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Peligro en la Red: Surmanito14

en Dominación

Estaba a punto de perder el conocimiento por falta de aire. Dio unas apremiantes palmadas al bíceps que aprisionaba su cuello, en señal de rendición, y la presión se aflojó inmediatamente.

Había perdido el combate.

Su rival se levantó. Él permaneció en el suelo, boqueando como un pez fuera del agua para atrapar el máximo oxígeno posible.

Los dos chicos tenían quince años. Su combate de lucha libre había tenido lugar en el garaje del chalet de uno de ellos, sobre una colchoneta de gimnasio. Vestían únicamente unas sencillas mallas de ciclista para estar cómodos mientras peleaban. De parecida complexión, ahora uno estaba de pie, el ganador, y otro en el suelo, lamentando su derrota.

Una vez repuesto, Juan, el que había perdido, procedió a pagar su apuesta a Dani, quien se había impuesto con notable superioridad. Le hizo una buena mamada, lenta y detallista, que desembocó en una abundante eyaculación. El semen de Dani impregnó el rostro de Juan.

--Has entrenado más que yo –resumió Juan después de limpiarse, fijándose en las piernas endurecidas de su amigo, unas piernas que durante la lucha le habían hecho pasar un mal rato. Las tijeras de Dani eran casi mortales--. Es la vez que más fácilmente me has sometido…

Dani hizo un gesto afirmativo.

--Es verdad, estoy entrenando duro –confirmó--. Estoy planeando enfrentarme a alguien especial, pero para estar a su altura necesito mucha preparación. Él es uno de los mejores.

--¿De quién se trata? –quiso saber Juan, intrigado.

Dani fue hacia un estante de la pared y sacó de una carpeta un recorte de periódico.

--Aquí tienes toda la información.—Tendió el papel a Juan--. Sólo te digo que, si lo consigo, a ese tío no sólo le voy a hacer que me la chupe, sino que le voy a desvirgar la parte trasera.

Y se agarró con una mano su voluminoso paquete. Juan disfrutó unos segundos de esa visión, un poco envidioso --aunque el suyo también era grande--, y luego se puso a leer el reportaje dedicado al futuro adversario de su amigo, el cual se reproduce a continuación:

PELIGRO EN LA RED: SURMANITO 14

Atención, padres. Internet se está convertido, cada vez más, en un lugar peligroso y salvaje en el que se establecen contactos nada recomendables. Contactos que pueden traer terribles consecuencias. Las víctimas de Surmanito14 (el nombre que usaba en los chats que frecuentaba) pueden dar fe de ello.

El lector entenderá enseguida por qué por las redes sociales circulan ya tantos chistes y bromas asociados a este joven quinqui, al que se le ha dado el título humorístico de Repartidor de Leña y Leños. Pero tal humor pierde su gracia cuando se conoce la verdad…

El pasado martes, la policía detuvo a un menor de catorce años por su relación con varias peleas callejeras --y posteriores vejaciones— concertadas a través de chats. Según ha informado la policía, este chaval, alias Surmanito14, entraba en chats y allí entablaba conversaciones con chicos de igual o más edad y les convencía para tener un encuentro en el que pelear y “ver cuál era más macho”.

Nada habría trascendido de no ser porque la semana pasada Antonio B. volvió a casa con lesiones de consideración, hecho que fue descubierto por sus padres, quienes convencieron al chico, de diecisiete años, de que lo contara todo. Así fue como la policía se puso en marcha, investigó y acabó deteniendo al autor de la paliza recibida por Antonio.

Este periódico ha podido acceder a la declaración de Antonio B., en la que cuenta cómo conoció a Surmanito14 en un chat, y hablar con él por teléfono. “Al principio no le hice mucho caso”, recuerda el joven, “pero insistía mucho y me llamaba cobarde, así que, picado en mi orgullo, decidí quedar con él y cerrarle la boca”. Añade que no es tan raro retarse así: “Más de una vez en el colegio hubo peleas parecidas, a los chicos nos gusta competir y demostrar a todos nuestra fuerza, hacer que otro muerda el polvo y note el poder de unos músculos mejores que los suyos”.

