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Un plan hecho a la perfeccion 2.

en Hetero: General

Nota del autor:

Para mejor disfrute del relato, escuchar al mismo tiempo de lectura la canción ‘Mockingbird’ de Eminem.

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-ME CORROOO!-Grite a todo volumen.

El que yo dijera eso fue un detonante haciendo así que Miguel aumentara de golpe la velocidad de sus penetraciones y haciendo que así que yo llegara a mi orgasmos, fue tan potente que hizo que Miguel también tuviese su orgasmo, por primera vez pude sentir lo que es que eyaculen dentro de mi, pude sentir la calidez de su lefa, pude sentir como sus espermatozoides se movían dentro mío y pude sentir como me llenaba hasta tal punto que el esperma salía de mi por la gran cantidad, sentía que aunque me entregue a él en un baño de un lugarcito como esa discoteca, amor de el hacia mí y realmente pensé que finalmente encontré a la persona que no me utilizaría para una noche como el resto.

Al terminar estaba tan débil producto de aquel orgasmo tan fuerte que Miguel me provoco que no sentía que no podría sostenerme de pie por mucho tiempo, observe la cara de Miguel y estaba sumamente complacido, estaba muy feliz pues aparte que él me dio placer, había logrado satisfacer a la persona que yo creía amar.

Después de que Miguel tomo un respiro, fue sacando su verga de mi lentamente, logrando de que una gran cantidad de su semen se desperdigara por el suelo y provocando que yo callera desplomada al suelo, con la poca fuerza que me quedaba lo mire y pude observar en él una sonrisa maliciosa.

-Muy bien ma chérie, el plan fue todo un éxito-dijo Miguel mientras se limpiaba para luego recoger su ropa.

Al decir eso, pensé que era la mujer más tonta de este mundo, pensé en cómo me utilizo, pensé en cómo le creí, pensé que me amaba pero todo fue una mentira, solo fue otro que paso por encima de mi, otro que me usaba y que conseguía lo que todos querían.

El tomo su ropa, se vistió, me dio un último beso y se fue teniendo la consideración de poner seguro a la puerta como si nada hubiese pasado, me dejo a mi suerte en un estado de debilidad que en el caso de que otro hombre entrara al baño, no tendría fuerzas ni para decir que no y para colmo el muy bastardo me dio un último beso para cerrar con broche de oro la noche.

Tantos fueron mis pensamientos sobre lo que había pasado esa noche que me eche a llorar, llore como una bebe que le habían quitado su caramelo solo que a mí me utilizaron de nuevo, tantos fueron mis penas y remordimientos que hasta pensé en suicidarme mientras perdía mas y mas mis fuerzas hasta que todo se puso negro pues me quede dormida.

A la mañana siguiente me desperté justo como me levanté, en aquel baño de discoteca en el que me había entregado a un imbécil, me levante sintiéndome sucia por el semen que había coagulado en mi piel para que luego me llegara el horrible pensamiento de quedar embarazada de ese idiota.

-Dios que he hecho!-grite yo al cielo- Necesito salir de aquí lo más rápido posible.

Me puse en pie y camine totalmente desnuda hasta el lavamanos para quitarme toda marca de lefa e higienizar cualquier parte de mi cuerpo que lo necesitara, luego busque mis prendas en el suelo para encontrar que estaba todo menos mi ropa interior, pensé que alguien había entrado y se había divertido con mi cuerpo durante la noche pero pensé que lo más probable es que el perro de Miguel los tomo como un trofeo y deleitarse de cómo uso a una tonta para tirársela más que vi que la puerta seguía igual de cerrada.

Me vestí con lo que quedaba y me arregle como pude para salir del baño y darme cuenta de que estaba de suerte pues ellos acababan de abrir, el empleado se sorprendió de que yo saliera del baño y me conto que un tipo le pago para que no revisara el baño antes de cerrar.

-Eso era lo mínimo que podía hacer ese animal-me dije a mi misma.

Le di las gracias al empleado por no revisar el baño para luego salir del local y con urgencia buscar una farmacia en el que me vendiera la pastilla, mi problema con eso es que nunca la había usado pues todos los otros usaban condón y más aun es que me daba mucha vergüenza tener que ir a la farmacia por eso.

Después de encontrar una farmacia rápido, espere afuera como media hora tomando valor para poder pedir la pastilla. Entre tragándome toda vergüenza.

-Buenos días, mire yo necesito que usted me venda la pastilla anticonceptiva-dije toda colorada.

