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Recuerdos Ardientes

en Confesiones

Inés y Javier están charlando sentados en un bar, puedo verlos desde mi mesa, se ríen y se miran como aquellos que se conocen desde el alma. Fueron novios por dos años y ahora queda entre ellos una bella amistad.

Yo nunca pude ser amiga de mis ex, tuve dos grandes amores Mauricio y Javier, los dos tan diferentes.

A Javier lo conocí en la facu, estaba en los cursos superiores cuando yo recién comenzaba. La primera vez que lo vi, fue en las escalinatas, enseguida me llamó la atención. Iba junto a dos compañeros, llevaba puesta un camisa a cuadros fuera del jean, debajo una remera que marcaba muy bien sus pectorales, sus rulos despeinados me hicieron acordar al protagonista de una propaganda de desodorantes, en ese momento pensé: quizás se sienta tan fresco como el de la tele. Yo estaba con dos amigas, íbamos charlado cuando él nos pasa, puedo ver como el muy descarado me mira el culo, le lanzo una mirada de odio, que idiota comento. 

Nos conocimos un día cuando saliendo de la biblioteca me tropiezo y se me resbalan de las manos todos los libros.

- Venis muy cargada, esperá que te ayudo a juntarlos.

Levanto la vista y lo veo, si lo hubiera hecho a propósito no me habría salido mejor.

- Es que tenemos parcial de física y el profe es muy exigente.

- Ha, retiraste el Milstein, sabés inglés.

- Si, me cuesta un poco el vocabulario técnico pero lo entiendo.

- Si necesitás ayuda te puedo dar una mano, soy ayudante y doy clases de consulta los Jueves, vení cuando quieras, mi nombre es Javier ¿y vos sos?..

- Carolina.

Por la noche les comento a mis amigas del ecuentro

-No saben el bombón que conocí hoy en la facu.

dale contá quien es?

-Se llama Javier

-Si sabemos quien es, mirá que se comenta que no le da bola a nadie.

-Bueno siempre hay una primera vez.

Estaba conciente de mis posibilidades, soy bastante alta, tengo una cara bonita y un muy buen cuerpo, lindos pechos, una cintura fina con anchas caderas, cuando camino por la calle puedo ver que se dan vuelta para mirarme el culo.   

No tuve oportunidad de verlo en ningún sitio hasta que un día apremiada por el examen fui a verlo.

Varios estudiantes se agolpaban a su alrededor cuando se percatan de mi presencia me quedan mirando. En los cursos superiores casi no hay chicas, así que saben que no pertenezco al grupo, puedo ver sus miradas cómplices, me hacen sentir incómoda, pero los ignoro.

Hola Caro!, esperame un ratito que ya terminamos.

Bueno, un punto a mi favor, se acordaba de mi nombre.

Los chicos entienden la indirecta y se van. Javier lleva puesto unos anteojos que le dan un toque intelectual pero, por la forma desfachatada de vestirse, no encaja en ningún estereotipo. Usa unos jean supergastados, zapatillas mas gastadas aún y bastante sucias por cierto, tiene una remera amarilla que es lo único rescatable de su atuendo. Una pulserita de cuero adorna su muñeca, sus brazos llenos de vellos me parecen excitantes. Es delgado, con muy buena musculatura, piel bronceada, como si recién hubiera terminado sus vacaciones en la playa, unos ojasos verdes remarcados con unas pestañas negras son lo mas lindo que vi en la vida.

Está sentado sobre la mesa y me mira a los ojos, siento que me desviste con su mirada, tengo puesto unos jean bajos, el culot sobresale de a ratos, sobre todo cuando me siento y la remerita de licra se ajusta perfectamente a mi cuerpo, insinuando mis pechos y ajustando mi cintura.

Viene a mi encuentro y me saluda con un beso.

- ¿que te trae por aquí?.

Le muestro unos ejercicios que no entiendo, a ver si me acuerdo, me dice, hace bastante tiempo que no veo esta materia. Se pone a deducir el ejercicio, me siento a su lado, me fijo en sus manos, parecen muy suaves, que lindo sería una caricia suya.

Este que trajiste es bastante difícil, vamos a resolverlo juntos. Discutimos sobre algunos puntos y me aclara algunos conceptos hasta que lo sacamos.

-Me hiciste pensar y eso me cansa, vamos a tomar algo en la cafetería.

Acepto encantada, charlamos como si fuéramos amigos de mucho tiempo, descubro varias coincidencias. Le gustan los mismos escritores que yo y tiene una colección de cd de jazz interesante. Perdí la noción de la hora, cuando miro el reloj  me doy cuenta que estuvimos hablando como tres horas seguidas.

- Tengo que irme, mañana es el parcial y todavía tengo que repasar.