Quedaron cerca de la vivienda de Surmanito14, situada en un barrio obrero de la ciudad. Antonio estaba lejos de pensar sería él quien mordería el polvo… y no sólo eso.

“Era un descampado en una zona casi desierta y nos pusimos lejos de la calle, de tal forma que era difícil que alguien nos viese”, relata Antonio. “Aunque sabía que tenía tres años menos que yo, enseguida pensé que iba a ser difícil ganarle”, confiesa. Las fotos disponibles de Surmanito14 en redes sociales como Facebook o Tuenti muestran a un chico un tanto agitanado de estatura media, fornido y de maneras engreídas, con dos pendientes, pelo rapado y una mirada dura y fría. En las imágenes en que aparece sin camiseta, enseñando sus impresionantes abdominales a sus admiradoras, es palpable el resultado de muchas horas de deporte (fútbol) y trabajo en el gimnasio. Quizá tenga sólo catorce años, pero nadie puede dudar de su hombría, evidente con echar un vistazo a sus imágenes más picantes. Baste decir que sus apretados boxers apenas contienen un bulto de dimensiones prodigiosas. Desde luego, antes de intercambiar golpes con alguien tan imponente como él habría que pensárselo dos veces.

Su pelea con Antonio fue corta: “Nos dimos bastante los dos, pero él aguantó más, acabé tirado en el suelo, se puso encima y me aporreó, y entonces me rendí, claro”. Las secuelas son aún visibles. Además de un ojo morado y el labio hinchado, Antonio sufre varias contusiones y esconde unos cuantos hematomas por el cuerpo, según el parte médico. “Recuerdo que tenía un anillo de sello que hacía que sus puñetazos fuesen los más dolorosos que me han dado la vida”, detalla Antonio, que no es un nuevo en esto de las peleas: se trata de un chico con varios años de boxeo a sus espaldas.

Pero Surmanito14 no se conformaba con la victoria sobre un chico mayor que él. En los duelos que pactaba en los chats daba a entender que el perdedor tendría que realizar un acto humillante para agradar al ganador… “Nunca pensé mucho en eso, suponía que sería sería algo tonto, como dejarle hacer una pose de victoria o cosas así”, aclara Antonio, bajando el tono de voz.

El castigo impuesto por Surmanito14 a sus víctimas justifica que se le llame no sólo Repartidor de Leña, sino también de Leño. Pues dicho castigo consistía en practicarle una felación… hasta sus últimas consecuencias. “No tenía opción”, se defiende Antonio, nervioso, “porque me levantó la mano y me amenazó con pegarme más si no aceptaba”.

¿Y era grande el leño en cuestión? Antonio no lo duda: “Sí, mucho, más grande que la mía, diría que unos diecinueve centímetros de larga y cinco de ancha”.

Ésa fue sólo la primera de una larga lista de vejaciones y humillaciones, que incluyeron besar los pies de Surmanito14, dejar que introdujera los dedos en su recto y tragar varios escupitajos. Y todo lo grabó Surmanito14 en su teléfono móvil.

Antonio se niega a responder a la pregunta de si Surmanito14 eyaculó en su boca, pero fuentes policiales que han visionado el vídeo –y la propia lógica de su silencio— lo confirman. Por tanto, es exacta y veraz la afirmación de que comió leño hasta sus últimas consecuencias, como se ha dicho antes.

No acabó ahí la cosa, ya que, no contento con apalear y vejar a Antonio, Surmanito14 le robó el teléfono móvil, la cartera y las zapatillas antes de dejarle ir.

Son muchos los jóvenes que han pasado por lo mismo. Gracias a la colaboración de sus propios padres, la policía encontró en el domicilio de Surmanito14 más vídeos de contenido similar y copias de las conversaciones que había mantenido en los chats.

