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El concurso de tetas

en Fantasías Eróticas

Ocurrió un verano. Dos amigas mías habían organizado un viaje a la costa con dos amigas más. A pocos días de partir hacia la playa, una de ellas se puso enferma del estómago. Desesperadas, comenzaron a llamar a más gente para ver si alguien podía ir en su lugar, ya que sino, los gastos del viaje los tenían que dividir entre tres y les salia mucho más caro.

Cuando me llamaron acepté sin pensarlo mucho. Tenía muchas ganas de irme unos días para cambiar de aires, y la oferta me vino de perlas. Y allí que nos fuimos. Era un hotel pequeño, muy acogedor, tranquilo, pues estaba algo apartado del centro de bares y complejos hoteleros, pero al que se llegaba en 10 minutos por el paseo de la playa.

Los días pasaron rápido. Por la mañana haciamos playa, subiamos a comer a casa o algún día tocó al chiringuito, por la tarde siesta, y por la noche salir de marcha. A parte de mis dos amigas, hice buenas migas con la tercera chica, desconocida para mi, se llamaba Laura, era bastante delgadita, rubia, piel clara y unos ojos grises muy grandes. Era mona aunque un poco tímida, igual estaba cortada por la presencia de un chico desconocido, pero al cabo de un par de días, ya todos nos llevabamos muy bien. Hasta aquel día...

 

Al bajar a la playa, una de mis amigas, Susana, la más lanzada y, porque no decirlo, la que tenía más curvas, se quejó en la playa que el bikini le estaba haciendo unas buenas marcas y, para asombro del resto, se lo quitó, quedándose en top-less. Laura, Vero se pusieron a reir, y juraría que Vero buscó en mi cara, a ver que expresión ponía, si de asombro o lujuria. Al final Susana, por el cachondeo que le hicimos, se ve que se cortó y terminó por volver a ponerse la parte superior del bikini, para mi desgracia. Tenía un pecho generoso, no excesivamente grande, pero estaba claro que de las tres era la que tenía más delantera.

Aquella tarde, cuando me levanté de la siesta, las noté bastante alteradas. Estaban preparando la cena, y ya habian abierto una botella de vino de la que iban bebiendo. Se traian algún tipo de juego entre ellas, pero que yo no entendía, ni ellas mi explicaban. Y en la cena siguió el mismo ambiente alegre, sin entender yo muy qué pasaba, más allá de verlas ligeramente contentas por la ingesta de alcohol.

El caso es que tras acabar y recoger la mesa, Susana, la más lanzada, me empezó a contar bajo la atenta y divertida mirada de las otras dos chicas.

- Estas dos petardas se han pasado la tarde hablando de pechos, después de ver los mios esta mañana. Seguro que les ha llamado la atención ya que el mio es más grande. En fin, después de debatir largo y tendido de pechos, habiamos pensado que ya que tenemos a un chico entre nosotras, igual nos podrías dar tu opinión si te los enseñamos - dijo Susana

Reí divertido, y me las quedé mirando unos instantes, suficientes para saber que lo decían en serio. Las tres tenían clavada su mirada en mi.

Eeehhh, claro, por qué no? No me voy a asustar por ver unas tetas! - finalmente comenté.

Muy bien - dijo Susana - mientras se acercaba y las demás la seguían. Todas comenzaron a quitarse la parte de arriba. Laura llevaba el top de un bikini, mientras que Susana y Vero unas camisetas. Al instante, estaban las tres, desnudas de cintura para arriba a mi alrededor.

Susana, como he comentado, era la chica con más curvas, tenía el pelo largo castaño, ojos oscuros y una gran sonrisa. Era además la que estaba más morena de piel de las tres, salvo en la marca del bikini. Se acercó bastante a mi, y me dijo: y bién?

Como se acercó tanto, que me lo puso a dos  palmos de la cara, intuí un ofrecimiento incluso a que lo palpara, así que instintivamente levanté mi mano hacia él, aunque a medio camino, paré y pregunté mirándola a los ojos - Puedo?

