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Deseos de un trabajador.

en Dominación

A los 18 años Melissa era una mujer esplendorosa que tenía todo lo que una mujer desearía tener, gozaba de una buena posición económica, amistades las tenía en cantidad, tenía un novio que daba que pensar entre sus compañeras y tenía una belleza propia de una diosa pero lo que más llamaba la atención eran sus nalgas duras y repingonas con forma de manzana, sus muslos eran fuertes por sus arduas practicas en el deporte y su copa C era bastante codiciada.

Ella era trasportada en un vehículo todoterreno por un chofer armado llamado Miguel, hasta que el chofer fue despedido por estar acosándola cada vez que ella subia al vehiculo por lo que quedo obligada a vérselas por su cuenta en el trayecto para llegar al instituto por lo que pensó que no le haría mal caminar un poco desde su casa al instituto, le serviría como un ejercicio y estaría acompañada por sus amigas con las cuales hablaría de chismes y hombres.

Cuando ya iniciaba la mañana Melissa despertaba para bañarse y vestirse para el instituto y después tomar un desayuno balanceado preparado por sus sirvientas. Su instituto no requería alguna clase de uniforme ni poseía alguna norma de vestimenta por lo que Melissa aprovechaba y usaba ropa que resaltaran sus atributos tales como shorts, mini faldas y blusas escotadas que no daban nada a la imaginación sobre cómo deben ser sus muslos, nalgas y pechos.

Ella iniciaba su ruta caminando unas cuantas cuadras hasta que llegaba al punto de encuentro con sus amigas, en tales cuadras siempre levantaba la mirada de todas las personas a lo cual ella salía divertida pues ella tenía en su mente que todos en esas cuadras se masturbarían pensando en ella esa noche, aunque por un motivo ella se sentía con un sentimiento de que algo malo iba a pasar si continuaba así, lo ignoro y siguió asiéndolo durante unos días más. De regreso siempre se topaba con un vago el cual le daba siempre pena a ella y siempre conseguía buenas limosnas de ella.

Las semanas pasaban y ella cada vez más se acostumbraba a caminar por lo que le pidió a su madre que dejara de buscar chofer, ella ya no quería que la transportaran, acto que dio inicio a su sentencia.

A ella cada vez más le gustaba provocar a los hombres por lo que cada vez empezaba a vestirse de formas cada vez mas provocativas que enseñaban mas y mas de su carne. El sentimiento se sentía cada vez mas fuerte y no solo eso, sino que ahora se sentía que la seguían cuando caminaba en el trayecto de su instituto hacia su casa.

-Vamos a ver chiquita, me guías a tu casa o te desmadro aquí mismo-le decía una voz misteriosa mientras pasaba la parte sin filo de su navaja en el cuello de Melissa.

Melissa entro en pánico, estaba siendo robada por un extraño y ella sabía que si no hacia algo podría perder su vida por lo que inteligentemente acepto con su cabeza y lo guio a su casa sin ningún pretexto.

-Eso pensaba chiquita-decía el extraño con voz complacida y guardando la navaja en su ropa para que nadie se diese cuenta del robo.

Melissa empezó a razonar de quien se trataba, por lo que había visto cuando la “persuadieron” que el sujeto era de color negro, era alto pues su sombra la cubría a ella, era alguien conocido pues su voz le resultaba familiar y por algún motivo tenía un maldito olor a mierda y basura combinados.

Cuando llegaron al edificio tomaron el elevador hacia el piso de Melissa y súbitamente en extraño golpea la cabeza de su víctima, logrando así que perdiera conocimiento.

A las pocas horas Melissa despierta por frio en su entrepierna, ella piensa que todo fue un sueño hasta que abre los ojos y se da cuenta de que todo sucedió y su situación era de lo peor. Encontró que estaba desnuda en su habitación, atada en su cama de tal manera que le era imposible el movimiento; Su cuarto tenía varios cambios entre ellos que sus muñecas les faltaba sus cabezas, en el techo tenía varias imágenes de ella en diferentes ángulos y formas tomadas de forma clandestina, su cuarto estaba lleno de garabatos con mensajes hacia ella con una pintura que mas que pintura parecía sangre de algún animal y por todo su cuarto se encontraban toda clase de ropas de ella regadas y rasgadas por todos lados de su alcoba.

Esa escena la dejo perpleja porque sabia que el extraño no solo querría dinero sino que violarla y matarla.

-Veo que despiertas-le decía el extraño desde la parte más oscura de la habitación, poniéndose de pies pero sin mostrar su rostro.

-Quien cojones eres?-pregunto Melissa cayendo en el llanto y la desesperación.

-No me reconoces?-pregunto el extraño dando un paso hacia adelante.

