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Habitacion 106

en Voyerismo

La verdad que nuestra vida sexual dejaba mucho que desear, ya llevábamos algunos años casados, dos niños, comenzaba a ser aburrida y rutinaria. Después de nuestra experiencia en "desnuda frente a hombres maduros 10 años después" donde nos ofrecimos a un grupo de hombres y mujeres maduros que hicieron lo que quisieron con nosotros. La experiencia de sentirnos desnudos delante de otros, y mantener relaciones con ellos nos había gustado mucho. Hablamos mucho en el hastió de nuestros coitos matrimoniales de volver a repetir lo de ofrecernos a otros como pareja.

Propusimos varias ideas, ir a clubs de intercambio, lo hicimos, pero era todo, como muy directo, la gente iba a lo que iba, otra fue hacerlo con los vecinos, pero no, que iban a pensar, a fin de cuentas luego tendríamos que vernos con frecuencia y además no valían mucho la pena. A Mónica se le ocurrió elegir un edificio y ofrecernos a cualquier vecino, pero eso era algo inusual, seguro que podrían pensar que vamos a robar o cualquier otra cosa.

Pero fue en un fin de semana que pasamos en un hotel fuera de casa donde se nos ocurrió, algo excitante y divertido.

Y si nos ofrecemos a una de las habitaciones, nos presentamos como servicio de habitaciones, les hacemos un striptease y nos ofrecemos a practicar sexo con ellos. Me dijo Mónica alterada por la genial idea que acababa de tener

¿Qué estás diciendo? ¿Así porque si? ¡Venga! Llegamos a una habitación y les decimos, "venimos a follas". No es mala idea pero un poco fantasiosa, ¿no crees?

Podríamos elegir una habitación al azahar. Y decir que alguien les ha pagado un striptease. Y luego según veamos la situación y el tipo de personas no lo montamos.

¿Cómo se te ha ocurrido eso? ¿de verdad quieres? ¿Y si te encuentras unos viejos, o una familia, o unos gays?

Hombre si hay una familia no vamos a hacerlo, pero los gays se apañaran contigo.

Muy graciosa. ¿Y si son dos chicas?

Bueno ¿Probamos o no?

Vale, pero sea lo que sea y sin reparos.

De acuerdo me respondió ella muy decidida

Solo teníamos que atar unos cuantos cabos mas, que no quedara nada suelto, si era una familia, si no nos gustaba o nos daba mala espina, por supuesto no haríamos nada y diríamos que fue un error, cancelábamos la operación y a otra puerta, incluso llegamos a crear un código propio para entendernos en estos casos.

Nos apañamos unos trajes de camareros, un equipo de música portátil, adaptamos la ropa para quitárnosla rápidamente y elegimos el primer hotel. Uno en la costa. Un cinco estrellas, que conocía durante uno de mis viajes a Gerona.

En aquel hotel pasaban una semana de vacaciones Nacho y Sara llevaban unos días fantásticos, playa, discoteca, buenas comidas, nuevos amigos, y buenos ratos de sexo en pareja. Eran una pareja dinámica, sin tapujos

Para nada creo que se imaginaran lo que les iba a pasar, la oportunidad que iban a tener.

Serian poco mas de las cuatro de la tarde cuando Mónica y yo tomábamos asaltábamos el mini bar de nuestra habitación y hacíamos el sorteo de la habitación. Salió la 106. Respiramos profundo, agarramos el ascensor y nos plantamos en la puerta.

Estábamos impacientes, algo nerviosos. Deseosos de entrar en la habitación y ver cómo nos recibirían. Algo giraba en mi estomago y he de reconocer que estaba muy cachondo y Mónica igual que yo.

Dentro de la 106, la pareja acababa de ducharse y estaban tumbados en la cama haciendo zapping, el estaba desnudo y ella con una de las camisetas de su novio. Llamamos a la puerta. Antes de abrir la puerta Nacho se puso un albornoz del hotel.

¿Quién?

Servicio habitaciones. Nacho abrió.

