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Sexo y miedo

en Grandes Series

¡Mierda! ¿Dónde estaba? mi cabeza daba vueltas. Alguien me mecía, más bien me empujaba para que despertara. Apenas podía abrir los ojos.

-¿Qué? ¿Qué sucede?- Balbuceé enfadándome por despertarme.

-¡Perra, despierta! debemos entrar, nos toca.- Reconocí la voz de Tommy.

-Déjame en paz.- Dije, y me di media vuelta en la ca... no, no era cama, era una alfombra, estaba en el piso.

-Idiota, vendrá Andru y no será amable contigo y con tus amigos, asi que levántate.- Me empujó.

Me volví para mirarlo, y en mi rostro se dibujó una mueca de diversión bastante estúpida. Sabía que Tommy estaba enojado, pero no diría nada. Me quedé así, poniendo a prueba su paciencia, cuando a lo lejos escuho unos gritos, insultos mejor dicho desde el pasillo, acercándose a la habitación. Mi dolor de cabeza desapareció al instante, me paré como pude, ayudada de mi compañero que trataba de levantarme. Alcancé a estar de pie, cuando por la puerta, golpeándola de tal forma, que rebotó contra la pared, para luego devolverse; aparece un personaje, con la cara deformada de ira.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    Me miró al verme sostenida por Tommy, miró a mí alrededor y vio el espectáculo. Yo, en verdad no recordaba nada, junto con él, comencé a recorrer la habitación. Estaba una mujer y un tipo en un rincón, desnudos en su totalidad, desarmados en el piso, sin escrúpulos. A mis pies, a unos cincuenta centímetros, estaba un tipo, un tipo al que no reconocía en absoluto. De inmediato me miré, y vi que traía toda la ropa puesta, por lo visto no participé de la orgía.

Andru seguía con el seño fruncido, ahora observándome.- ¡¿Qué haces aquí?! ¡Debíamos de estar en el escenarios hace quince minutos!- Espetó.

-Se me pasó la mano.-Respondí. Una gran estupidez que no venía al caso.- Lo siento.

Estaba tenso, se notaba por la manera en que arqueaba su espalda, siempre cuando se enojaba tenía la costumbre de enjorobarse un tanto.

-Apresúrense.- Habló y salió raudo de la habitación.

Tommy tomó mi guitarra que estaba en un costado del pequeño camerino y yo, mirándome a un espejo, traté de arreglarme el cabello como pude. Tomé unos lentes para ocultar el desastre de mis ojos y seguí como una niña a Tommy, que se dirigía conmigo a escena. Llegamos a las escalera, ya todos reunidos. Andru, Matías, Tommy y por supuesto, yo.

Todos estaban enfadados...¿una vez que me toque a mi, no? siempre eran los demás los que se atrasaban, por diversas situaciones, yo nunca, pero hoy, lo necesitaba. Oí como el animador del evento, pronunciaba con alivio nuestro nombre. El abucheo del público era estremecedor, sólo se acalló cuando apagaron las luces, y como bandidos subimos al escenario. Yo comenzaba la introducción del tema. Me paré en unos de los bafles, manteniéndome firme, a pesar del dolor que me aquejaba.                                                                                                                                                  De pronto una sola luz se enfocó en mi, alumbrándo a mí y a mi guitarra. Los vitoreos y los aplausos no se hicieron esperar. Yo me quede quieta, para así, hacer aumentar la expectación del público. 

El local estaba repleto, en él cabían fácilmente unas mil personas, ya que también poseía segundo piso. Recorrí la estancia con mi mirada, de arriba, abajo, estaba repleto, era una aglomeración enorme ¿tanto sabían de nosotros? Le sonreí al público coquetamente y las aclamaciones se hicieron aún más ensordecedoras. Situé mi mano en el mástil de la guitarra e hice sonar una sola nota. Me acallé nuevamente y los vitoreos crecieron. Volví a hacer lo mismo, pero esta vez, me llevé una mano a mi oreja insinuando al público que no los escuchaba. Gritaron aún más, si es que era posible.

Sin hacerme esperar, comencé con el espectáculo. Cuando iba a terminar la introducción del tema, detrás de mi salta Andru, con un grito agudo, que enardeció a la gente allí reunida. Las luces se encendieron por completo, dejando ver a toda la banda, extasiada comenzando el show.

