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El nuevo socio de mi papá

en Confesiones

EL NUEVO SOCIO DE MI PAPÁ

Mi papá estaba a punto de cerrar un gran negocio y tuve que cerrarlo yo sola.

Mi Padre es un hombre de negocios; continuamente está en desayunos, comidas o cenas con clientes o con posibles inversionistas, viaja varias veces al mes y se la pasa muy ocupado. Pero yo soy su nena consentida, por eso dice que pronto me enseñará los secretos del negocio, pero yo aprendí rápido con su nuevo socio cuando aún era un prospecto.

Me había quedado sola en casa, como siempre mi Papá estaba fuera trabajando y mi Mamá seguramente estaba en el club. A los 19 años para una chica guapa como yo es muy aburrido estar sola en casa sin hacer nada, así que estuve en mi recámara revisando mis correos y haciendo mi tarea, esperando que dieran las 4:00 pm para irme a buscar a mi novio y pasar una tarde de sexo con él como otras veces.

A las 3:20 pm me empecé a preparar para irme, me peiné y maquillé; me puse mi top negro y una minifalda de mezclilla, hacía calor así que decidí solo ponerme eso, además de que así sería más fácil desvestirme con mi novio para coger más pronto. En eso estaba cuando sonó el teléfono de la casa; contesté:

  • Bueno
  • Si Bueno, hija soy yo
  • ¡Ah! Hola papi, ¿cómo estás?
  • Bien, oye ¿está tu mamá?
  • No, se fue al club, llámale al celular.
  • No, mira, lo que pasa es que va a llegar una persona a buscarme allá a la casa a las 3:30, necesito que lo atiendas mientras llego, porque estoy muy atrasado y no creo llegar.
  • Pero… yo voy a salir con Adrián
  • Es que es una persona muy importante con el que voy a hacer un gran negocio y no puedo perderlo, por favor, hija, distráelo en lo que llego, haz lo que sea necesario para que no se vaya, explícale a tu novio por favor
  • ¡pero Papá!
  • Anda, hazme ese favor y te lo compensaré, te daré más dinero el domingo y te dejaré ir al concierto que me pediste permiso
  • ¿En serio? ¡va!
  • Gracias hija, por favor te lo suplico haz todo lo necesario, pero que él no se vaya.
  • ¿Lo que sea?
  • Si, Lo que sea. Gracias, te mando un beso, bye.
  • Bye.

Llamé a mi novio y le expliqué, quedamos de vernos una hora más tarde y me senté en el sillón a ver la TV.

A las 3:30 en punto sonó el timbre. Abrí la puerta y delante de mí estaba un tipo de unos 40 a 42 años, alto, delgado, guapo, con unas ligeras canas y una barba perfectamente recortada que le daban un toque interesante. Su ropa era pulcra, vestía un traje de marca, perfectamente planchado y su trato era gentil y amable.

  • Buenas tardes, vengo a ver al Sr. José
  • No está pero me pidió que por favor pasara a esperarlo, ya no tarda.

Él entró y pude ver que intentó ser cortés, pero su vista recorrió mi cuerpo como devorándolo. Eso me gustó, que un hombre maduro e interesante se fijara en mí.

Entramos, lo invité a sentarse en el sillón y lo hizo, le ofrecí una bebida, me pidió una compleja, le dije que no sabía prepararla y él rió un poco, entonces me pidió un whisky en las rocas. Le serví y yo también me serví uno tratando de parecer interesante. Me senté junto a él y comenzamos a platicar. Me preguntó quién era yo y le dije que la hija de mi Papá, me dijo que jamás imaginó que él tuviera una hija tan hermosa, sentí como me sonrojé cuando dijo eso y le sonreí. Después hablamos del clima, de las noticias y de otras tonterías. El tiempo pasó rápido, él vio su reloj y me dijo que ya habían pasado veinte minutos y tenía que irse. Yo le dije que me permitiera hablar con mi Papá para avisarle, el asintió y yo fui a mi cuarto para hablar por teléfono.

  • Bueno
  • Bueno, ¿Papá?
  • Si, que pasó
  • Oye, el señor ya se quiere ir, dice que tiene prisa
  • ¡Híjole!, no, dile que me espere por favor, ya voy para allá
  • ¿Cuánto tardas? Porque ya está como desesperado
  • No sé, hay mucho tránsito y estamos detenidos, una hora yo creo
  • ¿Una hora? No inventes…
  • Ayúdame princesa por favor, y te compro algo, anda
  • Bueno, a ver qué hago
  • Ok, gracias, entretenlo como puedas
  • ¿Cómo pueda?, ¿seguro?
  • Si, haz lo que sea, pero que no se vaya
  • Bueno, que conste, bye
  • Bye

Regresé con él y le expliqué lo que sucedía. Ya se veía molesto y me dijo que solo esperaría media hora más. Le serví otro trago y yo también me lo serví. Poco después me sentí algo "contenta", supongo que por las copas y me desinhibí un poco.

