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Cena de talentos

en Orgías

Para Lola y Rubén ir a casa de Carlos y su esposa  no era el mejor plan para un sábado por la noche, hubieran preferido quedarse tranquilamente con los niños, cenar juntos, ver una película y después acostarse pronto para hacer sus cosas. A fin de cuentas, Carlos, no era un amigo directo, sino el hijo de un colaborador de Rubén que había llegado a Madrid después de estar trabajando varias años en Estados Unidos.

Igualmente, para Carlos y su mujer Karla, no era tampoco un buena idea. Ellos no tenían hijos y los sábados los dedicaban a disfrutar de la noche en su nueva ciudad, además, coincidía ese fin de semana, la visita de  un gran amigo de Carlos y por descuido habían confirmado la cena con Lola y Rubén, sin apetecerle mucho.

Las tres parejas pasaban la treintena, pero eso era lo único que mantenían en común, tenían gustos y formas de vida distintas.

Carlos y Karla eran una pareja de éxito, ella era de origen sueco, y él un barcelonés poliglota, con estudios en Alemania y experiencia en trabajos de prestigio por todo el mundo. Mientras que Rubén era comercial en una multinacional y Lola llevaba cinco años sin trabajar cuidando a los niños. Eran perfiles poco convergentes,  con vivencias muy diferentes y expectativas distintas. La noche se presagiaba, a priori, poco llamativa para ambos.

Y aun resulto peor, cuando Lola y Rubén descubrieron la inesperada presencia de otros invitados. Se trataba de Mario y María, los amigos de Carlos que casualmente pasaban un fin de semana en Madrid. Esto les hizo sentirse un tanto extraños, pues mostraban entre ellos una afinidad y cordialidad que los desplazaba.

Así transcurrió la cena, con temas comunes entre ellos, centraron la conversación en viajes y experiencias internacionales, estudios en universidades extranjeras y otros temas que dejaban involuntariamente de lado la participación de Lola y Rubén. Si no hubiera sido la comida excelente, la velada hubiera sido totalmente catastrófica para ellos.  Al acabar los postres, pusieron una excusa para escapar, pero Carlos les invito a probar unos licores que había conseguido en Sudamérica, no supieron decir que no y continuaron sentados en la mesa. Con el alcohol, comenzaron las risas, todos se vieron mas involucrados. Carlos movido por su evidente superioridad, planteo

-          ¿Os atrevéis con un RETO?

-          ¿Un reto? ¿A que te refieres?

-          Cada pareja hace una actuación y se vota al ganador.

-          ¿Qué es esto operación triunfo?

-          Ja, ja.

-          Es que quieres lucirse con la guitarra. Pero no tienes nada que hacer. Hoy pierdes

-          ¿Cómo que hoy? ¿No es la primera vez que lo hacéis?

-          Qué va esto lo hacíamos cuando nos repartíamos la tarea en la universidad. Hacíamos una especie de concurso y el mejor elegía la tarea menos complicada.

-          ¿y que elegimos aquí?

-          No sé. Por divertirnos.

-          Una comida. ¿Cuál es el mejor restaurante de Madrid?

-          Me parece bien, quie pierda paga mañana una comida.

-          De acuerdo. Dejamos 5 minutos de preparación y empezamos.

Cada pareja se fue a una parte del salón y estuvieron unos minutos charlando y preparando su actuación, para Carlos y Karla era fácil, el era un entusiasta de la guitarra y ella tenía un excelente voz, solo tuvieron que elegir la canción que querían cantar. Mario y María eran amantes del teatro y actores amateurs, escogieron una pequeña representación cómica, impactante. Pero, para Rubén y Lola era más difícil definirse, su actual vida no les permitía muchos hobbies y sus habilidades habían quedado en el recuerdo, pero las clases de baile del último año les abrieron su opción. No les quedaba más remedio que ganar, en ese restaurante podría costar más de 500 € por persona. Algo difícil de pagar para ellos. Rubén, para evitar ese dispendio, intento convencer a Lola de hacer un baile subido de tono.

-          ¿Por qué no bailamos una bachata tú te pones en sujetador y yo me quito la camisa?

-          ¿Delante de estos?

-          Tenemos que sacar partido de lo que tenemos. Con lo que se han fijado en tu escote, si te ven en sujetador les da algo.

-          Vale ¿Por qué no?

A Lola le gusto la idea, le encantaba exhibirse y aprovechar una ocasión así, delante de unos señoritos que se creían perfectos, con sus  mujeres escuálidas y monisimas, mas le alentaba a mostrarse en ropa interior. Estaba muy segura de su abundante talla una 110 (42DD).

