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Susi, la hermanita de mi amigo

en Lésbicos

Estoy recostada sobre el balcón en el departamento de un amigo, tomando una gaseosa, con la mirada perdida en el infinito, cuando siento que alguien me recorre con su mano hasta lo más profundo de mi cola, me doy vuelta para decirle de todo y me encuentro... con la hermana menor de Alejandro.

– Me gusta tu cola. me dice.

– Esteee, hola Susi como estas.

– Bien, vine a visitar a mi hermano ¿no vino todavía?.

– No, lo estoy esperando. 

Que guacha esta pendeja, sentí que me había violado el culo con la ropa puesta!!. No se que edad tendrá, le calculo 15 o 16, tiene unas facciones con reminiscencias de nena, un cuerpo armonioso que sin ser despampanante tiene algo que atrae, puede que sea la mirada brillante, con unos ojos claros para perderse, la piel fresca, dorada como miel que dan ganas como de meter un dedo en el frasco de dulce, sin que nadie te vea.  

Ale me contó cuando su hermana, en una confesión, le confirmó algo que el sospechaba desde hacía un tiempo, que es lesbiana. No le habían dicho nada a sus padres, pues sabían que no lo tolerarían, su padre es un militar de alto rango, con una mentalidad rígida que siempre se impuso, creo que Susi lo hace a propósito, como una forma violenta de revelarse.

No atino a reaccionar, ella con un dedo en su boca y cara de niña bonita me mira desafiante.

– ¿No te gustaría probar?

Los ratones empezaron a correr, No me dio tiempo a contestarle. Saca un hielo del vaso y empieza a pasármelos por el cuerpo mientras va siguiendo con su lengua el camino de agua. Me levanta la remera para recorrer mis pezones. El frío del hielo me los deja parados. Baja lentamente y se detiene a jugar en el ombligo con mi piercing, tiene en la boca un hielo, siento su lengua fría sobre mi cuerpo que arde, ese contraste me excita en extremo.

Empiezo a jugar con su pelo, es tan suave, enredo mi dedo en unos de sus rulos, tiene la blusa desabrochada solo algunos botones pero suficientes para entrever un corpiño bordado y un tatuaje de un símbolo raro en uno de sus pechos, el tatuaje tiene muchas vueltas como indicando el camino que conduce a unos pezones grandes envueltos en una aureola rozada.

Estábamos muy cómodas las dos cuando siento el ruido de la cerradura y una llave que gira. Era Alejandro con dos compañeros de la facultad.

– No te pierdas, me dice Susi, - Esto no termina acá.

Le sonrío. Saludo a Julián, el único ex novio con el que sigo siendo amiga, puede que sea por los dos años que salimos juntos, me mira y siento que me conoce desde el alma. Me hace cosquillas, solo para molestarme.
– Susi que grande estás y que linda, hace un montón que no te veo.

Ella se pone contenta y lo abraza, mientras me mira pícaramente.
Charlamos un rato, me enteré que Julián estaba saliendo con Rosario.

 – Nos estamos conociendo, no se si va a funcionar.

– No tenés que darme ninguna explicación.

Se me hace tarde, me despido de todos, Susi me acompaña hasta el ascensor, me dice algo pero yo no la escucho, la saludo rápidamente, quiero escaparme de esta sensación ambigua de deseo y rechazo.

Me quedé super excitada, mi ropa interior estaba toda mojada, tenía que hacer algunas diligencias pero las postergo para otro día, me voy a mi departamento, quiero ducharme y relajarme.

Lleno la bañera y me meto. Las gotas de agua resbalan por mi piel, no puedo dejar de pensar en ese hormigueo que sentí, como si toda una corrección se hubiera apoderado de mi cuerpo. Suavemente me enjuago y masajeo mis pezones, siguen duros, con la otra mano me paso un dedo recorriendo al milímetro el botón del clítoris, mi espalda se arquea y me estiro sobre el largo de la bañera, meto el otro dedo en mi concha, con movimientos rápidos y precisos busco la zona mas erógena, mnnn, estoy cada vez mas caliente, ya todo mi cuerpo reacciona a cada roce hasta que mi vagina estalla como una granada y cada esquirla se clava todos mis rincones.

Alejandro se quejaba que ya no lo visitaba, me preguntaba si me había enojado por algo, no quería contarle que estaba evitando otro encuentro con su hermana menor.

– El sábado es el cumple de Ale, lo va a festejar en su departamento, vas a ir no? me dice Lucía mientras estábamos haciendo un práctico de cálculo.

– No se si voy a ir.

– Ya sé, no querés encontrarte con Julián, ¿sabes que el sigue enamorado de vos?, me lo contó hace tiempo pero me rogó que no te diga nada, él espera volver a tenerte.

Lo llamo a Julián, tengo que aclarar esta situación, le pido que no veamos pero hasta el sábado se le hace imposible, quedamos en vernos ese día en el cumple de Ale.

– Estás muy linda, el rosado siempre fue tu color favorito y es el que mejor te queda.

– Julián tenemos que hablar, no te ilusiones conmigo, nosotros no vamos a volver.

No me presta atención, – estás muuuuy linda repite.

Linda, hermosa y todas esas cosas que te dicen cuando te quieren coger, pero él lo dice de otro modo, con un sentimiento profundo. Rosario nos interrumpe, me mira con una cara de odio y se lo lleva a la cocina.

– Esa blusa escotada te queda bárbaro, que tetas preciosas!! Era Susi otra vez.

– No me olvido que dejamos pendiente algo y sé que viniste sola.

Tenia razón, desde que cortamos con Julián, casi ocho meses atrás, no había tenido otra relación ni encuentro sexual.

– Dale vamos a jugar un rato.

Estaba bastante mal por el encuentro con mi ex y a esa altura de la noche mis reacciones eran lentas por ell efecto del alcohol. Mas si me dije y me dejé llevar.

Nos vamos a unos de los cuartos y nos encerramos allí.

Ella me ayuda a desvestirme, me rompe la boca de un beso, su lengua se mete sin pedir permiso en mi oreja y recorre el cuello. Me abraza por detrás y se apodera de mis tetas, agarra mis pezones, los mueve despacio como si estuviera ajustando el dial buscando una sintonía.

Me doy vuelta y meto mi mano entre sus piernas debajo de su falda para acariciarla, ellas las cierra. –No me dice, deja que a mi me gusta hacerte gozar. Siento como me recorre con su lengua, mi concha y clítoris ya no me pertenecen, ella se los ha apoderado. Su lengua penetra en todos mi agujeros. Empieza a meterme un dedo en el culo.

– Mnn que cerrado está. Vamos a probar algo que me parece te va a gustar. Es un lindo juguete. Trae unas bolitas secuenciadas en diámetro creciente, esto te va a encender. Mientras me masturba el clítoris va metiendo en mi culo de a una las bolitas, éste se va dilatando y la calentura va en aumento, mis gemidos no tardan en escucharse, las mete todas, ya no doy mas, sigue con su boca en mis labios vaginales y cuando empieza a estirar del cordel acabo, tengo que silenciar un grito que se me escapa. 

– ¡hija de puta me rompiste el culo!.

– ¿Qué, no te gusto?.

La atraigo hacia mi y le doy un largo beso. – Si me encantó.