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Nuevas experiencias - 6

en Grandes Series

—Preciosa, me ha encantado lo que has hecho y solo quiero que me lo cuentes. Solo te pido eso. No hay ningún reproche, no tienes culpa de nada, estoy totalmente tranquilo y te quiero sin ninguna duda.

Lo besé tiernamente y lo abracé con fuerza.

—Nico, esto ha sido una locura —apoyé mi cabeza en su hombro. 

—Una bendita locura que me ha fascinado. Solo quiero que te tranquilices y que, en un poco, si quieres, me lo cuentes y me hagas correrme escuchándote. Te quiero mucho, amor mío. —Volvió a besarme.

Más repuesta tras hablar con mi chico, entendí que quería tener él la parte de la fantasía que le gustaba. Me había pedido que se lo contara todo, con pelos y señales, con detalles y con precisión. No podía negarme.

—¿Ya que está todo tirado por aquí, puedes vestirte como estabas con él? —Me pidió.

—¿Vestirme y ponerme los taconazos de nuevo? ¿Quieres que lo haga? —Seguía sorprendida.

—Sí, por favor… Y dame detalles. Todos los que puedas.

—Nico… —le dije mientras me ponía el vestido y me quitaba de nuevo el sujetador que llevaba—, no sé…

—Por favor… Lo deseo tanto.

Miré el bulto de su pijama. Tenía un empalme considerable. Me abroché el vestido, me puse de nuevo las sandalias y me senté junto a él.

—¿Qué quieres saber? —le dije cerrando los ojos y aun confundida.

—Todo…

—¿Todo? ¿Estás seguro? —me recosté en el sofá mientras cruzaba mis piernas y balanceaba una de ellas.

—Todo —aseguró con rotundidad—. Para empezar, y así, de primeras, aunque ya lo sé, quiero saber si has follado hoy con él…

        Asentí.

        —Dímelo, por favor.

        —He follado con él.

        —¿Cuántos?

        —¿Polvos? Dos…

        —Eres grande, preciosa… —se sacó la polla y se la acarició.

        Y fui a chupársela, pero me detuvo.

        —¿Se la chupaste vestida?

        —No, ya estaba desnuda. Bueno, con los tacones y las bragas aún.

        —Puedes hacerlo igual…

        Mi chico estaba en éxtasis. Con un empalme brutal y me alegré por él. Decidí, que, al menos, también merecía pasárselo bien. Quizá no tan bien como yo, porque lo de Jorge había sido maravilloso y bestial, pero al menos yo pondría todo de mi parte. Me desnudé y me quedé en tacones y bragas. Le tumbé en el sofá, y de la misma forma que había tenido la polla de Jorge en mi boca poco antes, me introduje la de mi novio. La de Nico es normal, quizá más gruesa que otras, pero de alrededor de catorce centímetros. Claramente por debajo de la de Jorge que, al menos, calculé tenía entre cuatro y cinco más. Se la chupé todo lo mejor que pude, intentando retrasarle el orgasmo, y me fue imposible no pensar en que estaba de nuevo con aquel tipo de ojos azules, cuerpo perfecto y buena polla. Pensé en Jorge, en que se la había chupado con fruición y que me hubiera gustado ver cómo se corría. Porque las dos veces lo hizo en el condón, llenándolo en ambas.

        —Se la he chupado aquí mismo, tal y como estás tú tumbado. En nuestro sofá… —Le dije mirándole a los ojos y con una voz susurrante ya recuperada al ver que mi chico, no solo no se enfadaba, sino que empezaba a gemir cercano al orgasmo. Yo me sentí excitaba y volvía a estar mojada—. Y hemos follado también aquí.

        —¿Los dos polvos?

        Negué con la cabeza sin sacarme su polla de la boca. Un segundo después, mientras la lamía, le contesté.

        —El segundo en nuestra cama.

        —Dios… — Y recibí una descarga de esperma que me dio en parte en la barbilla y la mejilla izquierda al no estar avisada.

        —Eres espectacular, preciosa. Te quiero.

        —Si vienes arriba, te cuento el resto. —Y me levanté dejando que viera mi culo ondular sobre los taconazos de doce centímetros, mientras subía la escalera que llevaba a nuestro dormitorio.

        Era verdad, aquello nos ponía mucho a ambos.

Sexta parte de la Historia de Mamen y Nico.

Esperoque os guste,

Un beso,

Lola