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Aquella noche en el parque

en Erotismo y Amor

Este es mi primer relato, no se como habrá salido, espero que les guste y también sus sugerencias.

 

Llegó a la estación de tren unos minutos antes de la hora prevista, sus ansias eran enormes. En su cabeza solo estaba su imagen y su voz a través de la web cam repitiéndole una y otra vez que deseaba tenerla entre sus brazos.

Se había vestido para la ocasión, llevaba una blusa blanca que marcaba sus pechos y ceñía su cintura, también llevaba una minifalda roja, muy pequeña que tapaba simplemente lo justo. Y todo eso acompañado de unas botas de tacón blancas que le llegaban poco más abajo de las rodillas. Así dejaba entrever unas piernas largas y estilizadas que a ella le encantaba mostrar.

Por megafonía avisaron de la llegada del tren procedente de Sevilla… Era ese!!! Sus piernas comenzaron a temblar y un millar de mariposas revolotearon es su tripa. Se le hizo un nudo en la garganta y nerviosa buscaba el rostro de aquel chico entre el tumulto de la gente…

Allí estaba… llevaba un pantalón negro a juego con su camisa también negra y en su rostro una sonrisa casi perfecta, acompañada por el brillo de dos ojos color miel enormes que la buscaban impacientes.

Sin pensárselo dos veces corrió y se abalanzó a sus brazos, él le devolvió el calido abrazo. Mientras estaban abrazados él respiró su perfume, se embriagó de la dulzura de su olor y dejándose llevar comenzó a besar su cuello. Un suspiro escapó de los labios de ella, que apretaba su cuerpo fuertemente al suyo. Así fue como pudo notar la inminente erección que el demostraba. Como despertando de un sueño, él cesó con sus besos y la miró a los ojos como haciéndole entender que ese no era el momento ni el lugar.

Ella lo tomó de la mano y agarrados salieron de la estación. Pasearon por las calles de aquella ciudad, ella le mostraba cada lugar y cada rincón escondido que conocía, se regalaban miradas cómplices y besos furtivos en la comisura de los labios, era imposible no darse cuenta de que entre ellos había mucho más que una amistad a través de la red.

Era ya de noche, y ya artos de dar vueltas se sentaron en un parque, encontraron un banco bajo un árbol en un lugar apartado, lejos de miradas indiscretas. Allí sin cruzar una sola palabra, se miraron a los ojos y seguidamente comenzaron a besarse. Primero besos tiernos, luego ya más pasionales… y finalmente se besaban de una manera tal que parecía que se les iba la vida en ello.

Se abrazaban, se besaban, se miraban a los ojos y se volvían a besar… las ropas comenzaron a sobrar, y él, delicadamente fue desabrochando uno a uno los botones de blusa, dejando ver su ropa interior, llevaba un sujetado rosita, que ocultaba unos pechos preciosos, de tamaño mediano y con una piel tersa, firme, tostada por el sol… no pudo evitarlo y comenzó a descender con sus besos, besaba cada centímetro de su piel… respiraba ese olor que desprendía y que lo volvía loco. Ella ágilmente desabrocho su sostén con una sola mano, dejando sus pechos completamente libres, estos rebotaron suavemente ante la mirada atónita de su compañero, que sin pensarlo dos veces comenzó a besar uno de sus pezones, mientras con una mano acariciaba su otro pecho. Se detuvo para admirar la bellaza del cuerpo que tenia enfrente, una perfecta diosa griega que le mostraba sus encantos sin ningún pudor. Un deseo enorme poseyó su cuerpo y una idea pasó por su cabeza, sin pensarlo la agarró fuerte por la cintura y la echó sobre la hierva, la miró dulcemente a los ojos y comenzó a desnudarla lentamente mientras acariciaba cada centímetro de su piel, su blusa, una bota, luego la otra… y luego la faldita, cuando la quitó ante si se mostró un tanguita rosa, minúsculo que se le pegaba a la piel hasta casi formar parte de ella, se lo fue quitando suavemente y cuando vio lo que ocultaba una sonrisa de satisfacción inundó su rostro, tenia el pubis perfectamente depilado, solo una pequeña línea de bello rompía la armonía de su piel tostada. Y así la dejó completamente desnuda y solo para él. Ella temblaba pero no sabía si era por la excitación del momento o porque la fresca hierva húmeda rozaba su piel produciéndole un leve cosquilleo.