Todos volvieron a sentarse, sonrientes y algo nerviosos, dispuestos a comenzar el espectáculo. Carlos movió el sofá y dejo un espacio delante de la mesa a modo de escenario; indico el orden de actuación siendo él, primero y su amigo Mario segundo, dejando a los nuevos, Rubén y Lola para el final..

Carlos y Karla  interpretaron un par de canciones en un inglés perfecto.  La voz de ella era dulcísima y él le acompañaba a la guitarra, con suma elegancia, los punteos eran magníficos y se incorporaba de segunda voz en el momento preciso. Para rematar, cantaron una composición propia en español, realmente magnifica digna de ser número uno. Todos quedaron muy sorprendidos y les propinaron grandes aplausos cuando acabaron.

Después Mario y María acercaron dos sillas y se marcaron una representación teatral, en tono cómico, sumamente elegante. Los presentes rieron hasta casi saltarles las lagrimas. Luego interpretaron un fragmento de Hamlet, que hubiera sido algo normal si no lo hubieran hecho en un correctísimo ingles que ni el mismo Shakespeare hubiera conseguido.

-          Ahora vosotros, les dijo el anfitrión a Lola y Rubén.

Estos no imaginaban que el nivel fuera tan alto. Su cándido baile no iba, ni de lejos, a causar una impresión similar. Se miraron con caras de extrañeza. Indicaron la canción que necesitaban y salieron de la habitación para prepararse. Lola se quedo en sujetador, uno precioso de encaje que realzaba su busto dándole un aspecto incluso mayor del que tenia.

En poco más de un minuto abrieron la puerta. Lola en sostén y falda, y Rubén solo con los pantalones. Intentaban mostrarse con el erotismo de los bailarines expertos, pero el baile resulto un tanto decepcionante, en los movimientos de ambos se notaba su inexperiencia y la falta de ensayo. Pronto, en el publico afloraron comentarios en voz baja y risitas de desaprobación.

Los danzarines se dieron cuenta que estaban haciendo el ridículo. No les quedaba otro remedio, si querían impresionar que usar su plan alternativo, lo habían hablado. Si llegado el  momento no les salía bien el baile, lo harían. Y así fue.

Rubén se puso detrás de Lola y con gran habilidad le quito el sujetador y le bajo la falda, dejándola en bragas. Ella puso una inocente (ohh) cara de sorpresa y oculto sus pechos con los brazos. El se situó delante, tapándola por completo y ella le quito  pantalones y  bóxers, dejándolo desnudo. Rápidamente, él se cubrió el pene con las manos cruzadas delante y esperaron quietos a que acabara la música. Pasaron como treinta largos segundos, un tanto absurdos, con ellos parados con las manos tapando sus partes, mientras esperaban que acabara la canción.

Durante ese tiempo los espectadores cambiaron de cara, no se esperaban tal atrevimiento de los invitados, no supieron cómo reaccionar. Los hombres miraban los muslos de Lola, y los abultados pechos que sobresalían entre las manos. ¿Se atreverían de verdad a desnudarse? ¿O se quedarían medio tapados? Los chicos querían verle las tetas a ella, se habían percatado de su gran delantera desde que la vieron entrar.

La canción acabo. Ajenos momentáneamente a su propia vergüenza, quitaron sus manos extendiendo los brazos, descubriendo su cuerpo en todo su esplendor. Rubén mostró una buena verga con su entrepierna depilada y a Lola le colgaron sus enormes senos, como cantaros, a la vista de todos.

Hubo unos segundos de silencio que parecieron eternos, mezcla de la confusión de la música y de lo inesperado de la exhibición; fue Karla quien comenzó a reír y a aplaudir contagiando a todos.

Los strippers se cogieron de la mano y saludaron al público con una referencia, como hacen los actores después de una representación. Los presentes siguieron la broma y  se pusieron de pie aplaudiendo entre gritos de bravo, bravo, bravo,….

Lola reía con sus enormes tetas al aire,  y sus preciosas bragas de encaje. Se giro para que le vieran bien el trasero, sin dejar de sonreír,  se dio un palmada mostrando lo grande y blando que era.

Los chicos se miraron entre ellos, suspiraron al ver lo que abultaban pechos de Lola, unos enormes, turgentes y maravillosos melones  de los que no podían separar la vista.

-          Vaya tetas.

-          Por dios, que hermosura.

Pero Rubén no se quedaba atrás. Tenía un buen pollon, del que se habían percatado las mujeres, riendo y comentado entre ellas lo grande que era.

-          Caray, vaya polla

-          Es más grande que la de Mario.

Los chicos se sintieron algo tensos con los genitales de Rubén a la vista, pero lo compensaba el desnudo  cuerpo de ella, un compendio de curvas que observar. Abundantes pechos acabados en una sonrosada aureola, muslos carnosos, torneados, un culo latino, respingón, rematado por unos glúteos redondos, con forma de melocotón.  Si no estuviera algo rellenita, el éxito hubiera sido rotundo, la barriga y la celulitis de piernas y culo contrarrestaba otras virtudes y motivó un sórdido y tranquilizador cuchicheo entre ellas.

