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Una noche húmeda

en Fetichismo

Este relato se lo envié de regalo a una persona especial, pero nunca me contestó, así que ahora lo publico para el deleite de todos.

 

Yo estaba estudiando en una escuela vespertina y había una compañera, Gabi, con la cual nos teníamos hartas ganas, pero nunca habíamos tenido nada. Ella mide como 1,60 metros, tiene unos pechos muy grandes (100 cm), con unos pezones oscuros que casi no caben en la boca, poca cintura y un culo para detener el tránsito. Las piernas nada fuera de lo común, excepto cuando usa sus preciosos pantyhose (Un fetiche mío). De pelo negro, largo y rizado, ojos oscuros y una boquita con unos labios besadores maravillosos.

Un sábado, después de clases, a eso del medio día, nos fuimos a su departamento (Vive sola), junto a otra compañera con la que estudiábamos siempre y que se llama Janis. Luego de almorzar algo ligero, nos sentamos a estudiar los tres, aunque por el calor nos costaba concentrarnos, especialmente a mí, pues tenía dos escotes generosos a mi disposición y como además era yo quien las ayudaba, de vez en cuando me paraba tras ellas y la vista era maravillosa, especialmente la de Gabi, que hacía un esfuerzo para que yo no perdiera detalles de sus gloriosas tetas. Como a las 5 de la tarde, Janis tuvo que partir pues se juntaría con su novio en un centro comercial para ir al cine, pero Gabi me pidió que me quedara un rato más porque había una materia que no lograba entender del todo (Lo que era cierto), así que, inocentemente, me quedé.

Seguimos estudiando más arduamente, pero en un momento me paré y me puse tras ella para deleitarme un rato y Gabi, como siempre me obsequió una generosa vista. En eso, empecé a masajearle los hombros, sin ninguna doble intención, y ella reaccionó echando su cabeza para atrás, la quedó apoyada en mi verga que estaba empezando a reaccionar con el contacto previo. Eso fue como un estallido dentro de mi y, sin poder aguantar, la besé suavemente en su deliciosa boquita. Gabi respondió a mi beso en forma suave y cálida y, sin despegarse de mi boca, se fue poniendo de pie hasta que nos abrazamos y ahí se desató la tormenta. Ya sin ningún pudor, metí mis manos por debajo de su mini falda y apretaba sus nalgas contra mi, descubriendo, además, que llevaba una tanguita del tipo colaless.

De ahí a la cama fueron solo segundos. Era tanto el deseo y la pasión que apenas alcanzamos a sacarnos la ropa, darnos un par de lametadas y montarnos uno encima del otro a bombear como locos. Gabi se vino con un orgasmo suave pero delicioso y yo no alcancé a nada (Suelo ser de larga duración).

Nos quedamos acostados, apenas tapados por una sábana, abrazados y sin aliento, tratando de asimilar todo lo que había pasado. Después de besarnos tiernamente, Gabi fue por unas cervezas y seguimos dentro de la cama, acostados de lado y frente a frente. Recién ahí nos pusimos a conversar, mientras nos besábamos y nos acariciábamos, de hecho, no podía dejar de tocar esas enormes y duras tetas, cuyos pezones seguían tan parados como mi verga.

Gabi empezó a acariciar mi instrumento suavemente y hacía comentarios al respecto, al mismo tiempo yo tocaba su almejita peluda y muy mojada, le pasaba un dedo por la rajita y salía lleno de su sabroso flujo, lo pasaba por el pezón y luego se lo besaba; vuelta a pasar el dedo y de nuevo al otro pezón; pasar el dedo y a sus labios y beso y ella, dele que dele a mi pija. Nos fuimos calentando nuevamente, su mirada era muy lujuriosa (Imagino que la mía también). La excitación fue subiendo, los olores que emanaban de nuestros sexos eran cada vez más intensos y profundos, nuestra humedad era cada vez más intensa, nuestros besos cada vez más sedientos, nuestras caricias cada vez más frenéticas, nos hundíamos en un estado de placer indescriptible cada vez más hasta que ella se giró y comenzamos el mejor 69 que he tenido en mi vida. Nunca había probado un chichi tan delicioso y tan húmedo, su vello púbico estaba totalmente mojado, con gotitas de su flujo, así como las flores con el rocío de la mañana. Me di un festín inigualable, ella chorreaba a destajo en mi boca, ¡¡¡Que sabor indescriptible!!! Yo estaba como afiebrado comiendo esa maravillosa almeja de labios gordos y generosos, el clítoris estaba a más no poder, casi no me daba cuenta del placer que me producía la mamada que ella me daba.

De pronto ella empezó a estremecerse, se dio vuelta y se montó encima mío, hundiendo mi pija dentro suyo de una sola vez. Empezó a cabalgar con furia en medio de gemidos y suspiros, sus tetas se movían de una manera alucinante. Cuando estábamos en el éxtasis, a mi me dieron una ganas insoportables de mear (Me acordé de las cervezas), y, apenas sacando el habla (Ya que yo también gemía y suspiraba como un loco), le dije que parara porque necesitaba ir al baño a mear o me hacía ahí mismo. Gabi, que se había recostado sobre mi para moverse mejor me dice al oído, con una voz como de ultratumba y cargada de un deseo que nunca había visto ni oído, ¡¡¡Méate ahora, dentro de mí!!! Y.... no aguanté más y solté el chorro. Al sentir esa descarga, ella empezó a venirse de una manera que nunca había visto, estaba como poseída y me pedía que no parara. Para mí, fue como eyacular durante mucho rato, era un placer que nunca había sentido, el meado salía con una fuerza inusitada bañándola entera por dentro y salía de su cuca chorreándome las piernas. Solo sentir ese calor hizo que me viniera dentro de ella con una descarga enorme y en medio de un grito ronco, incontenible, de un placer infinito. Gabi disfrutaba como nunca y, cuando yo eyaculaba toda mi leche dentro de ella, me dijo que se estaba meando ella también. Fueron litros los que salían de esa caverna mágica, era algo maravilloso, era placer, placer, placer, placer y más placer.

Caímos rendidos, agotados por el placer vivido. Nos besamos largamente y yo, en un arrebato primitivo, besé su raja que estilaba semen y nuestros meados ella, en el paroxismo total, se desprendió de mi y me besó largamente, así pudimos compartir todos nuestros líquidos. Finalmente nos quedamos dormidos y despertamos como a las 10 de la noche con mucho hambre y con un deseo renovado.

La noche recién empezaba y teníamos mucho que hacer con nuestros cuerpos.

 

Espero que te guste. Este relato no lo he publicado pues lo escribí para ti. Es la primera vez que le cuento a alguien esta maravillosa experiencia. Por favor avísame si te gusta y luego te mando lo que pasó el resto de la noche.