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Mi hermana y yo... 6 de 7

en Amor filial

6.

Encontré el dinero, me puse lo primero que encontré por ahí tirado y me aventé a la salida de la calle… Pero justo antes de salir de la casa tuve que modificar mi pensamiento… mi hermana me gritó desde el baño que tendría que ir al Súper a comprar las cosas para la cena y ya en el camino me mandó un mensaje para pasar a casa de mi tía por un encargo.  Era cierto, la vida normal continuaba allá afuera… En la noche llegué y ahí estaba ella, recién bañada, con su pijama ajustado de tirantes y su pequeño shorcito casi transparente, no tenía sostén y me acerqué, me sonrió y la besé. Empezamos a fajar súper delicioso... de lo más natural, como si fuéramos novios y estuviéramos en nuestra casa… (de hecho lo estábamos)… ella tomaba mi pene y me decía – “Así me gusta perrito... duro como piedra...” – le dije que ya tenía los condones y se separó de inmediato jadeando... Me dijo que ahora no, porque no tardaba en llegar la abuela y se quedaría a dormir en casa...

Odié a la abuela por primera vez en mi vida con todas mis fuerzas… pinche abuela…

Mi hermana notó que mi estado de ánimo se iba al piso… me jaló al comedor y se sentó en una de las sillas… se le veían las piernas más largas y más sexys que nunca… me invitó a que me sentara… estaba muy serena, aunque también se notaba que esto le divertía… me le fui encima y ella correspondió mi beso pero me separó – “Para, para… hablemos” – me dijo – “¿Qué pasa?... No hay prisa…  ¿Tú me quieres?...” – y sin esperar respuesta continuó – “Somos hermanos… yo te quiero mucho… y sabes que ésta locura no debería ser… cálmate, siéntate y cuéntame que pasa…” – Le dije que estaba bien, no quería parecer desesperado, empezó a darme vergüenza porque mi hermana tenía razón, esto era una locura… se lo dije, pero continué hablando y hablando, desahogando toda la locura que traía en la cabeza y en todo el cuerpo… – “ ¿Desde cuándo?…” – me dijo… le conté… mi hermana me acariciaba la cabeza, me sentía como un tonto, me dijo “Está bien bebé”, y después de mirarnos un largo rato me dijo – “Bésame tontuelo… – nos dimos un largo beso lleno de amor, muy tierno… se paro y me dijo – Esto es una locura… ¡Pero estamos locos!!!… ¡Júrame que será un secreto que te lleves a la tumba!!!... me vas a cuidar y no me vas a dejar embarazada... ¿ok?... Júramelo… ¡Por favor júramelo!

Se lo juré… le dije que la amaba por sobre todas las cosas de este mundo y lo decía realmente… nos volvimos a besar súper cachondamente, pero también tiernamente, con mucho cariño… al rato otra vez nuestra respiración y gemidos se hicieron audibles y empezó a sobar mi pene por encima del pantalón a punto de explotar y yo le sobaba su vagina por encima del shortcito… – “No sé porqué me calientas tanto…” – me dijo entre jadeos… – “Me encanta que la tengas tan dura…” – Traté de bajarle el short pero ella me detuvo… –  “No chiquito… la abuela está a punto de llegar y la mataríamos de un infarto si nos ve así…” – Comenzamos a reírnos pero no dejó que me alejara –  “Ay pero sigue haciendo eso que estás haciendo… es tan rico hermano” – así que yo le obedecí sin dudarlo, su mirada se fue haciendo perversa y cachondísima, comenzó a decirme – “Cabrón… te estás comiendo a tu hermana y no te da pena??...” – Mi mano continuaba sobando la entrada de su vagina por encima del short que ya estaba súper mojado… me miraba lascivamente y me excitaba con sus palabras… – “Mira como la tienes… a tu propia hermana cabrón… Aghhhh que rico… debería darte vergüenza cabrón… calentar a tu hermana así…” – Yo estaba a punto de explotar y ella empezó a tener espasmos de placer… estuvo a punto de bajarme el pantalón, y yo hice lo mismo con su short… no sé si tuvo un orgasmo porque de pronto, después de un largo jadeo se detuvo dejándome extasiado – “Estoy súper mojada… espera espera… para, para porfa” – decía tratando de convencerse a sí misma – “La abuela está a punto de llegar… tengo que cambiarme y refrescarme un poco… la abuela no debe vernos así…” – se separó y tomó una larga respiración… – “Y por supuesto que no puede ver esto” – dijo señalando nuestras entrepiernas, la suya estaba empapada y la mía ya tenían una manchita justo donde mi erección estaba queriendo romper  el pantalón… nos reímos y ella subió al baño mientras yo iba a mi cuarto a (hacerme una chaqueta urgentísima y) ponerme una pijama…

No les miento si les digo que treinta segundos después llegó la abuela…