Nos saludamos, pone su mano rodeando mi cintura, lo miro y siente mi incomodidad, la retira rápidamente.

Esperá Caro, me agarra del brazo, este chico me parece muy lanzado, pero es tan divino que se lo perdono.

Mañana hay una choripaneada en el centro de estudiantes, ¿vas a venir?

No se, voy a estar muerta después del examen, hace casi tres días que no duermo.

La prueba no estuvo fácil, me costó sacar los ejercicios pero por suerte los hice todos, cuando salgo, veo que me estaba esperando recostado en un muro.

Hago como que no me doy cuenta y solo lo saludo de paso, él me llama.

- Carolina te hice una invitación y vine para asegurarme que vas a venir. 

Me muerdo un labio, siempre hago ese gesto cuando estoy nerviosa, -bueno a que hora es, te espero a las 10 en las escalinatas, ¿bien? -bueno

Tenía una cita, ya estaba ansiosa, Javier me gustaba mucho y era muy dulce y por su actitud parecía que yo también le gustaba.

Me cambié de ropa como diez veces, llamé a Marina para que me asesore pero nada me convencía, al final opté por ponerme un jean unas sandalias bajas y una blusa bastante escotada que dejaba al descubierto el nacimiento de mis pechos.

Cuando llego no lo encuentro, me pongo a esperarlo, no sabía que hacer ahí sola y a esa hora y no tenía ni idea donde quedaba el centro de estudiantes. Tampoco tenía el número de su celular ni le había dado el mío, empecé a desesperarme y a tejer mil historias, no podía creer que me había dejado pagando.

Después de una hora aparece, pide disculpas y me cuenta que su abuela se descompuso y tuvo que llamar al médico, pero que ya estaba bien.

Ante esto cambié la cara y nos fuimos a la joda.

Tomamos bastante cerveza, me presentó a sus amigos y lo pase joya.

Cuando salíamos me pregunta donde vivo

– Ah una niña de la clase alta, no le presto atención a su comentario despectivo.

– No te preocupes por mi que vine en auto

– Bueno entonces acercarme hasta una parada así tomo solo un colectivo.

Me indica el camino, llegamos a la parada y él se me acerca, comienza a besarme, su lengua se mueve dentro de mi boca, el efecto de la cerveza se notaba, no estaba nerviosa a pesar de que estábamos en medio de la calle y veía pasar gente.

Sus caricias se sentían tan rico, más de lo que me imaginé. Dejé que meta su mano en el escote de mi blusa, sus manos se mueven suavemente sobre mis pechos, busca lo pezones por sobre el corpiño, el roce de éste hace que se endurezcan, una descarga eléctrica pasa a través de mi entrepierna, sube hasta mi cabeza y se esparce en todas direcciones por mi cuerpo. 

Estaba muy caliente, y no tenía la voluntad para interrumpirlo. 

Vamos al asiento de atrás, me saca el jean y el culot, pasa su mano por mi rayita, busca el botón del clítoris, sus dedos se mueven dentro de mi vagina y esta se moja y lubrica,  su boca comienza a besarme la entrepierna dejando que mi deseo aumente segundo a segundo, me separa las piernas y levanta mi cola con su mano para poder meterme su lengua en el orificio del culo, la mueve en círculos, luego se posa sobre mi clítoris, quería que me penetre ahí mismo, deseaba su verga con todos mis sentidos.

Me incorporo para desvestirlo pero él se aleja, no entiendo que pasa, me dice que se le hace tarde y se tiene que ir. Lo quiero matar, el hijo de puta iba a dejarme recaliente!. Dame tu celular que mañana te llamo, confundida se lo doy, me da un beso, sabes muy rico me dice y se va.

Me quedo en el auto, no tengo una explicación razonable para lo que acababa de ocurrir, pongo en marcha el motor y me escapo a toda velocidad.

No atiendo sus llamadas, me deja un montón de mensajes que borro sin leer. Lo evité toda la semana, pero lo encuentro en la cafetería.

– Carolina que te pasa, vení vamos a hablar. Me tuve que ir porque estaba preocupado por mi abuela, entendeme, vivimos los dos solos, porfi, atendé mis llamadas y no bloquees mi dirección de correo.

– Todo bien, solo que anduve muy ocupada, chau.

Y lo dejo mirándome, no puedo sostener su mirada y me alejo raudamente.

Empezó a mandarme por mail mensajes, música, tarjetas, me gustaban sus poemas, de a poco me dieron ganas de conocerlo un poco más.

Era sábado por la tarde estaba en la compu terminando unos trabajos cuando suena el portero eléctrico, por el canal cerrado puedo ver en la tv quien llama, era Javier, no se si atenderlo pero no se mueve del hall, y sigue insistiendo. Podía dejarlo y que el de seguridad lo eche pero me generaría un problema así que atendí.

