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Masaje profesional muy, muy feliz

en Fantasías Eróticas

Esto me ocurrió hace unas semanas. Pedí hora en un sitio para hacerme un masaje pues llevaba semanas estresado y con tensión por culpa del trabajo.

Lo cierto es que llegué al sitio indicado, y me abrió una señorita en bata que me hizo pasar. Era un piso pintado así con colores pastel, muy agradable. Me pasó a un pequeño despacho y me preguntó qué tipo de masaje quería. Le dije que relajante, pues tenía mucho estrés últimamente y me notaba contracturado.

- Tienes el masaje relajante que dura tres cuartos de hora, y por un suplemento, si te quieres relajar de verdad, tienes además el final feliz - me dijo con una sonrisa

- Uhau, vaya, nunca me han hecho algo así - le dije

- Pues es mi espacialidad, si quieres probarlo, seguro que te relaja. Quieres probarlo? - me preguntó

- Ok, vamos a ver qué tal - dije encantado de su propuesta, ya que la masajista era especialmente atractiva; morena con el pelo largo, muy guapa de cara, con unos grandes ojos y sonrisa, y un cuerpo muy bien formado. Su bata además dejaba a la vista casi la totalidad de sus piernas enfundadas en unas medias negras y unos zapatos de masajista.

- Bien, si quieres final feliz, podemos hacer el sencillo o el doble... - me seguía explicando...

- Y eso cómo funciona? - pregunté intrigado

- Sencillo, es que hay sólo un final feliz, y puedes elegir si lo quieres al inicio del masaje o al final, y si lo hacemos doble, te haría un final feliz de inicio y para terminar

- Guau, no sé si podría tener dos finales felices en tan poco tiempo

- Todo es probar - me dijo

- Ok, pues vamos

Entonces me llevó a una sala muy cómoda y bien iluminada que tenía una camilla en el centro y una ducha en una de sus esquinas.

- Desvístete, puedes dejar la ropa ahí - me indicó señalando un perchero - y si quieres te das una ducha y ahora vengo

Y así fue, me desvestí, me di una refrescante ducha, y cuando cerré el grifo y comenzaba a secarme ella entró de nuevo y se acercó a mí.

- Todo bien? - preguntó

- Si, estupendo - le contesté y vi como ella me ayudaba a secarme, lo cual fue de agradecer

Y así me hizo pasar a la camilla y me dijo que me tumbara boca arriba. Se giró para ponerse aceite en las manos, y comenzó a masajearme los hombros y el pecho, haciendo un amasado general y  que prosiguió bajando sus manos por el abdomen y siguieron bajando masajeando un poco mis piernas.

Paró de nuevo para llenarse las manos de nuevo de un aceite que, por lo que vi, estaba calentándose en una especie de aparato, y fue a tomar mi miembro que estaba aún pequeño. Sus manos aceitosas, tibias y suaves, comenzaron a jugar con mi miembro que no tardó en reaccionar.

- Está bien así la temperatura del aceite? - me preguntaba

- Si, es muy agradable así un poco caliente

- Se siente más con el aceite un poco caliente en la piel - explicaba mientras sus manos seguían estimulándome mi pene ya crecido. Con una de sus manos lo sujeto por la base y con la otra estimulaba el resto del tronco.

- Vaya, la tienes grande -  me dijo cuando ya estaba en su máximo esplendor - te debe medir unos 20 cmts, no?

- Bueno, unos 18 más bien - contesté, derretido por el placer que me proporcionaban aquellas manos aceitosas

- Pues créeme, yo por mi profesión que veo muchos hombres desnudos, y a veces erectos, y la tuya es bastante gruesa y larga, está muy bien.

- Gracias

- A nosotras las masajistas, si tenemos que hacer un servicio de final feliz, nos gusta más que el cliente tenga una buena polla, es más agradable de masturbar y más excitante

Mientras hablaba una de sus manos sostenía mis testículos y la otra se deslizaba con firmeza pero con gran suavidad gracias al aceite por lo largo de mi miembro, era una sensación fantástica. Y el hecho de que me hablara mientras lo hacía me hizo excitar aún más.

- Te gusta así? Prefieres más rápido? Más fuerte?

