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Cadena de Favores-el traslado

en Orgías

Cadena de favores. –El traslado-

Siempre he pensado que había que ayudar a quien lo necesita, y nunca considere el cobrar los favores que hacía "que tu mano derecha no vea lo que hace tú izquierda". Pero, eso no es así para otras personas, que esperan que los favores que te hacen sean devueltos y tratan el favor como una deuda contraída que algún día debe ser pagada. Esta es la conclusión a la que he llegado después de lo sucedido el último año en mi vida.

Dejar que os cuente mi historia, bueno, mejor la de mi mujer y la mía, ya que ella también ha participado plenamente y ha querido narrar alguno de los episodios.

Me llamo Gabriel, tengo 35 años y soy consultor independiente, mi mujer Mónica tiene 33 y posee tres tiendas de ropa. Tenemos dos niños de 5 y 4 años y una vida bastante tranquila en una ciudad de la costa. La situación económica es buena y nuestra de relación de pareja funciona, nos conocemos bien, y somos bastante compresivos entre nosotros. Sexualmente, después de algunas crisis, hemos conseguido complementarnos de maravilla y aunque nos somos demasiado entusiastas, intentamos mantener actividad en nuestros encuentros e innovar siempre dentro del entorno de la pareja.

Debido a lo que se trata, creo que es pertinente que os describa nuestros físicos. Mónica mide 1,65 m y pesa 66 Kg es morena con ojos marrones, pelo liso moreno que le llega a la altura de los hombros, lo que más destaca en ella son sus pechos, grandes, usa una talla 120 de sujetador, sus muslos voluminosos, y su redondo culito respingón mas propio de negrita que de una persona con su blanca piel, (para haceros una idea se parece al cuerpo de la modelo Aneta Buena) su cara no es bella pero si muy simpática, con un algo especial que atrae. Yo mido 1,88 m, peso 95 kg y todo el mundo dice que tengo un aspecto muy viril, de anchas espaldas y largos brazos, siendo mi característica principal mi apreciada herramienta de longitud 28 cm.

En mayo del año pasado me ofrecieron preparar un proyecto en la capital, como asesor de una multinacional, el trabajo era muy interesante profesional y económicamente, pero iba a requerir mi presencia a diario en la sus oficinas centrales. Esto suponía tener que estar toda la semana fuera de casa. Lo hablamos y decidimos irnos toda la familia a vivir allí, alquilaríamos una casa y los niños podrían pasar el curso allí. Al mismo tiempo sería una buena oportunidad para que Mónica abriera otra tienda allí y dar el salto definitivo en su proyecto de crear una franquicia.

Yo me adelante para preparar el desembarco, y me puse a buscar casa, cosa no demasiado fácil en los tiempos que corren

Este es el punto cero de esta historia. En el restaurante donde solía comer, conocí a Pedro, un simpático empresario con bastante éxito en los negocios. Teníamos muchas cosas comunes, habíamos estudiado la misma carrera, teníamos la misma edad, compartíamos temas profesionales y a los dos nos encantaba cocinar. Puntos más que suficientes para comenzar una relación de amistad.

No hay manera, llevo tiempo buscando casa y no encuentro nada que valga la pena, o no me gusta, o está mal situada, o es demasiado cara.

¿Por qué no venís a vivir a nuestra urbanización?

Pero, si tú vives en la zona más cara de la ciudad, los alquileres deben de ser altísimos allí.

Espera. Marco con su móvil y comenzó a hablar. –Ana, ¿Cuándo dejaran tus padres la casa?,…, ¿y cuándo volverán?,…., si,…, estupendo. Tengo un amigo que le podía interesar, va a desplazarse con la familia durante un año,…., se lo ofreceré,…, correcto,…, te quiero.

Solucionado. Mis suegros se van a su casa del norte y estarán allí un par de años, mi cuñada tiene algunos problemas y quieren ayudarla. Me ha dicho Ana que podéis quedaros este año allí.

¿Qué alquiler piden?

Para ti, nada, solo me dijo que cuidarais la casa como si fuera vuestra, y estoy seguro de que lo vais a hacer.

Nos mudamos en breve, era una casa preciosa, que limitaba con la de ellos, con amplias habitaciones y jardín. Ana y Mónica se hicieron pronto amigas y gracias a ella y a Pedro que movieron sus contactos para ayudarnos pudimos empezar una nueva vi da sin notar el mas mínimo cambio.

Cuando ya estuvimos asentados, invitamos a cenar a Pedro y Ana, es lo menos que podíamos hacer, buscamos un buen restaurante y le compramos unos regalos, con eso de alguna manera queríamos agradecer toda la ayuda que nos habían prestado.

Ana llego muy guapa con el pelo recogido, un traje de noche estilo princesa con la espalda al aire y un gran escote. Mónica vestía toda de negro, con un simple pantalón y una camiseta ajustada de lycra que marcaba el sujetador de talla 120 y hacía notar sus emergentes pezones. Pedro se vistió para la ocasión con un moderno traje de Verino, que superaba mi clásico traje azul y corbata.