Ya que se acercaba la media hora de plazo, vi que él miraba constantemente su reloj y hacía cara de fastidio; entonces me decidí, al fin desde el principio él me pareció guapo y yo quería una tarde de sexo, además ayudaría a que mi papito no perdiera su negocio.

Me acerqué más a él, pegándole mi cuerpo y le pregunté porqué tenía tanta prisa; él me respondió que tenía negocios importantes que atender, entonces yo acerqué mucho mi cara hasta sentir su aliento; coloqué mi mano en su pierna y le dije: "me daría mucha tristeza que te vayas tan pronto". Empecé a subir y bajar mi mano por su pierna desde su rodilla y casi hasta su entrepierna y de nuevo hasta su rodilla; noté de inmediato cómo él se excitó y se puso un poco nervioso; pero se repuso pronto y con su seguridad de hombre de experiencia me dijo: "solamente que hubiera algo que me gustara o me entretuviera aquí podría quedarme". No lo pensé más; rápidamente me abalancé sobre él y lo besé en la boca mientras mi mano ya no recorría su pierna, sino que comencé a acariciarle el paquete por encima de su pantalón; sentí como su pene crecía hasta tener un tamaño bastante considerable. Le susurré al oído: "¿hay algo que te guste o te entretenga aquí?"; el respondió también susurrándome: "si… tu".

Ya sus manos también me acariciaban por todos lados, había comenzado por la espalda, pero luego bajó a las nalgas y las piernas y ahí dejó una acariciándome, mientras la otra se posó sobre uno de mis pechos y comenzó a masajearlo lentamente.

Nuestras lenguas se entrelazaron en un beso largo y profundo mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos ya calientes; sin esperar más me subí en él abriendo mis piernas. Quedé sentada a horcajadas sobre él y pude sentir su duro pene contra mi vagina; me moví para restregarlo mientras nos seguíamos besando y él levantó mi top para seguir acariciándome los senos ya sin tela de por medio. Me estremecí de sentir sus manos varoniles tocando mis pezones erectos.

Dejé de besarlo para quitarle la corbata y desabrocharle la camisa. Pude sentir sus vellos en el pecho fuerte un segundo, porque de inmediato él se apoderó de mis senos con su boca y sus manos se posaron, una en mis nalgas y la otra buscaba la manera de desabrochar mi falda, lo cual no le fue muy difícil. Luego metió su mano debajo de mi tanga y comenzó a acariciarme el clítoris mientras la otra mano buscaba mi vagina desde atrás.

Mientras tanto, yo había bajado ambas manos para desabrocharle el pantalón; en cuanto lo logré metí una mano para acariciarle el tremendo falo que tenía; pude sentir que era grande y gordo y de inmediato lo imaginé dentro de mí, por lo que mi vagina, que ya estaba bastante húmeda, se mojó aún más y en ese momento sentí su dedo penetrándome; primero uno, luego dos y luego tres dedos entraron en mi vagina, volviéndome loca de placer.

No se escuchaba ningún otro sonido más que nuestros jadeos y gemidos de placer; él seguía lamiéndome los senos y chupándome el cuello y sus manos expertas me llenaban de caricias todo el cuerpo.

Como ya su pene estaba fuera, no esperé más y me monté sobre él; poco a poco lo hice introducírmelo, despacio, con calma, gozando de ese enrome falo penetrándome hasta que quedó totalmente dentro de mí. Yo tenía los ojos cerrados y al abrirlos pude ver su cara de gozo con los ojos cerrados y la boca abierta; comencé a moverme; arriba y abajo, arriba y abajo, haciendo que me cogiera primero despacio, luego más rápido y más rápido, hasta que su pene entraba con tanta fuerza en mí que sentía que me iba a traspasar.

El placer era tanto, que experimenté pronto mi primer orgasmo, sentí como el placer corría por todo mi cuerpo como una descarga eléctrica y grité tan fuerte que creo que se oyó en toda la casa, afortunadamente aún vacía.