Si claro, toca hijo, toca si hace falta - respondió con su habitual desparpajo

Mientras las dos amigas reían, yo comencé a sopesar el pecho de Susana, suspendiéndolo en mi mano, intentando no apretujarlo. Me cabía perfectamente en la palma, ya que era grande, pero no excesivamente. El pezón estaba deshinchado y  envuelto por una aureola normal, algo oscura.

Buen pecho - le dije yo también entre risas

Miré hacia Laura, la chica delgadita y rubia que había conocido en el viaje. Tenía el pecho de menor tamaño, la aureola era más rosada, y veía más definido el pezón. Me gustó ese pecho porque era casi puntiagudo, muy firme y esbelto. A ella no me atrevía a tocárselo directamente, pero igual eso hubiera sido un desprecio, asi que me armé de valor, y muy suavemente lo acaricié por un costado. Muy lindo.

Por último Vero, también delgada, morena con el pelo rizado, la más oscura de piel de las tres, era sin embargo la que menos pecho tenía.  Podríamos decir que era bastante plana. El pazón, en cambio sobresalía generosamente y algo que me llamó la atención, en uno de ellos, tenía un piercing.

Wow - exclamé con sorpresa - eso ha tenido que doler no? - Hay que tener en cuenta que yo tengo pánico a las agujas.

No tanto como parece - me respondió Vero.

Y como te lo chupan? O no se puede que se oxida? - le dije de broma

Que no!!? Ven aquí - y sin cortarse un pelo, se me plantó delante y me puso su pezón en los labios. Entreabrí la boca y atrapé succionando aquel pecho con mi lengua. Era extraño notar el metálico piercing, pero a la vez era excitante.

Tras unos 10 segundos de chuperle el pecho me dijo - ves, ahora mira la diferencia - y me acercó el otro pecho que también me lo pego a los labios y comencé a chupar. Aquel era un pezón normal, como cualquier otro.

10 segundos más tarde se despegaba - Vale, ya que me vas a poner cardíaca. Qué opinas?

Sí, es diferente con piercing, tiene su gracia - respondí

Exacto, yo me he comido alguna polla con piercing y es muy excitante, quizá por la diferencia, da más morbo - concluyó Vero, que tenía los dos pezones erectos y ensalivados.

También os tengo que dar la opinión sobre la textura y sabor? - dije con cara pícara

Susana soltó una carcajada, pero agregó - Pues ya que estamos...- y cogiendome de la nuca, me llevó la cabeza hacia uno de sus pechos. Al ser más generosos, tuve que abrir más la boca y succioné con más descaro. Noté su pezón crecer en mi boca, que relamí a conciencia. Ella misma, cogió mi cabeza y la llevó al otro pecho, que también repasé.

Cuando me soltó miré hacia Laura, pensando que igual no se atrevía, pero vi como se incorporaba para acercarse. Se puso de rodillas sobre el sofa a mi lado, sin decir nada, solo con una sonrisa en su rostro y me acercó el pecho a la boca.

Para posicionarme bien, la agarré por la cintura, cerré los ojos, abrí la boca y comencé a lamer su pecho. Era sin duda el más suave y dulce por el sabor de su piel. Además, me encantó que cuando abrí por completo la boca, me cupiera enterito y pudiera succionarlo y jugar con la lengua como los niños hacen con un flan. Debo admitir que aunque ya estuviera un poco excitado, comerle los pechos a Laura, me puso aún más, incluso creo que perdí la noción del tiempo y no sé cuantos segundos estuve allí lamiendo sus mamas.

Al separarme de su cuerpo, las tres me miraban, y Susana me preguntó: Y bien, con que pecho te quedas?

