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Perversión Femenina (10)

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PERVERSION FEMENINA.- (10)

Jenna continuaba sonriéndole al niño mientras lo miraba fijamente. Sus ojos reflejaban la pasión que la dominaba. Deslizaba sus dedos con rapidez y fuerza sobre su clítoris, esperando el orgasmo de un momento a otro. Steven seguía observando la masturbación de Jenna, como hipnotizado por la excitante vista de su entrepierna.

-Ah... Ah... Voy a acabar... ¿Estás listo?

-Sí –respondió Steven sin titubear.

-Aquí voy... Ah... Ah... ¡Aahh!...

El cuerpo de Jenna se arqueó hacia atrás y comenzó a temblar; luego los espasmos se apoderaron de ella, al tiempo que de su vagina brotaba un "chorro" de abundante flujo orgásmico que Steven recibió en su boca, bebiéndolo con avidez. El licor –blanquecino, viscoso, caliente –inundó la boca del pequeño. Jenna seguía de espasmo en espasmo, con los ojos cerrados y la boca abierta en un prolongado gemido. Laura, al ver el orgasmo de su amiga, incrementó sorprendentemente la velocidad de sus caricias y rápidamente alcanzó el orgasmo, gritando lastimeramente. El grito trajo la atención de Jenna y Steven.

-¡Laura! ¿Cuánto tiempo llevas dentro de la casa? –preguntó Jenna.

-El suficiente... –alcanzó a contestar Laura en medio del clímax.

Jenna se levantó del sofá y, abrazando a su amiga, la besó con fruición. Las lenguas de las féminas se entrelazaron en una danza frenética. Luego la llevó hacia donde estaba Steven.

-Laura, él es Steven, el niño de quien te hablé.

-Mucho gusto, mi amor –le dijo Laura al pequeño.

-Igualmente –respondió Steven.

-Tenía que verlo para creerlo... –agregó Laura.

-¿Creer qué? –preguntó la rubia.

-Que los niños pueden disfrutar del sexo.

-¿Aún lo dudas?

-No... Ya no.

-¿Quieres hacer el amor con Steven para asegurarte?

-¿Ahora?

Jenna respondió despojando a Laura de su vestido. El cuerpo de Laura se reveló: senos grandes y erguidos con los pezones algo oscuros y sumamente erectos, vientre plano y algo esculpido, vello público cortado en forma de diamante –como el símbolo de la carta del póquer- y muslos bien definidos. Al verla, Jenna se pasó la lengua por los labios, se acercó a los senos de su amiga y chupó con avidez los oscuros pezones. Laura suspiró y sintió en su ser una fuerte excitación. La mano de la rubia recorrió el cuerpo de Laura, deteniéndose en su entrepierna: con un dedo tanteó su clítoris para luego acariciarlo, luego el mismo dedo se perdió en la cavidad vaginal, iniciando un movimiento de "mete y saca" que puso a Laura a sudar.

Los movimientos de la mano de Jenna en la entrepierna de Laura se incrementaron. Laura comenzó a gemir y con su boca se apoderó de una oreja de Jenna, chupándola con desesperación.

Steven se quedó en su sitio mientras observaba los preliminares de las dos mujeres. Jamás había visto algo semejante. Jenna se dio cuenta del detalle y se dirigió al niño.

-Imagino que tampoco has visto a dos mujeres teniendo sexo ¿verdad?

Steven confirmó la pregunta de la rubia con un movimiento de cabeza.

-Entonces obsérvanos. Lo haremos para ti.

Jenna abrazó a Laura, haciéndola recostarse en el suelo; ésta última abrió automáticamente las piernas apenas se acostó, manteniendo cerrados los ojos. Jenna admiró el vello púbico de su amiga y se aprestó a atacarle la vulva; inició con un ligero tanteo con la lengua por los labios mayores, arrancándole a su amiga algunos quejidos placenteros.

-No puedo más –musitó Laura-... Lámeme el clítoris... Anda... Quiero sentirte.

Jenna complació a Laura y le dio un lento pero firme lengüetazo en el clítoris. Laura gimió y tomó una mano de la rubia con fuerza. Jenna prosiguió con lametones en el área circundante al clítoris, como jugando con el placer de Laura; luego atacó el clítoris nuevamente con rápidos movimientos linguales. Jenna estaba tan excitada como Laura y disfrutaba del sabor de su amante. Con la lengua le penetró la vagina en un movimiento de tirabuzón. El flujo que lubricaba las paredes vaginales era un néctar digno de ser bebido, lo cual Jenna hizo con sorbos suaves y amorosos, volviendo a contrastar con la velocidad que imprimió a su lengua al penetrarla de nuevo. Laura seguía gimiendo sin abrir los ojos. Jenna, por su parte, observaba al pequeño Steven sin dejar de lamer la carne femenina: su mirada seducía, excitaba y provocaba en un tiovivo de sensaciones. Usó nuevamente los dedos para penetrar a Laura, incrementando los lengüetazos sobre el hinchado clítoris. Laura comenzó a mover las caderas, frotando su vulva contra el rostro de Jenna. Sus gemidos llenaron la sala. ¡Hacía mucho tiempo que no hacía el amor con su querida amiga!. De pronto Jenna se detuvo.

-¡No, por favor! ¡No te detengas! ¡Hazme acabar con tu boca!–rogó Laura.

-No... Steven te hará acabar en su boquita.

Y separándose de Laura –que comenzó a masturbarse con fuerza- se acercó a Steven y, tomándolo de la mano, lo condujo hasta Laura.

-Ven... Hazla acabar como lo haces conmigo –le dijo.