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Unas bragas excitantes

en Autosatisfacción

Hace tiempo que no escribía un relato en esta sección, pero me llegó un mail donde me preguntaban si tenía alguna técnica especial para autosatisfacerme. La verdad es que la técnica, con variaciones más o variaciones menos, sigue siendo la mano...jejeje. Pero bueno, la preguntilla me motivó a relatar una masturbada de hace pocos días y que fue muy placentera.

Estaba en la playa, disfrutando mis merecidas vacaciones, gozando del paisaje, especialmente el femenino y, entre ellas, a mi cuñada que está de lujo a sus 36 años y 5 hijos. Siempre me ha calentado, pues tiene una cara de caliente que no se la puede, sumado a su manera de ser muy conservadora, pero vistiéndose llena de sugerentes transparencias y mini faldas (Para resaltar sus bellas piernas). Muchas veces he tenido el placer de verle sus bragas cuando está sentada o parada al trasluz y he de decir que usa unas braguitas muy pequeñas del tipo colaless y, como se lo dice a todo el mundo, todas prendas de Victoria’s Secret.

Pues bueno, una noche nos invitó a comer a su casa de la playa y, en algún momento, tuve necesidad de ir al baño, cosa que hice. Una vez que entré y cerré la puerta, encendí la luz y me encontré que al lado de la taza de baño, en el suelo, había un poco de ropa sucia tirada. Mi instinto de cazador fetiche de bragas usadas se despertó y me puse a revisar hasta que di con un calzoncito muy diminuto. Mi corazón se aceleró al ver el tesoro que me esperaba. Rosadito, de seda con encajes y una finísima tirita para el culo y, para mi felicidad plena, estaba muy usada, fragante a la concha de mi cuñadita que se hace la mosca muerta y todavía con restos de humedad.

Olerla y saborearla y tener una erección descomunal fue cosa de un segundo, casi me desmayo del placer único y fascinante de tener una cosa así entre mis manos. Al mirarla con detención, me fijé que la parte donde se apoya la conchita, estaba amarillenta y tenía unos pocos vellos pegados. Realmente, era mucho más de lo que un pobre mortal como yo puede esperar.

Tuve que volver al comedor para no despertar sospechas, pero el tesoro lo escondí dentro de uno de los bolsillos de mi jean... Total, ya en casa disfrutaría de mi hallazgo. Cerca de la media noche volvimos a nuestra casa y yo, con la excusa de leer un rato, me quedé en la sala de nuestra casa, mientras mi mujer se acostaba y dormía.

Estaba tan caliente que salí al jardín para estar más tranquilo y darme una masturbada de esas de antología, cuando se me ocurrió ir hasta la casa de mi cuñada, distante a dos calles de la nuestra y darme un festín ahí, frente a su ventana.

Cuando llegué, me di cuenta que había ropa colgada en el patio de servicio, así que fui hasta ahí y me encontré otras braguitas, secándose después del lavado. Cogí una blanca, llena de encajes y me fui hasta el borde de la ventana de su cuarto (Ella ya dormía), saqué mi verga, tiesa como un palo y me enrollé la suave braga blanca en la pija, mientras disfrutaba y me estremecía con el olor y sabor de la braguita que había encontrado en el baño.

Dada la calentura que tenía, no tarde en correrme y lo hice en la braga blanca que había encontrado colgada minutos atrás. Me corrí copiosamente, como si fuera la primera vez y como la prenda era pequeña, quedó totalmente impregnada de mi leche sabrosa y espesa. Pensé en llevarme la tanguita, pero se me ocurrió algo más perverso y fascinante. Fui hasta su auto y dejé el calzoncito, totalmente lleno de leche, colgando en el espejo retrovisor externo, así se enteraría de que alguien disfruta con sus braguitas de putita y se lo hace saber de la mejor manera.... llenas de leche.

Ahora, que ya volví de las vacaciones, tengo el tesoro guardado en el cajón de mi escritorio y cada cierto tiempo lo sacó, lo huelo y me excito tanto como aquella noche en la playa.

 

Espero que hayan disfrutado este relato. Si alguna chica se siente motivada y me quiere escribir o encontrarse conmigo en el MSN, búsquenme como bigsapodechile@hotmail.com