Era un inesperado espectáculo que nunca habrían imaginado de sus invitados, cuando los conocieron parecían una pareja muy convencional, familiar, fue realmente una sorpresa que se quitaran la ropa y estuvieran desnudos delante de ellos. Habían sido sumamente atrevidos quedándose en pelotas. No estamos hablando de dos jovenzuelos de veinte años de cuerpos perfectos, más bien de una pareja que entraba en la madurez.  Rubén era un tipo musculoso pero sus de 35 años se notaban y Lola había tenido dos hijos y aunque sus tetazas al aire destacaban del resto del cuerpo y la hacían llamativa, ya no era el fresco cuerpo de una chiquilla.

Al acabarse la música se quedaron algo avergonzados al sentirse desnudos delante de la gente. Sonreían buscando escape, no sabían si vestirse, cubrirse o quedarse así. Pero Carlos  consciente de la situación se acerco y le dio la mano a Rubén felicitándolo.

-          Muy bueno. Original. Muy original.

-          ¡Que! ¿Os ha gustado? Les dijo Rubén

-          A que no lo esperabais. Añadió Lola.

-          Que va. Muy bueno.

-          Vaya tetas más bonitas tienes. Le dijo mientras la daba un beso en cada mejilla.

-          Entonces hemos sido los mejores, ¿No?

-          Hombre, el baile no ha sido muy bueno.

-          Pero, como ha acabado ¿eh?

-          Eso sí. Buen final.

-          Inesperado desde luego. Cuando os veía bailar, dabais un poco de pena.

-          Estamos yendo a clase de baile, pero llevamos muy pocas. Y no controlamos demasiado bien los pasos.

-          Sobre todo yo. Dijo Rubén.

-          Que va, que va, muy bien. Ja, ja, ja. Que buen rollo.

Esta conversación la mantenían en el centro del salón con todos de pie formando un circulo, en tono amistoso y de broma, observando los dos cuerpo casi desnudos. Rubén solo llevaba puestos los calcetines y Lola unas braguitas de encaje negro y sus sandalias de tacón.

-          Te ha faltado quitarte los calcetines.

-          Tienes razón, pero era difícil sacárselos al tiempo que el pantalón. Dijo mientras se los quitaba.

-          Y tu las bragas para hacerlo completo. Ja, ja, ja rieron los chicos.

-          No es un striptease, es un baile erótico. No hace falta que me las saque.

-          Anda mujer déjales ver tu cosa, le dijo Rubén.

-          No me las voy a quitar.

-          ¡Que se las quite! ¡Que se las quite! ¡Que se las quite! Gritaron todos.

-          Que no. Me da mucha vergüenza.

-          Si estas medio desnuda.

-          Pero no es lo mismo. Esto es toples, como en la playa.

-          Venga mujer, así lo haces completo y ganáis el reto de hoy.

Lola acepto, se dio la vuelta dando la espalda se contoneo, bajándose las bragas muy despacio hasta descubrir su sexo completamente depilado, se giro de nuevo mostrando todo su cuerpo. Esta vez los gritos y aplausos de los tres hombres, inundaron la habitación con un sinfín de comentarios casi inaudibles.

-          Bravo, bravo.

-          Sí señor. Completo

-          Vaya culo.

-          Completísimo. Ahora sí. Qué bueno.

-          ¿Estáis ya contentos?

-          Ahora sí que habéis ganado.

-          Entonces nos podemos vestir.

-          Noooooooo, si os acabáis de desnudar.

-          No querrás que estemos así toda la noche.

-          Nos tomamos una copa y os vestís.

-          Que menos, ya que os habéis sido tan valientes de desnudaros. No creo que os importe.

-          Venga una copa-striptease dijo Lola. Que morbo, ¿no?

-          Sí, que morboso.

-          ¿Podíamos desnudarnos todos?

-          Yo, ni loca.

-          Y también hacer una orgia. No te digo.

-          ¿Dónde está esa copa? Da un poco de vergüenza estar así.

-          Yo la traigo.

Carlos reclamo la ayuda de Mario para ir a la cocina por las bebidas, Karla los acompaño para indicarle donde estaban, al entrar en la cocina les comento:

-          ¿Estos de que van?

-          Yo que sé.

-          No os quejareis. Vaya tetas tiene la tía, ¿Eh?

-          Crees que no he visto como le mirabas el rabo al maromo.

-          Grande, ¿verdad? Ya la querríais vosotros.

-          El tamaño no es todo.

