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Las Bragas de mi Cuñada

en Autosatisfacción

Las Bragas de mi Cuñada.

Poco después de casarme, empecé a notar que la esposa de mi cuñado (Hermano de mi mujer), me coqueteaba abiertamente, a solas o en público, lo cual me perturbaba enormemente, ya que no quería tener ningún avance con ella, pese a ser bastante bonita y, aunque bajita, muy bien formada y con una tetitas que dan ganas. Siempre estaba mostrándose de alguna manera, ya sea con un escote muy pronunciado, o abriendo las piernas ligeramente para que yo tuviera toda la perspectiva del mundo hacia su entrepierna.

Pues bien, estos encuentros siempre me dejaban bastante caliente y, muchas veces, terminaba en el baño masturbándome con su imagen en mi cabeza. Tiempo después, ella me confesó que cuando yo salía del baño ella se apuraba en entrar para alcanzar a sentir algo del olor a semen que pudiera haber quedado y, de paso, darle una buena sobada a su coñito.

Un día de verano, estando mi mujer en la playa y yo solo en la ciudad trabajando, me llamó por teléfono para pedirme si le podía cuidar a su bebe, pues ellos tenían una cena y no tenían con quien dejar a la cría. Por supuesto yo accedí. Llegué como a las 20 hrs. y ella estaba sola, pues se juntaría con su marido en el lugar de la fiesta. Estaba terminando de dar pecho al bebe y, como podrán imaginar, se preocupó en todo momento de que yo pudiera ver lo más posible su negro y duro pezón. Después de ese show personal, entró al baño a cambiarse de ropa y yo, en el éxtasis de la calentura, apoyé mi oreja a la puerta y pude sentir unos ahogados gemidos de placer. Estuve a punto de entrar y follármela ahí mismo, pero me contuve y lo dejé hasta ahí.

Cuando se fue, me despedí de ella en la puerta de su apartamento, y sus labios rozaron la comisura de los míos, además no pude dejar de notar que iba sin sujetador y que sus pezones estaban duros y tratando de salir de su blusa. Ahí quedé yo, con el instrumento a punto de reventar de lo parado y tieso que estaba. Cuando sentí que el auto había salido, me fui directo al baño para sentir su aroma en el aire pero cuando entré, me di cuenta que sobre el inodoro estaba su bombacha perfectamente estirada y como puesta a propósito en ese lugar y, junto a ella, su corpiño. Las bragas eran un colaless de encaje de color blanco y bien diminutas (Que putilla, pensé para mis adentros), y el corpiño era el conjunto de su braguita.

Me abalancé sobre ellas, las tomé delicadamente y me las llevé a mi nariz para ver si había algo de ella en esa diminuta pieza de tela y, para mi sorpresa, no solo había olor, sino que estaban completamente mojadas y puestas ahí para mi disfrute.

Que festín me di con ellas, las saboreé, las lamí, me las puse en la cara mientras me daba una paja frenética sobre su cama, estaba poseído por la calentura, saboreando el sabor y el olor de su coñito, imaginando como sería beber su mágico licor directo de su fuente surtidora. Cuando estaba a punto de acabar, me puse la braguita en mi fierro y lo envolví con ella, sintiendo todavía esa humedad. Yo ya estaba fuera de mi, no sentía nada a mi alrededor, solo sentía un hormigueo que bajaba por mi espalda anunciando un violento estallido, de pronto, un ronquido profundo que salía desde lo más hondo de mis entrañas, se fue transformando en un grito de placer hasta que mi leche impregnó el objeto de mi placer y rebalsó fuera de ella. Me limpié hasta la última gota que pudo contener la braguita y quedé tumbado, agotado y más caliente que cuando empecé. Lejos de calmarme. Mi miembro seguía de pie, como pidiendo más aún. Abandoné las bragas y tomé su corpiño, lo enrollé alrededor y empecé a frotarme nuevamente, perdido en una especie de limbo del placer hasta que reventé por segunda vez y llené sus copas con mi licor.

Una vez calmado de tanta lujuria, puse amabas prendas en su ropero, de manera tal que supiera que las había ocupado y, así, pudiera disfrutar con ellas lo mismo que yo.

Espero que este relato les guste, ya que después de esto se desató una especie de locura masturbatoria entre ella y yo que ya relataré con todos los detalles.