Las tres teneis pechos diferentes, con cosas buenas cada una. Pero por tamaño, me quedaría con el de Laura - No quisé extenderme mucho por si heria la sensiblidad de alguna con los detalles. Pero por suerte vi que lo tomaban a bien, como un juego.

Sin embargo, Susana añadió: Lo que está claro, es que te han gustado.

Por qué lo dices? - Pregunté

Baje la mirada al ver que Susana señalaba hacia mi bañador. Obviamente con todo este asunto, tenía una erección completa y el bulto era perfectamente visible bajo mi pantalón corto.

Y tú? quieres enseñarnos algo? - me provocó Susana, a la que se unieron las otras dos chicas - Si, venga, y te damos nuestra opinión!! jaja - reían

Siendo imposible ocultar aquello, me bajé un poco el bañador y dejé libre mi pene, que se mostró orgulloso frente a ellas. Susana, como siempre la más lanzada, me lo agarró sin tapujos ni preguntas, y tras sobarlo un poco comentó: Si que se te ha puesto dura, sí.

Vero por su parte, llevó su mano a mis huevos y los manoseo unos instantes, hasta que Susana dejó libre mi rabo, y pudo agarralo ella. Lo manoseó subiendo y bajando un poco la piel, como si me masturbara y luego lo apretó un poco para después soltarlo. Mientras Laura, solamente miraba. Supongo que el grado de confianza que era menor, le generaba una barrera moral que le impedía tocármela.

Pues tienes una buena polla, dura y larguita. Estarán satisfechas tus amiguitas - valoró Susana mientras se levantaban.

Cómo me habeis puesto. Y ahora como bajo yo esto?

Cáscatela en el baño, que se ve que tienes ganas, no te la vamos a cascar nosotras! - me respondió Susana - Va, que te dejamos un ratito el baño para ti, antes de que nos arreglemos nosotras.

Y allí que me fuí. Me puse frente a la taza, de pié, y comencé a masturbarme, pensando en todo lo que acababa de suceder. De pronto, la puerta que estaba entornada se abrió y apareció Vero en el marco.

Qué? Cómo vas? - me preguntó

Aquí estoy, intentando bajar esto - le dije mientras me masturbaba.

Para mi sorpresa, se me quedó mirando, mientras me tocaba. Ella podia verme perfectamente de perfil, movimiendo mi mano sobre mi pene, mientras la otra reposaba bajo mis testículos. Como me producía verguenza mirarle a los ojos, mientras me masturbaba, bajé mi mirada hacia el pene. Me excitaba mucho la idea de tenerla delante, observándome, con el pene coloradísimo, y ya húmedo. De pronto noté que se habia acercado a mi.

Mira, aunque no me hayas escogído a mi, me ha encantado como has chupado mis pechos, asi que, que menos que devolverte el favor. - Me dijo Vero

Y tras esto, se arrodillo, asió el pene con su mano, y se lo llevó a su boca. Lo chupaba muy bien, se metía más de la mitad en la boca, dejaba ir bastante saliva, y cambiaba el ritmo con frencuencia.

Me voy a correr - le dije - momento en el que ella sacó mi pene de su boca y lo dirigió hacia el baño. Mi cuerpo se contrajo, mientras varios chorros de semen comenzaron a salir, yo tenía los ojos cerrados, y solo notaba su mano, como seguía masturbandome mientras se oían las gotas que impactaban contra el agua.

Cuando el orgasmo pasó, ella se incorporó y nos miramos a los ojos. Yo estaba muy relajado, y ella me sonreia. Vi que tenía el dedo indice y anular con restos de mi leche, y para mi sorpresa se metió uno y luego el otro en la boca, para sacarlos limpios de semen. Dándome una sonora palmada en el culo, me dijo que entrara en la ducha, que ellas aún se tenían que arreglar y que yo ya sabía que tardaban lo suyo, asi que me mejor me diera prisa.

No ocurrió nada más aquella semana de verano de hace dos años, pero desde luego que aquella tarde no la olvidaré jamás.