“Podemos probar que lo ha hecho doce veces, por lo general con chicos mayores que él, excepto un caso”, comenta el inspector Vázquez, encargado del caso. “De acuerdo con sus archivos, por llamarlos así, no perdió ni una sola vez, aunque es posible que borrara las conversaciones de chat que habían conducido a encuentros en los que perdió. También es posible que haya habido más peleas y vejaciones de las que no hay constancia documental.”

En los vídeos encontrados se registran humillaciones como las padecidas por Antonio e inclusive algunas aún más graves, como sexo anal no consentido. El inspector Vázquez señala que ésa ha sido la perdición de Surmanito14: “Con lo de las peleas podemos hacer poco, porque los chavales se ponían de acuerdo. En cambio, los ataques y vejaciones sexuales ya no eran consentidos y eso es delictivo”.

Este periódico ha podido recabar el testimonio de otra víctima, Jerónimo F., de veinte años, que ofrecemos al lector en su totalidad: “Me ganó la pelea rápidamente, cogiéndome por el cuello y apretando mucho. Tuve que suplicarle que me soltara. Cuando eso acabó, estaba a su merced, y me hizo de todo. Lo peor fue cuando me penetró, me dolió muchísimo… Mientras lo hacía me decía que yo sólo valía para ser violado por tíos de verdad como él. Reconozco que no esperaba perder así y sufrir tantas humillaciones. Llegó a grabarme con mi cara llena de restos de…, ejem, su lefa y luego tuve que decir que su polla era más grande la mía, cosa que es verdad, lo reconozco”.

¿Cómo es Surmanito14? “El chaval es inteligente y extremadamente competitivo”, afirma el inspector el Vázquez. Preguntado por la fuerza y forma física de un chico que, a fin de cuentas, derrotó y sometió de forma brutal a otros mucho mayores que él, el inspector dice que ni él mismo se atrevería a pelear con él: “Cuando fuimos a detenerle se resistió un poco, y casi derriba a los dos agentes. Vaya bestia. Después uno de ellos contó que el chaval tenía unos bíceps de acero, por no hablar de sus piernas de futbolista”.

Hemos conseguido abordar a su padre en la calle. Sabemos por la policía que su hijo, que a veces le propinaba puñetazos y patadas, le tenía aterrorizado. El hombre baja la vista abochornado y, en voz muy baja, admite que es verdad, aunque intenta convencernos de que su hijo es un “chico cariñoso” al que los problemas en el colegio y las malas compañías le han llevado por el mal camino. Ahora bien, dice estar contento de que su hijo sea tan buen luchador y nos enseña, no sin cierto orgullo, una foto del zagal con diez años en la que ya luce un cuerpo espléndido.

¿Y de quién ha heredado el leño? Un poco contrariado, el padre se ve forzado a contar que no de él, pues lo ha comparado con el de su hijo y “el mío parecía el de un niño chico al lado del suyo”.

En su entorno aún están sorprendidos. Sus amigos no quieren hablar de Surmanito14, pero juran y perjuran que nunca les habló de sus actividades. “Era un buen chico, un poco gamberro, como todos los de este barrio, pero normal y bien parecido”, explica una de sus vecinas, una anciana que guarda su cartera en una bolsa de plástico.

La última novia que tuvo el protagonista de este reportaje, una joven de dieciséis años con grandes pechos que trabaja en una peluquería y que estuvo con él un año, nos da información sobre cómo era en la cama: “Insuperable, menudo jambo. Nunca nadie ha sido capaz de provocarme tantos orgasmos seguidos. Duraba muchísimo y no se cansaba jamás. Lo dejamos por una tontería, por una cuestión de celos. Que sepáis que tío que se fijaba en mí, tío que terminaba limpiando la punta de sus zapatillas”. La verdad es que la fama del chico de tener buena mano con las mujeres parece merecida.

No nos ha sido posible hablar con Surmanito14, que se halla bajo custodia de sus padres hasta que actúe la Fiscalía de Menores. “Es mayor de edad penal y será juzgado”, adelanta el inspector Vázquez, “si bien lo más grave que puede ocurrirle es que acabe internado en un centro de menores, donde, a la vista de sus proezas, se hará el amo y señor en dos días”.