– Hola Flor sabía que estabas.

Lo invito a pasar y le ofrezco algo de tomar, se tira en mi puff, yo me siento en el de al lado.

– Carolina me tenés loco, sos muy hermosa y no puedo dejar de pensar en vos. y a vos ¿que te pasa conmigo?

Se estaba lanzando y sin paracaídas.

Le explico la situación, le decía una cosa pero mi corazón pensaba otra, el muy traicionero se estaba poniendo de su lado termino diciendo – bueno todo bien, bajá de revoluciones y vemos que pasa.

Vamos a dar una vuelta, tengo la bici afuera y hoy es un lindo día, dale no te quedes encerrada.

Soy fanática del mountan bike y se lo había comentado, el muy guacho sabía como engancharme.

– Bueno esperá que me visto.

Salimos, había unos circuitos que quería hacer en los valles que me contaron que eran fantásticos.

Su bici no estaba preparada para esta travesía ni tenía el equipo apropiado pero él ponía tan buena onda que disminuía la marcha y lo esperaba. El paisaje era bellísimo lleno de magia y la vista espectacular pero el  terreno era muy escarpado e íbamos lento cuando de repente el se desbarranca y cae por la pendiente.  

Me quedé petrificada, cuando atino a reaccionar lo veo tirado junto a un árbol. Salí corriendo, él trata de incorporase pero se lo impido, tenía varios raspones y cortaduras en las manos y piernas, no tenía casco ni guantes pero parecía no tener nada roto, el golpe en la cabeza me tenía preocupada, estábamos muy alejados de nuestro punto de partida y tampoco conocía el lugar.

Saco de mi mochila el pequeño botiquín y le practico los primeros auxilios. No fue tan grave como parecía, pero nos llevamos un gran susto, su bici se averió y ya se estaba haciendo de noche, empecé a preocuparme, no tenía señal en el celular y para desgracia el posicionador no tenía batería.

Era peligroso emprender el regreso así que tomamos la decisión de pasar la noche allí. Es curioso cómo nuestros encuentros se generaban a partir de accidentes, era como si nuestro destino ya estaba trazado por escabrosos caminos.

Hacía frío, había puesto a último momento una manta liviana, tuvimos que juntarnos para tapamos con ella, comimos unas barras de cereal y chocolate.

La noche estaba preciosa y la luna se reflejaba en un lago que veíamos a lo lejos, no podía pedir una noche más especial.

Estábamos charlando cuando de repente empezamos a besarnos, mentiría si dijera quien lo inició, creo que fue un acuerdo tácito entre nosotros.

Siento el calor de su piel que me envuelve, se saca la remera y yo hago lo mismo, me ayuda a desprenderme el corpiño. Nuestros cuerpos se enlazan y comienzan a mezclarse. Me pone de cara al piso y hecha sobre mi, me abraza, busca mis pechos que ya estaban esperando sus manos, su lengua se mete detrás de mi oreja y comienza a bajar por el cuello y espalda, mnn estaba muy excitada y mojadita, Se mete un dedo en la boca y lo lubrica con saliva, lo mete en la conchita mientras que su lengua se apodera del clítoris, ¡que caliente que estaba!, Sus manos me separan la nalgas y sus dedos arremeten en mi culo, vuelve a lubricar sus dedos y los mete nuevamente, me gusta mucho el sexo anal y le pido que me coja.

Me paro y me recuesto contra el árbol, saco mi colita para que su verga entre completa, me apoya solo la puntita, muevo mi cola hacia él para que me la entierre hasta el fondo, sus manos bajan a mi clítoris y se meten en mi concha, mientras comienza a penetrarme el culo. Su pene se hincha dentro mío, con los movimientos como de un pistón, entra cada vez mas profundo, estoy toda sudada, le gusta escuchar mis gemidos cada vez más fuertes, cuando me la entierra completa una oleada de calor me invade y comienzo a acabar.

Me doy vuelta y me arrodillo, mi boca queda justo a la altura de su pene, comienzo a tragarlo suavemente, mi garganta se va acomodando poco a poco hasta que entra completo. Mis manos acarician sus bolsas, masajeo su cola, sus manos aprietan mi cabeza contra su pija, escucho un gemido y acaba en mi boca.

Nos quedamos dormidos, al amanecer escuchamos un grupo que se acerca, le pido ayuda y nos trasladan a un refugio cercano.

Empezamos a salir pero la relación se desgastó rápidamente, nuestros amigos pertenecían a grupos diferentes, y él no soportaba las diferencias económicas que teníamos.

Y después vino Mauricio………… pero esa es otra historia.