La cena transcurrió muy divertida entre chistes, anécdotas e historias sobre todo de nuestro cambio de casa y del barrio donde íbamos a vivir.

Habíamos comprado una botella de whisky escocés y un precioso pañuelo de seda para Ana. Durante el postre, creí que era el momento perfecto para hacerles los regalos, Mónica los saco de las bolsas y se los dio.

Esto es un simple regalo de agradecimiento por lo que nos habéis ayudado estos meses. Dije yo.

La verdad es que no es nada comparado con lo que habéis hecho por nosotros. Estaremos siempre en deuda con vosotros. Dijo Mónica. No sabríamos como devolveros el favor.

Creo que si podéis. Dijo Ana. ¿Queremos pediros algo? Tenemos unos amigos, Luis y Carmen

Claro, los conocemos, he comido alguna vez con él y Pedro

Luis es íntimo de Pedro y Carmen y yo somos como hermanas. Nos lo contamos todo. Están pasando un mal momento, su relación no es mala pero andan apagados en el tema sexual, no tienen relaciones desde hace meses; Luis es un obseso de los pechos grandes, le hizo ponerse implantes de silicona porque Carmen tenia las tetas pequeñas, y hoy todavía piensa que tenia que haberse puesto el doble. Carmen es más comedida y se queja de Luis es demasiado frio en la cama y ella prefiere experiencias más intensas.

Pit (que era como Ana llamaba cariñosamente a su marido) y yo los estamos intentando ayudar, hemos probado varias cosas, les obligamos a ir a un terapia de pareja, hemos visto películas porno y hemos ido a espectáculos eróticos juntos y hemos tenido con ellos infinidad de conversaciones, pero ninguna ha surtido efecto pretendido, activar su relación sexual.

Hablamos con su psicólogo y le pareció muy bien la siguiente idea: Vamos a preparar un encuentro confortable, familiar, y vamos a invitar a una pareja, durante la cena o comida, incitaremos a conversación picantes, hablar de de experiencias eróticas y al final concluir con esa pareja practicando el sexo delante de ellos, algo sencillo, de forma que al ver a otros hacerlo les active. ¿Qué pensáis?

Es una gran idea. Contar con nuestra colaboración ¿en qué podemos ayudaros para ponerla en marcha?

Esta pareja debe ser cercana a ellos que nos se sienta agredidos y por su puesto atractiva, algo que resulte natural. Y ahí es donde entráis vosotros pues hemos pensado y queremos que vosotros seáis esa pareja.

¿nosotros? Respondí yo, eso deben de hacerlo profesionales. Podéis encontrar gente que se dedica a eso.

Te he dicho que ya hemos ido con ellos a espectáculos de ese tipo, pero no ha surtido efecto.

Pero nosotros no somos precisamente Brad Pitt y Angelina Jolie ¿podríais haber elegido a otros? Yo he hecho algo de barriga.

Si, y mis tetas no son las de antes después de tener dos niños.

No importa, precisamente eso es lo que buscamos, algo natural, queremos que de la imagen de espontaneidad, que ha surgido en ese momento.

¿y como sabéis que vamos a hacerlo bien?

No queremos gran cosa, solo crear un clima de excitación, tú tienes unos pechos grandes, y a Luis le gustara verlos. ¿Qué talla usas?

120, contesto Mónica.

Te he visto un buen bulto cuando vas en bañador y el otro día vi que salías desnudo a coger algo al jardín y vi que calzas bien.

Eso es verdad, 28 cm de rabo. Volvió a intervenir Mónica, la he medido más de una vez.

No será difícil, como siempre lo hacéis pero con público. Os olvidáis de que os están mirando, y ya está. Además seguro que se animan antes y se van a la habitación a apagar el calentón.

No quiero defraudaros, os puedo ayudar a buscar otra solución. Dije yo tratando de que olvidaran el tema.

Pedro que no había intervenido hasta el momento dijo de forma tajante: -Os hemos hecho muchos favores pero necesitamos que nos hagáis este-. Tras decir esto se levanto a por tabaco.

Tengo que ir al aseo pensarlo mientras tanto y me decís algo. Concluyo Ana.

…/…

¿Qué te parece la proposición? Vaya cara, ¿no?

Pues a mí me parece que puede ser divertido, sabes lo excitante que es que te miren mientras lo haces. A ti siempre te ha gustado, recuerdas aquella vez en la playa.

La verdad es que me gustaría pagar los favores que me han hecho y no deber nada.

Entonces que nos de mas detalles y si no es demasiado lo que piden, lo hacemos, ¿ok?

Ok dije yo dejándome llevar por su confianza.

Al poco llegaron ellos y nos preguntaron

¿lo habéis decidido?

De acuerdo, lo haremos. Pero danos mas detalles ¿Cómo lo tienes pensado? ¿cuándo será el encuentro?

Mañana.

¡mañana!

Quizá para vosotros sea precipitado, pero yo tengo todo prácticamente dispuesto.

