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Diciembre Negro

en Gays

Me llamo Pedro pero todos me dicen Pepe, todo comenzó después de los exámenes del instituto, en el que decidí jugarle una broma a una de mis amigas llamada Nicole pues realmente me gusta fastidiar a la gente y no como de mi circulo de amigos nadie me dice nada pues…

La broma era sencilla, sencillamente era darle un abrazo para inmovilizarla mientras uno de mis amigos llamado Ángel le tocaba el culo, ella pensando que era yo seguramente no me haría nada.

-Pepe esta no me gusto a mí, sabes que me siento mal después de que rompí con mi novio.

Escuchaba hablar a Nicole pero personalmente solo escuchaba como ella hablaba mierda que no tenía nada que ver conmigo y que tampoco tenía mucha importancia aunque podía sentir un odio en su mirada.

Realmente no me importaba lo que ella pudiera hacerme a mi, soy hombre y ella mujer, en todo caso ella lleva las de perder al yo poseer más fuerza física que ella y en cuestión de amistades, todos me prefieren a mí que a ella.

Durante toda la semana no paso nada grave pero pude sentir una negativa de ella hacia mi persona pero mientras esa negativa no se hiciese material no tenia mayor importancia y se podía quedar como de esa manera.

-Pepe puedo hablar contigo?-dijo Sebastián.

-Claro-dije yo, angustiado porque Sebastián nunca me habla de una forma tan formal a menos que algo malo este pasando o esté a punto de suceder.

-Mira, se que esta clase de cosas son las que hacemos a diario pero creo que Nicole lo tomo muy a mal en esta ocasión, creo que esta tratando de hacer algo grande en to contra-me decía Sebastián mientras me sentía un poco más preocupado.

-Es enserio?! como te llegaste a enterar?-Le pregunte a Sebastián, pues el no hace esta clase de broma y es un amigo que le puedo tener confianza.

-Karen me dijo que Nicole estaba molesta y que quería vengarse de ti y quería el apoyo de todas para poder llevar su plan a cabo-Me respondía Sebastián.

-Gracias por avisarme Sebastián, no tengo como agradecerte-le dije.

-Para eso están los amigos-me dijo mientras se despedía.

Me sumí en un estado de angustia y preocupación acompañado de que me sentía paranoico hasta en mi casa pues reconozco que Nicole a lo largo de nuestra amista a cometido una incontable cantidad de locuras e imprudencias por sus manías y por eso me sentía observado y preocupado pues quien sabe que esa mujer me puede hacer.

Paso una semana que no asistí a clases pues el miedo no me permitía salir de mi hogar, ella gano al hacerme sentir todo esto y en un ataque de odio y desesperación me decidí que debía enfrentar mis miedos y regresar a clases.

El fin de semana lo dedique para aprender a cómo usar mi peso como arma para pelea cuerpo a cuerpo y para conseguir una navaja lo suficientemente grande como para infundir miedo en caso de que ella me atacara.

El lunes por la mañana me sentí poderoso y deseoso de llegar a clases, me vestí y me desayunar para salir por la puerta y luego sentí un golpe seco y metálico en mi nuca para que todo se pusiera negro para mí.

-Despierta hijo de puta!-decía una voz misteriosa.

Abrí mis ojos para darme cuenta de mi situación, me encontraba desnudo en mi cocina, atado de manos y piernas, en una posición parecida a la del perrito.

-Para mi es un placer que despertaras, para ti no tanto-decía la voz misteriosa.

Pude notar algo familiar y común en su voz, tanto así que pude descifrar quien diablos era la voz y por mi estado lo que estaba a punto de hacer.

-Sebastián, por qué?!-le grite a Sebastián mientras empezaba a acercarse a mi fumando un cigarrillo.

 -Ella sentía un gran rencor hacia ti, solo lo vi como una oportunidad de satisfacer mis necesidades sexuales y que ella se sintiese bien conmigo.