Él continuaba acariciándola y ella con mucha agilidad lo despojó rápidamente de su camisa y de sus pantalones descubriendo con sorpresa que no llevaba ropa interior y dejando ante si su sexo completamente erecto que la fascinó, lo miró a los ojos y él pudo leer en su mirada un gesto de picardía. Ella se colocó de rodillas frente a él y comenzó a masajear dulcemente su sexo, hacia movimientos suaves, muy comedidos… lo miraba y se deleitaba con la mueca de placer que tenía en su rostro. Comenzó a acelerar sus movimientos y a cada movimiento de saquella suave mano sobre su sexo notaba un cosquilleo por su espalda que le atravesaba de arriba abajo, ella lo volvió a mirar a los ojos y lentamente fue acercando sus labios hasta besar su glande con dulzura, para ir descendiendo muy despacio con nuevos besos y lametones que hacían que él casi perdiera el control.

Otra nueva idea rondó por su cabeza, la tomo de la barbilla, la miro a los ojos y le dio un dulce beso en los labios degustando el sabor de su sexo… esto lo hizo enloquecer toda vía más y tomándola de las manos le indicó que se tumbara sobre la hierva nuevamente, agarró su pie izquierdo y comenzó a besarlo descendiendo por su tobillo, su rodilla, su muslo… hasta que muy despacio le dio un dulce beso en su sex… esto la hizo estremecer y de su boca salían gemidos de placer… así continuó largo rato, deleitándose con el sabor de su piel, de su sexo... de sus ganas, hasta que ella entre gemidos y escalofríos llegó a un largo e intenso orgasmo.

El la miró, y lentamente se fue echando sobre ella, sobre su cuerpo desnudo. El simple contacto piel con piel hico que su erección aumentara todavía más, la beso dulcemente en los labios.

- No te imaginas las veces que he soñado con esto –le susurró al oído- y ahora que te tengo así no puedo creérmelo. Puedo tocar tu piel, sentir tu olor, emborracharme con tus besos… sé que ahora eres solo mía y eso me vuelve loco… cielo te quiero…

No hubo mas palabras, se miraron, se besaron nuevamente y el comenzó a penetrarla… primero solo un poco.. se deleitaba con los gemidos de ella, hacían que su corazón bombera más deprisa… luego otro poco… ella lo miró, suplicándole con la mirada que lo introdujera todo, quería ser suya, quería gritar su nombre, deseaba sentir como se derretía de placer en su interior… finalmente de un solo golpe de cadera llego a penetrarla completamente… un gemido ahogado salió de sus gargantas. Se habían olvidado de donde estaban, no les importaba que les vieran, solo querían sentirse mutuamente, saber que dentro de su pensamiento solo estaban ellos, allí, sobre la hierva, dejándose llevar por un deseo que llevaban meses reprimiendo por la distancia. Al fin estaban juntos, al fin se miraban y se hablaban sin cruzar palabra.

Comenzó a moverse suavemente sobre ella, sus movimientos eran rítmicos y acompasados, ella lo ayudó rodeando su cintura con sus largas piernas. Con cada embestida la excitación iba en aumento, sus respiraciones se aceleraban, su piel se erizaba con cada caricia, los suspiro se fundían con los ruidos de la noche… y así, como dos enamorados sin remedio, dejaron volar su imaginación y poco a poco se trasladaron a un paraíso lleno de lujuria y pacer . Sus gemidos, el olor de la hierva fresca, el suave rocío nocturno humedeciendo sus ganas, la impaciencia para que ese momento no acabase nunca, las ganas reprimidas después de cientos de conversaciones telefónica, y la ausencia de sentido común…todo ello, mezclado con el deseo de sentirse y de amarse, culminaron en un placentero orgasmo que los dos alcanzaron, dejando escapar de sus labios un suspiro apagado…

Se miraron, no se cansaban de hacerlo, querían cerciorarse de todo aquello era real, no podían dejar que aquel sueño se les escapase de las manos.

- Mi loquito -dijo ella- quiero volver a hacerlo, quiero que seas mío una vez más