-          No tardéis si no me lo follo allí mismo.

-          Ja, ja, que graciosa. Y se despidió dándole un beso en los labios.

Karla regreso al salón donde de pie en el centro, donde María conversaba con la pareja desnuda. A la anfitriona le inquietaba la posible reacción de sus invitados ante el espectáculo  exhibicionista en su casa y que los strippers permanecieran sin ropa después del baile, algo a lo que no le veía mucho sentido; pero al mismo tiempo no le desagradaba ver a Rubén  desvestido, tenía un cuerpo agradable y un miembro muy abultado. Se había fijado, como María, de reojo, le miraba la abultada entrepierna, era  una verga mucho más grande de la que tenían sus maridos y les llamaba la atención.

-          ¿Habíais hecho esto alguna vez? Les pregunto Karla

-          Que va. Nunca. Respondió Lola. Bueno, nudismo si hacemos en verano. En la playa, claro.

-          Y alguna vez nos hemos dejado ver haciendo el amor ¡Ja, ja! rio Rubén.

-          Eso sería divertido de ver. Añadió María.

-          Quizá sea eso lo que pretendáis estando todavía desnudos.

-          ¡Qué va! Le replico bruscamente Lola, no es para nada nuestra intención.

-          Nosotros en nuestro viaje a Ámsterdam vimos un espectáculo de esos. Estuvo bien.

-          Qué vergüenza ponernos a follar aquí delante. Intervino Rubén.

-          Yo me voy a vestir no quiero que penséis mal. Dijo Lola mientras buscaba sus bragas.

-          Sería bonito ver moverse ese culo. Reía Karla mientras le acariciaba y palmeaba el trasero de Rubén.

-          Como se nota que no está tu marido. Le dijo María.

-          Yo no me atrevería a desnudarme, no tengo buen cuerpo ¿tú qué opinas? Le comento pícaramente a Rubén

-          No estás nada mal. Habría que verlo.

-          Ja, ja, ja. Yo no me desnudo ni loca. Mira que me lo ha dicho veces mi marido y nunca he llegado hacer si quiera toples en la playa.

Mientras, en la cocina, los dos chicos preparaban las copas sin poder dejar de pensar en otra cosa, más que en el espectáculo que acababan de contemplar.

-          Esto estaba preparado ¿verdad? No me jodas.

-          Que no, te juro, que no. Si estoy “tan flipado” como tú.

-          Venga hombre. ¿De dónde has sacado a estos dos?

-          Me lo presento mi padre cuando vine aquí y no conocía a nadie. He quedado un par de veces con él. Me invito una vez a su casa y yo le he devuelto la invitación. Te lo aseguro. Llama a mi padre y te lo confirmara.

-          Vale, me lo creo. Pero se ha montado una buena. ¡Están en pelotas en tu casa!

-          Ya lo sé. A quien se lo cuentes no se lo cree. Parece el prologo de una película porno.

-          Pues menuda cara ha puesto tu mujer cuando ha visto la picha del tío.

-          Vaya verga tiene. Que cabrón.

-          En eso te fijas, es que te has vuelto mariquita. A mí me gusta más ella  ¿Te has fijado? Vaya pedazo de tetas. Vaya vaca lechera.

-          Joder, vaya botijos, están para entretenerse un rato con ellas, empezar a amasarlas, comérselas, ja, ja, ja.

-          Son naturales ¿verdad?

-          Creo que sí. Se le caen que da gusto.

-          Si, las tiene un poco caídas pero están de maravilla.

-          Mi padre me los presento, en la piscina de su urbanización este verano, ella iba en bikini. Me quede muerto cuando vi esos melones.

-          Acostumbrada a la flaca de mi mujer, que no tiene donde agarrar.  Me lanzaría sobre esas tetas y me podría a mordérselos.

-          Cuando los he visto que se quedaban desnudos me he quedado “flasheado”. No pensaba que lo fueran a hacer.

-          Si, y cuando se ha quitado las manos de delante y se le han visto los melones, no me lo creía. Vaya shock. Ya parecían torpedos cuando estaba en sujetador bailando.

-          ¡Y la tía! lo ha hecho en plan inocente. Ponía una carita dulce como si no supiera lo que está haciendo.

-          Inocente, que va. Una golfa ¿Tú te desnudarías por ganar un reto? Venga hombre. A esta la pillamos a solas y ...

-          Más bien le gusta que la miren.

-          Ni que fuera Mónica Bellucci.

-          La tía no es fea. Un poco rellenita, pero se le puede hacer un favor.

-          Yo la pondría a cuatro patas y me la follaba viéndole botar esas tetazas. Boim, boim, boim,…

-          No me quiero ir sin tocárselas ¿Y si le preguntamos si se las podemos tocar? Así como quien no quiere la cosa.