Ana saco una carpeta y nos dio una hoja a cada uno. Efectivamente, lo tenía bien pensado.

Este es nuestro plan. Por la mañana iréis a por la ropa que vais a llevar, ya la tenemos reservada, para ti Gabriel, un tanga, unos pantalones claros y una camisa. Mónica, tu vas a ir muy sencilla, no quiero que destaques más que ella, es muy presumida y se siente bien cuando es la más guapa. Llevaras una camisa de color malva bastante amplia, debes disimular el pecho, una falda por encima de la rodilla y te pondrás una braga brasileña, que marque los cachetes del culo.

Hemos quedado a las ocho pero quiero que lleguéis después que ellos, así evitare alguna suspicacia inicial. Durante la cena calentaremos el ambiente, nosotros iremos marcando las conversaciones, simplemente tenéis que seguirlas. Durante los postres, os daré cuando creamos que la situación ha alcanzado la temperatura adecuada, os daré la frase clave, la contraseña: "habláis mucho pero hacéis poco" entonces tú, señalando a Mónica empezaras con un striptease sobre la mesa donde cenemos, cuando estés en bragas y sujetador, bajaras y te pondrás a bailar con Gabriel y lo desnudaras, entonces será cuando te quitaras el resto de la ropa, recuerda lo último que tienes que quitarte es el sujetador quiero que tus hermosas tetas salgan al final, de esa manera Luis estará más caliente. Acabareis besándoos y restregándoos y empezareis a hacer el amor como si no hubiera nadie más en la sala, el mejor sitio es sobre la mesa que hay delante de la tele, es una mesa baja de mármol muy fuerte, soportara vuestro peso y podrá veros mejor, la poséis acomodar con cojines que encontrareis sobre los sofás. No os compliquéis, las posturas simples, misionero, luego ella arriba y para terminar a cuatro patas.

¿practicas el sexo anal? interrumpió Pedro dirigiendo su mirada a Mónica.

Algunas veces lo hemos practicado, pero sin gran penetración. Respondió ella

Como queráis, aunque me gustaría que acabarais con eso, luego te corres encima de ella y listo. Os levantáis pedís perdón porque estabais muy cachondos os ponéis la ropa y os vais sin decir nada. Concluyo Pedro

Creo que lo habéis entendido en los papeles que os ha dado Ana viene todo bien explicado. Si tenéis alguna pregunta nos llamáis. Lo más importante es que sea natural, espontaneo.

¿Qué pasa si las cosas se tuercen? ¿Y si ellos se sienten incómodos?

En ese caso la cancelación del plan con la otra contraseña, "está haciendo mal tiempo". Recordar que no quiero que se enteren de que es todo un montaje.

Aquella mañana fuimos a por la ropa, preciosa, de excelente calidad, la seda de la camisa de Mónica era pura, muy suave. La ropa interior era muy moderna y sexy.

Por la tarde, siguiendo sus instrucciones llegamos a la hora prevista a su casa. Nos recibió Ana vestida de forma muy atractiva, llevaba unos pantalones blancos muy ajustados marcaban su tanga y daban una apariencia todavía más grande a su culo y una blusa semitransparente que permitía ver dentro del sujetador sus pequeños y firmes pechos.

¿Llegamos tarde?, dije yo intentando ser espontaneo.

En absoluto, llegáis en el momento de abrir la primera botella de vino, contesto Pedro

Nos presentaron, no sé qué primera impresión les causamos pero ellos me recordaban a Lucia Lapiedra y su marido. Ella era una chica guapa, quizá con excesivamente artificial, labios siliconados, pelo largo y rubio (teñido), muy bien vestida con una corta minifalda para lucir su largas piernas y un amplio escote que permitía ver el canalillo y parte de su redondos y operados pechos, mantenidos al aire, en ausencia del uso de sujetador. Luis era un tío atractivo, de estatura media y trabajada de gimnasio.

La cena fue estupenda, excelentes plastos y maravilloso vino que ayudo a que habláramos de muchas cosas y el ambiente fuera muy familiar, teníamos muchos temas en común que convirtieron el encuentro en algo muy intimo.

Ana y Pedro empezaron a sacar temas picantes, chistes verdes, cuando fue tu primera vez, el sitio más raro donde lo has hecho, etc. Todo ello unido a las botellas de vino que habíamos bebido contribuyo a subir la temperatura de la reunión. Mónica y yo esperábamos la frase convenida para actuar cuando Carmen pregunto a Ana:

¿tienes cita para la operación de aumento de pechos?

La cancele, voy a esperar a final de año. Me da miedo entrar al quirófano.

A mí me pasa lo mismo, intervino Mónica, llevo tiempo pensando en quitarme pecho, pero entrar a quirófano me causa mucho respeto.

¡quitarte! ¿Por qué? Dijo Luis

Porque es muy incomodo, después de dos partos te cambian mucho. Ahora necesito una talla 120 de sujetador.

Mujer, pero realzan mucho la figura y aumentan la autoestima. Dijo Carmen

A mí lo que me aumentan es el dolor de espalda, no sabes lo que pesan.

