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Aventuras de una niña bonita (2):

en Grandes Relatos

Miluska bajó rápidamente del avión, agitada por la aventura suscitada con sus compañeros de vuelo y nerviosa pensando que alguien la había visto.

Daniel, quien iba atrás de ella, llegaba también en el vuelo a visitar a su familia.

Al bajar rápidamente, Miluska tropezó y casi cae por las escaleras, siendo ayudada a tiempo por Daniel, quien se ofreció a acompañarla al ver que a Miluska le dolía mucho el pie.

Daniel y Miluska intercambiaron números telefónicos y poco a poco, empezaron una bonita amistad, la que, producto de la comunicación continua y la empatía entre ellos,  desencadenó en conversaciones calientes, siendo la distancia la que contribuyó mucho a las mismas. Ambos no veían la forma de encontrarse nuevamente, esta vez con la finalidad de hacer realidad todas las fantasías que se relataban en sus conversaciones continuas.

Dos meses después, le tocó nuevamente llegar a visitar a su familia a Daniel, por lo que aprovecharían ambos para realizar su tan deseado encuentro.

Daniel llegó y raudamente fue a su casa, era una noche silenciosa en el lugar donde vivía Daniel, lo que aprovecharían para que Miluska llegue a visitarlo, ya que Daniel llegaba a una casa solitaria y luego se desplazaría a visitar a su familia a otro lugar.

Apenas se encontraron, como si fueran una pareja de toda la vida, se besaron con pasión, ella se agarró a su cuello ya que Daniel era más alto  y se entrelazaron en una deliciosa y apasionada secuencia de besos, empezando él tímidamente a tocar el hermoso cuerpo de Miluska, quien presa de la excitación, también acariciaba a Daniel. Poco a poco se desnudaron y sus siluetas apenas se visualizaban por la oscuridad de la noche.

Miluska acariciaba entre las sombras el grueso paquete de Daniel, advirtiendo su gran tamaño y grosor con su manito traviesa. Daniel por su parte, mordía sus puntudos pezones, los que se erizaban ante tan delicioso contacto.

Miluska deja de besar por un momento a Daniel y como él estaba apoyado a una pared, baja besándole lentamente su cuerpo hasta llegar a la zona deseada, empezando a acariciar con la punta de su lengua la cabeza de la pinga de Daniel, haciéndolo estremecer, para luego meterse todo ese tronco caliente en su húmeda boquita, haciendo que la piel del muchacho se erice totalmente. Así estuvo unos minutos hasta que decidieron dar el siguiente paso. Daniel la llevó al mueble, se sentó en él y cuando Miluska se decidió a bajar lentamente por encima de su pinga, el teléfono celular de la nena empezó a sonar insistentemente, impidiendo en ese momento la penetración final.

Me tengo que ir urgente, dijo Miluska visiblemente alterada por la llamada, empezando aceleradamente a vestirse. Daniel no salía de su asombro pero temió preguntar, dado que en realidad la confianza entre ellos era basada en las conversaciones virtuales, así que luego de un beso fugaz, Miluska salió corriendo de la casa.

Al día siguiente volvieron a hablar por mensajes, pero Daniel no preguntó nada de la noche anterior, la conversación se centró básicamente en como harían para encontrarse de nuevo y terminar lo que quedó pendiente. Así que acordaron verse al día siguiente.

Llegado el día, Miluska se bañó en flores aromáticas no dejando ni un rincón de su precioso cuerpo sin limpiar, quería entregarse totalmente a Daniel. Cuando ya estuvo lista, se fue rápidamente a verlo a su casa y, apenas lo vio, cerraron la puerta y se entrelazaron en un tremendo beso apasionado que no les permitía desprenderse.

Luego de ello, Daniel la llevó de la mano a su habitación, donde siguieron besándose mientras se desnudaban por completo. Como era de tarde, Daniel presenciaba por primera vez el hermoso y curvilíneo cuerpo de Miluska, perfectamente tallado y se abalanzó besándolo y recorriéndolo todo, percibiendo su afrodisíaco olor a rosas.

Sin poder contenerse la acostó y antes que pase lo del día anterior, le puso la pinga en la entrada de su ya jugoso coñito y empezó a tratar de hundírselo.

Miluska ponía carita de dolor mientras Daniel avanzaba penetrándola, estaba muy estrecha y eso hacía que la pinga no pueda avanzar con rapidez, pero como a la vez estaba muy húmeda, Daniel logró incrustrársela lentamente, lo que hizo que Miluska se agarre con fuerza de su espalda, lanzando un gemido delicioso.

Al haber penetrado en su totalidad, Daniel empezó a taladrarla con fuerza, ocasionando gemidos incontrolables en Miluska, quien se agarraba a su espalda gozando con cada estocada que Daniel le daba. Luego la puso en cuatro y pudo ver por primera vez ese culito redondido riquísimo, por lo que se agarró de sus ricas nalgas y empezó a bombearla con frenesí, mientras ella gemía con cada estocada que Daniel le daba hasta el fondo de su rica conchita, lo que ocasionó que Miluska se venga por la excitación del momento.

Daniel aprovechó el estado de excitación de Miluska y le colocó su pinga en la entrada del culito, ese anito que la nena conservaba intacto y virginal. Ella se asustó pero se calmó ante los besos que Daniel le daba, mientras trataba de penetrar tan rico culito.

En la radio sonaba la canción de moda: el despacito, por lo que Daniel bromeó que se lo iba a hacer al ritmo de la canción, es decir, hundírsela des...pa...cito. Y así lo hizo, fue avanzando lentamente, estrenando un culito grande en proporciones pero estrechito cuando se trataba de invadirlo.

Cuando Daniel hundió la cabeza, Miluska lanzó un grito desgarrador, lo que detuvo al muchacho, pero ella insistió que siga, que dolía pero que le habían dicho que era rico después, lo que alentó a Daniel para seguir en su avance, apretado y doloroso pero seguro y firme, claro, con los gritos imparables de Miluska. Hasta que por fin tenía toda su pinga incrustada en el culito de Miluska, para que, luego de unos minutos, ella misma empiece a mover la cola, para después de la parte de la adaptación, ser ella quien pida que la bombee con fuerza.

Obediente Daniel, tomó vuelo y empezó a taladrarla con una fuerza tremenda, provocando gritos de placer en la nena, ya que a pesar que ya estaba adaptado dicho huequito, aún apretaba con fuerza tratando de repeler al intruso de ese momento. Dicha presión hizo que Daniel no pueda más, hinchándosele la pinga en dimensiones grandes, lo que indicaba que estaba por terminar, lo que notó Miluska quien presa de la excitación le dijo: déjamela en el culito, lo que fue la gota que derramó el vaso (o mejor dicho, la pinga de Daniel) quien se vació rápidamente en el culito tierno de la nena.

Ambos cayeron exhaustos a la cama, fundiéndose en un rico y apasionado beso, sellando con ello su primer encuentro, pero no el último.....