-Tú?!-dijo reconociendo a su agresor.

-Y ahora nos divertiremos mucho pequeña-dijo maliciosamente el agresor.

El agresor rápidamente se acerco a Melissa para luego agarrar sus dos senos, alternando entre un masaje y apretar de forma brusca sus senos. Melissa no sabia que sentir, por un lado se sentía mal porque su agresor estaba abusando de ella pero por otro lado se sentía bien recibiendo sus caricias pero algo era seguro, a este paso su agresor no tardaría en violarla.

El agresor fue lentamente quitando su mano de uno de los senos de Melissa para luego bajar su mano lentamente para acariciar el vientre plano y bien formado de la chica y de paso proceder a chupar su pezón que quedo desatendido.

Melissa estaba en un vortex mental en el que no podía crear sus ideas, ya solo podía sentir con su cuerpo, a causa de las caricias del agresor su dulce coño depilado ya estaba ardiendo y como una piscina de flujos de los cuales no paraban de emanar.

El agresor bajo la mano del vientre de Melissa lentamente hasta llego a su coño, con dos dedos jugó con sus labios mayores para luego empezar a acariciar su clítoris y luego empezar a meter dedos en ella, fue dulce y jugueteo con su coño no para satisfacer su locura, sino para lograr que ella gozara del momento.

Melissa sentía contracciones en todo su cuerpo, estaba experimentando una serie de sensaciones nunca antes logradas ni siquiera cuando se masturbaba antes de dormir, algo tan fuerte que provoco que su espalda se arqueara tan fuerte que parecía que rompería sus ataduras.

-Veo que te gusta chiquita-decía el agresor observando la cara de perdida que tenia.

-Por favor-decía Melissa con la poca fuerza que le quedaba- detente, esto no me gusta.

-Que no te gusta?-decía mientras llevaba su mano llena de flujos a la cara de Melissa- es cierto, esto no te gusta, esto te encanta.

El agresor entonces procedió a dejar cualquier caricia para bajar al coño de Melissa y observarlo para luego sacar su miembro viril y acercarlo a los labios vaginales de la chica.

-No sabes cuánto tiempo espere esto-decía el agresor.

El agresor poco a poco fue acercando su miembro a los labios vaginales de Melissa hasta que hicieron con contacto, a lo que ambos sintieron una descarga eléctrica en su cuerpo, el estimulaba su clítoris con su miembro suavemente.

-Mételo ya!-Grito Melissa a modo de rogo.

Esas fueron las palabras detonantes para el agresor a lo que él respondió clavándole su miembro de golpe en su vagina.

El agresor estaba en el cielo de las sensaciones, podía sentir lo apretada y caliente que estaba la vagina de Melissa, en lo que salió sangre de su interior.

-Que acabo de hacer?!-se dijo el agresor en su mente al darse cuenta de que acababa de desvirgar a Melissa- Pero si es una calienta pollas de lujo! como puede seguir virgen?

-Qué?! No puedes conmigo maricón!-exclamo Melissa por la emoción al darse cuenta que su agresor no se movía.

Poco a poco el agresor volvió a la realidad y empezó a bombear el coño de Melissa alternando de lento y amoroso hasta rápido y brutal.

-Umm perra que bien se siente!-decía el agresor mientras bombeaba salvajemente el coño de Melissa.

-Si eso es todo lo que tienes, no podrás con ninguna sino la violas, creo que es por eso que me estas violando hijo de puta-respondía Melissa.

Melissa no lo sabía pero al agresor le gustaba que le dijeran cosas asi mientras mantenía relaciones y eso fue lo suficiente para despertar uno de sus instintos más profundos, por lo que aumento el ritmo y la profundidad de sus penetraciones cada vez más fuertes.

Ya solo era cuestión de tiempo para que el agresor se corriera por lo que el combinó las penetraciones con una estimulación directa del clítoris de Melissa.

-Me corro! No pares!-Grito Melissa dando señal al agresor para que dejara de aguantar lo inevitable.

-Me corro!-grito el agresor.

Melissa fue la primera en correrse, ella sintió como una descarga eléctrica recorrió toda su espina dorsal arqueándose en el proceso mientras el agresor sentía las contracciones de la vagina de la chica, eyaculo dentro de ella.

Melissa estaba exhausta después de la sesión de sexo que acababa de tener, necesitaba tiempo y ese era el tiempo suficiente para que el agresor desatara a Melissa y escapara de la escena del crimen.

-Miguel, vuelve al trabajo mañana-decía Melissa antes de que el lograse irse.

Miguel, con una sonrisa en la boca, volvió a su casa sabiendo que sus días serian aun más divertidos.