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Kimmy (08)

en Zoofilia

Que onda! Soy Shon.

Antes de comenzar, quiero agradecer a todas las personas que han estado enviándome e - mails. La verdad yo no boto los mensajes que me envían. Los guardo en una carpeta y me gustaría seguir recibiéndolos.

Para los que me piden fotos: No tengo fotos de mis orgías, pero puedo enviarles otras que de seguro les van a gustar (si tienen dirección de Messenger o MSN es mejor).

En fin...

La verdad estos últimos meses han sido muy padres... pero como vivo sólo en mi depa, tenía que satisfacerme con Kimmy, cosa que ya me estaba aburriendo. Yo también leo relatos de zoofilia y había leído algunos de tipos que se dejan coger por perros. La verdad no me gusta la idea. De hecho, las veces que me cogí a Guy, el nunca me tocaba otra cosa que no fuera el pene, y siempre que intentaba tocarme el culo o algo así le quitaba la mano bruscamente, dándole a entender que no me gustaba que me tocara, mucho menos que me cogiera.

La única salida que tenía era conseguir otra perra. Me enteré que había una mujer que estaba regalando su perra porque se iban a mudar y adonde iban no les dejaban tener animales, así que fui a hablar con ella. Llegué al lugar. Era una casa muy bonita y elegante y cuando me dispuse a tocar el timbre me saltó una Lassie enorme. Por el ruido de los ladridos de la perra, apareció la dueña y me dejó pasar a su casa. Ya adentro le pregunté si esa era la perra que estaban regalando y me dijo que sí. En un primer momento me emocioné por el porte y la belleza de la perra, pero estaba un poco violenta conmigo, así que pensé en no tomarla.

La dueña me dijo que si alguien no tomaba a la perra iban a sacrificarla, porque no tenían donde llevarla. Honestamente jamás me ha gustado hacer o que les hagan daño a los animales, así que al oír esto no lo dudé y me la llevé. La perra se llama Sam y por el camino a mi departamento estuvo amable. Una vez allí dejé que inspeccionara el lugar. Kimmy apareció y empezó a olisquear a Sam, quien le contestó con lo mismo. Bueno, al menos Sam y Kimmy se llevarían bien. Esa noche decidí dejar todo como estaba, aunque tenía unas ganas enormes de acostarme con Sam. A la mañana siguiente desperté y llevé a Sam al veterinario para que le hicieran su revisión correspondiente: vacunación, desparasitación, vitaminas.... El veterinario dijo que tenía que dejarla un día porque él tenía muchos perros que atender. La dejé y me fui. Ese día no pasó nada interesante. Al día siguiente fui a buscarla y recibí los resultados. Sam estaba perfecta. No tenía ningún problema. Inmediatamente la llevé al departamento. Cuando llegamos cerré la puerta con llave, me desvestí y me senté en el sofá. La primera en venir fue Kimmy quien rápidamente se puso a lamerme el pene. Al ver esto, Sam se acercó, olió mi pene por un momento y después se puso a lamérmelo también. Era fantástico. Estaba sintiendo dos lenguas larguísimas en mi pene. Hubo varios momentos en que sus lenguas se centraban en la cabeza de mi pene, haciéndome sentir en el cielo. Quité a las perras, me acosté en el sofá y tomé a Sam.

La puse en posición de 69 y comencé a lamerle la vagina. Tenía un sabor un poco más agrio que el de las humanas, pero más dulce que la de Kimmy. Ese sabor me enloqueció. Después de estar lamiendo un rato decidí penetrar a Sam. Había olvidado que le había dado la llave de mi departamento a Erika y ella entró sorprendiéndome en pleno acto. Como Erika es parte de mis orgías con animales, la miré y seguí en lo mío.

- Y esa perra tan linda?... De donde la sacaste??.

- Me la regalaron - Contesté. Por qué?. Te quieres unir a nuestra fiesta?

No había terminado de decir esto, cuando ya se estaba desvistiendo. Tomó una silla, la colocó frente a Sam, se recostó y abrió las piernas dejando su delicioso sexo a merced de Sam quien sin dudarlo empezó a lamer. Como ya estaba lubricada la vagina de Sam no me costó en lo absoluto penetrarla. Mientras yo cogía a Sam, Erika tuvo un gran orgasmo, y al ver a esa mujer retorciéndose y gritando de placer, no pude evitar el correrme yo con unos disparos de semen que se metieron en lo más profundo de Sam. Me despegué de ella y busqué a Kimmy para seguir en la fiesta. La tomé, la acosté en el suelo, le abrí las patas y la penetré. Lo estaba disfrutando mucho. Mientras se lo metía y sacaba, yo le acariciaba las tetas a la Kimmy, le hacía cosquillas en el culo y le ponía mi mano para que me lamiera los dedos.

Era un gran momento. Erika y Sam estaban en un 69. Después de un rato de coger a Kimmy me separé de ella para entretenerme con Erika. Fui a donde ella estaba, me sentó en el sofá y empezó a chupárme el pene. Estaba en una gran mamada. Sam estaba chorreando de mi semen por su vagina y Kimmy se dio cuenta de esto, así que ella misma empezó a lamerle la vagina a Sam. Erika me lo mamaba y al mismo tiempo me hacía una paja, y, como ya había estado cogiendome a Sam me corrí en su boca soltando varios chorros de semen que se tragó gustosamente. Después de esto, mi pene estaba perdiendo fuerzas y a su vez perdiendo su erección. Necesitaba tiempo para descansar un poco pero no podía dejar que Erika perdiera su excitación ya que eso terminaría todo. Eché mano de la creatividad y me puse a jugar con la vagina de Erika al meterle los dedos y de vez en cuando mordisqueársela, haciendo que soltara gemidos, lo que me daba a entender que le estaba gustando.

Mientras hacía esto, Kimmy seguía lamiendo la vagina de Sam. Yo seguía jugueteando con Erika y mi pene iba recobrando fuerza de nuevo. Una vez que mi verga tenía su tamaño normal, tomé a Erika, la acosté boca arriba en el sofá, me puse sobre ella y la penetré por la vagina. Erika me besaba en la boca y de vez en cuando pasaba su lengua por mis oídos y por mi rostro aumentando el éxtasis. Después de un rato se dio media vuelta y esta vez ella estaba arriba controlando la situación. Hacía movimientos de cintura fantásticos que aumentaban la presión haciéndome vibrar. No pude aguantar demasiado, saqué mi verga, ella la tomó, llamó a las perras y me termino de pajear. Mi leche cayó en los rostros de Kimmy y de Sam, quienes se tomaron todo mi semen.

Después nos quedamos sentados platicando de lo fantástico que la habíamos pasado y ella al rato se duchó y se fue.

Espero que les haya gustado. No olviden escribir.

Arghhh, casi se me olvida. Si hay alguna mujer zoofílica (o que simplemente le guste mucho el sexo) y viven en el estado Aragua en Venezuela y quieren tener un rato de sexo pues escríbanme a shonkil@hotmail.com