Somos una banda de rock básicamente, aunque nos gusta mezclarlo todo. Llevamos más de un año juntos. Como podrán ver, queridos lectores, tocamos en locales, y por lo visto lo hacemos bien, la gente se reúne cada vez más al ver nuestro nombre grabado en un cartel.                                                                                                                    

Tras el espectáculo, nos fuimos a refugiar a un camerino que nos ofrecieron. Estábamos todos, más el agregado de las novias de Andru y Matías.

-Muero de calor.- Me dijo Tommy- pásame la botella, ¿está helada?

-Sí, aunque déjame un resto, no quedan más.- Abrió el vodka y se lo bebió como si fuera agua el muy maldito. Se lo quité antes de que desapareciera por completo; y al hacerlo, se derramó algo en su pecho desnudo y ambos reímos. Delante de nosotros Andru estaba junto a Steph, muy acaramelados. Al parecer, su ataque de ira se había difuminado.

-¿Aún te duele la cabeza?

-Un poco, tengo sed.- Tomé lo que quedaba de vodka, lo disolví con bebida y me lo bebí de una.-  Y tú no tomes demasiado, después no podré levantarte del piso- Carcajeé.

-Mira quien lo dice.-Rió- pensé que estabas muerta cuando no respondías- Miró al frente y vio a las parejas besuqueándose.- Un poco más y me calentaré con sólo mirarlos.

-Jajajaja, no seas estúpido.- Lo golpeé en el hombro

Al reírme tan fuerte, llamé la atención de Andru, que estaba sentado enfrente, en  uno de los sillones más largos. Me miró y en su rostro volvió a dibujarse el enojo.

-Ya, dime lo que quieres.- Le azucé- Me entró el miedo donde sólo me miras.

Volteó su rostro hacia el oído de Steph, susurrándole algo. Luego ella se levantó y llamó a su amiga, que coincidentemente era la novia de Matías, el baterista. No crean que Andru era un tipo de dictador y controlador…sólo que siempre demostró un tipo de carácter difícil, y los temas que competían a la banda, eran de la banda, y se hablaban con los integrantes, algo que todos compartíamos en realidad.

-¿Qué estabas haciendo?- Su voz era tan ronca, era seductora en verdad. Un gran contraste con los agudos que realizaba al cantar.

-No hice nada, ni siquiera sabía quiénes eran las personas que estaban conmigo- Y queridos amigos, enserio no lo sabía.- Y antes de que me des el sermón, curita mío, déjame decirte de que tú no eres de los que llega muy temprano, era la única hasta el momento que no llegaba tarde a los eventos, no lo hago por justificarme, pero no lo hice intencionalmente.

Se quedó quieto, sin decir nada. Estuvo unos segundos así, hasta que decidió hablar.- Mañana debemos estar temprano en el club, nos citaron.- Dijo, recostándose en el sillón, muy cansado.

-¿De verdad? Pensé que no nos llamarían de nuevo luego del desmán.- Todos de inmediato nos volvimos a mirar a Tommy que estaba sonriéndonos.

Déjenme explicarles el desmán. Esto ocurrió hace unos meses atrás. Antes de salir al escenario, Tommy ya estaba algo ebrio, se cayó un par de veces en el show, pero no fue más. Lo que ocurrió después en el camarín fue lo horrible. Tenemos por costumbre, que luego de cada evento nos aspiramos unas líneas. Oh! Lectores míos, en otras palabras nos llenábamos de cocaína. No los pienso incitar a ese mal vicio, pero el que lo haya probado, se sentirá en el cielo. Como sea, droga más alcohol, no fue un buen resultado para Tommy. Nosotros drogados también, nos reíamos de las locuras de él. Comenzó a romper los espejos y a rajar los sillones con el cuchillo que teníamos para untar de paté el pan; era muy chistoso, era casi imposible que los rajara, pero lo intentaba, le ponía empeño. Luego se desvistió y corrió desnudo por los pasillos interiores del local, nosotros detrás de él, lo seguíamos para avivarle la juerga.

Dio la vuelta a toda la estancia, hasta llegar nuevamente al camarín. Cuando estuvimos todos allí, llegó el hijo del dueño del local. Insultándonos por ser unos drogadictos anárquicos y por destruir sus cosas etc., etc. Andru, Matías y yo, no le prestamos atención, aún nos reíamos de nuestro amigo; pero Tommy, que estaba peor que nosotros, no lo tomó muy bien y se abalanzó encima del tipo y comenzó a golpearlo. Andru tuvo que entrometerse para separarlos. El hijo del dueño quedó mal, tirado en el piso, hilos de sangre le bajaban por la barbilla; y Tommy al verlo así, no encontró nada mejor que orinarle encima, comenzó a silbar y a llenarle la boca orina. Nadie hizo algo por detenerlo, es más, empezamos a tomar el tiempo en que se demoraba en dejar de mear.