El empleado me miro con cara compasiva, seguro pensó que había cometido un error en mi primera vez.

-Claro, son…- dijo el con mucha gentileza.

Pague y luego el me dio la pastilla y un vaso de agua, esa fue la vez que sentí lo bien que se sentía tomar el agua con un medicamento, cuando termine de beber el agua le di el vaso al empleado y le di las gracias.

Salí de la tienda y me sentí como una mujer nueva y realizada mientras el sol me daba directo en la casa y desde ese momento me sentí como una tonta teniendo ideas suicidas si tenía una vida por delante.

De ahí fui a mi casa, mis padres estaban muy preocupados porque no volví en la noche entera y tube que inventar una tonta excusa que increíblemente se tragaron, si solo supieran la verdad yo estaría con muchos problemas y ni se diga como estaría Miguel con lo que había pasado.

Comencemos de nuevo la vida- me dije mientras me dirigía hacia el baño.

Realmente necesitaba un baño reparador que me ayudase aparte de quitarme toda la suciedad que tenia arriba, a aclarar mis ideas.

Cuando llegue al baño, cerré puse seguro en mi puerta y me desnude mientras en mi mente fluían recuerdos de cómo el jugaba y mamaba de mis senos, imágenes de cómo el penetraba mi coño, de cómo agarraba mis nalgas, de cómo me beso.

-Angelina que te pasa?-dije en mi mente- deja de pensar en ese idiota.

Entre a la ducha y sin importarme si mojaba mi cabello o no me tire hacia el agua helada, pude sentir como el agua fría resbalaba por mi cuerpo rápidamente, llegaba a mi cabello, bajaba por mi cuello, creaba un rio entre mis senos, armaba un lago en mi ombligo y se perdía en mi coño pero por más que intentaba despejar mi mente no lograba sacar de mi cabeza a ese bastardo.

-Angelina, por que no lo puedes olvidar?-pensé- el es como los otros.

No solo estaba consiguiendo un mal rato, aparte de eso me estaba calentando pues ya mi coño y mis pezones estaban al rojo vivo.

Inevitablemente termine metida en mi mente recordando detalladamente todo lo que pase esa noche, como él me tocaba, como él me daba placer, cuando él estuvo dentro de mí. Mi coño ya era un mar de jugos, mi mano tomo vida y viajo hasta mi raja, empecé a tocar mis labios lentamente, sentía como mis dedos abrían y cerraban mi vagina mientras tocaba mi clítoris.

-Angelina eres una perra-pensé- te estás tocando pensando en ese desgraciado y lo estas disfrutando.

Sentía como mi coño y mi cuerpo se ponían mas calientes, mis flujos salían cada vez en mayor cantidad, con mi mano libre empecé a masajear mis senos, estaba en la cumbre del mi placer, introduje un dedo mientras pellizcaba mis pezones.

-Dios! a este paso me voy a correr-pensé mientras soltaba accidentalmente un gemido.

Metí el segundo dedo dentro de mi raja mientras jugaba con mi clítoris, estaba muy roja y excitada, necesitaba más por lo que tome un elemento decorativo que tenia forma parecida a una verga y lentamente lo guíe a mi vagina y lo empuje de golpe a su interior e inicie un movimiento constante y rápido en mi auto penetración.

No podía dejar de gemir, perdida en otro mundo sintiendo como ese objeto penetraba mi raja mientras yo jugaba con mi clítoris. Después de varios minutos me corrí, tuve otro orgasmo extremo y potente pero esta vez me podía mantener en pie, lavé todo lo que había usado y manchado, termine de bañarme como dios manda, me cambie y inicie a usar mi ordenador.

Después de ese orgasmo tan fuerte mi cabeza quedo limpia de toda imagen u recuerdo de Miguel, estaba desintoxicada totalmente y ahora ansiaba ver quien intentaría domar a esta chica y por suerte no paso mucho tiempo a que encontrara a otro.

-Hola Angie!-Saludaba Santiago (si, el mismo Santiago que estaba en el relato ‘Cobrando favores’).

-Hola Santi-correspondía el saludo.

Santiago era un amigo de hace mucho tiempo, le tenia mucha confianza porque el y yo hemos vivido lo impensable juntos mas que una que otra vez el me ayuda en alguna tarea o en lo que yo necesitara el siempre estaba presente tratando de ayudar.

Santiago y yo hablamos de muchas trivialidades, de las cosas en el instituto y de las cosas que nos pasaban a cada uno, le conté lo de Miguel pero corte que él me había follado.

