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Niñas Traviesas

en Hetero: General

Me peleé con Carlos, otra pelea boluda que vaya a saber por qué empezó, pero me tiene muy mal, entonces llamo a Gabi, quiero hablar con alguien que me entienda y me aconseje. Escucho sonar el celular del otro lado, ¡por fin atiende!.  

– Hola Gabi, no sabes lo que me paso.

– No se, pero ahora no puedo hablar, vení a casa a las 4, ¿bien?

– Bueno, esta bien, nos vemos en tu casa.

Con Gabriela somos amigas desde hace poco tiempo, nos conocemos porque las dos jugamos jockey, me sorprende lo bien que nos llevamos sin apenas conocernos. Ella es divina, yo la envidio porque es inteligente, muy bonita e introvertida. Se pone unas minifaldas y le gusta cruzar las piernas para ver como la miran, entonces la muy zorrita pone cara de inocente lo mira a la cara y mientras mantiene la mirada, pone una de sus manos entre las piernas y se acaricia.

Ahora está de novia con Pablo, siempre que sale con él hablábamos hasta tarde y me cuenta lo que hicieron, el otro día lo calentó al límite, estaban en su casa mirando un DVD, de pronto lo sorprende, le baja el pantalón y comienza a acariciarlo suave, mimándolo, dándole besitos, de a poco lo fue conociendo y sabe donde tocarlo para excitarlo, es muy morbosa y le gusta contarme con todos los detalles, hay veces que cuando terminamos de charlar me quedo muy excitada.

Hoy no me siento bien, prendo la tele, haciendo tiempo hasta que sean las cuatro, pero nada me llama la atención, juego con el control remoto, veo desfilar los canales ante mi, el tiempo pasa tan lento cuando necesitamos que vuele.

Me voy a casa de Gabi, cuando llego, la empleada me avisa que está en su cuarto, está sentada en la cama escuchando música, tiene puestos unos short cortitos que dejan entrever la base de sus redondeadas nalgas, esta sin corpiño, puedo adivinar a través de la remera corta sus pezones, encima de todo la muy hija de puta tiene lindas gomas!. Dos piercing adornan su cuerpo uno en el ombligo y otro en la nariz que le dan un toque personal y deja locos a los chicos, yo no se que será pero hay gente que respira sensualidad y una de ellas es Gabi.

– Hola perdoname que no te pude atender pero estaba con papi que me jode por las notas del cole. Dale sentate y contame.

– Todo bien, lo que pasa es que estoy re mal porque me pelee con mi novio. Me acuesto junto a ella y le cuento los pormenores de mi relación. Ella está de espaldas en la cama y yo de panza recostada en mis codos, nuestras miradas se cruzan, me pasa sus manos como peinándome, tiro para atrás la cabeza acompañando sus movimientos. Cierro los ojos unos instantes disfrutando el momento.

– Dulce, no te preocupes, vas a ver que mañana se arreglan. Prende un cigarrillo de hiervas, tiene un olor muy fuerte, saborea el humo y me lo pasa, le doy una pitadas dándome una sensación de embriaguez y vuelo.

Ella acerca su cara a la mía, la música suena muy fuerte, me roza los labios con los suyos, y yo le correspondo, me tiro sobre ella y no movemos lentamente como en terreno minado. Nos sentamos en la cama enfrentadas y nos abrazamos, ella comienza a desvestirme.

– Tenés unas tetas muy sensuales y esos pezones rozados están para comérselos.

No tengo unos senos de gran tamaño como los suyos pero son bonitos, una aureola suavemente rosa los envuelve, el pezón es grande y está muy parado y duro, me los lame y me pone a hervir. Busca mi clítoris, lo masajea suavemente, me tumba en la cama y abre mis piernas, su lengua se mueve por mi rajita, separándola con sus dedos, me levanta la piernas y las dobla hasta que toquen la cama, mi culo queda como regalo para su boca que no tarda en comérmelo, introduce sus dedos en él, mientras la lengua hace estragos en mi clítoris, gimo bajito, reprimiéndolo, pero el goce es tanto que no puedo acallarlo, cuando me mete el tercer dedo acabo, mi concha late y se impregna de líquido, ella lo lame todo y me lo pasa con un beso, fue un final lindo y caliente.

Estaba roja, mezcla de vergüenza y excitación, apenas pude mascullar un saludo de despedida, me vestí rápidamente y me fui.

Al otro día Gabi estuvo persiguiendo por todo el colegio, por suerte vamos a divisiones diferentes, estaba perturbada, a mi me gustan los chicos pero este encuentro me tenia desconcertada.

Nos vimos poco esa semana, yo falte a unos de los entrenamientos y no contestaba sus llamadas, pero no podía dejar de asistir eternamente a las prácticas de jockey, mas teniendo un partido el sábado. Así que nos vimos ese viernes y cuando estábamos en los vestidores charlamos.

Empezamos a frecuentarnos nuevamente como si entre nosotras no pasó nada, estuvimos así hasta el final de la primavera. Un día me invita al shoping para que la acompañe a comprarse una malla, yo también quería una por lo que acepté con gusto.

Ella buscaba una bikini blanca, se probó una que trasparentaba todo sus pezones, pude apreciar los bonitos que eran y cuando me di cuenta estaba mojada y excitada.

Entro al probador con ella y cierro la cortina lo más que puedo

– Estas loca Ana, vamos a hacerlo aquí entre toda esta gente?, no le respondí, desabroche el corpiño y me encontré ante unas espectaculares tetas que me apuntaban con sus pezones marrones oscuros casi del mismo color que su aureola, la beso con pasión contenida, me acuerdo de las cosas que me hizo la otra vez y esas sensaciones vuelven amplificadas, le saco la parte de abajo, ella esta recostada contra la pared, le separo un poco las piernas y la acaricio lentamente, veo que su concha se humedece y chorrea de lujuria, con movimientos delicados la acaricio, esperando que desee cada mimo de mi mano. Acerco mi boca a su jugosa concha, está muy caliente, la tiene totalmente depilada lo que favorece que mi lengua de deslice con naturalidad, veo su cara de viciosa pidiendo más y más, ahora la pajeo a dos manos, una dentro de su concha y la otra en su culo, voy a forzarla bien, lubrico con saliva todos mis dedos y le meto el puño cerrado en la vagina, mnnnn que rico, dale que ya acabo, empuja con sus manos mi cabeza dirigiendo mi boca al clítoris, un chorro sale despedido y corre entre sus piernas, creí que se había orinado, el orgasmo fue tan fuerte que sus espasmos y jadeos duraron varios minutos.

– Divina me hiciste acabar como nuca.

Salimos del probador, la cara de la vendedora delataba que nos había escuchado lo mismo los que estaban en los probadores vecinos, devolvimos la malla y nos alejamos abrazadas y riéndonos por lo incómodos que estaban todos.