No creo que sea para tanto, dijo Ana

¿quieres comprobarlo? Ven y cógelas.

Ana se acerco a Mónica y le agarro primeo uno y luego las dos.

Caray, si que pesan.

Deja que las veamos.

Mónica procedió a desabrocharse la blusa, pero no se la quito, quedo a la vista su precioso sujetador de encaje italiano con apertura frontal, el cual albergaba dos inmensos proyectiles deseosos de explotar, se retiro con gracia los corchetes y dejo al descubierto sus hermosas ubres, que se desparramaron desafiando la ley de la gravedad.

Se abrió del todo la blusa para que todos la vieran.

Luis los miraba ensimismado, quizá nunca había visto unos pechos tan grandes en frente de él o al menos eso reflejaba su cara. El propio Pedro que estaba más pendiente de que todo saliera bien, no pareciera preparado para esa visión, se quedo con la boca abierta.

Carmen se levanto para testar su peso, le agarro uno de los pechos, luego el otro,- no puede ser que gastes una 120, yo uso la 90 y los míos parecen pequeños a tu lado. Se levanto la camisa y se puso al lado de mi mujer con la intención de que se pudieran comparar. Nos dejaron disfrutar de dos pares de tetas distinta por un lado las morenas y siliconas y por otro las autenticas ubres gordas ligeramente caídas y blancas.

La anfitriona, Ana, que vio como nos habíamos salido de los planes previstos, quiso tomar el control de la situación. Le desabrocho la falda, dejándola caer, mi mujer levanto los pies para pisarla y se desprendió de la camisa y el sujetador, quedándose solo con la braguita brasileña que le resaltaba los redondos glúteos, el collar de ámbar y los unos preciosos zapatos de tacón de aguja, atados como las sandalias romanas cuyos cordones le llegaban a la rodilla. Desfilo alrededor del salón imitando a las modelos de pasarela, dejándonos ver su trasero redondo, de nalgas voluminosas, de textura molosa subían y bajaban debido al forzado movimiento de sus andares. Volvió a dar su turné como antes de punta a punta del salón, dando pequeños saltitos que hacían moverse de arriba abajo sus hermosos pechos.

¿Qué os ha parecido? ¿no creo que realcen la figura? Dijo Mónica sentándose en la mesa y apurando su café.

Para hacer cubanas deben de ser maravillosas. Dijo Luis

Los planes se habían contrariado, mi pareja estaba desnuda y yo no sabía qué hacer, esperaba que se le ocurriera algo a la anfitriona o a su marido, lo que teníamos pensado se había venido abajo debido a la espontaneidad de las chicas y yo estaba sembrado de confusión. ¿Me tiraba encima de ella para hacer el amor? ¿Empezaba también desnudarme?, Su respuesta al cometario de Luis abrió nuevas puertas a mi actuación

Se manejarlas bien. Aunque a no puedo abarcar el rabo de Gabriel cuando lo pone entre mis ellas.

Que exagerada eres mujer-, dijo Pedro.

Casi 30 cm.

Todos sois igual de fantasmas. Si tan larga la tienes, demuéstralo-, increpó Ana

De acuerdo, si ponéis música me quito la ropa.

Me subí a la mesa y empecé a quitarme la camisa ritmo de la canción, y con la ayuda de Ana, el calzado y los pantalones. Sin pensármelo más corte la tira del tanga con un cuchillo y mis 28 cm de verga salieron al exterior.

Y al igual que le había pasado con ellos al desnudarse Mónica, ellas se quedaron con la boca abierta, en el sentido literal de la palabra, Carmen se quedo señalando con el dedo, tapándose la boca exclamando:

¡madre mía!

Eso no se puede tener mucho tiempo levantado.

La verdad es que tenía razón, es más, normalmente me costaba echar el segundo polvo, pero tenía casi 30 cm de polla, que era lo importante para el show que habíamos preparado, o al menos eso creía yo en ese momento.

-Nos hemos ganado una copa, ¿no?

Luis que estaba junto a la barra me dio un Mojito a mí y otro a Mónica, a la que no podía dejar de mirar, clavando los ojos en sus tetas, en ese momento se percato que nos habíamos dado cuenta de la erección bajo su pantalón y corrió a sentarse junto a su mujer.

A Luis le han gustado tus tetas, vaya como se le ha puesto, y no creas que es muy normal en él, pero cuando se pone, se pone. Dijo Carmen.

Luis le cogió la mano y la puso sobre su paquete,

hazme una paja

- de eso nada, que te la haga ella que es la causante.

- ven, dijo Mónica, yo me encargo de aliviarte, ¡pobrecito mío!

