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Nos conocemos desde hace 20 años (Ya tenemos 40), y nunca había pasado nada entre nosotros, amigos del alma. Yo siempre atento a escuchar sus penas de amor ya que, hasta el día de hoy, Pilar está soltera.

Siempre me ha excitado, tiene unas tetas deliciosas, unas piernas bien torneadas, poco culo, harta cadera y no es muy bonita, pero tiene una cosa sensual que le sale de los poros. Muchas veces le he visto sus tetas a través del escote, en otras ocasiones, sus pezones bregan por salir de su encierro y siempre he soñado con esa chuchita, que se me antojaba muy carnosa y jugosa. Como soltera que es, no tiene muchas ocasiones de tener sexo, lo que se contradice con su forma de ser tan voluptuosa y eso me hacia fantasear mucho, pues siempre me la imaginaba masturbándose solita en su cama.

En fin, siempre nos juntamos a almorzar por ahí una vez al mes y charlamos de lo lindo. En esta ocasión, yo estaba "Viudo de Verano", pues mi mujer e hijas estaban en la playa de vacaciones, así que en vez de quedar a la hora de almuerzo, me invitó a unos tragos en su departamento, donde he estado en muchas ocasiones. Cuando llegué, eran cerca de las 8 de al tarde y ella estaba con unas calzas blancas muy ajustadas y un peto que le cubría lo justo y necesario de sus tetas. Mi mirada de inmediato se fue a posar en su culo y me di cuenta que andaba con una braguita tipo hilo dental pues apenas se notaba y, por arriba, nada, sin sujetador. Mi imaginación comenzó a rodar una peli XXX de las más calentonas y tuve que pasar al baño de inmediato para acomodar mi pija y no se notara tanto mi erección.

Empezamos a tomar unos cubatas bien helados y a conversar de sus viajes de trabajo, hasta que llegamos al tema de siempre que no es otra cosa que la falta de novio. Mientras hablábamos, seguíamos tomando y entre trago y trago, me animé a preguntarle que como hacía para satisfacer su necesidad de sexo estando tan sola.

Me miró profunda y largamente, mientras sus pezones empezaban a marcarse en su peto y empezó a contarme que muchas veces se masturbaba, que le bajaba como una fiebre de sexo cada cierto tiempo y no podía parar hasta que quedaba realmente satisfecha. Mientras me contaba esto, se iba poniendo muy triste, se nota que lo pasa mal en ese aspecto, y de pronto se puso a llorar desconsoladamente. Yo quedé un poco desconcertado al principio, pero luego me conmovió, pues nunca la había visto así, tan triste. Me acerqué y la abracé para consolarla y le hacía cariño en su pelo, mientras tenía su cabeza apoyada en mi pecho.

No se como, me puse a decirle que yo siempre la había deseado, que la encontraba muy sensual, que su cuerpo me ponía mil. Mi voz salía como de otra persona, no me daba cuenta de lo que estaba diciendo, hasta que le dije

Yo: Si quieres puedo ayudarte

Pilar: me mira sollozando, con los ojos abiertos como plato.

Yo: ... te lo digo en serio, pero no quiero que parezca que me aprovecho de ti.

Pilar: ¿Sabes? Desde que te conozco que quiero hacer el amor contigo

Nos miramos largo rato hasta que, poco a poco, nuestras bocas se fueron acercando y nuestros labios se juntaron, suavemente, sintiendo el calor del otro, hasta que mi lengua buscó entrar en su boca y ella, suavemente, la fue succionando hasta que sentí su lengua tocando la mía. Nos acariciábamos suavemente con nuestras lenguas, como si fuera el primer beso de nuestras vidas. De pronto, se me salió un gemido de placer ante ese beso realmente tierno y bello.

Eso fue el detonante, de pronto como que despertamos de ese letargo romántico, nos miramos y saltamos como dos fieras, el uno contra el otro, abrazándonos, frotando nuestros cuerpos y besándonos con lujuria. Fue entonces que ella se levantó y caminó hacia su cuarto mientras me decía que la esperara 2 minutos... Ufffffff, que larga espera. Me llamó desde su dormitorio y cuando entré, la vi sin su ropa deportiva. Se había calzado unos zapatos de tacón muy alto, tenía puestas unas medias a medio muslo (Las traía puestas debajo de sus calzas), su micro braga estaba totalmente mojada y transparente por la humedad y las tetas por las que tantas pajas me había hecho, estaban ahí, con los pezones duros apuntándome. No lo podía creer, era mucho más deliciosa de lo que yo había podido imaginar. Salí del letargo y me desnudé en cosa de segundos, quedando solo con mi boxer y una erección como nunca la había tenido. Caminamos hasta encontrarnos y nos abrazamos hasta fundirnos, sintiendo cada poro, sus tetas contra mi pecho, estaban ardientes, podía sentir como me clavaba con sus pezones duros y negros, frotaba su pubis contra mi pija, estaba como desesperada, parecía una fiera en celos.

Caímos sobre la cama y, al fin, me metí un pezón en la boca y se lo apretaba con los labios, se lo mordía, iba de uno al otro. Yo estaba totalmente desbocado, sin control y ella iba perdiendo toda noción de decencia y me decía al oído, con una voz ronca, "mátame de amor, hazme tuya", "dame todo el sexo del mundo, amor" y yo perdía más el control. Logré soltar esas tetas de ensueño y baje con mi boca hasta su monte de venus, maravilloso, sentía en mi nariz ese aroma a hembra y ya no aguanté más, le quite la braga y me zambullí en su concha que era mejor de lo que había fantaseado, deliciosa, grande, gorda, muuuuuyyyyyy jugosa y su clítoris estaba que reventaba, exquisito, un manjar de dioses. Metí mi nariz en su concha caliente y mojada y la penetraba, luego metí su clítoris en mi boca y lo succioné hasta el cansancio. Fue entonces que se corrió y me regó con abundante jugo, me mojó toda la cara y mi boca recogía ese licor embriagante, mientras que en medio de sus gemidos me gritaba que la follara, que le metiera mi verga hasta el fondo y, como soy un caballero, no la hice esperar más, me coloqué encima de ella y se la metí de un solo golpe. Ella empezó a agitarse, mover sus caderas, a gemir como posesa, mientras yo le apretaba sus tetas con mis manos. Nos besamos y ella se volvió a correr mientras sentía el sabor de su concha en mi boca.

Me salí de ella y, ni corta ni perezosa, cogió mi pija con sus manos y empezó a darme una pajeada deliciosa mientras nos besábamos, solita fue bajando hasta que sentí su lengua recorriendo mi glande mojado aún con sus jugos. Se la metió en la boca y me mamó hasta que me corrí dentro de ella, en medio de un grito de placer. Juro que nunca me había corrido de esa manera. Ella se la sacó, terminó de limpiarla y se me acercó y me besó, con su boca llena de mi leche. Que beso más delicioso, intercambiamos nuestros sabores lujuriosamente hasta que no quedó nada.

Agotados después de tanta explosión y desgaste de energía en tan pocos minutos, nos abrazamos y descansamos un rato, mientras nos dábamos besitos y nos mirábamos, con los ojos brillosos de pasión, no decíamos nada. Solo nuestras manos recorriendo el cuerpo del otro.

Espero que les guste esta primera parte. Si alguien quiere mandarme un mail, háganlo a bigsapodechile@hotmail.com