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Mi primo y yo, su modelo

en Jovencit@s

Mi primo y yo, su modelo

Esta historia transcurrió cuando yo tenía 14 años y mi primo, Rúben, 17. Él estudiaba bellas artes y estaba obsesionado con la pintura. En su casa tenia un pequeño estudio donde pintaba bodegones, paisajes y todas esas chuflas que retratan los pintones noveles. Cuando hablaba con él trataba de animarle para que fuera más osada y pintase algo menos común, menos vulgar, pero todo era en vano ya que mi primo, como muchos hombres, no tenía el menor coraje, era lo peor que puede ser un artista, o aspirante a serlo. Era miedoso.

Pero a pesar de ser de trato apocado, mi primo era un adonis. Tenía una belleza singular que nada tenía que ver con los estereotipos de un hombre bello. No era especialmente alto ni tampoco tenia un cuerpo atlético, aún así tenia atractivo, un especial morbo difícilmente explicable. A pesar de su aspecto débil tenia unos ojos profundos que, a diferencia del resto de su semblante, te desarmaban con una mirada. Su pelo era ralo y dorado, parecía tocado por una vara que desechaba todo lo vulgar en su apariencia, que no en su arte.

Huelga decir que a las personas nos atrae los raro, sentimos un placer mórbido, aunque no nos guste reconocerlo, y nos atrae todo lo prohibido, quizás por eso mismo, por un oscuro deseo de transgredir. Yo, a mis catorce años era aún inmaculada, claro que había tenido sueños con aquel tímido pero atractivo muchacho, pero era mi primo. Me debatía entre el lado sano de mi cabeza y el insano donde habitan todos nuestras oscuras fantasías, todo lo que no somos capaces de expresar o realizar ya que tenemos miedo al que dirán. Es por eso por lo que decidí vivir, ser osada y atreverme a perder la virginidad con mi primo, que me constaba que aun no había estado con ninguna muchacha.

Un día llame a mi primo y le dije que estaba interesada en sus pinturas, en su arte, que me resultaba excitante (intelectualmente hablando) tener a un artista, quizás un genio, en la familia y que quería ser participe de su talento. Así que accedió a que yo fuera a su estudio y le viese en pleno proceso creativo. La ventana de su estudio daba al mar, era precioso e inmenso y eso es justamente lo que el quería pintar aquel día, pero le repetí que un artista tenia que ser atrevido que tenia que ir más allá de todo eso, que así se estancaba y que el arte era una carrera de fondo, que tenia que progresar y que así no podría conseguirlo.

Acto seguido le pregunte si había visto desnuda a alguna mujer, me miro perplejo y le dije que algún día sería un gran pintor y que quería posar para él, desnuda, que quería que mostrase toda la belleza del cuerpo femenino. A medida que avanzaba hasta el diván me fui quitando la falda, la blusa y la ropa interior, me recosté y deje entreabiertas las piernas formando un ángulo de casi 90 grados mientras mis pezones, con una pequeña aureola, se endurecían ante la situación. Miraba a mi primo con una extraña mezcla entre el morbo por la situación prohibida y entre el miedo a esa misma situación, quería aparentar que dominaba la situación, pero no era del todo así.

Note que Rúben amarraba con fuerza el pincel y que lo mojaba en las pinturas de una manera extraña, como si se recrease en ello, trataba de ocultarse tras el caballete del cuadro, pero aún así notaba un bulto en sus pantalones. Miraba de soslayo para pintarme, le daba pánico todo aquello, como he dicho él era muy tímido y la situación algo extrema pero todo eso me gustaba más porque le daba un aire mayor de prohibición.

Empece deslizando mis manos, recorriendo muy lentamente mi cuello, mis pechos, pellizcando y amasando mis pechos mientras notaba mi sexo húmedo ante todo aquello, mi primo tampoco era indiferente ya que me miraba muy fijamente sin perder detalle de mis manos, una paro en mis pechos, la otra bajaba muy lentamente por mi cuerpo, se deslizaba muy lentamente por mi vientre, mi sexo, pasaba la palma por mi vello publico y la yema de mis largos dedos por mis muslos. La otra mano dejo mis pechos, ante la atenta miraba de mi primo (del artista y su escaso bagaje por la vida) metí uno de mis dedos en mi boca y lo chupaba muy lentamente para luego frotar mi clítoris muy lentamente, mi primo se quería desabrochar el pantalón pero se lo prohibí, era la ama de aquel ángel inmaculado. Me aproximé a él, desabroche su bragueta y saque su verga del pantalón, lo moje en la paleta de colores y le dije que el en su cuadro me haría inmortal y que yo se lo agradecería muy dulcemente. Le susurre al oído todo lo que haríamos, lo que yo le haría a él, deslicé su piel hacia atrás dejando en libertad ese amado pedazo de carne manchado con pintura que me disponía a degustar.

Tras aquella mamada al pene de Rúben, le pinte en su trasero con colores vivos un frondoso bosque en el que un animal corría hacia su ano, a él, el notar los golpes del pincel recorriendo esa zona le excito mucho, momento en que aproveche para penetrarle con el pincel y cabalgar sobre mi primo hacia el mayor orgasmo que hoy, muchos años después, recordamos.

Mi primo hoy en dia tiene un gran éxito con sus pinturas y yo soy una mujer felizmente casada, aunque eso sí, algún dia nos reunimos para rememorar ese desnudo que no vio la luz y esa naturaleza muerta que lo poseyó analmente.