Luis se acerco a ella, en cuanto estuvo a su lado, Mónica, se puso de pie, se unto las manos con parte de la nata que quedaba de su postre, la repartió sobre sus rojos y pequeños pezones y sosteniéndoselas por dejaba se las ofreció

Todas para ti. A ver que sabes hacer con ellas

Se lanzo como un lobo a chuparlas, los devoraba con deseo, como un adolescente; pasaba de un pecho a otro lamiendo y mordiendo y agarrando fuertemente con las manos, volteándolos con energía, separándolos, golpeándolos con las palmas, juntándolos intentando abarcar con su boca los dos pezones, metía su cara en medio, escupía sobre ellos y restregaba la saliva para volver a magrearlos, agitando y chafándolos, intentaba ocupar con cada mano una teta, pero le rebosaban, demasiado grandes para una sola mano, empezó a coger una teta con las dos manos y a amasarla como si estuviera haciendo pan. Mónica se quejo del la agresividad con que trabajaba sus pechos.

Luis decidió bajar la intensidad del ataque y paso a ser más sensual, acariciaba y pellizcaba con dulzura la aureola y con su lengua en rápidos movimientos lamía el extremo del pezón, desplazaba las manos a través del canal y rodeando por el exterior las juntaba, masajeándolas con sumo delicadeza de arriba abajo.

Mónica había pasado de quejarse con pequeños chillidos por el dolor de los mordiscos y tocamientos de la envestida inicial, a emitir suaves jadeos de placer y suspiros de relajación. Sus pezones, normalmente pequeños habían crecido hasta ocupar la mitad de aquellos enormes pechos, yo nunca los había visto así.

En ese momento, ella, sometida por hormigueo que le llegaba de sus tetas a la punta de sus pies, le desabrochó la bragueta, saco su polla y empezó a tocársela, dejando que el continuara con su sutil magreo.

Yo, mientras era agarrado de mis partes por Carmen, que se sorprendía de tener una herramienta de ese tamaño entre sus manos y empujándome la cabeza me la dirigió a su entrepierna donde no me cupo otra opción que ponerme a comer su abierta concha.

Déjame que la ponga entre tus tetas. Dijo Luis cansado de magrear los pechos de mi mujer.

Mónica volvió a coger nata la restregó por su canalillo y se sentó en el sillón. Luis se echo sobre ella poniendo su rabo en medio de sus tetas y empezó a moverse de arriba abajo mientras ella las sujetaba para que no se le desparramaran, la respiración de Luis se hacía más rápida y profunda según resbalaba su polla entre las grandísimas tetas, totalmente entregadas a su amante, apretando el miembro como rodillos de una engrasada maquinaria de placer.

¿No te la vas a follar? Dijo Ana invitando a Luis a cambiar de tercio. ¿te vas a conformar solo con sobarlas? Su almeja rezuma felicidad.

Mónica se quedo mirando a Ana con sorpresa, mientras Luis comenzaba a buscar la rajita de mi mujer usando sus manos

Espera, dijo Mónica ¿Qué crees que haces? Me he ofrecido a liberar tu tensión sexual, puedes correrte entre mis tetas si quieres, pero follar es otra cosa.

Pero mujer si tienes mojada tu ranurita. ¿No digas que no te apetece?

Mónica tumbada sobre el sillón con las piernas abiertas y la mano de Luis entre ellas, vio como Ana le rogaba con gestos que hiciera el esfuerzo y se dejara penetrar por el extraño.

De acuerdo, pero despacito. Y no te corras dentro.

Tranquila, pienso acabarme en tus tetas

Luis metió su polla y comenzó a moverse sobre ella disfrutando al contemplar como sus tetas que caían desparramadas a un lado comenzaban a desplazarse de arriba abajo, causando en él un gran placer visual que lo motivaba a penetrarla profundo.

Levante la cabeza y la situación había cambiado, Pedro se encontraba detrás de la barra con una copa en la mano, en cuanto lo mire alzo su copa dedicándome un brindis, yo sonreí y le guiñe un ojo, pero por la cara que tenía creo que estaba masturbándose. .

Mientras tanto Carmen se había tumbado a lo largo del sofá y se había sacado el tanga, le introduje mi verga despacio, después de ver la polla de Luis, pensé que no estaba acostumbrada a vergas como la mía. Con suaves movimientos empecé a introducirla, su coño estaba tan mojado que no fue difícil, ella se acerco a mi oído y me susurro, -rómpeme en dos con esa pollaza- comencé a moverme más rápidamente, metiéndola hasta el fondo, los gemidos de ella superaban a los suspiros de Luis, llegándome incluso hasta asustar. Desde mi posición veía que Ana esta tocándose entre las piernas mientras nos estaba mirando con suma concentración, cuando la mire aparto la vista fingiendo estar concentrada en el espectáculo de la otra pareja. De pronto Carmen paro con un intenso gemido final y se desmayo, creo que fue más debido a la ilusión de tener una polla tan grande dentro de ella que por el acto en sí. Ana que se dio cuenta corrió enseguida con un vaso de agua a atender a su amiga. Se reclino sobre ella dejando en frente de mi cara su inmenso trasero.