-          Estaría bien. Ya me las imagino en mis manos. Y luego le proponemos que nos haga una paja. El único problemilla es que tu mujer y la mía están delante. Y también su marido que es un 4x4.

-          Y si vamos con el rollo de que si son operadas y si podemos tocárselas para comprobarlo.

-          Podría valer. Se lo dices tú y yo te sigo.

Cuando volvieron al salón con las bebidas, Lola se había puesto las bragas y estaba terminando de engancharse el sujetador.

-          Pero no habíamos dicho que era un striptease cubata.

-          Qué pena.

-          No iba a estar desnuda hasta que volvierais.

-          Sois muy listos que creíais que la chica iba a estar así toda la noche. Añadió Karla.

-          Yo he cumplido mi palabra y tu mujer me ha tocado el culo. Dijo Rubén que todavía estaba en pelotas.

-          Chivato.

-          Que poca vergüenza tienes cariño, dijo en tono jocoso. Si yo lo hubiera hecho te habrías enfadado.

-          Solo ha sido el culete, no le he tocado la polla.

-          Por mi no hay problema si quieres tocar la verga, ja, ja, les corto con una carcajada Rubén.

-          Venga Karla, valiente, tócasela. Le dijo María, pensando en que no se atreveria coartaría ante tal acción.

Pero la anfitriona fue decidida, volvió la mirada hacia Lola, como buscando su aprobación y agarro la verga ante la sorpresa de todos, la sacudió repetidas veces y cuando vio que comenzaba a endurecerse la dejo. Todos se sorprendieron, incluso Rubén que recibió los tocamientos con satisfacción.

-          Que buen rabo tiene tu marido. Mascullo Karla dirigiéndose a Lola.

-          Aquí hay que ser iguales. Nosotros también deberíamos tocar.

-          Yo creo que les has dejado con ganas de tocártelas. Añadió Karla muy suspicaz

-          Eso, eso, estaría bien.

-          Pero que tontos sois dijo María.

-          Como ella quiera añadió Rubén. No creo que le importe.

-          ¿Quieres tocarlas? Le increpo Lola con chulería.

Carlos coartado ante tanta decisión mostrada por la chica, trago saliva. El resto sonreían por la falta de reacción de él que no esperaba tal invitación.

-          Tócaselas, si lo estas deseando. Le dijo Maria, mientras por primera vez tocaba con reparo el culo y el rabo de  Rubén.

-          No pasa nada, son solo dos tetas añadió Lola. No os importa ¿verdad?

-          A mí no, respondió Karla

-          Todas tenemos dos tetas. Ja, ja, ja. Rio María.

-          Tócalas hombre, tócalas, les dijo Rubén. No te cortes.

Ella se volvió dio un par de pasos, desafiante, elegante, con sus zapatos de tacón y su preciosa  ropa interior,  se planto delante de Carlos.  Cuando estuvo a 2 cm, se despojo de nuevo del sujetador y sus enormes ubres cayeron delante del anfitrión, puso los brazos en jarra, irguió el busto, alzo la cara y le dijo. – Todas tuyas.

Carlos se sintió desbordado, delante tenía unos melones enormes todos para él. Se humedeció los labios, de la excitación, lanzo cada mano a un pecho, pesaban, notaba la suavidad, el volumen; los palpo con detenimiento eran tan grandes que no le cabían en las manos. Todas las miradas de la sala estaban centradas en su actuación. Miro a Lola que permanecía firme, impertérrita, como una muñeca, le sonrió mientras las agarraba por debajo, como sopesándolas, las apretó y pellizco en forma de pinza, se volvió hacia la gente.

-          Son enormes.

-          Ja, ja, ja

Rieron todos al ver como se ensimismaba con las ubres.

-          Déjame a mí,

Le interrumpió Mario en sus toqueteos, abalanzándose sobre ella para agarrarle bruscamente la teta izquierda, dejando la otra a su amigo. Ambos sostenían y jugaban con los pechos. cada uno con uno, agitándolos, acariciando los pezones y finalmente optando por chuparlos.

-          Tranquilos que hay para todos. Dijo ella riéndose. Mientras los dos machos lamian sus pechos como auténticos lechones

-          Hombres, añadió María. Si solo son dos tetas

-          Déjalos que disfruten. Parecéis críos.