Bueno, luego de eso, lo vestimos lo más rápido posible y nos largamos de allí, antes de que llegaran los guardias…luego nos enteramos de que estábamos vetados y que el dueño buscaba con  gran afán a Tommy.

El que nos llamara ahora, quería decir que nuestro nombre ya sonaba fuerte por todos los lares de la ciudad. Ya el público nos pedía.

-Lo mearé de nuevo- Amenazó Tommy, entre las risas de nosotros.

-Hazlo, pero luego de que nos paguen.- Le dije.

Todos ya relajados, nos unimos en el centro de la habitación y comenzamos a “jalar”. Por mi parte, nunca me gustó la heroína, dentro de las drogas a las que le hacía, esa era, según yo, una de las más dañinas. Además, no estaba de humor para coca, éxtasis, demerol ni otras tantas porquerías que consumíamos. Preferí sentarme y fumarme un “pito”, nombre con el que denominamos a un papelillo de marihuana.

¡Amigos! Aún no les explico quién soy. No soy muy importante, pero ya que yo narro esta historia, les contaré algo más de mi humilde persona y de mis acompañantes. Dicho antes, soy guitarrista de esta banda emergente. Mi nombre es Alexandra, aunque me dicen Alex. No sé cómo mierda llegué a formar parte de una banda, menos sé como llegué a unirme a ellos. Si no me equivoco, fue a través del mismo Tommy. Vivimos en un suburbio muy… emmmm, asqueroso. Vivimos en la parte baja de la ciudad, hacinados en un departamento de una sola pieza y ¡gracias al cielo! Un baño. Vivir con hombres no es fácil, ya que tienen poca higiene, orinan por todas partes menos en el inodoro, además de que constantemente llevan mujeres a esa ratonera. Al día siguiente siempre encuentro condones usados encima de los instrumentos o comida, si es que tenemos.

 Con decirte, querido lector, en que hay veces en que me ligo a tipos sólo para poder dormir en un departamento limpio y con comida. Los dejo lo más agotados posibles para luego asaltar el refrigerador y llevarme MUCHO comestible, mientras el chico duerme, al departamento que comparto con los muchachos. No piensen mal de mí, todos lo hacemos…hay que buscar el bien común ¿no?

Tommy es el maldito con más humor que he conocido en mi vida. Lo conozco hace dos años, desde que me perdí del mapa familiar. Es el más ebrio de los cuatro, le gusta tomar, a veces en exceso. Como buen rockero, tiene el pelo largo, muy ondulado. Bajista.

Matías es el baterista, el conserva el cabello muy corto, a lo militar. Es el más reservado de todos y el más fiel por así decirlo. Es simpático, tienes que llegar a relacionarte muy íntimamente con él para llegar a conocerlo de verdad.

Y volviendo al presente, amigos míos, me recosté en el sofá, con el pito en mi mano y en la otra una cerveza. Una, dos, tres fumadas, ya veía pitufos correr. Jajajajaja, pitufos. Al estar más relajada, me dediqué a observar a Andru. Andru, sin lugar a dudas el tipo con mayor bipolaridad que conozco. Sus cambios de humor eran horrendos. Un más mínimo detalle, un comentario ofensivo hacia algo a lo que él le importaba y saltaba sobre ti como un tigre, llenándote de improperios; sin embargo, unos segundos después, era todo un Dalai Lama. Se daba la vuelta y era un hombre adorable, te daban ganas de acurrucarlo y darle sopa.

Andru tiene muchos traumas de niñez más que nada, y su adolescencia no fue mejor, yo creo que de ahí deriva su volatilidad. Él mantenía su cabello largo. Era una envidia de cabello. Su tono oscilaba entre el rubio y el rojizo. A la luz del sol, era blondo, en la oscuridad, o como ahora semioscuridad en la habitación, era colorín. Sus ojos eran celestes, era un tanto alto más que yo. Su piel era rosada…mantenía un buen físico al correr como desquiciado por los escenarios, y su voz ¿se los dije? Seductora total. Era realmente apetecible, jajaja…

Al parecer, yo era la única que aguantaba sus ataques de humor, y no porque me gustara, aunque me gustaba…un poquito; si no porque yo también tuve un padre con bipolaridad y defectos un tanto extraños, y créanme queridos lectores, vivir con alguien así, es lo peor del mundo. Más aún cuando son agresivos.