Me encantaba su culo, grande, redondo como un melocotón, ahora justo delante de mi cara, no pude evitarlo y empecé sobárselo con las dos manos por encima del pantalón, mientras ella alargaba la conversación con su invitada más de lo necesario. Al notarlo, intente acceder por detrás hasta tocar su coño, ella se dio cuenta y abriendo sus piernas me facilito el acceso. Lo acaricie y lo pellizque delicadamente, provocando en ella un suave movimiento de caderas buscando mi mano.

Nos detuvimos cuando vimos a Luis decir:

júntalas

Y sacando su polla del coño de mi mujer, la metió de nuevo entre sus tetas, hizo que ella las juntara con sus manos y empezó a moverse como un poseso con la mirada hacia el techo buscando el momento para correrse, quería llevar el control del movimiento, que era tan intenso que parecía que le iba a arrancar las tetas, continuo así hasta que no pudo más y reventó; provocando una tormenta de nieve que descargo sobre aquellas grandes montañas. Saco la polla, cogió a Mónica por el cogote, cosa que ella no esperaba, y se la metió en la boca para limpiársela.

Se separo de ella, diciéndole – las manejas bien pero te falta intensidad- se subió los pantalones y corrió hacia la barra donde estaba Pedro esperándolo con un Gin Tonic, que Luis apuro de un solo trago, los dos se rieron satisfechos -me encantan tus amigos, saben cómo acogerte en su pecho-.

La situación estaba así: Luis había puesto la tele y apuraba otro gin tonic, Carmen continuaba relajada en el sofá, Ana había ido a la cocina y yo me disponía a ir al aseo a lavarme un poco.

Pedro se aproximo a Mónica que rebosaba semen por su pecho fruto de la eyaculación de Luis. Vio el pañuelo de seda sobre la silla, la agarro y comenzó a limpiarle la lefa, muy suave y lentamente, disfrutando del contorno y del volumen de los pechos. Luego le acerco el sujetador y se lo abrocho, tocando todo lo que pudo los grandes melones de mi mujer, que todavía cachonda puso su coño sobre la pierna de él y empezó a restregarse. Metió la mano dentro de su pantalón y sin sacarle la polla empezó a masturbarlo.

Cuando salía del aseo me encontré con Ana en el pasillo, -van bien las cosas, ¿no?- .

-Pero pueden ir mejor, ¿Por qué no os lo montáis tú y mujer delante de todos?

-Con lo caliente que esta Mónica seguro que no le importa. Pero yo, ya ves, después del susto de tu amiga me he relajado.

Se arrodillo me cogió la verga totalmente relajada y la lamio primero el glande, desplazando su lengua hasta jugar con los huevos, para luego metérsela en la boca y comenzar a chupármela, tratando de metérsela toda hasta casi ahogarse, la hice levantarse, la puse de cara a la pared y me restregué por su enorme culo, sin poder resistirme a coger sus tetas por debajo de su camisa, eran pequeñas y duras, volví a sobar su culo y me separe de ella, que irrumpió en la sala decidida a dar el siguiente paso de una velada que no quería que se le escapara de las manos:

Mónica deja a mi marido y ocúpate de quien tienes que ocuparte.

Aparecí yo con la polla erecta después del affaire en el pasillo.

Mónica estaba a cien después de restregarse con la pierna de Pedro, su coño brillaba debido a los jugos que rezumaba. Me mando ponerme a cuatro patas sobre la mesa de mármol, rodeada de sofás, sin más, la obedecí. Ella se coloco detrás de mí y empezó a restregarse contra mi culo como si me estuviera follando, eso me ponía a cien, tanto que mi polla ya erecta llego a su máximo tamaño, que no suelo conseguir habitualmente, las caras del publico eran un poema de admiración ante la acción que estábamos provocando, ella seguía envistiéndome, rítmicamente, golpeándome las nalgas. Apoyo su pecho en mi espalda, dejando caer su peso sobre mí. Me agarro la polla con las dos manos y me masturbo con dureza como quien ordeña una vaca en busca de la leche, bajo restregándome las tetas por toda mi espalda y acabo jugando con sus pezones en mi ano.

Me empujo dándome un giro y me coloco boca arriba, se puso en cuclillas sobre mi polla, la agarro con las dos manos y se la metió hasta la mitad. Empezó a subir y bajar su muslos lentamente, no aprovechaba toda la longitud de mi polla solo jugaba con la mitad de ella, sin llegar al fondo, sus pechos envueltos en su preciso sujetador de encaje sobresalían intentado desprenderse de él, mas aun cuando comenzó a introducirse el miembro entero profundizando el recorrido sube-baja hasta rozar mis huevos, acelerando el ritmo.

