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La verdadera historia de DESNUDA FRENTE A HOMBRES

en Sexo con maduros

Muchos de mis lectores me han preguntado si la historia de DESNUDA FRENTE A HOMBRES MADUROS  (http://www.todorelatos.com/relato/66450/) sucedió en la realidad, pues he de decir que NO, no fue al menos como yo la escribí, mi imaginación exagero un  “incidente” con el fin de hacerla más sexual y entretenida de cara a mis lectores. A los que me preguntasteis por ella y os conté la verdadera historia me dijisteis que os pareció más morbosa que la ficción y me habéis animado a que os la presente en este relato que voy a contar sin meter mucho rollo, sin retahíla de personajes y de forma muy directa.

Todo ocurrió muy rápido, solo duro unos minutos, pero fueron unos minutos intensos, libidinosos, convulsos, se unieron erotismo y brusquedad, despropósito y necesidad. La velocidad de los acontecimientos hizo que todo se escapara de las manos.

Aquel año Mónica tenía 24 y yo 26 y habíamos decidido casarnos. Y por aquellas fechas llevábamos las invitaciones de boda a nuestros familiares.

Aprovechamos un viaje mío a Barcelona para visitar a una de las primas de su madre que vivía en Cataluña. Uno de esos familiares que solo se ven en bodas, bautizos y comuniones. Pero era la tía rica de la familia y seguro nos haría un buen regalo. Ese era el objetivo primordial.

Llegamos a primera hora de la tarde poco después de comer, nos encontramos con una preciosa casa, elegante, buenos muebles, algo clásicos pero caros, grandes habitaciones, impresionaba.  Coincidencia fue que tenían invitados que tras el almuerzo estaban de tertulia entre la mesa y el salón, eran cinco parejas de maduritos bien entrados en los cincuenta. Tras la falsa alegría de su tía de vernos allí, a nos presentó a todos sus amigos, y les dijo a todos que nos íbamos a casar, todos aplaudieron y comenzaron a bromear sobre el matrimonio.

Su tía nos llevó a parte, note que quería deshacerse pronto de nosotros, nos entregó un sobre con dinero y sin decírnoslo directamente de alguna manera nos invitó a irnos.

Algo que entendimos y deseábamos hacer en realidad el objetivo era el jugoso regalo que ya teníamos en nuestro bolsillo.  Asi que sin casi despedirnos nos dirigimos con cautela a la puerta de salida, pero una señora se cruzo en nuestro camino y nos invitó a sentarnos. No quedo mas remedio que aceptar.

Nos sentamos a tomar café y Mónica se sacó la chaqueta, llevaba una blusa muy ajustada que le marcaba mucho los pechos, parecían que le fueran a estallar. Con cierto descaro uno de los presentes le dijo que tenía las tetas muy grandes, el resto se rio y mi novia se sonrojo tanto que continuaron hablando de ello.

Una de las señoras que tenía unos pechos grandes se levantó la camiseta mostrando un enorme sujetador color carne, horrible, y se la volvió a bajar. Todos estaban de broma y reían por ello. Uno de los hombres le dijo a mi novia que se la levantara la camiseta. Ella y yo nos mirábamos y sonreíamos mientras apurábamos rápido nuestro café, sin hacer caso de los comentarios provocadores.

Tan pronto pudimos nos levantamos para huir de la presión a la que nos sometían. Su tía y su tío nos acompañaron a la puerta, entonces nos propusieron algo inesperado: “Si Mónica se queda en topless delante de nuestros amigos os damos el doble del regalo, 200.000 pesetas (unos 1.200 €)”. Era una oferta tan insólita como atractiva, mucho dinero para nosotros por solo enseñar las tetas, algo que hacía con frecuencia en la playa, el único inconveniente era que sus tíos eran los que promovían tal destape. Nos sorprendió su atrevimiento.  Lo hablamos unos segundos a solas y aceptamos, los anfitriones se pusieron contentos y nos animaron a volver con la excusa de disculparnos por no invitarlos a todos a la boda.

Yo me creí muy listo y rápido: se me ocurrió como sacarles algo más de dinero. Volvimos al salón y les dije que íbamos a hacer una colecta para la boda que ella iba a hacer topless como ellos habían pedido a cambio de un buen regalo. Todos sacaron dinero y yo lo recogí. Que ruin, mostrar a mi novia por dinero.

Hicieron una especie de corro, unos de pie y otros sentados con mi chica, un tanto avergonzada en el centro, con la mayor naturalidad que pudo se quitó la camiseta, lucio un precioso sujetador y se paseó delante de todos, haciendo gestos, apretándose los pechos, contoneándose y moviendo su precioso trasero marcado por el vaquero. En ese momento empezó el cachondeo, empezaron a decirle cosas como si se tátara de una stripper, pero sin llegar al insulto, cosas como muévete guapa, quítatelo todo, etc, pero lo que me llamo la atención es que también las mujeres jaleaban, fuera la ropa, tetas al aire y similar.

Mónica tenía todo el protagonismo, todos pendiente de ella, no tardo en quedarse desnuda de cintura para arriba, se soltó el sostén y sus pechos colgaron firmes, enormes, jóvenes, turgentes (ojala los tuviera ahora así)  Aplausos, gritos, miradas satisfechas entre ellos. En aquella época mi mujer usaba copa muy ancha y una talla 110. No estaba nada mal. Imaginaros el revuelo de los presentes con ese par de jovenes melones colgando delante de sus propias narices.