-Como está la gente hoy día!-exclamo Santiago- Angie, vamos a salir tu y yo para compensarte lo que te hizo ese maldito.

Al principio pensé en rechazarle de forma cortes pero el se tomo en consideración lo que yo sentía, lo que merecía, lo que soy, que no le pude rechazar la invitación de llevarme a algún sitio especial.

-Claro!, solo dime cuando y donde.-dije yo orando a los dioses que nada malo pasara esta vez.

Santiago me dijo que será una sorpresa, solo que estuviera hecha un encanto a las 7 y que el me pasaría a buscar en mi casa.

Pasaron los días y yo me ponía cada vez mas y mas ansiosa para que llegara el día acordado, pero mientras tanto distraía mi mente con otras cosas, como el ordenador, la televisión y otras tonterías que me gustan hacer.

Llego el gran día, aproveche todo el día para arreglarme para esa noche, fui al estilista y ella arreglo mi cabello y como parte de un cariño de clienta de toda la vida me hizo la manicura y la pedicura, pase por una tienda y me compre un vestido rojo hermoso haciendo juego con un par de tacones negros. Parecía un encanto que podría manipular hombres a su voluntad solo con el simple movimiento de sus manos.

-Dios Angelina, tu vas a salir conmigo o es para darnos ataques a los hombres, estas preciosa-dijo Santiago sorprendida.

-Gracias!-dije mientras en mi mente pensaba que Santiago sabia mi punto débil hacia los halagos.

-Bueno, dime cuales son los planes?-pregunte.

-Dime que hiciste aquella noche con Miguel?-el pregunto.

Realmente esa pregunta tenía ganas de no responderla, pero aun asi tome el riesgo y preferí no pelear con él.

-Con el yo fui al cine, salimos a comer y por ultimo fuimos a bailar-dije con pocas ganas.

-Ahh, pos ya sé que haremos-dijo un poco sorprendido.

Ese infeliz enserio me haría vivir de nuevo lo que yo viví con Miguel?!, no puede ser.

Llegamos al cine, pero esta vez no fui yo quien eligió la película, ahora fue el pues el sabia que antes de cualquier romance estúpido, yo preferiría una comedia, entramos a la película y tanto él como yo nos divertimos muchísimo viéndola, la risa estaba demás y el y yo en toda parte de la película conversamos acerca de ella, fue todo un éxito aun mayor que cualquiera que esa noche Miguel hubiese logrado obtener.

Luego de que salimos de la película nos dirigimos directamente hacia el mismo restaurante que Miguel y yo visitamos. Ese sitio me trajo recuerdos, pero eso quedo en el pasado pues ahora estaba con Santiago. Cuando llegamos, tomamos asiento y como una casualidad nos atendió el mismo mesero de la ultima vez y este estaba sorprendido de verme a mí con otro hombre, seguro tenia malos pensamientos de mi.

-Buenas noches, que desean ordenar?-pregunto el mesero.

-Buenas, lo que yo quiero se lo dejo a lo que usted desee-respondió Santiago.

Esta era la primera vez que observaba algo como eso, me sorprendió mucho y mas viniendo de él.

-Supongo que también se lo dejare a usted-respondí.

La mesera estaba impresionada por nuestra decisión, seguro eso casi nunca pasaba en ese sitio, ella tomo unos apuntes y se fue directo a la cocina.

Santiago fue muy cálido conmigo esa noche, durante todo el tiempo que duramos en el restaurante, siempre él estaba pendiente de lo que yo decía, siempre me decía lo que pensaba del tema, nunca me dijo lo que yo quisiera oír y nunca me cambio el tema con lo que no quería hablar, puedo decir que el si fue honesto.

Llego la comida, nos sorprendimos mucho porque la mesera nos dio escargot, el y yo nos miramos pues era obvio que ninguno de los dos había probado eso en la vida o siquiera tenía intención de probarlo alguna vez.

-Bon appétit!-dijo Santiago con la idea de que comería una diablura.

Debo decir que eso tenía un sabor horrendo pero realmente eso no se sintió tanto pues el y yo nos reíamos de las ocurrencias de esos platos, cuando terminamos el pidió un postre para sacarnos ese horrible sabor de la boca.

-Seguro que esto será mejor-dije.

El pidió la cuenta y la mesera nos dijo que iba a cuenta de ella pues el solo hecho de que nosotros comiéramos esa atrocidad era un desafío. Salimos de aquel sitio.