- No, así está....perfecto - mi voz apenas salía entrecortada

- Bien - dijo ella, al tiempo que se dedicaba a masajear ahora la punta, que con sus dedos viscosos por el aceite resbalaban placenteramente

El masaje prosiguió unos instantes. Sus manos ahora entrelazadas subían y bajaban recorriendo mi pene, y luego pasó a apoyar una mano en la base, rodeando el pubis mientras con la otra masturbaba más animadamente.

- La tienes muy dura - decía

- Uf, pues no tardaré en correrme - avisé

- Hmmmm, pues esto hay que verlo - dijo ella mientras seguía masturbándome

Entreabrí un poco los ojos y pude verla sonriendo y mirando hacia mi pene, su mano se deslizaba a toda velocidad por mi miembro que estaba completamente hinchado y duro.

Comencé a eyacular mientras mi pene seguía sostenido entre sus manos, no pude evitar contonearme, gemir y estremecerme de manera muy intensa por el placer alcanzado.

- Así, ...así, dámela toda... - decía muy dulcemente, mientras mi semen ya se mezclaba con el aceite en sus dedos sobre mi pene. Siguió masturbándome durante unos instantes, presionando y estirando de mi miembro para asegurarse que me lo sacaba todo.

- Lo has disfrutado? - me dijo mientras me seguía acariciando

- Uf, ha sido increíble

- Me encanta ver una buena corrida, y la tuya ha sido bien intensa - comentó mientras sus manos seguían estimulando mi pene ya casi sin erección. Entonces se dio la vuelta, me limpió con unas toallitas húmedas, e hizo lo propio con sus manos.

- Date la vuelta, que ahora nos toca el masaje - Y dicho y hecho, comenzó un agradable masaje por mis hombros, y espalda. La verdad es que después de un orgasmo te encuentra menos tenso y ahora su masaje lo podía sentir mejor y me relajaba mucho más, era muy placentero y casi una extensión del orgasmo que me acababa de dar.

Me masajeo los hombros y la parte superior de la espalda, luego me hizo los brazos, el cráneo que relaja muchísimo, y luego siguió descendiendo, por el resto de la espalda.

Al llegar a los glúteos también me los masajeo un poco, y me separo un poco las piernas. Entonces introdujo sus manos entre mis muslos y comenzó a amasarlos. Lo que no esperaba es que de pronto comenzara a palpar mis testículos y les diera también un pequeño masaje muy gratificante.

Luego siguió bajando por las piernas, hasta terminar masajeando la planta de los pies. Sus aceitosas y calientes manos, destensaron toda mi musculatura.

- Bien, ya puedes darte la vuelta - me ordenó

Y así lo hice, quedando boca arriba. Ella volvió a subir y me hizo de nuevo los hombros, pecho, abdomen, y llegó a mi sexo, que estaba flácido, tanto por el orgasmo como por lo relajado que me estaba dejando el masaje.

- Cómo estás? - me dijo mientras con una mano estimulaba mi pene y con la otra amasaba mis testículos

- Muy relajado - dije con una sonrisa en la cara que no podía quitar

- Ya veo - entiendo que lo dijo haciendo alusión al estado de mi pene

Sin embargo estuvo masajeando unos breves minutos, hasta que mi pene de nuevo creció gracias a sus caricias y al calor y suavidad del aceite con el que me tocaba. Entonces bajó a los pies. Ahí básicamente fue presionando unos puntos mientras subía de nuevo por las piernas.

Al llegar a estas, me hizo flexionar primero una y luego la otra, en un trabajo para terminar de destensarlas. En los pases que me hacia sobre los muslos, muchas veces sus dedos rozaban mis genitales.

- Bien - dijo poniendo una de sus manos de nuevo sobre mi pene - es hora de relajarte del todo, estás preparado?

- No sé yo, si me puedo relajar más de lo que ya estoy

- Bueno, vamos a verlo - me decía mientras sus manos ya me estimulaban el pene y lo hacían crecer entre sus dedos - primero veremos si se te pone dura de nuevo....pero yo veo que está creciendo, la notas?