Esa perra me había ganado formando su venganza de tal forma que ni yo me esperaría como se manifestaría.

-Sebastián, no podemos llegar a un acuerdo con esto? te daré dinero si no me haces nada-Le dije a Sebastián mientras el apagaba su cigarrillo contra mi cuerpo.

-Sabes que no lograras persuadirme con nada de lo que tengas o digas-Dijo Sebastián mientras empezaba a quitarse la camisa.

Sebastián salió de la sala por un segundo y volvió con una bolsa para luego colocar en una mesa su contenido, pude divisar entre lo que saco: 1 pepino, 1 banano, 1 consolador, 1 recipiente de lubricante, miel y crema batida.

-Mierda coño! me jodi!-dije gritando.

-Tú no te joderas, yo te joderé!-respondió Sebastián riéndose.

Tomo un vaso y hecho dentro el pepino, el banano, el lubricante, la miel, la crema batida y lo vatio todo con el consolador.

-Jajajaja, que pensabas que iba a hacer con todo esto?-decía mientras se tomaba ese extraño jugo.

-Que es esa cosa rara?-le pregunte.

-Es un brebaje de mi familia que aumenta el hambre sexual, nos da más energía, nos deja aumentar el tiempo en el acto sexual y nos permite fabricar mas espermatozoides, básicamente es un potenciador sexual.

-Mierda!-dije con miedo y lagrimas en los ojos.

Sebastián fue como un animal y solo me abrió las nalgas y me penetro sin algún intento de lubricación. Fue sumamente doloroso y para colmo empezó a moverse inmediatamente sin dejarme tiempo para acostumbrarme a su verga.

-Coño! no seas tan animal!-grite del dolor.

-Yo hago contigo lo que se me entre en gana!-me dijo mientras apretaba con mucha fuerza mis testículos.

Sentí un dolor que recorrió cada molécula de mi cuerpo pero por algún motivo estaba muy excitado y mi verga ya estaba firme.

-Parece que ya estas firme-decía mientras me daba mas y mas rápido y profundo.

-Cállate maricón!-le decía mientras ya empezaba a gemir.

Aunque el que me estuviese penetrando otro hombre no me agradaba, ya estaba empezando a disfrutar de la penetración y mis gemidos ya se empezaban a notar. Algo era seguro, Sebastián no se quedaría impune a todo esto.

Los minutos pasaban y pasaban pero no podía encontrar final a la erección de Sebastián, ya de hacía tiempo había dejado de sentir placer ahora lo que solo podía sentir es dolor.

Finalmente Sebastián logro eyacular y el muy perro lo hiso dentro de mí, no me había sentido tan molesto, sucio y pegajoso en mi vida. Sebastián tomo sus cosas, se vistió y me desato. Inmediatamente el me desato lo golpee en la cabeza de forma tal que quedo mareado en el suelo, eso me dio suficiente tiempo como para tomar mi navaja e ir a torturar a ese bastardo.

-Esto no se ha acabado perra!-le grite.

De toda la ira que tenia quise hacerle algo grave a su cuerpo algo que marcara el curso de su vida, decidí que debía cortarle la verga como venganza por todo lo que el había hecho contra mí.

-Despídete de tu amiguito-le dije mientras le clavaba la navaja en su verga.

Sebastián se veía muy débil pero sabía que el podía morir si lo dejaba así por lo que deje mi navaja a un lado para practicarle los primeros auxilios y en un acto de ataque Sebastián tomo la navaja y me la clavo en mi verga.

-Maricón! te matare!-le grite mientras quitaba la navaja de mi entrepierna para proceder a degollarlo.

Después de degollar a Sebastián me sentí débil por lo que me senté a lado de el para no malgastar mis fuerzas y vivir todo lo posible a sabiendas de que moriré molesto porque la perra de Nicole no solo gano sino que elimino mi persona del mapa.