-Donde fueron de último destino?-pregunto él.

No saben las ganas que tenia de mentirle y no tener que visitar ese lugar nunca más, ese sitio me hacia sentir mal pero vi en el eso que me dijo que lo intentara, que todo estaría bien.

-Fuimos a una discoteca-dije.

Le di la dirección e inmediatamente tomamos rumbo hacia aquel sitio, durante el viaje yo estaba sumamente tensa por volver a ese lugar, el lo noto y trato de hacerme sentir mejor durante todo el viaje.

Llegamos a la discoteca y entramos, esta vez la que tenía ganas de tomar un trago era yo pero él me detuve y me dijo que sería mejor que entráramos a la pista, bailamos muchas horas y debo decir que el no lo hacía nada mal, todo se daño cuando vi como entraba Miguel, eso me dio unas terribles ganas de llorar pero todo cesó cuando él me beso, de la nada el me beso y ese fue el beso más apasionado y cálido que me habían dado.

Santiago y yo nos miramos y sonreímos, tome su mano y lo guie al mismo lugar en el que me entregue a Miguel, pero esta vez puse en fe de que lo que pasara seria una experiencia positiva.

Llegamos al baño lo primero que él hizo fue comerme a besos y decirme lo mucho que me quería, esas palabras me hacían sentir bien, me hacían sentir que no viviría más que me usaran, el con su mano derecha tomo mis pechos y empezó a masajearlos delicadamente tomando en cuenta lo que yo sentía más que su necesidad.

-Angie, yo te amo-dijo Santiago.

Esa oración, esas seis palabras fueron suficientes para desencadenar la mujer que estaba atrapada en mí, lo empuje a una pared y empecé a manosear su entrepierna y besarlo, me agache, desabroche su pantalón y saque su verga.

-Toda para ti Angie-dijo mientras tomaba su verga con una mano.

-Puedo calcular unos 18 centímetros-le dije.

-No te equivocas-me respondió.

Sentía en mis manos la dureza y calidez de su verga mientras lo masturbaba haciendo el clásico movimiento de arriba hacia abajo. Su cara era un poema, podía ver como el estaba disfrutando lo que le hacía y justo cuando cerró sus ojos del placer introduje su verga en mi boca haciéndole una mamada.

-Lo haces muy bien Angie- dijo mientras me miraba a los ojos.

Mi cabeza subía y bajaba en su verga, luego le daba lengüetazos y le besaba el glande, el estaba en otro mundo, tome mis pechos y lo empecé a masturbar mientras succionaba pene.

-Angie, es suficiente!-exclamo mientras me detenía- si sigues así me correré y te dejare a medias.

El me levanto y me ayudo a terminar de quitarme mi vestido, luego el me puso en posición de que mi culo estaba a su disposición, luego el se arrodillo, me abrió mis piernas y empezó a jugar con mis labios vaginales con sus dedos y lengua. Me sentía en la gloria por la manera en la que el me estaba comiendo el cono, mi raja estaba sumamente mojada y caliente. Cada vez más el placer estaba empezando a consumirme hasta el punto en el que me sentí próximo a mi orgasmo.

El se puso de pie, tomo su verga y la apunto directo a mi raja para luego lentamente empezara a empujar hacia su interior, podía sentir como cada centímetro, como cada vena entraba dentro de mí, el inmediatamente empezó a bombear lentamente.

-Santiago, no quiero que me folles, quiero que me hagas el amor-dije.

Santiago solo necesito esas palabras para besarme y aumentar la velocidad de sus penetraciones, sus bombeos no fueron desesperados y rápidos, fueron dulces, atentos y por sobretodo cálidos en más de un sentido.

El rápidamente me cambio de posición y me sentó en una mesa cercana, para luego seguir con el flujo de sus penetraciones, yo instintivamente tome su cabeza y la coloque en medio de mis senos, el sudor de ambos ya empezaba a sentirse, nuestro amor estaba siendo plasmado.

-Angie, me voy a correr-el me aviso.

-No te preocupes, yo también estoy a punto de correrme-dije mientras acariciaba su cabello.

El intentando tomar un ultimo intento aumento la velocidad de sus bombeadas, eso fue demasiado para mí y como una reacción accidental rasguñe su espalda en señal de que ya me había corrido.

-Angie, me corro!-exclamo mientras soltaba toda su lefa dentro de mí.

Aunque pase mucho para conseguir al chico que me amara, siento que repetiría todo denuevo con tal de tenerlo a él. Ya estoy completa.