¿Podemos pasar?

Adelante

Nacho quedo sorprendido ante nuestra entrada, pero nos vio tan decididos que nos admitió en la habitación.

¿Quiénes sois? No hemos pedido nada. Pregunto Sara.

Venimos de parte de unos amigos vuestros para haceros un corto baile.

¿De quién?

Dicen que lo sabríais en cuanto lo hiciéramos.

La pareja estaba perpleja, pero dejaron hacer. Colocamos un CD, y en cuanto sonó la música, comenzamos el striptease.

Mónica bailaba al compas de la música, como lo teníamos preparado, primero se despojo de la camisa blanca, lanzándola hacia atrás, dejando ver su gran sujetador negro con transparencias, el volumen de sus pechos había llamado la atención de la pareja presente que comentaba su descomunal tamaño.

El espectáculo había comenzado bien, la pareja sentada sobre la cama sonreía y cuchicheaban entre ellos al oído, nos fuimos creciendo, Mónica me quito la camisa y se restregó sobre mi muslo se giro y en un gesto rápido se desabrocho el sostén cubriéndose los pechos con los brazos, luego yo, desde atrás se los tape mientras ella se quitaba la falda, en cuanto lo hubo hecho le retire las manos de delante dejando ver sus enormes ubres que cayeron hasta el comienzo de su vientre. Ella se volvió dejando ver sus nalgas al público y me quito los pantalones, que venían preparados para salir rápido. Aprovecho para volver a restregarse, se arrodillo, simulando una felación y me bajo el bóxer, tenía su cabeza delante de mis genitales y la pareja no podía verlos. Se movió hacia un lado, dejando ver mi depilada entrepierna, sus pechos se balancearon en un erótico contoneo. La temperatura subía en la habitación y más aun cuando Mónica formo un Angulo de noventa grados y yo me situé detrás, las enormes tetas le colgaban como macetas y desde la retaguardia le baje el tanga quedando su pubis sin pelo alguno al aire.

Ya estábamos desnudos, delante de extraños, los nervios nos recorrían el cuerpo, ¿Que pasaría ahora?, ¿Tendríamos sexo? Realmente, era lo que nos apetecía. Continuamos bailando y poniendo posturas eróticas hasta que acabo la música.

La pareja que los contemplaba aplaudió y grito de forma muy jovial y distendida, como si estuvieran acostumbrados, nos agradecieron la distracción.

¿Os ha gustado?

Muy bien.

Esta es la primera parte. Ahora si necesitáis algo más, estamos a vuestra disposición. Les dije yo de manera muy correcta, como si estuviera también incluido en el espectáculo.

Monica se acerco a Nacho insinuante, mientras yo me aproxime a Sara. La verdad no era mi tipo pero la chica estaba muy bien, delgada, de largas piernas, de pequeños pero firmes. Nacho al ver a mi mujer aproximarse se sentó en la cama para recibirla, acometiendo sus esplendorosas tetas, lo que más llamaba la atención en ella, se las agarro, sobándoselas y chupándoselas con naturalidad, sin siquiera pedir la autorización de su novia que le susurro al oído - ¿te apetece follarte a la tetona? -

Por mi si. ¿Y tú a ese?

Hagamos una cosa, primero nos follamos a ella y luego nos follamos a él. Continuo en tono bajo junto a su oreja.

Eres una guarra. Me parece bien. Va a ser divertido, le dijo tras darle un besito en los labios.

Quédate allí sentado. Ya te tocara después, me dijo a mi

Hicieron situarse a Mónica en el centro de la cama, Nacho comenzó a disfrutar de las grandes tetas, manoseándolas, mientras Sara jugueteaba con el dedo entre las piernas de mi mujer.

¿Te gustan sus tetas?

Son muy grandes. Nunca había vistos una así en directo.

Pero ¿no tuviste una novia de tetas grandes?

Si, pero no como estas. Mira, si no me caben en la mano

Los vimos tan dispuestos que nos asustamos. Parecía que tenían claro lo que querían e iban a aprovechar la situación.