Las dos chicas y Rubén, reían al verlos desesperadamente manosear y lengüetear las tetas casi sin dejarse espacio. Fue Carlos el que se retiro, ante la acumulación, dejando espacio a Mario para poder agarrar una, al tiempo que chupaba la otra  a su antojo. El anfitrión reía y hacia muecas, detrás de Lola, hasta que descubrió su trasero, lo acaricio por encima de las bragas, noto sus glúteos muy redondos y blandos, los palmeo, y suavemente paso a pellizcarlos con obscenidad bajo la ropa interior.  Lola sonreía complaciente al percibir las manos sobre su cuerpo desnudo, la estaban palpando de arriba abajo, era un maniquí, se dejaba hacer, se estaba poniendo caliente, se sentía una autentica golfa dejándose sobar por un tío como Carlos, tan correcto, exitoso y atractivo. Notar las zarpas de uno y otro, por delante y por detrás,  prestándole ambos tanta atención, le volvía loca.

Los otros tres espectadores se miraban entre ellos riéndose, de la desesperación con que asediaban el cuerpo de Lola, sin dejarse un respiro. Karla, volvió a tocarle el culo a Rubén, mientras dirigía su vista a la polla y veía como comenzaba a crecer de tamaño, el chico, le guiño un ojo al notar que se había dado cuenta. Ver cómo le metían mano a su mujer le excitaba.

-          ¿Quieres que te haga una paja mientras miras? Le susurro al oído.

Rubén indico que si con la cabeza. Y se dirigió al sofá. Karla le siguió, se sentó junto a él y se puso a masturbarlo, mitad porque le atraía el pedazo de verga que gastaba el chico, mitad por el comportamiento obsesivo de su marido con el cuerpo de la invitada del que ahora asaltaba el trasero dejando los pechos a su amigo.

La tensión sexual, había explotado, se vieron envueltos, casi sin desearlo, ni esperarlo,  en una situación imparable de alto contenido erótico. Carlos, por detrás, con una mano magreaba el culo y con la otra la teta derecha, mientras que Mario de frente lamia la izquierda y había bajado sus dedos hasta la entrepierna. Lola se bajo ella misma las bragas para facilitarles la operación.

María indecisa, de pie  cerca de los chicos que toqueteaban a Lola por todas partes y a unos pasos de Karla que la miraba sonriendo mientras la polla de Rubén se hacía cada vez más grande y dura entre sus manos, se sintió desplazad, fuera de sitio y se molesto por la situación.

-          Ya está bien, dejar a la chica; dijo enfadada.

Pero no le hicieron caso, cada uno estaba centrado en lo suyo. Lola se sentó sobre la mesa y dejo que metieran los dedos en su cuerpo.

-          Pero ¿Qué hacéis? ¿Estáis tontos o que? Les volvió a recriminar María.

-          No te preocupes, si estamos de cachondeo, mientras  le metía los dedos en la vagina, escuchando sus primeros gemidos de placer.

-          Pues cuando acabes estoy en casa.

-          Pero cariño si es broma.

-          ¿Eso es broma? Apunto con el dedo a la posición donde estaba Karla masturbando a Rubén que relajado disfrutaba del espectáculo.

-          No pasa nada, paramos ya.

-          ¿Qué quieres follartela a la tetona esa?

-          No mujer, estamos de cachondeo.

-          Pues de cachondeo te quedas tu. Yo me largo.

María recogió su chaqueta y salió corriendo, su marido abandono su posición para ir tras ella. Al minuto se oyó un portazo y Mario volvió. Se encontró a Lola sentada en la mesa y a Carlos en cuclillas con la cabeza metida en su entrepierna lamiéndole el coño.

Ella se acomodo con las palmas de las manos apoyadas sobre la mesa,  su espalda formaba un ángulo de 60º derramando sus hermosas ubres sobre la barriga. Mario se situó al lado de ella para poder continuar tocándole las tetas, le parecían mas granes y jugosas cada vez que las miraba. Se centraba en disfrutar de ellas casi sin mirar a la cara a la chica que gemía satisfecha por el cunnilingus.

Mientras Lola disfrutaba sobre la mesa,  Karla masturbaba a Rubén, que estaba cada vez mas excitado al ver a dos tíos con su esposa.

-          Se van a acabar follando a tu mujer

-          No lo voy a permitir.

-          Como se ha puesto, que esperabas. Tranquilo. Déjame hacer. Quiero que te corras en mi boca.

Se  volcó sobre él y paso a chuparle la polla.

Por otro lado, Mario no podía dejar de pensar en la reacción de su esposa, molesto por ello se bajo el pantalón y salió un pene no muy grande pero bien duro y erecto empezó a meneársela mientras continuaba excitado manoseando una teta. En un principio no tuvo intención más que masturbarse agarrado a los melones de Lola. Pero algo, le turbó, ver el entorno pleno de sexo, los gemidos de unos y otros, el enfado con su mujer, fue un compendio de cosa que le llevo a actuar a fondo.

-          Déjala. Ya está bien mojadita. Le dijo a Carlos mientras se bajaba los pantalones.

-          ¿Te la vas a follar?