- Hmmm...sí - mis palabras salían mezcladas con gemidos

- Si conseguimos una buena erección, entonces seguro que podré sacarte más leche y eso te relajará más. Eso es lo que quieres, verdad?

- Si.... - atinaba a decir

- Relajarte - susurraba ella

- Si.....

- Y que saque tu leche.... - seguía susurrando, cosa que me ponía a mil, por como se estaba dando esta morbosa conversación

- Uf.... - yo sólo podía retorcerme ya en la camilla

- Antes me ha gustado mucho verte correr, me vas a dejar verte correr de nuevo? - seguía preguntando

- Si...no pares...

- De verdad tienes más leche ahí para mí? - sus manos me masturbaban rápidamente, estando ya con una erección tremenda - Hmmm, ya tienes la punta húmeda de líquido preseminal, estás a puntito de caramelo, cierto?

- Si, no tardaré - le contestaba apenas sin fuerzas y notando mi pene tan duro que placer y dolor se mezclaban bajo sus aceitosas manos.

Y en ese momento ello paró - Siéntate - me dijo, sacándome del trance hipnótico en el que me encontraba. Sin entender muy bien, ayudado por sus manos, me hizo incorporarme y sentarme en la camilla, mirando hacia ella. Entonces acercó un taburete, me abrió las piernas y se sentó entre ellas.

- Por dónde íbamos? - dijo mientras de nuevo agarraba mi erecto pene. Sentado así, podía ver como la tenía, muy dura, completamente roja y brillante por la acción del aceite. Me sorprendió ver como la tenía de hinchada. - Ah, sí, te estaba ordeñando y me ibas a dar más leche, cierto?

- Hmmm, si - dije sonriendo y mirándola ahora a los ojos

- Bien, voy a colocar mi mano aquí - la puso delante de mi pene - y cuando te vengas, me la vas a llenar con tu leche, ok? Quiero ver cuanta te sale - oír aquello me puso como una moto - además, así sentado puedes ver cómo te acaricio, y como terminas en mi mano, mejor, verdad?

- Si, más excitante, sin duda

Y de nuevo prosiguió con la masturbación. Hizo algún comentario más como que tenía muy hinchado el glande, o que la tenía realmente dura, pero no lo recuerdo bien, ya que en esos instantes comencé a temblar y a venirme sin control.

El primero latigazo de semen impactó con su mano pero debido a la fuerza salió despedido hacia delante, ahí ya perdí el mundo de vista, y cerré los ojos inclinándome un poco hacia atrás, mientras mi orgasmo sacudía de placer mi espalda. Mis gemidos fueron intensos, y tan solo notaba como mis músculos se tensaban y en mi entrepierna como la mano de la masajista seguía masturbándome para sacarme todo el resto de mi leche.

Cuando me recuperé un poco y pude abrir los ojos y volver a mirar, la encontré acabando de estrujar mi pene y sacando sus últimas gotas y con su otra mano, aún delante del mismo, llena de semen recogiendo las gotas que aún caían.

- Vaya, buena corrida de nuevo, pensé que ahora sacarías menos - dijo mientras examinaba su mano llena de mi semen. Incluso metió un dedo dentro para tocarlo y notar su textura. Luego se fue a un lavamanos que había en la habitación y lo dejó caer, y se lavó las manos.

- Cómo estás? - se dirigió de nuevo a mí

- Estupendo la verdad, esto es lo mejor que hay para estrés, ya podrían incluirlo en la seguridad social - dije mientras ambos reíamos

- Me alegro que te haya gustado. Ahora puedes descansar unos minutos y si quieres te puedes duchar de nuevo, yo te espero fuera.

Una vez recuperado, me duché y salí fuera, donde estuve hablando un poco más con ella. Me dijo que los jueves vienen también una chica rusa, y que hace un masaje muy bueno, que lo da completamente desnuda y que las relajaciones las hace con las manos y con la boca. Y que también puedo optar a un cuatro manos con ambas masajistas a la vez, y relajaciones que se hacen a la vez con las manos de una y la boca de la otra.

Vale, quizá no sea lo más profesional del mundo, pero relaja muchísimo y me va fenomenal, por lo que me he sacado un bono de temporada. Mi salud lo agradecerá.