Sara metió la cabeza entre las piernas de Monica y Nacho intercalaba los manoseos con chupetones en el pezón hasta que noto su polla deseosa de entrar en juego y la coloco en la boca de mi esposa que jadeaba por los dulces lametones de la chica en su clítoris.

Yo tenía ganas de entrar en acción pero ellos lo tenían claro y me volvieron a repetir que me quedara quieto. Después de que Mónica estuviera cachonda. Nacho la monto de frente metiendo su polla sin piedad hasta el fondo.

¿Te gusta guarrilla? Tiene una buena polla ¿verdad? Le dijo Sara mientras abría las piernas sobre su cara.

A Mónica no le quedo otra opción que chuparle la vulva a Sara, era la primera vez que tenía un coño es su boca y estaba recibiendo la embestida de un tío al que acababa de conocer.

Chúpame el culo.

Le dijo Sara a Mónica mientras se daba la vuelta y se ponía cara a su novio que continuaba metiéndola y sacándola entre los muslos de mi mujer. Ambos se besaban y sonreían, con naturalidad.

Estuvieron un rato así hasta que Nacho se corrió dentro de mi mujer. Sara le apeteció que la penetraran, entonces me llamaron a mí que estaba que reventaba de verlos follar. Sara de puso de culo y me pidió que le hiciera un anal. – Estupendo, pensé. Su culito era pequeño y estrecho, nada que ver con el culazo de mi mujer.

¿Cómo vas? Le dijo a su novio

Enseguida estoy.

Se saco el condón y le ofreció la polla con restos de semen a Mónica que la recibió con asco.

Chúpala, vamos.

Mónica intento escaparse, no le apetecía mamar el pene de Nacho con restos de semen; le ofreció las tetas envolviendo entre ellas y moviéndolas de arriba abajo.

Bien, no es mala idea.

Continuamos enganchados yo en el culo de Sara que gemía como una posesa, nunca imagine que le gustara tanto por el año, y Nacho, cuya polla había crecido entre las tetas de Mónica, había pasado esta vez a metérsela en la boca, la agarraba de la cabeza, en toda regla se la estaba follando por la boca, a Mónica le incomodaba, además no dejaba de insultarla, con todo tipo de tacos, guarra, puta, zorra y otros que yo nunca había oído.

Sara lo llamo, quería estar penetrada por los dos a la vez, esa si que era una autentica zorra. Nacho se tumbo, ella se puso encima para ser penetrada por la vagina y yo la enculaba por detrás, la verdad que un poco incomodo, pero como nunca había estado en una situación así era extraordinario para mí. Nunca hubiera esperado esto.

Nacho llamo a Mónica para que se acercara y poder tocarle las tetas, ella lo hizo y las puso a su disposición, también las agarro Sara, que no entiendo cómo podía mantener el equilibrio y estar ocupada con tres personas al mismo tiempo.

Todo iba a acabar así, los dos nos corrimos dentro de Sara que disfrutaba como una leona, -vaya putón, pensé. Yo en su culo, nunca lo había hecho en un culo tan perfecto, fue una experiencia única. Nacho hizo que mi mujer le limpiara las últimas gotas de semen con la boca y luego bajo para frotarse con sus pechos. Esto no le gusto a Sara que le puso mala cara.

Seguro que notaron que no éramos profesionales del sexo, pero no dijeron nada. A la hora de despedirnos, nos vestimos y el chico nos pregunto:

Os ha enviado Luis, ¿verdad?

No te lo puedo decir. Dijo solo que lo sabrías. Añadió Mónica muy inteligentemente.

No puede ser otro que Luis. Seguro. Agarro el móvil para llamarlo.

Nosotros aprovechamos para salir de la habitación rápido, sin decir siquiera adiós.

Esa fue nuestra primera, experiencia, gratificante, rápida, increíble. Nos había gustado y queríamos repetir. Lo misterioso de abrir la puerta y ver que te encuentras detrás.