-          Ya lo creo. Esto me va a costar el divorcio, pero yo a esta me la follo. No puedo aguantar más.

-          Dejar de hablar y follarme de una vez.

-          Joder, nos estamos pasando, la vamos a liar.

-          Poneros un condón les grito Karla que continuaba chupándosela de manera armónica a Rubén.

-          ¿Quieres un condón? Espera.

-          Estas buenísima. Te lo voy a meter todo. Le decía mientras metía dos dedos en su vagina.

-          Venga métemela ya.

-          Espera

Carlos entro con los condones, Mario se enfundo uno, su polla estaba dura y la metió sin ninguna contemplación, toda la tensión de la discusión con su mujer la volcó en fuertes movimientos sobre la chica que se descanso su espalda en la mesa para recibir sus violentas envestidas.

Carlos se acerco a Karla.

-          Voy a follarmela, le dijo al oído. ¿te importa?

-          Me lo imaginaba, pero me gusta que me lo digas. Hazlo bien. No me dejes mal. Yo estoy aquí entretenida con este pollon. Dijo mientras miraba a Rubén y le sonreía.

Carlos se volvió hacia donde estaba copulando la otra pareja, se quito toda la ropa. Mario había puesto a Lola de espaldas apoyada en la mesa y se la metía por detrás con la misma intensidad con lo que había hecho, los ruidos del choque de las pelvis con las nalgas eran cada vez más intensos. Mario había conseguido completar su sueño y mientras la penetraba mirando su gran pandero, le agarraba los inmensos melones con ambas manos y los apretaba fuerte.

Carlos, desnudo, se acerco a manosear de nuevo las ubres que colgando se balanceaban por las embestidas de su amigo, Lola giro la cabeza, le sonrió y le agarro el pene. Era la primera vez que tenía dos pollas para ella. Su cara era de satisfacción, le agradaba la situación que había creado, la forma en que Mario le estaba poniendo los cuernos a su mujer, el enfado de ella, y que gastara toda su energía golpeando fuerte su culo. Lo sabía y aun la provocaba mas, jugaba con él, con su impulso, con su odio, con su necesidad de liberar la tensión acumulada.

-          Sigue, machácame, ayy, por dios que hombre.

-          Nunca te han follado así ¿verdad golfa?

-          Que viril. Nunca he sentido nada igual.

-          Quiero ver como se mueven tus tetas.

Los enormes pechos de Lola se balanceaban de un lado a otro en cada penetración. Mario estaba como loco, viendo colgar esos enormes melones

-          Eso por desnudarte delante de un hombre.

-          Follame mas, mas. Por favor, mas.

-          Eres una puta gorda. Gorda, eres una gorda.

-          Te gusta más follar a tu mujer delgada

-          Cállate y toma. Foca.

-          ¿Crees que no se va a dar cuenta cuando vuelvas a casa?

-          Tu que sabrás.

Mario  se puso a llorar mientras se daba las ultimas culeadas.

Rubén  escuchaba a su mujer y miraba como follaba, la conocía bien y sabia que le estaba echando teatro, su seguridad en ella se lo permitía. Karla se la chupaba muy bien, algo que su mujer no le gustaba hacer.

-          ¿Y tú no estás cachonda?

-          Muchísimo

-          ¿qQieres follar?

-          No. Me gustas pero no quiero follar contigo. Prefiero que me masturbes

-          Hagamos un 69. Sugirió Ruben.

Karla se quito los pantalones, era un chica muy delgada de caderas anchas con un culo duro y consistente cultivado en el gimnasio. Ambos se enredaron en el más popular de los números, lamiéndose y comiéndose con dulzura los sexos. Realmente, ella, estaba excitada pero no le gustaba la idea de montárselo con una persona como él, incluso aunque su marido solo pensara en ese momento en fornicar con aquella tetona que tanto le había impresionado.  Así que se centro en la grande y jugosa polla de él, nunca había tenido una así en su boca y le apetecía lamerla, agarrarles los huevos y jugar con ellos, siempre le habían gustado los hombres grandes, de anchas espadas y miembro varonil y le encantaba que se lo comieran.

Carlos se situó al lado de Lola y mientras se iba preparando con su polla en la mano y  le agarraba una de las tetas mientras se tocaba, Lola movía su culo haciéndole más placentera la penetración a Mario

-          Seguro que a tu mujer le hubiera encantado mirar, pero seguro que se imaginara que me has follado, prepárate cuando vuelvas.

-          Eres una hija de puta. Te voy a reventar. Y chocaba la pelvis contra el trasero de ella con más energía

-          Dame mas, imagina que soy ella.

-          Toma, puta, toma. Jodete.

-          Aunque con ella nunca lo has hecho así, ¿verdad cabron? Nunca ha meneado el culo así.