Menuda algarabía se formó, ella en el centro exhibiéndose, con el murmullo de la gente criticándola alrededor, se continuaba contoneando como una stripper, le pregunto si les gustaba lo que veían, e intento escabullirse, pero su tía la detuvo y le cogió una teta como sosteniéndola mostrando al resto lo que pesaban, todos bromeaban, su tío se levantó y empezó a agarrarle la teta que quedaba libre, mi chica se quedó estupefacta ante el atrevimiento, pero se calló. La tía se retiró y su tío le agarro las dos tetas por detrás jugueteando con sus pezones y apretando el paquete contra su culo.

Ella no se resistió, se dejó hacer, ese fue su error, eso creo el efecto llamada en el resto de hombres que fueron acercándose, formando una cola. Buscaban los pechos, como una jauría de lobos, se los manosearon de todas las formas posibles, primero más o menos ordenada y después peleando por un trozo de ubre que palpar. Como había más manos que tetas muchos sobaban el culo, los muslos por encima de los vaqueros. Todo ello con el resto del grupo riendo. Incluso las mujeres animaban a los hombres a meterle mano a mi chica.

Mónica se agobio y dijo que pararan, pero la convencieron para hacerlo de forma ordenada. Una de las mujeres puso orden y les indico a los hombres como tocarlas, y los formo una fila. El primero de ellos las agarro con suavidad una en cada mano, se volvió a su mujer y le dijo algo, no le cabian, jugeteo con ellas y le chupo un pezón como si de un lechoncito se tratara. “Eso no” le dijo mi chica, pero el hombre no le hizo caso y pronto tuvo a otro lamiéndole el otro pezón y agarrándole la teta con las dos manos como si la fuera a exprimir. Los que quedaron en la fila pasaron a primera línea, apretándole las tetas, golpeándolas o metiendo la cabeza en medio, los que acababan de pasar le manoseaban el culo, intentaban colarse en su etrepierna e incluso uno de ellos el intento que Mónica le tocara la polla pero ella no quiso.

Todo esto con un cachondeo general, gritos, bromas carcajadas, incluso alguna palabra malsonante relativa a los melones de mi mujer.

Mientras yo contemplaba como una panda de viejos le metían mano a mi novia por dinero, sorprendente, nunca hubiera dicho que lo consentiría y nunca hubiera pensado que me pondría tan cachondo, tanto como para consentir que una de las mujeres sentada a mi lado me acariciaría el paquete sobre el pantalón y tome la iniciativa de desabrocharme la bragueta para que pudiera operar bajo el calzoncillo. Mi polla, como no, erecta, la señora me la sobo, a la mujer le gusto, me masturbo un rato con suavidad, luego otra de las mujeres lo vio y le pidió turno para tocármela, como quien pide la vez cuando va a comprar el pan. Increíble. Poco me falto para correrme allí mismo.

Como dije al principio todo fue muy rápido, apenas unos minutos. Mi chica puso fin a los tocamientos, al ver que de nuevo habían perdido la compostura y notaba las manos por todo su cuerpo sin control, apretando los senos y pellizcando el culo, sin ningún respeto y casi con violencia. Lo zanjo todo con un enérgico, SE HA ACABADO LA FIESTA.

Los aparto, entonces oyó, algunas frases fuera de tono: “pero si te gusta putilla”, “si tuviera 20 años menos te ibas a enterar” que no le sentaron nada bien, ni a ella, ni a mí. Se colocó el sujetador y la camiseta, harta de los toqueteos  mientras todos reían satisfechos. Sin dejar de hacer comentarios jocosos sobre las tetas, lo atrevida que había sido y lo cachondos que los había puesto.

Entonces ocurrió algo absurdo como si fuera una película de Almodóvar: uno de ellos, de forma tímida e inocente, dijo que el casi no había tocado. Una de las mujeres le dio la mano se acerco a mi chica que terminaba de recomponerse la ropa e hizo que el hombre le tocara las tetas por encima de la blusa. Mónica se enfadó, “ya está bien” le dijo. El hombre le puso una excusa y ella puso los brazos en jarra, la mirada perdida al frente y consistió que la sobaran por encima de la camiseta hasta que el hombre intento meter la mano por debajo ante los comentarios de la gente y ella se lo impidió.

Ya esta no hay más, nada de follar, nada de corridas, solo sobeteos y de manera muy rápida, aunque estando allí pareció que el tiempo no pasara.

Tres cosas recordaremos siempre: el arranque de su tío agarrándole las tetas por detrás y rozándole lascivamente el paquete en el culo y diciéndole sin parar Que buena estas, sobrina y la cara de satisfacción de su tía durante todo el acto. Tampoco se me olvidan los comentarios de la gente:

Ricas, ricas, ricas, ricas. Son enormes. Que tetas tienes. Como rebotan. Que putilla como le gustan, no dijeron que puta, sino que repetían QUE PUTILLA. Aunque no eran burdas palabrotas, con sutileza nos trataban con el desprecio. O al menos esa fue nuestra sensación.

Menos mal que en aquella época no había móviles como los de ahora y por lo tanto hacer fotos o videos era más difícil, si no hoy hubiéramos estado flotando por la red o aparecería alguna escena cuando menos no los esperaramos.

Han pasado casi 15 años de eso, aun lo recordamos como uno de los actos más absurdos que hemos hecho como pareja.  Por suerte son pocas veces las que después hemos visto a sus tíos. La última vez fue hace cuatro o cinco años, su tío se me acerco y me dijo: “tu chica ya no es la misma. Pero podríamos repetir para ver el cambio” 

Pero no lo repetimos, ni soñarlo, lo que si hicimos fue imaginarlo y escribí la casposa historia DESNUDA FRENTE A HOMBRES MADUROS 10 AÑOS DESPUES. http://www.todorelatos.com/relato/67867/

Encantados Mónica y yo de responder a vuestras preguntas y sensaciones sobre esta historia. Ya sabéis donde escribir.