Entre pito y pito, cerveza y cerveza, jalada y jalada…quedamos todos moribundos en el camarín. Casi pidiendo auxilio. No me había percatado, pero Andru también me estaba observando. A pesar de estar drogada, mi nerviosismo no se hizo esperar y desvié la mirada.

Pensando otra cosa, ¿Cómo nos iríamos? Aún teníamos que salir de allí. Ya sabía lo que yo haría. Me tiraría a cualquier tipo del lugar, y corriendo con un ataque de sinceridad amigos, quería sexo, Y tendría que buscarme a alguien atractivo y con departamento…esas eran todas mis condiciones. Menos mal que nadie las sabía, sólo yo, o si no, pensarían que era la más grande puta del lugar…y entre nos, soy la más grande zorra, pero lo oculto. Allí está el truco queridos lectores…hacerse la difícil, pero ya tener fichados a los que quieres follártelos con meticulosidad, así, nadie se llena la boca contigo y tú elijes con quien acostarte jajajaja.

Cómo ya lo dije, me levanté sin mayor preámbulo para dirigirme a la fiesta que estaba por librarse ya en el local.

-¿Dónde vas?- Me preguntó Matías

-Me voy a la fiesta, ahí llévense mi guitarra, mañana los veo.

-Cuídate.- Me deseo Andru muy serio antes de irme. Le sonreí y me fui.

Estaba en el aire, me sentía…feliz. Situándome en la barra, pedía un ron, tenía ganas de un ron.

-Oye- Un tipo me habló desde atrás, asustándome. Ambos nos reímos por mi reacción.- ¿Tú eres al guitarrista de la banda que tocó hoy?

-Eh, sí, yo soy.

-Ah. Quería decirte que tocas simplemente genial y… eres muy bonita.

-Gracias.- Le respondí con timidez. Aunque no lo crean queridos míos, soy tímida y los halagos me incomodan. Además que el chico era bien guapo.

-¿Te invito algo de tomar? O estás ocupada….

-Emmm, si tú quieres invitarme…sólo te advierto que te saldrá caro.- Se rió y de inmediato pidió dos tragos más.

Conversamos por un buen rato. Me gusta hablar, pero con gente con los que tenemos temas en común. Con este chico no teníamos nada, pero como quería dormir en un departamento sin amontonamientos, decidí seguirle la corriente. Si hay algo que descubrí, es que cuando enfocas una charla en el hombre, ya saben, preguntarle por su familia, novias, conquistas, etc. le haces subir el ego…y más fácil te lo ligas, aunque el tipo con el que estaba creía que  ÉL me estaba ligando, cómico.

De todo lo que le apresté atención, me enteré de que se llamaba Bryan. Bryan, bonito nombre.

-¿Tienes que hacer algo ahora?

-No, ahora tendría que irme a mi departamento.

-Sí tu quieres, nos vamos al mío.- Se notaba tan nervioso cuando lo dijo. Debe ser porque yo era mayor que él. Unos dos años, yo creo. A todo esto, tengo veinticuatro años.

Le sonreí e hice como que me lo pensaba.- ¿Vives muy lejos? Lo que pasa es que…

-No, vivo en los departamentos que están cerca de aquí, los que están a un lado del supermarket.

Amigos míos, esos departamentos eran hermosos, suerte la mía.-Ah, bueno. Mejor, así no me demoró en regresar si ya es tarde.

-Bien, vámonos.- Pagó la cuenta y nos fuimos rápidamente del lugar. Su auto era realmente cómodo. Llegamos a su departamento, que estaba en el séptimo piso. Todo era muy acogedor, bien ¡limpio! Los chicos deberían aprender de él.

Nos sentamos en uno de los sillones a ver un poco de televisión y a conversar. Luego de un rato, cruzó su brazo por detrás de mi espalda. Me dio risa en verdad su forma de entrar.

-¿De qué te ríes?- Se puso serio, se veía mucho más bonito.

-Sólo déjamelo a mí- Me senté de frente a él y sin  previo aviso comencé a besarlo. Él estaba sorprendido, pero me lo respondió en el acto y metió su lengua en mi boca. Besaba muy bien. Situándome encima de sus piernas, ocasionalmente comencé a rosar su sexo con el mío, mientras lo acercaba a mí, tomando como asidero su nuca. Lo separé  unos instantes, le di un beso en la mejilla, para luego redirigirme a su oreja, la que comencé a morder con suavidad y a besarla.

