Siempre he creído que no hay nada más sensual que la insinuación, lo no visto, lo sentido...
De todas formas no todo acabara ahí, también paseare mi sexo cerca del tuyo, la punta de tu polla rozara la entrada de mi coño, y me la meteré y me la sacaré justo cuando yo quiera, elegiré cuanto quiero sentir de ti
Bruscamente separe sus piernas y bajé el tanga para poner mi cabeza entre sus piernas, para poder besar su depilado pubis, para meter muy rápidamente mi lengua en su coño y moverla en su caliente sexo.
La cabalgaba con furia, no terminaba de sacar mi verga de su sexo cuando ya estaba entrando otra vez. Cada embestida iba acompañada de gritos, mezcla de dolor y placer.
Aquel fue el polvo más triste del mundo ya que sabía que aquella noche no volvería a repetirse nunca.
Él se bajó los pantalones y llevo su verga hasta mi boca, jamás había chupado una polla hasta aquel momento pero me deje llevar por la situación y por el instinto, un instinto animal.
Miguel se estaba liberando con total naturalidad de las cadenas de la sociedad, estaba totalmente entregado a aquel hermoso cuerpo de mujer con sexo de hombre.
Me desperté en la madrugada, camine sigilosamente hasta mi dormitorio y abrí la puerta, ahí estaba ella, tumbada en mi cama con solo un camisón puesto, no es que fuera muy sensual la ropa que llevaba, pero era ella, el objeto de mi deseo.
- Como no hagas todo lo que debes hacer, como la putita que eres, el tullido de tu hermano y la zorra de tu madre pagaran las consecuencias, así que más te vale que seas buena chica, lo serás quieras o no, por las buenas o por las malas y como puedes imaginar, por las malas te será más rentable.
No había sido violenta conmigo, a diferencia de Mónica y Ruth, pero aún así tenía miedo.
Nada que ver con Dickens ni con los tradicionales reyes magos.
Una historia de amor como otra cualquiera, eso sí, entre dos gays.
María se incorpora al mundo laboral en un teléfono erótico.
No se puede describir un sentimiento, un deseo, y una noche de sexo contigo... al otro lado del teléfono.
El hombre es voluntad y para muestra este relato sobre D. Martín Acevedo y Pepita.
En agosto relate como inicie a mi sobrina en el sexo oral. No todo quedó en eso.
De como descurbie la sexualidad de mi amigo, y de paso la mia.
De como una joven de 14 años descubre a su primo la senda del triunfo en el mundo del arte.
De como mi hermano violo a mi madre y yo hice lo propio con mi padre.
En mis primeros días de trabajo, me quedo haciendo hroas extras con mi jefa, trabajando codo a codo.
Mi primera vez fue con mi hermana, quise forzarla para terminar siendo yo el violado.
Mi búsqueda del amor perdido y encontrado solo en breves y contadas ocasiones, a pesar de todo, no dejo de pensar en ti y aunque nunca me necesites, yo si dependo de ti.
Como en una calurosa tarde de verano inicie a mi sobrina en el arte del sexo oral.