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Aventuras de una niña bonita (10)

en Grandes Relatos

Miluska inmediatamente se acercó a Daniel para besarlo, pero él estaba muy molesto. Entonces el muchacho dijo: creo que mejor me voy para que conversen y agarró su short para ponérselo, pero Daniel lo detuvo diciéndole que explique que es todo eso.

Y él, tratando de contar alguna historia dijo: bueno, sucede que a ella le picó una avispa y trataba de ayudarla y para eso tenía que sacarle el aguijón, pero en la desesperación por ayudarla se me bajó el pantalón y allí Ud llegó.

Y por qué la tienes bien dura? Preguntó Daniel.

 Y él contestó: es que a mí también en ese momento que traté de salvarla me picó una allí.

Daniel contrariado le dijo a Miluska para irse y cuando ella se volteó a acomodarse el bikini, Daniel vio un hilito de sangre que salía de su culito y enfureció más, por lo que la puso en sus faldas, con el culito en pompa y empezó a darle fuertes nalgadas, las mismas que sonaban y le dejaban rojo el culito.

Así que entregando el culo sin mi autorización no? Le decía y más duro le daba.

El muchacho intentó huir y Daniel le dijo: donde vas? Acaso no quieres terminar lo que estabas haciendo?

Acuéstese en su cama; y él con miedo obedeció, luego Daniel le ordenó a Miluska: móntalo, que a estas alturas ese coñito ya debe haber recibido de esa pinga.

Ella obedeció y se sentó sobre el muchacho y empezó a cabalgarlo.

Daniel miraba su culito semiabierto y le provocó penetrarla por allí, por lo que se acomodó atrás suyo y empezó a meter su pinga, la que entró sin resistencia, lo que le dio cólera, decidiendo tomar venganza, metiéndose  con fuerza de un solo empujón, que la hizo irse contra el muchacho, hundiéndose más su pinga que la tenía incrustada en su coñito caliente.

La nena estaba excitadísima, gritaba de dolor y placer, él no tenía compasión abriéndose todo el culito.

Ella gritaba: me dueleeeeee, me estás rompiendo el culooooo, nunca me lo has hecho tan duro, a lo que él le respondió: para que aprendas que ese culito no se entrega sin mi autorización, para que otro día no seas tan golosa.

Su amiga que miraba todo de la ventana, pensaba para sí: resiste amiga, tú te lo buscaste.

Luego Daniel le dijo al muchacho: hay que taladrarla a la vez. Y empezaron en un mete y saca frenético, fuerte, con todo, y mientras le bombeaba la cola Daniel le dijo:  aún sigues con ganas de entregarle la cola?

Miluska, que ya sabía de esos juegos con Daniel, en forma pícara respondió: sólo si tu me dejas.

Entonces Daniel salió de ella y le dijo: ponte en cuatro, y Miluska bien obediente lo hizo. El muchacho miraba su culito rojo y bien abierto, e inmediatamente Daniel le dijo: húndesela, eso era lo que querías. Entonces el muchacho excitado apuntó su pinga larga y se la mandó hasta el fondo, haciéndola gritar nuevamente, ya que la tenía larga y sin punta en la cabeza, ya que era muy ancha. Él empezó a bombearla como si se fuera a acabar el mundo, con sus manos apretando sus ricas nalgas, mientras Daniel le hacía comerle la pinga por la boquita.

La amiga de Miluska miraba espantada y decía para sí: sorprendente mi amiga como se las come ambas juntas y a la vez.

El muchacho se agarraba de sus caderas y la taladraba con fuerza, mientras Miluska sentía como le destrozaba más el culito, más de lo que ya Daniel se lo había reventado, pero no podía gritar ya que tenía la pinga de Daniel en su boca.

Luego Miluska, acostumbrada al dolor, le empezó a mover la cola, lo que ocasionó que al muchacho se le ponga gorda y caliente, muestra que se iba a venir, por lo que le dijo: puedo dejarte leche en el culito? Y Miluska que sabía que podía molestar a Daniel le respondió:

Nooo, déjala en mis nalguitas y mi espalda. Entonces el muchacho la sacó y le salió cantidad y con fuerza, tanto que la primera descarga fue a parar a su pelo y el resto quedó en sus nalguitas.

Daniel, que ya había recuperado fuerzas, la paró y la puso contra la pared mirándola, y le levantó una pierna y se la incrustó de nuevo. Luego agarró la otra, clavándola literalmente a la pared y con las piernas en el aire. La bombeaba a toda velocidad, con sus manos en las nalgas de la nena, hasta que se le hinchó,  síntoma que ya se venía su leche caliente, por lo que le dijo a la nena:

Quiero dejarte todo en la carita. Ella se soltó y se puso de rodillas, él se vino manchándole los cachetitos de leche caliente. Miluska trataba de tomársela, juntando con sus deditos la leche de su cara y llevándosela a la boquita.

Finalmente, tanto el muchacho como la amiga de Miluska miraban todo, consternados de cómo podía resistir tanta fuerza Miluska. Luego, el muchacho intentó tocar a su amiga y Miluska al ver eso gritó: plancha quemadaaaaaaaa, echándose a reír con su amiga....