De su boca salieron suspiros ahogados.- Vamos a mi habitación.

-Como quieras, tu casa, tú mandas.- y le sonreí tiernamente. Me miró un poco sorprendido.

Me tomó por las piernas y me llevó en andas hasta su habitación. Me dejó caer en su cama con gran amabilidad, cuidando de que no me golpeara. Tiró su polera a un lado y se puso encima de mí y comenzó a besarme nuevamente, esta vez más apasionado aún. Bajé mis manos por toda su espalda atlética, era muy suave, hasta llegar a la pequeña curva que indicaba que estaba llegando a su trasero, subí nuevamente y lo apreté con fuerza, con gran agilidad, lo volteé hasta quedar yo encima de él.

Meciéndome delicadamente arriba de su pelvis, retiré mi polera y desabroché mi sostén con extrema cautela, mirándolo todo el rato a los ojos. Cuando mi torso estuvo desnudo, llevé una de sus manos a mis senos e hice que me los masajeara con delicadeza, mientras seguía meciéndome. Llevó sus dos manos a ambos pechos y empezó a tirar de mis pezones y eso me calentó más.

Me separé de él, para poder sacarme el jeans y las bragas, y fui yo misma quien sacó sus pantalones, al retirar sus bóxer color negro, se dejó ver un pene erectado en su totalidad. Volvía a colocarme encima de él, pero esta vez apreté su verga con los lados interiores de mis muslos y lo masturbaba con suavidad al mecerme. Bryan se estremeció debajo de mí. Me tomó por las nalgas con fuerza, al momento en que estiraba su cabeza hacia tras. Me incliné hacia delante, para poder apoyarme en su pecho y su pene se incrustó un poco en mi concha, haciéndonos soltar un quejido a ambos. Al verme en su  pecho, se acercó y me besó con furia y al tomarme por el culo, marcó el ritmo de mis movimientos. Le besé el cuello hasta llegar a su clavícula. Me erguí y me levanté un poco y lentamente comencé a introducir su pene en mi. Con cuidado, sujetándome de él. Hasta que llegó el momento en que ensartó por completa. Un gemido escapó de mi boca sin poder evitarlo. Él volvió a estremecerse y se quejó. Lo cabalgué con tiento, hacia delante hacia tras, despacio. Bryan soltó gemidos continuos, y yo amigos míos lo estaba disfrutando más que nunca.

-Eres una experta.- Masculló entre jadeos. Volví a sonreírle, pero el placer me superó e inicié un movimiento frenético de caderas, en círculo y a veces saltitos, dejándome caer estrepitosamente encima de su verga, que creía que llegaba más allá de mi vagina. Si había algo que me encantaba, era mover mi vagina hacia delante, de tal manera que su pene  rosara mi clítoris e hiciera el intento de escapar de mi concha, eso me encantaba.

Bryan se quejaba cada vez más fuerte y por mi parte, gemía con toda mi garganta. Levantándose como podía, se acercó a mí y paso su lengua por entremedio de mis pechos, retirando el sudor que bajaba de entre ellos. Luego se pasó a mis tetas u comenzó a lamerlos, uno por uno. Eso hizo que mi calentura se hiciera mayor. Me tomó por el culo y él comenzó a levantarme y dejarme caer, lo tomé por el cuello y lo besé con frenesí. Llevé mis manos a su espalda sudorosa y la recorrí una y otra vez. Un orgasmo me atravesó, dejándome jadeante. En cualquier momento me correría, ya lo iba a hacer, cuando escucho un quejido en mi oído y siento un empuje dentro de mi vagina que me provocó un enorme orgasmo que hizo que me corriera. Así nos quedamos, tensos, abrazados, mientras que por mi conchita bajaba su semen cálido.

Tomé su rostro entre mis manos y pude ver sus relucientes ojos miel, en verdad que era bonito. Lo besé suavemente producto del cansancio. Me lo devolvió en el acto con exquisitez extrema. Me levantó por la cintura y me recostó de espalda en la cama y el juego comenzó otra vez…

Alrededor de las cuatro de la mañana, Bryan quedó rendido y se durmió, yo me acomodé a su lado y disfruté de la comodidad de esa cama, una cama que no debía compartir con alguien. Me quedé así, pensando un buen rato hasta dormirme. Tenía que estar atenta, debía levantarme antes que él y volver a mi realidad.