-          No se que estoy haciendo aquí. Pensó Mario.

-          Quiero que me preñes. Córrete dentro.

Mario se saco el condón y volvió a metérsela

-          Toma zorra. Toma toda la leche dijo entre lagrimas.

-          Eso, préñame. Todo dentro

Vacio todo su semen dentro de ella. Las ultimas penetraciones fueron con mucha fuerza, hasta el fondo. Dejo su alma en ello como si realmente quisiera embarazarla. Saco su polla, se vistió y con un tímido adiós se marcho.

Carlos estaba cada vez mas ansioso por entrar en acción, la oía decir esas palabras y deseaba de verdad que su amigo acabara para entrar en acción. Su polla estaba empalmada, dura.

-          Me toca a mí. Quiero que me hagas una cubana.

-          Ven aquí. Vas a acordarte de esto toda tu vida. Dijo Lola, muy segura, tirando al suelo un cojín y arrodillándose delante de él.

De alguna forma tenía razón por una cosa o por otra, iban a recordar lo sucedido esa noche, bien por el sexo surgido o bien por los trastornos de pareja que inevitablemente una noche tan desordenada iba a causar, todos los sabían, pero la tensión sexual era sumamente alta para pensar ahora en las consecuencias.

Ella mojo sus pechos con restos de una copa, Carlos  puso la verga entre las tetazas y ella las apretó, formando una vagina, la polla quedaba atrapaba cada vez que entraba y salía, le encantaba frotarse, nunca había lo había hecho, ninguna de sus novias o amantes habían dispuesto de unas tetas como estas. Estaba extasiado, cerraba los ojos y suspiraba en cada movimiento. Lola se las sujetaba bien impidiendo que saliera de entre ellas, aumentando el roce.

-          Ven ahora voy a follarte yo.

Lo sentó en un silla, la polla del chico seguía dura, Lola se puso encima de el y guiándola se la inserto dentro. Suspiro al notarla en su interior y comenzó a cabalgarlo, primero despacio y luego más deprisa. Carlos se emociono teniendo delante de él, dos melones enormes botando cada vez mas rápido, los agarro y mientras sentía un inmenso placer con la entrad y salida de su pene en la vagina de su invitada, los mordió y jugo con ellos, nunca lo habían follado tan bien.

Los exagerados gemidos de ella, eran tan fuertes que la pareja que en el sofá continuaba comiéndose el sexo se altero y se sentó a verlos, Karla se molesto, estuvo a punto de decirle a Rubén que la follara allí mismo, pero no lo hizo, conservo con esfuerzo su convicción de no follarselo. Pero eso si metió la cabeza entre las piernas de el y se esforzó en hacerle una mamada como nunca la había hecho, le serviría de venganza ante su marido.

-          Me lo voy a tragar todo. Córrete en mi boca.

Tras oír esto Lola se levanto se apoyo las palmas de las manos y las rodillas en el suelo, y empino su culo.

-          Vamos a follar por detrás dame como los perros.

Carlos, se quedo unos segundo inmóvil, miro a su mujer que continuaba con la felación,  al contemplar ese enrome culo y los pechos colgando se decidió a penetrarla fuerte, sin querer decir nada, pensó – la voy a reventar. Yo si que te voy a dejar preñada, guapa.

-          Vas a ser tu menos que el calzonazos de tu amigo. No has visto tanto mundo. Quizá no sepas que hacer con una mujer de verdad.

Karla escuchaba los comentarios, todavía enfrascada chupando la polla de Rubén, y desde luego no le gustaron nada, se daba cuenta que su invitada estaba pasándose de la raya con su marido, de pronto noto como la leche de Rubén brotaba en su boca, al notarla, la escupía, manchando su linda blusa. – Por fin, pensó. se limpio la cara, se volvió hacia su marido que se disponía a montar a Lola por detrás, lo agarro de la mano.

-          Este se corre conmigo, guapa. Y se lo llevo a su habitación para hacerle despacio el amor.

Lola continuaba a cuatro patas, Rubén reía recordando los sucedido y viéndola en esa postura tan ridícula, con sus enormes tetas colgando, esperando a ser follada.

-          ¿Te has quedado sin jinete? Ja, ja,ja. Como se te ocurre decir que te preñe. Si no puedes quedarte embarazada.

-          Es que no has  visto la cara de su mujer. Ja, ja, ja.

-          Anda, vámonos.

-          Me vas a dejar así.

-          Continuamos en casa. La fiesta se ha acabado aquí.

Recogieron su ropa, se vistieron y se marcharon de allí. Era tarde, en la fondo de la casa solo se oían los gemidos de Karla haciendo el amor con un marido que imaginaba el inmenso culo y las ubres como cantaros colgantes que había dejado en el salón.