La boca del futuro socio lamía mis pechos alternándolos y a veces subía a mi cuello, mientras su mano derecha, que hasta ese momento se había posado sobre mi nalga tranquilamente, comenzó a buscar mi ano y uno de sus dedos aún húmedos con los líquidos de mi vagina comenzó a penetrar lentamente, provocándome un escalofrío de placer.

Así, mientras yo brincaba gustosa en el falo gigante del nuevo socio de mi papá, él me metía dos dedos en el ano y no dejaba de lamerme el cuerpo. El grado de excitación era tan grande que yo sentía como mi pepa cada vez se mojaba más y más y su pene hacía un ruido fuerte de "cuachaleo" al entrar y salir de ella.

Seguí brincando sobre el pene del tipo y unos minutos después me llegó un orgasmo tan grande que grité fuertísimo, creo que se oyó otra vez en toda la casa; aún sentía la vibración de mi vagina cuando él me dijo: "Voltéate". Obedecí sin chistar y entonces él me tomó de las nalgas y me ayudó a sentarme sobre su pene, penetrándome ahora por el culo; pensé que me dolería, pero no fue así, al contrario, el placer era inmensamente mayor al que sentía cuando me cogía por la vagina.

Él me sujetó de las tetas y comencé a brincar en su miembro, sentía que me iba a partir en dos, pero el placer era tan grande que unos segundos después vino otro orgasmo: "¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!" fue mi grito de placer con el que terminaba satisfecha.

No podía más, mi cuerpo estaba muy cansado con tantos orgasmos y quise sacarme su miembro, pero él me sostuvo diciéndome: "Sigue, sigue putita, haz que me venga", pero empezaba a dolerme el culo con su tremendo palo, por lo que le dije que prefería hacérselo con la boca; él estuvo de acuerdo y entonces me bajé, me di la vuelta y me hinqué frente a ese tremendo garrote; comencé a lamerlo y luego lo introduje en mi boca; le hice una felación estupenda, era notorio que le estaba gustando mucho, él colocó sus manos sobre mi cabeza, cerró los ojos y gemía de placer, mientras me decía: "Así putita, así, chúpamelo todo".

No pasaron ni tres minutos cuando él soltó un gran grito y se vino dentro de mi boca; me tragué gran parte del semen, pero era demasiado y entonces lo saqué, pero él se seguía viniendo y sus chorros cayeron en mi cara, mi pelo y mis pechos.

Agotada, coloqué mi cabeza sobre sus piernas mientras él me acariciaba el cabello y me preguntó: "¿Y aún tardará mucho tu papá?". Entonces lo recordé ¡¡¡MI PAPÁ!!! Me senté en el sillón, tomé el teléfono y le marqué a mi Papá:

  • Bueno
  • Bueno, papá, ¿dónde estás?
  • No te preocupes, ya casi llego
  • ¡¡¡¿¿¿Ya casi???!!! Pero… ¿cuánto tiempo?
  • Unos diez o quince minutos
  • Ok, adiós.

Colgué y le dije al nuevo socio: "llega en diez minutos"; él sin inmutarse se levantó, me preguntó donde había un baño, le dije donde y con toda calma se fue hacia allá; a mí me entró el nervio, rápidamente recogí mi ropa y me fui a mi recámara; me vi en el espejo y estaba despeinada, despintada y desnuda; creo que nunca me arreglé tan rápido; tardé como quince minutos y salí a la sala. El próximo socio de mi Papá tomaba tranquilamente otro trago que él se preparó. Apenas salí y mi Papá estaba entrando por la puerta principal.

Ellos se vieron y se saludaron cortésmente, me asombró el aplomo del tipo al demostrar una tranquilidad como si no hubiera pasado nada, además de que su ropa no mostraba ningún signo de lo sucedido; en cambio yo si estaba muy nerviosa, pero me tranquilicé al ver que mi Papá no sospechaba nada, pues me saludó normal y me dijo que luego hablaríamos de lo prometido.

Me despedí, le di la mano al tipo y él me dijo que había sido un placer "charlar" con una chica tan lista y que esperaba pronto volver a "charlar" conmigo. Mi papá le dijo que si lograban negociar, tendría muchas oportunidades de charlar conmigo, dentro de mí pensé: ¡ay mi Papá, si supiera a lo que se refiere! Para no verme nerviosa me despedí y me salí mientras vi que ellos se sentaban a hablar de negocios.

Poco después supe que mi Papá logró hacer negocios con el tipo y después de eso le fue muy bien, me cumplió mis caprichos y más; claro que yo tuve que cumplir muchos caprichos de su socio también.

Espero sus comentarios, positivos o negativos y espero que este relato no me lo borren como los dos anteriores.

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