Gire la cabeza al observar movimiento entre el público, Ana una vez más se había levantado y tras cuchichear algo con su marido, salió de la habitación; Pedro volvió a ocupar su lugar detrás de la barra, con su mano izquierda alzo el pulgar al cruzarse nuestras miradas. Luis y Ana estaban sentados cerca de nosotros y sin perder detalle, Carmen frotaba su coño enrojecido con una crema resultado de mi anterior envestida. Mónica reclamo la ayuda de Luis para quitarse el sujetador, Luis emocionado por la invitación busco el corchete en la espalda, al no encontrarlo se dirigió a la cómoda donde encontró unas tijeras y le corto los tirantes, con esos cortes el sujetador no se desprendió, entonces con sus manos lo forzó hacia abajo liberando se esa forma los pechos de Mónica que votaban como balones de futbol delante de mi, dejando el sujetador a la altura de su cintura, luego agarro sus pechos por detrás de su espalda, aplicando la misma dulzura que había demostrado sobre la silla. Mónica noto que me corría y paro de moverse clavando su coño de nuevo hasta tener dentro toda mi polla, comenzando movimientos circulares sobre ella.

Reclinó hacia atrás la cabeza buscando a Luis que jugaba con sus pezones erectos. este empezó a morderle el cuello sin soltar para nada las tetas. Mónica le pido que jugara con su ano, Luis sin soltar uno de los pechos que seguía masajeando, busco e introdujo el dedo en el orificio anal de ella.

Pedro se acerco para darnos de beber, una gin tonic para mi, otro para Luis que acabada su faena se sentó junto a su mujer, y un mojito para Mónica y Carmen. Ana, acababa de entrar a la habitación con una bandeja, que dejo sobre la mesa, comenzó a aplaudir, y todos le seguimos, ¿ya se acabo?, vaya ahora que me lo estaba pasando bien

-lo mejor está por llegar- dijo Mónica y puso sus ojos llenos de deseo sobre Pedro preguntándole: -¿practicas el sexo anal?-, Pedro se puso nervioso no esperaba la pregunta. Solo dijo no con la cabeza, ella que se encontraba de rodillas sobre la mesa, le dio un trago al mojito, y se derramo el resto de la bebida por encima del cuerpo se puso a cuatro patas justo en frente de Luis, e invito con un gesto a Pedro a que se pusiera detrás. Pedro se bajo los pantalones y saco su rabo, lo tenía tieso y rezumaba de él, algo de semen, como yo pensaba se había estado tocando detrás de la barra, su polla no era muy larga pero bastante ancho, cogió el culo de Mónica y separo los cachetes con las manos dejando ver el oscuro agujero en el que vertió el resto de su bebida, ella se estiro en un escalofrió. Estaba preparada para recibir la inhiesta polla; el tomo posición y en un primer intento no logro introducirla bien, tenia realmente un diámetro importante. Ella busco facilitarle la penetración, reclinado su cuerpo hasta tocar con las tetas el frio mármol y alzando mas su pompis, al segundo intento, logro introducirla emitiendo un sonido entre sorpresa y satisfacción, inicio sus envistes suavemente hasta encontrar una posición cómoda. Al alcanzarla, puso a cada lado de sus caderas las manos y con delicados movimientos, sin introducir del todo su verga por miedo a hacerle daño dejo que ella cómodamente recobrara la postura del perrito a cuatro patas.

Sus pechos le colgaban, lucían en pleno esplendor, grandes robustos, enrojecidos todavía por el atentado sufrido ante las habilidosas manos de Luis se movían lateralmente como el badajo de una campana, el sujetador a media cintura servía en algunas envestidas de asa a Pedro, que emocionado se saco la camisa y se abalanzo sobre la hembra recién montada, apoyando su pecho en la espalda de ella, para así tener mejor acceso a sus ricas tetas que abrazo apretando a su torso. Parecía un autentico perro en celo que no podía dejar de montar a su perrita.

Justo enfrente de ellos y atentos a la cara que ponía Mónica ante la introducción anal, Carmen que había pasado de ponerse crema a auto complacerse, tenia ocupada la boca chupándosela a Luis que miraba envidioso la forma de agarrar las tetas de Pedro

Yo, que había ocupado la posición de Pedro junto a la barra, remataba mi copa. Mirando el espectáculo me di cuenta que Ana estaba en un sillón mas apartado, pensé que se había molestado por la incorporación activa de Pedro a la fiesta, pero no, se había bajado los pantalones y las bragas y estaba trabajándose el coño con un dildo, tenía unas piernas delgadas y musculosas que acaban en un culo grande y prieto. Me acerque a ella, la hizo ponerse contra la pared, le sobe el culo de arriba abajo, me encantaba, tan grande, tan duro, recorrí con mi lengua toda su extensión hasta acabar introduciéndola en su agujerito trasero, ella seguía masturbándose, contemplando la enculada de su marido a mi mujer.

La intención de Mónica al ponerse en frente de Luis no era otra que poner a su disposición sus hermosas tetas de nuevo. -Agárramelas por favor-, el atendió su ofrecimiento se puso de rodillas delante de ella y volvió a magrearle los pechos. Carmen se situó igualmente de rodillas al lado de su marido le unto la polla de crema y continuo masturbándolo.

