esta puediera percibir lo que estaba cerca de ocurrir. Llegado el momento, en un instante, probablemente por el efecto afodisiaco del chocolate Betty se lanzó y me besó. Un beso dulce en el que nuestras lenguas jugaban, mientras ella acariciaba mi cara y yo jugaba con su cabello. Debajo de la mesa, mi pene volvia a crecer mas incluso que antes. Una mano, se poso entonces sobre mi erecto miembro, rozandolo con dulzura. Rapidamente nos levantamos y nos fuimos al baño... Alli, sin previo aviso nos metimos en un cubiculo y me baje los pantalones. Ella empezo a lamer y a chupar mi miembro. Era una delicia, su lengua jugaba con mi glande mientras sus labios estimulaban el resto del pene. Yo incapaz de aguantar tanto placer movia su cabeza con una mano a la par que con la otra tocaba sobre la ropa su enorme pecho izquierdo. Fue por azar del destino, que en aquel instante, un guardia de seguridad, abriera nuestra puerta, para pillarnos en nuestra sesion de sexo oral, expulsandonos del restaurante. No volvimos a hablar de ello aquella tarde. Cuando nos despedimos, me dio un apasionado beso en la boca, lo que me sorprendio. ¿Estaba saliendo acaso con Betty?

Lo normal habria sido acabar el relato en este punto, pero no seria justo ocultar al lector toda la verdad que prosiguio a este encuentro.

A las dos semanas del apasionado encuentro, teniamos ambos planeado un viaje con unos amigos a Roma. Durante el vuelo a Barcelona, Betty se mostro cariñosa conmigo, durmiendose en mi brazo y apollando su mano sobre mi pecho. No fue hasta coger el barco, cuando hicimos el reparto de camarotes, resultando en que Betty y yo compartimos el mismo camarote. La tension se mascaba. Y asi fue...

Esa misma nocheme desperte y pude observar a Betty desnuda a mi lado, sus piernas entrelazadas con las mias. No sabia que hacer... de repente, su mano agarro mi creciente pene. Abrio los ojos y me susurro a la cara

Ya sabia yo que no querias dormir toda la noche

Comenzo a agitar su mano, retorciendome de placer. Me tumbo mirando hacia arriba. Se subio, y comenzo a cabalgarme de forma veloz y eficaz... sus tetas botaban a cada sentadilla, en un espectaculo que yo podia palpar. Sus pezones, pequeños y oscuros, apuntaban claramente a su objetivo, de modo que comenze a chuparlos y a jugar con ellos. Llegado el momento, me senti proximo a la ellaculacion y lo comente... debido a la falta de condon en nuestro lascivo acto, no podia correrme dentro, de modo que saque mi pene de su vagina y me dispuse a eyacular sobre sus suaves pechos...

Tras este breve escarceo sexual nos quedamos dormidos abrazados y desnudos, fundidos en un beso de pasion.

Pese a nuestros repetidos momentos pasionales no tuvimos mas encuentros sexuales hasta la ultima noche del viaje, cuando betty me pidio un ultimo masaje... comence desnudando su torso con extrema suavidad y masajeando su espalda. Asi fui descendiendo hasta su hermoso culo. Alli comence a masajear sus nalgas cuando se abrio ante mi aquel agujerito negro. Decidi lamerlo. He de reconocer que tenia un sabir forte y poco agradable, pero estaba muy cachondo como para ponerme a pensar. Betty se giro, y comence a masajear sus enormes pechos. Erizaba sus pezones y movia sus pechos en formas circulares. Fue entonces cuando saque mi pene y lo puse entre esas dos grandes montañas. Betty, comenzo a mover sus pechos al compas de mi pene... la experiencia fue maravillosa. Cerca ya de correrme decidi ponerme un condon y penetrarla. Y asi, comenzamos en la posicion del misionero, penetrando vigorosamente su estrecha vagina. Pronto cambiamos y ella se me insinuo en una posicion de 4 patas. Ya cerca de la eyaculacion comence a embestirla... hasta que..., habiendo sacado todo el miembro y dispuesto a correrme en aquella embestida, mi pene, decidio tomar una ruta alternativa, penetrando con velocidad su ano, eyaculando yo entonces y gritando ella por el dolor que esto le supuso.

Tan fuerte fue su grito de dolor, que nuestros amigos entraron en la habitacion, para pillarnos en pleno acto sexual. Algo escandalizados se fueron y cerraron la puerta. Yo, con cuidado retire mi pene de su ano. Al sacarlo observe restos de heces sobre el condon, ¡Betty se habia cagado en mi pene!. Alguna parte de este hecho me produjo excitacion. Cuando me hube quitado el condon y vestido me baje a una farmacia y compre un bote de vaselina. Esa noche me toco darle la baselina en el ojete a Betty, ya que habia sido yo quien se lo habia roto.

Tras aquel viaje Betty y yo comenzamos una relacion, y en la actualidad llevamos ya 2 años juntos, pero siempre recordamos aquel viaje, como una experiencia divertida y escentrica.