Tras haber sido forzada a mamar la verga de mi profesor, trago su semen y quedo embrujada, adicta. En este relato regreso por una segunda dosis. Lejos de ser forzada, en este segundo examen, soy yo quien implora la oportunidad de tener mi boca al rededor del grueso falo de mi verdugo.
Es un exquisito placer... Un reconocimiento a la maravilla del sexo oral.
No se contuvo, se bajo el zipper y me la enseño!
Sentado en la terraza de aquel bar, observaba como aquella belleza de intensos ojos azules, se comía el helado...
Una mala pasada puede ser sólo el preámbulo para una experiencia increíble a bordo del transporte colectivo metro con una completa desconocida.
Manual practico para chupar una polla estupendamente.
Anécdota de una imprevista sesión de Sexo oral, que pudiera marcar mis inicios como puta profesional.
Manual Practico para hacerles el coño fanta naraja.
Me sorprendió con un bote de nata.
Vaya si volé, un viaje por trabajo, pero muyyy placentero...
Derrites en tu boca el pétreo caramelo de placer en que has convertido mi verga.
Un excelente mamador se combina con una mujer urgida.
Lo que imaginas no es siempre tan cercano a la realidad.
Soy chupadora de vergas...
Lupita es nueva en la finca. Todavía es virgen, pero, en la punta de la lengua tiene sus mañas para hacer gozar.
Eran dos chicas jóvenes de unos 20 años, una pelirroja y la otra morena. Llevaban sendas maletas y estaban haciendo dedo justo al lado de una parada de autobús vacía. Iba de vació así que pare por si iban en mi dirección y también, porque no decirlo, interesado en verlas de cerca.
Decido compartir a mi profesora con otros alumnos del instituto.
Tenía 17 años cuando experimenté con el compañero de mi padre en su oficina lo que era una buena sesión de sexo oral.
Se conocen en una disco... Se besan y acarician... Y al final del segundo día, después de una noche con besos y manoseo, terminan con sexo oral...
Doña Luisa jamás disfrutó de un orgasmo. Su marido no había estado por la labor. Suerte que el chaval fontanero, tenía mucha labia.
Estaba en el sofá de mi casa, preguntándome como había sucedido aquello, o quien había propuesto que hiciéramos aquello, sin entender nada, estaban a punto de desabrocharme los pantalones para hacerme una mamada.
Como una pasajera silenciosa se vuelve una artista de la chupada conmigo en un embotellamiento.
Lo difícil que me resultó hacerle una mamada a un amigo virgen y puritano.