Pedro estaba fascinado, era la primera vez que cogía un culo, y uno tan redondito, con esas nalgas sobresaliendo, engullendo su polla hasta hacerla desaparecer. Ella quiso pagarle su cuidadoso trato y comenzó a mover sus nalgas como una boca que está comiendo una zanahoria, esto adiciono un placer suplementario al jinete que aumentaba el recorrido de su pelvis restregándose por toda la raja del culo. La paciente agilidad de Pedro y la sensualidad de las caricias que recibía en sus pezones de las delicadas manos de Luis, la hicieron derramarse emitiendo unos aullidos de placer que nos conmovieron a todos.

Pero, yo estaba demasiado animado, para ocuparme mi mujer, incluso volvía tener otra erección, y ese culo me volvía loco, sabía que si le metía mi polla quizá me la devoraría y no volvería nunca a recuperarla. Le susurre al oído:

¿has probado el anal?

No, respondió ella.

Yo te enseñare.

Ten cuidado. Por ahí soy virgen

Yo la monte por detrás de pie con suavidad dejando que ella notara toda mi polla entrar y salir. Su culo ya estaba preparado por mi saliva, bien dilatado, esperando notar por primera vez la sensación de penetración por su agujero trasero. Ella se conmovió volvió, se retorció de satisfacción al notarla. Una vez la acomode dentro al mismo tiempo le golpeaba las nalgas forzándola a que las moviera.

A Mónica se le junto todo al mismo tiempo, se acaba de correr, pero sus amantes que le estaban dando tanto placer optaron por cambiar de actitud, Pedro volvió a cogerla por las caderas y empujo con fuerza para meterla hasta el final, el diámetro de su polla era demasiado grande para llegar tan lejos y ella gimió pero esta vez de dolor, -ah! pero que haces, continua como lo estabas haciendo- pero él no la escuchaba, forzaba intentando profundizar al máximo; el sonido del golpear de su pelvis contra los glúteos cuadriplico su velocidad. Podíamos oír como chocaban más y más fuerte en cada movimiento.

Carmen al ver la situación dijo a Luis

No quería quitarse tetas, pues arrancarselas

Haciendo caso del cometario de su mujer, Luis ceso las caricias y apretó las tetas con fuerza, estirándolas como para separarlas del cuerpo, las golpeaba con la palma abierta, provocando en ellas un movimiento oscilante, las exprimía como para sacar su zumo y las mordió dejando clavados sus dientes. Carmen emocionada al ver así a Mónica acelero el ritmo de su mano.

-Parar, me hacéis daño-

-aguanta por favor- dijo Luis,-solo un poco mas-.

-no me dejes así, con lo que he hecho por ti- argumento Pedro mientras le palmeaba el culo con agresividad, y pellizcaba su grandes muslos.

- tu ya te has corrido ahora les toca a ellos, compréndelo- increpo Carmen.

- Vamos acabar pronto, me estáis destrozando-.

Casi de inmediato la polla de Pedro salió como un torpedo del culo de Mónica y descargo la leche sobre la parte alta de sus nalgas para acabar recorriendo toda su espalda.

Carmen se dio cuenta de que su marido se iba a correr, dirigió su polla en dirección a Mónica y lo animo diciendo –córrete en la cara de la tetuda- y así lo hizo, derramo su esperma sobre su cara y termino de limpiarse entre sus tetas en el momento que ella se incorporaba rebosante de los líquidos que se desplazaban por todo su cuerpo.

Yo estaba a punto de terminar, seguía envistiéndola con cuidado, sujetándole el culo, separándole y juntándole las nalgas, hasta inevitablemente tener ganas de correrme sin poder evitarlo.

Mónica se acerco ofreciéndome su cuerpo para que me corriera, este fue a parar a su vientre.

Te dije que no se había acabado- se subió a la mesa del salón y comenzó a restregarse la leche por todo el cuerpo de manera muy obscena, tapando con ella los agujeros inferiores y acabando por meterse los restos en la boca, saboreándolo como si se tratara de un dulce.

Todos aplaudimos con ganas. Mónica se puso el abrigo de piel, -no ha estado mal, ¿verdad?

Ha sido una cena muy divertida, concluyo Carmen.

Yo estaba terminando de vestirme, cuando Ana se acerco a mí. Muchas gracias, por todo, no pensaba que os ibais a entregar así, pero tengo que decirte que lo había preparado todo para que mi marido y sobre todo Luis se morían por verle las tetas a tu mujer, estaban locos por ellas desde hace tiempo, la segunda parte no la esperaba. Pero creo que todos hemos disfrutado.

¿Qué le susurraste al oído a tu marido antes de salir de la habitación? Que era su momento si quería aprovecharse de ella, que estaba muy cachonda y tu no ibas a aguantar mucho, pero no esperaba el regalo que le ha hecho tu mujer de dejarle montar sobre su culo.

- Te debo un gran favor

- no te preocupes algún día tendrás la ocasión de devolvérmelo-

Nos despedimos los seis en el portal y mientras nos alejábamos oímos decir a Carmen, -Mónica enséñanos las tetas que no las hemos visto-

Mónica se volvió, abrió el abrigo y comenzó a agitar sus pechos, adiós nos veremos pronto- se despidió ella.